Theotonio Dos Santos: Nuestras clases dominantes son hondamente colonizadas
Theotonio Dos Santos.
Foto: Alejandra Rocabado.
Doctor en Economía, máster en ciencias políticas,
sociología, administración pública; la mayor referencia, sin embargo,
que se tiene del brasileño Theotonio dos Santos Junior es la llamada
Teoría de la Dependencia de los años 60-70 en Latinoamérica, aquella
que, en sus palabras, criticaba el pensamiento dominante en ese tiempo,
que afirmaba que el subdesarrollo o la falta de desarrollo económico de
la región podría caracterizarse esencialmente como un “retraso
económico”, por lo cual lo que correspondía era acelerar de algún modo
las economías subdesarrolladas para que luego “alcancen” a los países
desarrollados o centrales. Con la Teoría de la Dependencia, por el
contrario, Dos Santos y sus colegas mostraron que América Latina no era
una región “pre-capitalista”, en el sentido de atrasada; sino más bien
que su situación de dependencia se debía al lugar, especialización o
función que le había impuesto la economía capitalista a los países
periféricos, su rol de productores de materias primas. Para esa época se
trataba de un aporte fundamental; hoy mismo se replantea el debate,
afirma el brasileño que estuvo en el país la última semana de abril.
— ¿Cómo nació la Teoría de la Dependencia?
— Nació en los años 60; fue una agregación sobre todo de
latinoamericanos exiliados en Chile; también tuvimos la participación de
André Gunder Frank, un norteamericano que buscaba entender América
Latina; teníamos un centro de estudios en la universidad de Chile, el
Ceso, Centro de Estudios Socioeconómicos; se reunió un grupo de mucho
nivel, que dio origen a varios libros.
— Parece que estudiaban El Capital, de Carlos Marx.
— También. Teníamos un seminario sobre El Capital, que no era una cosa
solamente nuestra; había un movimiento de lectura de El Capital en la
región, en Francia, con Louis Althuser. Realmente fue un periodo de gran
inquietud intelectual.
— ¿Hacia qué se orientaba esta lectura?
— La lectura de El Capital era una referencia de que el estudio de la
situación latinoamericana no podía estar en el cuadro esquemático que se
había desarrollado a partir de Estados Unidos y Europa, en el cual el
problema del subdesarrollo, o del no desarrollo, aparecía como un
retraso económico, una falta de desarrollo capitalista, que se
presentaba bajo el nombre de modernidad. Este enfoque, que hasta hoy
tiene mucha fuerza, fue analizado profundamente por nosotros, y
mostramos que América Latina no era una región pre-capitalista,
atrasada, simplemente; aquí se creó la economía volcada hacia la
economía europea; somos grandes exportadores de materias primas,
especializados en caña de azúcar y otros productos.
— Se dice que la Teoría de la Dependencia ha sido una de las pocas cosas bien propias de la intelectualidad latinoamericana…
— Sí. La verdad, nuestra intelectualidad tendió mucho a aceptar el
dominio colonial, porque gran parte de ella fue formada por europeos que
venían para acá, para organizar nuestra economía para atender la
demanda europea. Entonces, esta gente no produjo un pensamiento
claramente propio.
— Tener los mismos problemas, con Asia y África, ¿no hizo que cobre mayor importancia vuestra Teoría de la Dependencia?
— Era un momento histórico muy importante; el movimiento anticolonial
estaba en pleno ascenso. Hoy estamos celebrando 50 años del encuentro de
Bandung (Indonesia), en el que las nuevas potencias que se liberaron de
la situación colonial asumieron una perspectiva de actuación conjunta
mundial, ahí estaba China, India, Indonesia, Egipto; y eso dio origen
después al movimiento de los No Alineados, básicamente de africanos y
asiáticos, al que se sumaron algunos países latinoamericanos.
— ¿Cuánta vigencia tiene hoy día la Teoría de la Dependencia?
— Bueno, nosotros somos, digamos, cada vez más estudiados, sobre todo
por quienes se ponen en la necesidad de comprender por qué aparecen
estos gobiernos de centroizquierda, qué caminos pueden tener, hasta
dónde pueden llegar. Tenemos una publicación de nuestras obras bastante
amplia. Hemos tenido una apertura hacia China, yo ya he publicado seis
libros míos en China.
— Hablando de China, ¿no hay aquí un nuevo imperialismo? ¿O cómo ve la irrupción de China?
— China tiene una demanda muy grande de materias primas, y en ese
sentido, América Latina es muy importante, estratégicamente, para China;
pero hay dos razones por las cuales China no puede ser una política
imperialista acá: primero, porque ellos no tienen condiciones políticas
para enfrentar a Estados Unidos, intentar sustituirlo; segundo, China,
por la influencia que tiene el partido comunista, la ideología comunista
en el proceso chino, no puede aceptar teóricamente, en su teoría, en su
visión, constituirse en una potencia imperialista.
— A propósito de equilibrios, ¿cómo ve la integración aquí?
— El gran problema que tenemos es que nuestras burguesías, nuestras
clases dominantes son profundamente colonizadas; existe como una fuerza
mucho más de vínculo con el exterior que de desarrollo integral de
nuestros países. Una clase que cuando tú vienes a negociar, del otro
lado encuentras que lo único que quiere saber es cuánto va a ganar; con
esta clase dominante es muy difícil realmente evitar una relación
dependiente, subordinada. Son los trabajadores y regímenes políticos
avanzados, en dirección al socialismo, quienes pueden negociar realmente
en condiciones que los chinos, por ejemplo, tendrían que negociar. Y
ahí viene la importancia de la integración. Claro, si negociamos
separados, tenemos una fuerza relativamente baja; si negociamos juntos,
tenemos una fuerza imbatible.
— En integración, se dice que Brasil está mirando más hacia afuera que hacia adentro.
— Sí, pero la fuerza de Brasil en los BRICS viene de su capacidad de
integrar a América del Sur. Está bien, es una potencia aún sin América
del Sur, pero con América del Sur es una doble potencia; y si además
estamos en el cuadro de Celac, con la participación de Centroamérica y
el Caribe. El hecho de que el Caribe esté tan fuertemente al lado de una
unidad latinoamericana, que excluye a Estados Unidos, es un hecho
político muy arriba de las expectativas que se manejó durante algunos
siglos.
— Otra vez los equilibrios, ¿Mercosur, por ejemplo, no es sobre todo integración Brasil-Argentina?
— Bueno, Argentina y Brasil son la base de cualquier integración de la
región; es evidente, lógico; si Brasil y Argentina no tienen una
política común, no hay unidad latinoamericana; entonces, lo primero que
Mercosur representa es haber roto este conflicto, que era
artificialmente mantenido, impidiendo la base de toda la región.
— ¿Ahí qué hacen los países ‘chicos, Bolivia, Paraguay…?
— Bolivia no es tan chica. Además, es el centro de América del Sur, por
eso el Che se vino para acá. Para la región, Bolivia es
ultraestratégica, tiene un peso estratégico muy grande. Si Bolivia no
participa, hay una pérdida muy grande de capacidad; pero además, Bolivia
tiene una presencia de recursos naturales muy significativa. Más del
90% del litio está en Bolivia; el litio es la materia más importante de
la expansión tecnológica que está en marcha en el mundo. Pero esto no lo
hará sola, tiene que plantearse como el centro tecnológico de la
región. Además, Bolivia es el centro de las culturas ancestrales,
precoloniales. Esto tiene que ver con un proyecto intelectual, un
proyecto civilizatorio que el movimiento indígena ha asumido en América
Latina.
— ¿Cómo ve al presidente Evo Morales?, y ¿este proceso?
— El gran problema que tuvo Bolivia fue que la fuerza revolucionaria de
los mineros y campesinos no entendió que no existe clase social fuera
de los contextos económicos, sociales, políticos, culturales; si tu
quieres liderar una gran transformación, tienes que contar con las
grandes mayorías sociales que necesitan ejercer el poder junto contigo. Y
este fue un error de la revolución boliviana, que fue posiblemente una
de las revoluciones más avanzadas en América Latina. Este error fue
aprovechado por la derecha, el golpe de Estado del 71; pero se fue
formando la base social indígena, se va formando un gran proyecto
político que asimila la potencialidad histórica milenaria; este es un
paso fundamental, no solo para Bolivia, sino para toda la región, porque
la reivindicación de las grandes civilizaciones hoy es fundamental; la
lucha contra el eurocentrismo.
— ¿Qué se viene ahora? Se habla del fin del ascenso de la izquierda, del retorno de la derecha.
— Hubo un periodo en que el neoliberalismo ganó mucha fuerza, pero
ahora está en decadencia; Estados Unidos está empezando a presionar otra
vez, pero no tienen base material para esa presión. El Banco Mundial,
el FMI están bien, pero ellos van a ser un pequeño sistema financiero
dentro de este gran sistema financiero mundial que se está organizando
en torno a los BRICS, Asia, Oriente Medio; entonces, se está creando un
poder de inversión nuevo, muy significativo, que no está en el cuadro de
esta postura de tipo neoliberal.
— ¿Y la perspectiva de la Teoría de la Dependencia?.
— Hay un retorno a la Teoría de la Dependencia. Se está rearticulando
con mucho interés de las nuevas generaciones, que están comprendiendo
realmente que si no se enfrenta la cuestión del imperialismo no se puede
ni garantizar el empleo.
— ¿Qué les diría a los intelectuales jóvenes?
— Que hay que profundizar, al máximo, porque lo que estamos haciendo,
lo que hemos hecho es muy poco en relación a lo que se necesita.
Perfil
Nombre: Theotonio dos Santos Junior
Nació: 11 de noviembre de 1936
Ocupación: Científico social, economista.
Carrera
Titulado en Sociología y Política en administración pública por la
Universidad Federal de Minas Gerais, donde también obtuvo su doctorado
en Economía. Ha sido profesor de las universidades Nacional Autónoma de
México (UNAM), del Norte de Illinois, del Estado de Nueva York, de la
Federal de Minas Gerais, entre muchas otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario