domingo, 1 de abril de 2018

Resumen de alegatos ante La Haya - P/7

Seis días para la historia: los alegatos de Bolivia y Chile ante la Corte de La Haya

Entre el 19 y 28 de marzo, los equipos de ambos países expusieron sus argumentos en la CIJ.
Beatriz Layme  / La Paz

domingo, 01 de abril de 2018 · 00:04
En La Haya se escribió un nuevo capítulo que marcará  la historia del tema mar. Los equipos jurídicos de Bolivia y Chile, por seis días,   expusieron  ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ)  sus alegatos en torno a la demanda que interpuso Bolivia contra Santiago.  
 
Entre el 19  y el 28 de marzo se llevó adelante la etapa de presentación de alegatos. Bolivia abrió la fase, Chile la cerró el pasado miércoles.
  En las páginas  de la historia quedarán inscritas frases emblemáticas que se escucharon en el  estrado, las cuales van desde “Chile asume el personaje de carcelero de un pueblo cautivo” (Monique Chemillier, de Bolivia)   hasta “Bolivia siempre ha basado su argumento  en arenas cada vez más movedizas” (Harold Koh, de Chile).
Lunes,   19 de marzo 
El primer día de la ronda de alegatos orales, Bolivia dejó establecido que Chile tiene la obligación de cumplir los múltiples compromisos que realizó, durante  más de un siglo,   de otorgar una salida al Pacífico con soberanía.
 El agente Eduardo Rodríguez Veltzé informó a los 16 jueces de la CIJ que “hasta la fecha Chile no cumplió su promesa de reconectar a Bolivia con el mar”.
Respaldó ese argumento la abogada francesa Monique Chemillier, quien recordó que “el derecho internacional abre puertas que permite corregir la flagrante injusticia que está en el origen de este litigio”.

El español Remiro Brotóns señaló que “Chile no puede liberarse unilateralmente de sus acuerdos y promesas” que hizo antes y después del Tratado de 1904.

Martes,  20 de marzo
En el segundo  día,  los abogados de Bolivia detallaron los diferentes acuerdos, resoluciones, pronunciamientos y promesas   que Chile ofreció a Bolivia para  resolver el tema mar. 
Los juristas  rebatieron la teoría de Chile  de que su obligación de negociar se había extinguido. 
Amy Sander planteó un contundente argumento, al exponer las 11 resoluciones referidas a la cuestión marítima  que aprobó la Asamblea General de las Organización de Estados Americanos (OEA), entre 1979 y 1989. De las 11,   en tres Chile estuvo de acuerdo en negociar con Bolivia una salida soberana.    “Chile desea descartar las resoluciones de la OEA como resoluciones sin efecto. Bolivia dice que no puede ser así”, reclamó Sander.
    Con ese antecedente, Brotóns  dijo a la Corte que “cuando hay un candado significa que hay una puerta que podría abrirse”.
 Jueves, 22 de marzo
En el tercer día de alegatos, el primero de Chile,   el equipo jurídico de Santiago se aferró al Tratado de 1904, pero admitió que hubo conversaciones de “buena fe” con Bolivia para sanar las heridas por el enclaustramiento.
“Chile ha participado gustosamente en intercambios diplomáticos y conversaciones bilaterales con Bolivia”, reconoció el agente chileno Claudio Grossman. Pese a ello,  insistió   que esas acciones no generan  obligación de negociar. 
Ese día, los juristas de Chile incluso acusaron  a Bolivia de “falsificar” documentos para hacer valer su demanda ante  La Haya.  

Viernes, 23 de marzo 
En el segundo día de Chile, los juristas  de Santiago intentaron rebatir los compromisos y lanzar presagios,  que fueron considerados como  “apocalípticos”. El argumento que expusieron se centró en que la diplomacia internacional se vendría abajo  si la CIJ  le da la razón a Bolivia porque las conversaciones “buena fe” entre países podrían ser llevadas ante la Corte.  
La abogada Mónica Pinto afirmó que las resoluciones de la OEA “no han creado obligación alguna de negociar y que no podrían haberlo hecho de forma vinculante”. El abogado Harol Koh pidió  “rechazar la petición de Bolivia”.
  Lunes, 26 de marzo 
En el quito día,  el equipo  nacional  concluyó con la presentación de los alegatos,  dejando claro que “Bolivia en ningún momento renunció una salida soberana al mar”.  En ese sentido, Brotóns recordó a la Corte que “ni Dios ni la corona española” le otorgaron el litoral boliviano a Chile”, sino “la fuerza  le otorgó acceso violando un tratado vigente”.
 El coagente Sacha Llorenti  enfatizó que “para Bolivia el retorno al océano Pacífico con soberanía es y será una causa irrenunciable”.   Bolivia expuso que tiene “propuestas concretas y creativas” para sentarse a negociar. Rodríguez pidió a la Corte que falle en razón y justicia.   
Miércoles, 28 de marzo
Luego de escuchar los argumentos bolivianos,  el equipo jurídico de Santiago sostuvo  que los alegatos de Bolivia se basan en “arenas cada vez más movedizas”  e hizo referencia a  un supuesto drama humanitario  si la Corte falla a favor a Bolivia. Koh aseguró que si sucede aquello,  el veredicto tendría consecuencias “drásticas para miles de familias chilenas,  incluyendo las familias indígenas chilenas que han vivido en generaciones en estas tierras soberanas”.

Los juristas de Chile  aprovecharon, de forma inédita, en mostrar el tuit del presidente Evo Morales, en el que  afirmó  que “Antofagasta fue, es y será de Bolivia”.
Punto de vista
 Roxana forteza,  experta en derecho internacional
 “La exposición  de  Bolivia fue  concatenada”
Las exposiciones de los juristas del equipo de  Bolivia han sido concatenadas. Hubo una lucidez. 
Pero la solución que se dará  en La Haya  es que Chile se siente a negociar con Bolivia y nada más. Entonces es mucho esfuerzo para el básico del derecho     internacional que es la negociación.
En la sentencia  se tiene que establecer los plazos porque si el pedido boliviano es un diálogo eficiente y a corto plazo entonces la respuesta que da Chile contra el señor Evo Morales no sirve. No es una cuestión de negociar entre amigos. 
El tribunal fallará  a favor de Bolivia.  Ahora bien, la resolución del tribunal no será completamente para un lado, a favor de Bolivia;  emitirá un fallo salomónico, entonces ahí vamos a  perder lo que es la negociación de manera efectiva.
 Ya la tenemos ganada, pero se tendrá que determinar qué es lo que se negociará.  Ahí la experiencia de los abogados será lo importante.
Demanda  para que Chile negocie de buena fe 
  •  Denuncia  El 24 de abril de 2013, Bolivia presentó la demanda contra Chile. El petitorio   que pide a la corte de La Haya  es que obligue a Chile a negociar de buena fe una salida al mar con soberanía. 
  •  Objeción  Un año después, en  2014, Chile objetó la competencia de la  corte. En septiembre de 2015, La Haya rechazó el recurso de Santiago  y se declaró competente para conocer la causa. Entre el 2016 y 2017, Bolivia y Chile efectuaron la  presentación de  sus argumentos escritos.    
  • Fase oral  Del 19 al 28 de marzo de este año, los equipos jurídicos de ambos países presentaron los alegatos orales ante los jueces de la corte. Se prevé que La Haya se tomará seis meses para dictar la sentencia final por el litigio marítimo.
http://www.paginasiete.bo/nacional/2018/4/1/seis-dias-para-la-historia-los-alegatos-de-bolivia-chile-ante-la-corte-de-la-haya-175065.html

"El falso descubrimiento del Cerro Rico: detrás del mito"

El falso descubrimiento del Cerro Rico: detrás del mito

Mito. Pruebas como el carbono 14 muestran que el cerro se explotaba antes de la era cristiana los incas intentaron esconder el tesoro a los españoles. El cerro era un lugar sagrado
Juan José Toro Montoya

La historia oficial cuenta que un pastor, Diego Huallpa, descubrió accidentalmente la plata del Cerro Rico de Potosí cuando subió hasta él en busca de una llama perdida. Esa y otras versiones, como la que afirma que el cerro bramó cuando era inspeccionado por enviados del inca Wayna Qhapaq se caen a la luz de las últimas investigaciones.
Lo primero que queda claro es que, a diferencia de lo que se creía, el territorio  donde actualmente están el municipio de Potosí y pueblos vecinos, estaba densamente poblado antes de la llegada de los españoles. “Los arqueólogos y geólogos han propuesto que Potosí estuvo poblado, y en alguna medida explotado, desde antes de la llegada de los españoles, aunque sigue siendo difícil precisar tanto la población como la producción prehispánicas”, escribieron los investigadores Tristan Platt y Pablo Quisbert.
“Así, no solamente el Potosí prehispánico estaba densamente poblado sino que los incas se encontraban allí cuando llegaron los españoles y explotaron muy probablemente el Cerro Rico”, agregan Pascale Absi y Pablo Cruz.     
Las pruebas de la existencia de un Potosí prehispánico están en los restos arqueológicos encontrados en lugares como Cantumarca y Jesús Valle. Restos de alfarería y puntas de flechas revelan una actividad cotidiana previa a la llegada de los españoles. A ello se suma el estudio de los científicos Mark P. Abbott, de la universidad de Pittsburgh, Estados Unidos, y Alexander Wolfe, de la de Alberta, Canadá.
Con pruebas estratigráficas sometidas a Carbono 14, Abbott y Wolfe determinaron que los minerales del Cerro Rico fueron explotados desde antes de Cristo, en un periodo incluso anterior al tiwanakota. “La investigación llevada a cabo por Abbott y Wolfe demuestra que el Cerro Rico fue objeto de una intensa explotación en la época del Horizonte Medio, llegando a menguar su producción entre 1.100 y 1.400 A.D., cuando surgieron formaciones políticas menores: los señoríos y federaciones, la mayoría de ellos bajo hegemonía aymara (1.100-1.400)”, publicaron Tristan Platt, Thérése Bouysse-Cassagne y Olivia Harris en Qaraqara-Charka.
Por lo tanto, si había habitantes en el Potosí precolonial y la plata del Cerro Rico ya era explotada desde tiempos inmemoriales, no se puede hablar de un ‘descubrimiento’ en el sentido de que nadie conocía sobre los minerales y el conocimiento acerca de estos surgió en el periodo colonial. 
Lo que parece haber ocurrido es que esa riqueza estaba encubierta y es dada a conocer a los españoles recién en 1545.

La reserva del inca
Pero un español supo de la plata del Cerro Rico antes: Francisco Pizarro. Sobre la base de crónicas como la de Cieza de León y documentos coloniales como la relación que Nicolás del Benino labró en 1573, el arquitecto Juan Francisco Bedregal postula que el inca Ataw Wallpa, también conocido como Atahuallpa o Atabaliba, reveló a Pizarro la ubicación de algunos de sus yacimientos de oro y plata, como los de Chuqui Apu y el Potosí.

Pizarro habría llegado incluso a Chuqui Apu y, con el fin de incursionar hasta las tierras del Cerro Rico, ordenó la fundación de una ciudad en Choqe Chaka (Chuquisaca) que, por eso mismo, se llamó La Plata. 
Sin embargo, la incursión no se cumplió porque estalló la guerra entre pizarristas y almagristas y, además, surgió la sublevación de Manqu Qhapaq II.

Manqu Qhapaq segundo, que también fue conocido como Manco Inca, era otro de los hijos de Wayna Qhapaq, hermano de Waskar y Ataw Wallpa. Fue nombrado Sapa Inca tras la muerte de este último pero, tras sufrir una serie de abusos por parte de los españoles, se sublevó y puso sitio al Cuzco y Lima. Derrotado luego de meses, se parapetó en Vilcabamba desde donde ordenó que se escondan las riquezas de los cerros.

“A la entrada de los Pizarro en la región, la mina de Potosí fue escondida por los indios con motivo de su riqueza y de la importancia de su wak’a. Si se piensa que, entre el Horizonte Medio y el final del Tawantinsuyu, Potosí produjo varios miles de toneladas métricas de plata, no cabe duda de que todos los indios de la comarca conocían su importancia y que al esconder la mina procuraban, o mantener viva la esperanza de poder un día reconstruir el Tawantinsuyu -en caso de que Manqu, e incluso el mismo Pawllu, reasumiera la borla de todo el imperio- o más sencillamente pagar parte de los excesivos tributos impuestos por los españoles sin declararles de dónde venía su riqueza”, señalan Platt, Bouysse-Cassagne y Harris.
Entonces, el inca tenía motivos para evitar que los españoles encontraran más yacimientos de plata, como ya había ocurrido con Porco. El Cerro Rico era como una reserva que había que proteger. Era necesario encubrirlo.
Otro ‘descubrimiento’

Bedregal, Platt y Quisbert plantean que los indios de entonces no solo conocían los yacimientos de plata del Cerro Rico mucho antes del denominado ‘descubrimiento’ de Diego Huallpa, sino que este llegó a estas tierras con un propósito muy distinto al de servir de yanacona a los españoles.

Más allá de historias de cerros que braman y llamas que se escapan, los papeles de la historia, como la declaración póstuma que prestó Diego Huallpa y las solicitudes que después hicieron sus descendientes, permiten establecer que este indio, que era natural de Chumbibilcas, una región próxima al Cuzco, llegó hasta el territorio que hoy es Potosí junto a otros que, como él, tenían el encargo de evitar que los españoles se enteraran de que el Cerro Rico tenía plata.
“Es posible que el encubrimiento respondiera al deseo del Inca Manko, y quizás de los mallkos de las ‘naciones’ de Charcas de reconstruir algún día el Tawantinsuyu”, agregan Platt y Quisbert. Pero, al final, ni Manqu ni su hermano Pawllu pudieron negociar la entrega de los yacimientos de plata del Cerro Rico ni alcanzaron a utilizarlo para reconstituir el imperio de los incas. Manqu Inca fue asesinado en 1544 y los indios que había enviado hasta territorio de los qaraqara, donde estaba el Cerro Rico, se sintieron libres de su mandato. Es probable, entonces, que Huallpa, ya sin encargos de por medio, decidió primero comenzar a explotar personalmente la plata del Cerro Rico y, después, dejar de encubrirla. Entonces, avisa a los españoles sobre el yacimiento… lo descubre.

Las leyendas
Tras verificar que el Cerro Rico contenía plata, los españoles toman posesión de él, probablemente el 1 de abril de 1545, y comienzan a registrar las primeras vetas a su nombre. En su Historia de la Villa Imperial de Potosí, Bartolomé Arzans refiere que, como necesitaban viviendas, encargaron su construcción a los indios de Cantumarca pero estos se resistieron debido a que debían ir hasta el valle a aprovisionarse de granos.

Además, indignados por el hecho de que los españoles comenzaban a explotar a su wak’a, su lugar sagrado, su adoratorio, maldijeron a Huallpa y ofrecieron resistencia. Encabezados por su líder, Chaki Katari, se enfrentaron a los españoles en Jesús Valle y fueron derrotados. Según esta versión, las primeras casas de Potosí fueron construidas por estos indios vencidos.

Preocupados los españoles por la reacción de los qaraqaras ante la explotación del Cerro Rico, debían legitimar sus acciones. Platt y Quisbert señalan que en los primeros años del Potosí colonial, y con el propósito, entre otros, de explotar el Cerro Rico sin interferencias, “se iba inventando una primera leyenda, que atribuía los sucesos a un milagro, que mediaba entre la providencia divina y las intenciones lealistas de Guallpa y Challco Inca”.

Esa primera leyenda fue la versión, repetida hasta el hartazgo, de que, cuando el sapa inca Wayna Qhapaq mandó a explorar el cerro, en tiempos prehispánicos, la montaña bramó diciendo “no toquéis la plata de este cerro porque es para otros dueños”. Con esta versión, no solo se justificaba la explotación del cerro sino que se decía que era para cumplir designios divinos.

“El milagro sería elaborado en versiones posteriores que incorporaron varios elementos ‘clásicos’, tales como animales que huían hacia la cumbre, animando a Guallpa a seguirles”, agregan Platt y Quisbert. Tanto el mito del cerro que brama como el del pastor y su llamita, que pocos historiadores cuestionaron pese a sus características fantasiosas, son repetidos hasta nuestros días.
Las pruebas de la invención están en las crónicas 
Para comprobar que la versión del cerro que brama es un invento, basta buscarlo en las crónicas coloniales y, así, se verá que la primera vez que aparece es en la Historia natural y moral de las Indias que el jesuita Joseph de Acosta publica en Sevilla en 1590. 
Las primeras crónicas que se imprimieron entre 1552 y 1567 se refieren indistintamente a Potosí pero ninguna incluye el episodio de los enviados del inca y el estruendo en la montaña:

a) La Historia General de las Indias (1552), de Francisco López de Gómara, habla, en su capítulo CLXXXVII, titulado El repartimiento de indios que Gasca hizo entre los españoles, de que “proveyó a Diego Centeno para las minas de Potosí, que caen en los Charcas y que son las mejores del Perú y aun del mundo, ca de un quintal de mineral sale medio de plata y mucho más, y una cuesta hay allí, toda veteada de plata, que tiene media legua de alto y una de circuito” pero no se refiere a ningún descubrimiento o a bramidos.

b) La Crónica del Perú (1553), de Pedro Cieza de León, comienza a hablar de Potosí ya desde el capítulo II y le dedica todo un capítulo al descubrimiento, el CIX, titulado Cómo se descubrieron las minas de Potosí donde se ha sacado riqueza nunca vista ni oída en otros tiempos, de plata, y de cómo por no correr el metal sacan los indios con la invención de las guairas. No obstante, en el texto no hay referencia a bramidos:
“Andando un español llamado Villarroel con ciertos indios a buscar metal que sacar, dio en esta grandeza que está en un collado alto de la postura que aquí va figurado, el más hermoso y bien asentado que hay en toda aquella comarca. Y porque los indios llaman Potosí a los cerros y cosas altas, quedósele por nombre Potosí, como le llaman”.

c) La Historia del descubrimiento y conquista del Perú (1555), de Agustín de Zárate, le dedica el capítulo IV, De cómo se descubrieron las minas de Potosí, y se apoderó dellas el capitán Carvajal. Este refiere que “andando unos indios yanaconas de Juan de Villaroel, vecino de la villa de Plata, diez y ocho leguas della, toparon un cerro muy alto asentado en un llano, y conocieron en el señales de plata, y comenzaron a fundir la vena, hallaron tanta riqueza, que do quiera que ensayaban sacaban toda o la mayor parte de plata fina, y donde menos les salian eran ochenta marcos por quintal, que es la mayor riqueza que se ha visto ni leído de ninguna mina seguida”.

d) La historia del mondo nvovo (1565), de Girolamo Benzoni, se detiene en Potosí al final del tomo III, cuando se refiere al alto costo del vino en el Perú, y al decir que “los españoles han descubierto muchas y grandes, y muy ricas minas, tanto de oro como de plata, y las más ricas que descubrieron de plata son las de Potosí”.

e) La Verídica descripción de varias navegaciones como también de muchas partes desconocidas, islas, reinos y ciudades (1567), de Ulrich Schmidl, también es meramente referencial pues no refiere leyenda alguna acerca del origen de la plata del Cerro Rico.

La fantástica versión del cerro que brama y advierte que su plata no es para los indios sino “para otros dueños”, esparcida por los españoles, surgió en 1585, cuando Luis Capoche escribe su Relación general de la Villa Imperial de Potosí pero esta era un manuscrito que, en ese tiempo, no conoció la imprenta.

Quien saca provecho de esa versión, y se convierte en fuente para el resto, es Acosta, que copió a Capoche casi hasta el plagio.


La confesión de Diego Huallpa, al borde de la muerte, no menciona ningún hecho sobrenatural 
El 31 de diciembre de 1572, cuando el virrey Francisco de Toledo se encontraba en Potosí, un indio llegó ante él afirmando ser hijo del descubridor de la plata del Cerro Rico. 
Ocupado como estaba en la organización de la economía de la Villa, al gobernante le pareció oportuno tener información de los orígenes de la explotación del mineral, así que instruyó a un sacerdote, Rodrigo de la Fuente, que fuese hasta la casa del hombre a tomarle una declaración. De la Fuente acudió hasta el lugar en compañía de Jerónimo Hernández, quien entendía las lenguas quechua y aymara y, por ello, debió oficiar de intérprete.

El clérigo tuvo el cuidado de labrar un informe con la declaración del supuesto descubridor y ese documento es el que se conoce como
Testamento de Diego Huallpa.

El documento fue encontrado por Marcos Jiménez de La Espada, que lo incluyó en su Relación Geográfica de Indias en la que, como en la mayoría de los casos, también refiere dónde está: “Hállase en la Biblioteca Nacional (de Madrid) y el primero entre los documentos del tomo de Mss. J. 58. Es original, cuenta seis folios útiles y está perfectamente conservado. Lleva por epígrafe de otra letra más moderna y al margen superior de la primera página: Del Descubrimiento de Potosí, y quién fue el primer descubridor y otras cosas del cerro”.
Por esta declaración se sabe que “llamábase este indio en su lengua Gualpa, y después se bautizó y se casó y se llamó don Diego Gualpa. Era natural chunbibilca, del pueblo que se decía Yanqui, del repartimiento del licenciado (Benito Xuárez de) Carabajal, en los términos del Cuzco. Díjome que en su tierra era hijo de un principal que se decia Alcaxuca, del ayllo de Hanansaya, que entre los indios desta tierra se tiene por calidad”.

Más adelante, De la Fuente refiere que “preguntando yo a este indio de qué edad era cuando los cristianos entraron a este tierra, dijo que era hombre ya entero y me señaló a un hijo suyo que en su aspecto tenía más de veinte y cinco años; y que servía en aquel tiempo á Guascar Inga, hijo de Huayna Capa, Señor desta tierra, de guardar sus plumas, cosa muy estimada entre los indios, por ser amigos de tener adornada la cabeza con plumas de diferentes colores”.

Por todos estos datos de Diego Huallpa, o Gualpa, se sabe que pertenecía a la nobleza cuzqueña, así que no podía ser pastor. Su rango, además, hace verosímil que haya llegado hasta las tierras del Potosí con un propósito mayor que el de ser yanacona.

En la declaración de Diego Gualpa no hay llamitas, venados ni carneros. Afirma que el supuesto descubrimiento de la plata del Cerro Rico se produce de manera casual, luego de que él y otro indio, al que no identifica, suben a la cima por consejo de cuatro españoles, Marcos Xaramonte, Álvaro de Olmedo, Gaspar Montesinos y Juan Camargo, con el propósito de recuperar “mucha plata labrada y oro” que existiría allí, donde estaba un adoratorio a la wak’a de la montaña:  “Allí hallaron ser adoratorio de los indios comarcanos y haber algunas cosas ofrecidas de poca importancia á la guaca que allí estaba, lo cual todo cogió este dicho don Diego Gualpa, y lo cargó en su compañero y lo envió á los cuatro españoles que quedaban en los Asientos que dicen de Gonzalo Pizarro”.

En su lecho de muerte, Gualpa estaba acompañado de otros indios, el documento dice que eran “don Diego Conde Gualpa Inga, natural de Urcos, junto al Cuzco, y de don Pedro Gualpa, natural del Cuzco, y de Francisco Hacha Angara, que se hallaron presentes este dia, y otros indios viejos que estaban en casa deste don Diego Gualpa, que se conocían de dias atrás antes que se descubriese este dicho cerro de Potosí, los cuales dijeron llamarse así este dicho cerro antes que se descubriese la riqueza que dél se ha sacado y saca”.

Es razonable suponer que esos indios, cuzqueños como él, y uno más, a quien se identifica como Chalco, de la nación Huanca, hayan llegado todos con el mismo encargo de Manco Inca a las tierras del Potosí: evitar que los españoles se enteren de la plata del Cerro Rico. 
http://www.eldeber.com.bo/extra/El-falso-descubrimiento-del-Cerro-Rico-20180330-7118.html