miércoles, 30 de octubre de 2013

Atacama: desierto de la discordia. Minería y política internacional en Bolivia, Chile y Perú [1992]

A pesar que su autor se declara aficionado y no especialista en la materia de relaciones internacionales, el presente libro es importante por varias razones: a) anticipa en varios años el negocio del gas boliviano a Chile; b) propone una alternativa de solución al enclaustramiento marítimo de Bolivia por la vía de los hombres de negocios (empresarios) en lugar de los intentos realizados por la vía diplomática y los gobiernos militares; c) paradójicamente, afirma, los gobiernos dictatoriales de Hugo Banzer en Bolivia y Augusto Pinochet en Chile fueron el momento en que se estuvo más cerca de resolver el tema; d) deja ver cómo la posición chilena se ha ido endureciendo a medida que se ha consolidado su militarismo, hasta volverse intransigente bajo la doctrina de seguridad nacional; e) en Chile siempre hubo conciencia de la necesidad de resolver el problema --caso ejemplar y poco conocido del gobierno del presidente González Videla--; f) hubo, además, la búsqueda de cooperación y verdadera integración en la región, no la búsqueda de supremasía racial blanca, expansionismo militar y crudo colonialismo económico que hoy vemos, entre otras cosas.

Como boliviano, sólo puedo hacer algunas precisiones a lo afirmado por el autor: a) el pueblo de Bolivia ya intentó la opción que plantea el libro cuando volvió a votar a favor de Gonzalo Sánchez de Lozada con la esperanza de que el escandaloso negociado que había montado hubiese sido una serie de "errores" corregibles (parece que no somos países que producen burguesías con fuerte sentido nacional, capaces de anteponer el bien colectivo a sus intereses particulares); b) el río Lauca nace en el lado boliviano de la frontera y Chile se niega  hasta la fecha a reconocerlo, así como se niega a pagar por el desvío y uso de sus aguas que han venido realizando durante años sus empresarios mineros en contradicción de las buenas relaciones que establece la letra y el espíritu del "Tratado de Paz y Amistad" de 1904, cuya intangibilidad es defendida contra propios y extraños por el gobierno actual de Chile; c) el autor cae en el error comprensible de los textos coloniales e incluso post independencia de hablar indistintamente del Perú para referirse al actual Perú y la antigua Audiencia de Charcas o Alto Perú, en una fue importante la minería del azogue de Huancalevica y en la otra fue importante la minería de la plata (y por ello defendida hasta el último momento por la Corona española, terreno de los efectos más devastadores de la guerra: la primera Audiencia en levantarse y la última en lograr su independencia). Sin embargo, el análisis de fondo es correcto: Bolívar y San Martín fueron dos "extranjeros" que libertaron las actuales Perú y Bolivia en contra de la voluntad de sus oligarquías. De hecho, la pérdida del mar boliviano fue debido en parte a que la guerra fue realizada por el mariscal Sucre, quien sí tenía plena conciencia de la importancia militar de controlar la costa boliviana. Otro tanto ocurrió con la supremasía marítima chilena y la toma del puerto de Callao: con el saqueo, robos y atropellos que el ejército chileno hizo en la toma de Lima, no hizo más que seguir lo que el creador de su armada había intentado hacer bajo las órdenes de Bolívar durante la guerra de independencia (motín e insubordinación a cambio de las legendarias riquezas atesoradas por la vieja capital del virreinato); la armada chilena siempre tuvo conciencia del legado de su creador, lord Cochrane y su pasado de bucanero en el Mediterráneo. La guerra del Pacífico no sólo es la lucha comercial militar por la hegemonía en el Pacífico sur de dos puertos (Valparaíso y El callao), sino que es la evidencia militar de la supremasía de una guerra llevada a cabo desde el mar sobre una guerra que es concebida tradicionalmente como el choque de dos fuerzas en tierra firme (en este caso, el desierto más hárido y estéril del planeta); es la resultado del desarrollo de la navegación y la forma de hacer la guerra desde los tiempos de los piratas hasta los modernos portaviones de Estados Unidos desplazados por el mundo en defensa de intereses privados. No hay razas superiores llamadas a dominar, imponerse y explotar a las demás, como suele ser la lectura de historiadores oficiales en Chile, tesis popular incluso en Perú y Bolivia hasta no hace mucho tiempo atrás.

Transcribo el índice, parte de la bibliografía y la contratapa de los editores. Esto para dar una idea del abordaje intersante que hace este autor mexicano, una mirada con perspectiva, tan necesaria a todos en este tema. La inteligencia del libro está en omitir el tema de la guerra vivida desde la perspectiva de Chile. Me parece que el autor prefirió ahorrar palabras poniendo como epígrafe las tristemente célebres palabras del ministro chileno Abraham König dirigidas a su contraparte boliviana, Eliodoro Villazón, del año 1900. En ella, el diplomático chileno vuelve a evidenciar la tergiversación de los hechos como parte de la impostura imperial de su país: la Guerra del Pacífico no fue un acontecimiento deportivo ni una guerra en forma, sino una invasión simple y llana que derivó en una guerra debido a la precaución tomada por Bolivia, un tratado de alianza secreto que en su momento fue esgrimido por Chile como argumento para acometer la agresión injustificada. Bolivia tuvo que defenderse como cualquier país, no buscó la guerra y el tratado de alianza con Perú es la muestra de la plena conciencia de su falta de preparación para ir a una guerra. Para exacerbar los ánimos de su pueblo, los empresarios chilenos en ejercicio de cargos públicos inventaron falsas corresopondencia al presidente boliviano para legitimar la agresión, inclusive.


Atacama: desierto de la discordia. Minería y política internacional en Bolivia, Chile y Perú. Francisco Zapata. El Colegio de México, Centro de Estudios Internacionales - Centro de Estudios Sociológicos. México, 1992.
 
ÍNDICE
Siglas .......................................................................................................... 9
Presentación ............................................................................................... 13
Introducción ............................................................................................... 17
PRIMERA PARTE
I. El contexto de las relaciones internacionales antre Bolivia, Chile y Perú ..... 27
Cambios en la relación con el mercado internacional .................................... 36
Cambios en la estructura de poder .............................................................. 38
La restauración del papel del capital extranjero ............................................ 39
II. Las transformaciones económicas, institucionales y laborales en el sector minero de Bolivia, Chile y Perú ............................................................................................................ 45
Las transformaciones económicas ................................................................ 45
Las transformaciones institucionales ............................................................. 57
Las transformaciones en los mercados de trabajo ......................................... 62
III. La cuestión fronteriza ............................................................................. 71
Antecedentes ............................................................................................... 71
Las proposiciones de González Videla .......................................................... 75
a) El corredor desde el lago Titicaca hasta la costa ........................................ 75
b) La defensa del precio del estaño ............................................................... 77
Rompimiento de relaciones diplomáticas en 1962 .......................................... 78
El abarzo de Charaña (1975) y la intervención peruana .................................. 79
Negociaciones en las Naciones Unidas .......................................................... 82
Las proposiciones bolivianas en NMotevideo (1986) y el rechazo chileno ...... 82
El statu quo (1990) ........................................................................................ 83
SEGUNDA PARTE
IV. La evolución de la relación entre el Estado y el sector minero en Bolivia .... 91
Hasta la Guerra del Chaco ............................................................................. 91
Desde la Guerra del Chaco hasta las jornadas de abril de 1952 ....................... 93
La revolución de 1952 .................................................................................... 96
El regreso de los militares ................................................................................ 100
La década de los ochenta ................................................................................ 102
Conclusión ...................................................................................................... 104
V. La evolución de las relaciones entre le Estado y el sector minero en Chile ..... 109
De la constitución del Estado nacional a la economía salitrera ............................ 109
De la economía salitrera a la industrialización sustitutiva ..................................... 112
El gobierno de Allende (1970- 1973) ............................................................... 117
Pinochet en el poder (1973-1990) ................................................................... 119
Conclusión ...................................................................................................... 125
VI. La evolución de las relaciones entre el Estado y el sector minero en Perú .... 131
Perú y la Guerra del Pacífico ............................................................................ 132
Leguía, la Primera Guerra Mundial y la recuperación económica ....................... 134
La crisis de los años treinta y cuarenta .............................................................. 135
La industrialización sustitutiva ........................................................................... 137
El gobierno de Velasco Alvarado (1968-1975) ................................................ 139
Después de Velasco Alvarado (1975-1989) .................................................... 142
VII. Algunos apuntes prospectivos ................................................................... 149
El papel del capital transnacional ....................................................................... 153
El papel de las empresas estatales en el sector minero ....................................... 154
El desarrollo del desierto de Atacama ............................................................... 155
VIII. Conclusión ............................................................................................... 159
Cronología paralela de las relaciones entre Bolivia, Chile y Perú (1879-1990) .... 161
Bibliografía ........................................................................................................ 169
Índice de cuadros .............................................................................................. 177

EPÍGRAFE
"Es un error muy esparcido, y que se repite diariamente en la prensa y en la calle, el opinar que Bolivia tiene derecho a exigir un puerto en compensación de su litoral. No hay tal cosa. Chile ha ocupado el litoral y se ha apoderado de él con el mismo título con que Alemania anexó al Imperio la Alsacia y la Lorena, con el mismo título con que los Estados Unidos de América del Norte ha tomando a Puerto Rico. Nuestros derechos nacen de la victoria, la ley suprema de las naciones. Que el litoral es rico y que vale millones, eso ya lo sabíamos. lo guardamos porque vale; que si nada valiera no habría interés en su conservación. Terminada la guerra, la nación vencedora impone sus condiciones y exige el pago de los gastos ocasionados. Bolivia fue vencida, no tenía con qué pagar y entregó el litoral. Esa entrega es indefinida, por tiempo indefinido, así lo dice el Pacto de Tregua: fue una entrega absoluta, incondicional, perpetua. En consecuencia, las bases de paz propuestas y aceptadas por mi país y que importan grandes concesiones a Bolivia, deben considerarse no sólo como equitativas, sino como generosas." --Abraham König, ministro plenipotenciario de Chile ante el gobierno de Bolivia, en nota del 13 de agosto de 1900 dirigida al canciller boliviano Eliodoro Villazón.
 
[71]
III. LA CUESTIÓN FRONTERIZA
Antecedentes
El 20 de ocutbre de 1883, con el Tratado de Ancón se puso fin al conflicto bélico entre Perú y Chile y el 10 de octubre de 1904, con el Tratado de Paz y Amistad entre Bolivia y Chile, se dió término a la Guerra del Pacífico, que había enfrentado a los tres países de 1879 a 1883. Sin embargo, pese a los tratados Bolivia no abandonó sus intentos para corregir la situación definida en ellos. En efecto, en 1910 solicitó a Chile la cesión de los territorios de Tacna y Aricam, que estaban siendo objeto de litigio entre Perú y Chile, cambio de ciertas compensaciones. Más tarde, en 1919, se dirigió a la Liga de las Naciones con el fin de buscar apoyo al reclamo de su derecho a una salida al mar y solicitó una revisión del Tratado de 1904. Su solicitud fue rechazada por la Liga, que señaló que la modificación de los tratados competía exclusivamente a los estados signatarios. Debido a los resultados negativos de esas gestiones, las tensiones subsisten hasta nuestros días.
Además, durante gran parte del periodo 1883-1929, hubo fricciones entre Chile y Perú al no definirse la situación de las provincias de Tacna y Arica, lo cual sólo se resolvió el 3 de junio de 1929 con la firma de un tratado y de un protocolo bajo el patrocinio del presidente de Estados Unidos, Herbert Hoover, el cual rige hasta el día de hoy las relaciones entre ambos países y que, paradójicamente, apenas está cumpliéndose en todas sus cláusulas (véase El Mercurio, 23 de noviembre de 1986).
No obtsante, el asunto de la salida al mar para Bolivia ha constituido un motivo de fricción constante con Chile. En gran medida ello se deba a la negativa de este último país a ceder a aquél la soberanía sobre un pedazo de terrno que le permitiera tener acceso al océano Pa´cifico (Gumucio, 1987; Anaya, 1987). En todas las negociaciones en que se ha planteado el sunto, los resultados han sido negativos.
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En el análisis del contenido de los tratados firmados sobresalen las ventajas obtenidas por Chile, lo cual contribuye a explicar que subsistan las hostilidades (Blakemore, 1986). En efecto, ya en el Tratado de Ancón podía observarse que este país había forzado a Perú a cederle "incondicionalmente y a perpetuidad" la provincia de Tarapacá, limítrofe al norte, y a aceptar que ocupara durante 10 años las provincias de Tacna y Arica, después de lo cual se organizaría un plebiscito para determinar su soberanía definitva. Perú también se comprometía a aceptar que el ganador del plebiscito debía pagar 10 millones de pesos de plata al perdedor. Igualmente, se plantearon obligaciones relativas a los países con los cuales Perú había contraído deudas y que se confirmaron en el tratado. En conclusión, Chile obtuvo importantes beneficios que todavía provocan resentimientos en su relación con Perú, no obstante algunos avances simbólicos como la construcción de un monumento en Arica y de intercambios más intensos en la zona fronteriza.
En cuanto al tratado de 1904 con Bolivia, ocurre algo similar. La cesión definitiva de la provincia de Antofagasta, rica en depósitos minerales (salitre y cobre), dio a Chile el control sobre una riqueza que en el curso del siglo XX le permitiría aplicar una estrategia de desarrollo muy dinámica, basada en la exportación de esos minerales. No obstante, lo más sobresaliente del tratado de 1904 fue la consolidación de la mediterraneidad de Bolivia. Sentimientos revanchistas resultaron de ese desenlace que no se ha podido revisar desde esa fecha hasta hoy.
Más tarde, con la firma del Tratado de 1929, durante la presidencia del general Ibáñez en Chile (1927-1931), se logró resolver definitivamente el asunto de Tacna-Arica. En efecto, al culminar la negociación iniciada por el presidente Arturo Alessandri en 1921-1922, en la que Estados Unidos actuó como mediador (Vial, 1987), se decidió crear una comisión que supervisara la realización de un plebiscito en la región. Sin embargo, el golpe de Estado contra Alessandri en 1924, su regreso en 1925 y el acceso al poder de Ibáñez en 1927 retrasaron el cumplimiento del cometido de esa comisión. Sólo en 1928, con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Perú y Chile, pudo ponerse en marcha el proyecto ideado por Alessandri. El resultado final implicó la entrega de Tacna a la soberanía peruana y la retención de Arica por parte de Chile. Además, se pactaron cláusulas relativas al tráfico comercial fronterizo y el pago de 6 millones de dólares de Perú a Chile, como compensación por la cesión definitiva de Arica.
[....]
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No obstante el avance que el tratado significó en las relaciones entre ambos países, Ibáñez tuvo que enfrentarse a acusaciones de haber traicionado a su país, lo cual, de manera paradójica, también ocurrió al presidente Leguía en Perú. Retrospectivamente, vale la pena señalar la oportunidad del tratado y su capacidad para resolver el litigio peruano-chileno en forma permanente.
En años posteriores, la iniciativa del presidente González Videla (1946-1952) respecto a la mediterraneidad de Bolivia y el apoyo de Chile a la dfensa de los precios del estaño contribuyeron a matizar la posición chilena y a renovar el marco general en el que se habían desenvuelto las relaciones entre los tres países.
Las proposiciones de González Videla
a) El corredor desde el lago Titicaca hasta la costa
En junio de 1950, por iniciativa del gobierno de González Videla, Chile propuso a Bolivia la cesión de un corredor de 10 kilómetros de ancho, al norte de Arica y contiguo a la fronetra con Perú, desde el litoral hasta el límite (González Videla, 1975). Esta propuesta se encuadraba en el propósito de resolver el problema de la mediterraneidad de Bolivia sin cuestionar el Tratado de Paz y Amistad suscrito en 1904. Junto con el asunto boliviano, González Videla buscaba además solucionar el problema de la aridez del desierto. Para ello tomó el proyecto que había elaborado el ingeniero Luis Lagarrigue en 1922, el cual
contemplaba la captación de las aguas del lago Titicaca por medio del río Desaguadero, para luego ser llevadas a través de la construcción de un canal navegable hasta cerca de la frontera chilena y, después, por medio de un túnel de doce kil+ometros de extensión, atravesaría la cordillera de los Andes para caer eb la hoya hidrográfica del río Loa. Esta caída, claculada en dos mil metros, sería productora de una gran cantidad de energía eléctrica, que se aprovecharía en los centros mineros e industriales y en las ciudades de Tarapacá y Antofagasta. Además, esta energía se utilizaría con fines de regadío en la Pampa del Tamarugal (citado por González Videla, 1975, p. 895).
En el pensamiento del presidente chileno, ésta podía ser una solución que aprovechara las necesidades de Bolivia y Chile en materia de desarrollo del desierto de Atacama. Para llevar a cabo su propuesta, [76] González Videla la incluyó entre los asuntos que abordaría con el presidente Truman con quien iba a entrevistarse en Estados Unidos en 1951. Sin embargo, Truman, no tuvo la discreción necesaria y, al divulgar la existencia del proyecto, suscitó un intenso debate en el parlamento chileno que, al sentirse rebasado, se abstuvo de apoyar las gestiones del presidente de la República. Además, algunos diputados plantearon que le proyecto podía derivar en la muerte de las ciudades de Arica y Antofagasta, ya que el corredor propuesto las excluiría del tráfico portuario, ferroviario y caminero hacia el altiplano. A pesar de los desmentidos oficiales, la propuesta no prosperó.
No obstante, vale la pena recalcar, como la hace González Videla en sus Memorias, la validez del esquema propuesto. En efecto, para él no se trataba de "resolver una cuestión territorial pendiente", sino de encontrar una fórmula para satisfacer la aspiración boliviana de una salida al mar. Es en este contexto donde toma sentido el proyecto de Lagarrigue, pues su puesta en práctica habría llevado a valorizar los recursos del desierto, cosa que en el mediano y largo plazos habría sido de utilidad para ambos países. Según González Videla (1975), los beneficios podían resumirse en la forma siguiente:
Las ventajas que obtendrían las provincias de Tarapacá y Antofagasta por el suministro de energía eléctrica proveniente del aprovechamiento de la fuerza hidroeléctrica generada por las aguas del lago Titicaca, al ser llevadas a Chile a través de los Andes, eran de tal entidad para su futuro desarrollo económico, y compensaban con creces cualquier disminución derivada del menor movimiento portuario procedente de Bolivia (pp. 902-903).
En la zona donde se utilizaría la energía eléctrica existen incalculables depósitos de cloruro de sodio de excepcional pureza, los que constituirían una sólida base para el establecimiento de industrias electroquímicas suyas perspectivas es dable imaginar (p. 903).
La energíaeléctrica podría utilizarse en la electrificación de los ferrocarriles y en el suministro de corriente a las ciudades del norte (p. 903)
De manera que el proyecto de González Videla tenía alcances que trascendían la dimensión territorial y superaban el estancamiento en que se encontraban las relaciones económicas y políticas con Bolivia. Sin embargo, el alto nivel de suspicacia existente entre ambos países y la desafortunada intervención de Truman en el asunto dieron al traste con esa propuesta que, no está de más afirmarlo, aún podía [77] ponerse en práctica. En efecto, la valorización de los recursos del desierto de Atacama ha sido en extremo limitada y se ha circunscrito a la apertura de algunas minas. Queda pendiente invertir en recursos como la energía térmica, y en la agricultura, cuyo desarrollo es incipiente. González Videl, al hacer el balance de lo ocurrido con su iniciativa, declara que se inscribía en "los postulados de su programa presidencial: la interdependencia de las naciones del continente americano y la complementación de sus economías como base de la paz y el bienestar de los pueblos" (p. 906). Debemos reconocer hoy día que la iniciativa de González Videla podría actualizarse y convertirse, como lo veremos en el capítulo prospectivo, en un proyecto que debería ser viabilizado por los tres países involucrados.
b) La defensa del precio del estaño

Es interesante anotar, en el contexto del análisis de las relaciones entre Bolivia y Chile, que este último tuvo la iniciativa en 1951 de influir en el gobierno de Estados Unidos para que éste presionara al Departamento de Estado a finde terminar la llamada "guerra del estaño", que tenía por objeto bajar el precio del metal.
En efecto, el 6 de diciembre de 1951, el presidente González Videla se dirigió personalmente a su homólogo Truman para plantearle, entre otros asuntos, el siguiente: "he visto con mucha preocupación que las negociaciones del estaño con Estados Unidos se han interrumpido en forma casi violenta. En la prensa y en la boca de funcionarios norteamericanos se ha llegado a hablar de la 'guerra del estaño' y de la necesidad de provocar una baja violenta de precios" (p. 911). González Videla arguemntaba que si Bolivia quería un mayor precio del estaño, ello no implicaba que ese país quisiera aprovecharse de una situación internacional difícil. Se trataba sólo de obtener recursos para aprovicsionarse de productos indispensables cuyos precios habían subido. Al intentar elevar el precio del estaño, Bolivia "está sencillamente tratando de subsistir, sin hacer ninguna utilidad extraordinaria". Al defender la causa boliviana, González Videla aprovechaba para señalarle a Truman que "EE.UU. no puede permitir que en el resto del mundo le hagan el cargo de que congela los precios cuando necesita comprar en épocas de escasez y que solamente elimina los controles en épocas de baja" (p. 912). Terminaba su carta afirmando el desinterés que animaba su intervención y que lo hacía por sus "amistosos sentimientos ha- [78] cia Bolivia y el deseo de no tener problemas políticos o gobiernos inamistosos como vecinos".
Al parecer, la intervención del gobierno chileno tuvo resultados, ya que a fines de diciembre de 1951 el embajador de Chile en Washington informó a Santiago que el Departamento de Estado había intervenido ante la empresa Symington Director con el fin de sugerirle mejores condiciones para Bolivia. Lo mismo le informó el presidente de Bolivia, Hugo Ballivián, a González Videla, por lo cual éste pudo concluir que:
este episodio es un antecedente de la lucha de los países productores de materias primas por defender su valor en los mercados internacionales. Los que como Chile dependen tan agudamente de la producción y exportación de uno o dos productos que experimentan duras fluctuaciones en sus balanzas comerciales. Durante mi gobierno, el cobre tuvo variaciones en su precio, que en un momento dado cayó hasta 16 centavos de dólar por libra, con las dificultades consiguientes para nuestra vida económica (p. 915).
Puede concluirse que González Videla tuvo conciencia plena de la necesidad de establecer vínculos de colaboración con los países limítrofes, en particular con Bolivia, con el fin de formar un frente común ante el resto del mundo para comercializar los minerales. Por desgracia no se profundizó en esta idea y antes bien Chile decidió abandonar las instancias regionales de colaboración económica (como el Pacto Andino) y reafirmar su política contraria a la salida del mar de Bolivia.
Del episodio anterior puede también inferirse que no es imposible pensar en una solución concertada al problema de la mediterraneidad de Bolivia e incluso en una política conjunta de desarrollo de la zona fronteriza que los tres países comparten. (1)
Rompimiento de relaciones diplomáticas en 1962

En la cronología de las hostilidades chileno-bolivianas destaca el rompimiento de relaciones diplomáticas que tuvo lugar en 1962 como resultado de una iniciativa del gobierno de Jorge Alessandri (1958-1964) para aprovechar las aguas del río Lauca (que nace en territorio chileno pero desemboca en el de Bolivia). El proyecto de Alessandri consistía en introducir el riego en el valle de Azapa para promover el desarrollo agrícola de una región hasta ese momento inhóspita. No osbtante las consultas que se hicieron al gobierno boliviano de la época, el inicio del proyecto fue considerado por dicho país como un acto inamistoso y violatorio de los principios del derecho internacional. Bolivia y Chile de encontraron nuevamente enfrentados por asuntos que, en su origen, siempre tenían relación con el resentimiento boliviano por la pérdida de sus territorios en la Guerra del Pacífico.
Sin embargo, a pesar de lo tenso de las relaciones, existen iniciativas que buscan avanzar en la superación del clima hostil entre los tres países. dentro de este cuadro se inscriben las consideraciones de Edgardo Mercado Jarrín, ministro de Relaciones Exteriores de Perú durante el gobierno del general Velsaco Alvarado, sobre la posibilidad de convertir a la ciudad de Tacna en el centro de un proyecto de desarrollo para el sur del Perú. En la hipótesis de Mercado Jarrín, Tacna es un lugar de comunicación hacia el altiplano y por ahí hacia Argentina. Por ello su importancia geopolítica. Puede convertirse o, mejor dicho, recuperar la centralidad que había tenido, incluso en el periodo previo a la conquista. Con una iniciativa de ese tipo se podría hacer frente a la ofensiva de Chile que ha fortalecido su actividad económica con la creación de la zona franca de Iquique, hacia la cual incluso se derivan capitales peruanos (a razón de 200 a 300 millones de dólares anuales). Según Mercado Jarrín,
la frontera política entre Perú y Chile está inalterable, pero las tensiones económicas provenientes de la Zona Franca de Iquique y la zona ampliada de Arica, derivadas de la política económica expansiva de Chile, han desplazado la fronera de Chile en territorio peruano hasta la cortadura del río tambo en Arequipa. Esta situación ha aislado a Tacna de sus fuentes tradicionales de actividad, lo cual hace necesario redefinir el papel geopolítico de la ciudad como un poco de proyección hacia el Pacífico, lo cual Chile ya ha emprendido desde hace más de 30 años. Para ello se puede utilizar el ferrocarril que existe entre Tacna y Arica para mover containers y otros recipientes (Mercado Jarrín, 1988).
El abrazo de Charaña (1975) y la intervención peruana

Otro intento de acercamiento resultó del llamado "abrazo de Charaña" que tuvo lugar el 8 de febrero de 1975 (Acta de Charaña, en Botelho
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(1) Síntoma de esta posibilidad es la disposición de algunos empresarios bolivianos para construir un gasoducto de Bolivia a Chile con base en la expectativa de este último país de comprar gas natural boliviano. Véase Excélsior. Sección Financiera, México, 10 de junio de 1991.
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Gosalvez, 1980). En esa ocasión los generales Pinochet y Banzer abrieron una nueva negociación entre Chile y Bolivia. La propuesta boliviana fue la siguiente:
Cesión a Bolivia de una costa marítima soberana entre la Línea de la Concordia y el límite del radio urbano de la ciudad de Arica. Esta costa deberá prolongarse con una faja territorial soberana hasta la frontera boliviano-chilena, incluyendo la transferencia del ferrocarril Arica-La Paz. Adopción de un régimen que signifique autonomía para Bolivia en las operaciones vinculadas a su comercio exterior por el puerto de Arica, de acuerdo con la proposición formulada por el gobierno de Chile. Cesión a Bolivia de un territorio soberano de 50 kilómetros de extensión a lo largo de la costa y 15 kilómetros de profundidad, en zonas apropiadas a determinarse, alternativamente, próximas a Iquique, Antofagasta o Pisagua. La faja costera señalada en el punto anterior estará conectada con el actual territorio boliviano de acuerdo con las siguientes características: a) facultad de Bolivia para proyectar, construir, operar y mantener todas las obras de infraestructura, necesarias a una efectiva vinculación (ferrocarriles, carreteras, poliductos, etc.); b) las obras antes señaladas tendrán carácter internacional, con facultad de uso irrestricto, en todo tiempo y circunstancias, por Bolivia y Chile; c) las carreteras, ferrocarriles, poliductos y otras obras complementarias serán de propiedad del Estado boliviano. El Estado boliviano estará dispuesto a considerar, como asunto fundamental de la negociación, los aportes que puedan corresponder, como parte integrante de un entendimiento que consulte recíprocos intereses. (Anaya, 1987, pp. 59-60).
En diciembre de 1975, Chile dio respuesta a lo planteado por Bolivia, fundándose "en un arreglo de mutua conveniencia que contemplaría los intereses de ambos países y no contendría innovación alguna a las estipulaciones del Tratado de Paz, Amistad y Comercio, suscrito entre Chile y Bolivia en 1904". Entre los elementos de la respuesta se plantearon los siguientes puntos:
Se consideraría la cesión a Bolivia de una costa marítima soberana, unida al territorio boliviano por una faja territorial, igualmente soberana. Chile estaría dispuesto a negociar con Bolivia la cesión de una franja territorial al norte de Arica hasta la Línea de la Concordia. El gobierno de Chile descarta por ser inaceptable la cesión de territorio al sur del límite indicado que en cualquier forma pudiera afectar la continuidad territorial del país. La cesión a Bolivia estará condicionada a un canje simul-
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táneo de territorios, es decir, que Chile recibiría contemporáneamente a cambio de lo que entrega, una superficie compensatoria equivalente como minimun al área de tierra y mar cedido a Bolivia. El territorio que Chile recibiría de Bolivia podría ser continuo o integrado por distintas opciones estatales existentes en territorio fronterizo. Las instalaciones o construcciones estatales existentes en territorios a ceder deberán ser adquiridas por el Estado que recibe el territorio al precio de reposición (aeropuerto de Chacalluta, ferrocarril de Arica a Visviri, etc.). El gobierno de Bolivia autorizaría a Chile para aprovechar la totalidad de las aguas del río Lauca. El territorio cedido por Chile sería declarado zona desmilitarizada. Producido el acuerdo final se dejará testimonio solemne de que la cesión territorial que permite la salida al mar respresenta la solución plena y definitiva a la situación de mediterraneidad de Bolivia. Bolivia deberá comprometerse a respetar las servidumbres en favor del Perú establecidas en el Tratado Chileno-Peruano del 3 de junio de 1929. La validez del acuerdo estara condicionada al acuerdo previo del Perú de conformidad con el artículo 1 del Protocolo Complementario al referido Tratado (Anaya, 1987, pp. 60-62).
Como veremos en seguida, aunque el gobierno peruano manifestó su desacuerdo con esta proposición, ello no fue determinante en su fracaso. El encuentro de Charaña fue, indudablemente, el acontecimiento con el que se estuvo más cerca de lograr un acuerdo, pues en él estaban cumplidas las condiciones básicas: era una reunión a la que asistían dos presidentes que a su vez eran comandantes en jefe de sus respectivos ejércitos y ambos buscaban consolidar una frontera que hasta ese momento había sido muy sensible a toda clase de incidentes. Sin embargo, las tensiones internas que afrontaba Banzer (eran ya los últimos meses de su gobierno; véase el capítulo IV) le impidieron hacer prosperar el acuerdo y se vio obligado a romper relaciones diplomáticas con Chile. Lo hizo en los siguientes términos: "la postura inflexible de Chile contradice la naturaleza de cualquier proceso de negociaciones... y descarta toda posibilidad de avanzar hacia un arreglo" (17 de marzo de 1978, citado por Anaya, 1987).
Podemos inferir, sin temer demasiado a equivocarnos, que las presiones para evitar un acuerdo con Chile tuvieron algo que ver con el debilitamiento de la posición de Banzer en las fuerzas armadas. Después de 1978, la evolución de los acontecimientos políticos en Bolivia hizo imposible que el asunto de la mediterraneidad volvieran a ocupar un espacio central en las preocupaciones del gobierno. No obstante, hubo algunos intentos por trasladar el problema a un plano multitaleral.
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En efecto, en contra de la opinión de la cancillería chilena --que había expresado que se opondría a caulquier negociación que no fuera bilateral--, Bolivia llevó su solicitud a la Organización de Estados Americanos (OEA), la cual le dio entrada en octubre de 1979, provocando el rechazo de Chile. La OEA había declarado de "interés hemisférico permanente encontrar una solución equitativa, por la cual Bolivia obtenga acceso soberano y útil al Océano Pacífico". Aunque el organismo se había alineado con el planteamiento boliviano, no pudo sostenerlo consistentemente en los años posteriores, y entonces el carácter bilateral del problema pasó a ocupar el primer plano.
Vale la pena mencionar aquí que el gobierno peruano (entonces presidido por el general Morales Bermúdez) intervino en las discusiones que derivaron del encuentro de Charaña, proponiendo que en vez de una cesión territorial se constituyera un sistema tripartito de coadministración del puerto de Arica. Dicho planteamiento fue desestimado por el gobierno de Chile, que una vez más definió la cuestión en términos de soberanía de su país sobre el puerto de Arica, lo que había quedado claramente establecido en el Tratado de 1929.
Negociaciones en las Naciones Unidas

Más tarde, en 1984, se celebraron reuniones informales entre los ministros de relaciones exteriores de ambos países en el marco de las sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Sin embargo, tampoco se alcanzaron acuerdos significativos, pues la parte boliviana, seguramente por consideraciones de política interna, siempre mantuvo un alto grado de animosidad en contra de Chile. Ello se expresó, por ejemplo, en los violentos ataques que el ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia lanzó contra Chile en septiember de 1984 en la ONU.
Las proposiciones bolivianas de Montevideo (1986) y el rechazo chileno

Pocos meses después, al tomar posesión de la presidencia de Bolivia en 1985, Víctor Paz Estenssoro abre nuevamente un espacio de negociación al enviar a Chile a un representante personal. Como resultado de sus gestiones se crea la Comisión Binacional de Acercamiento que tiene por objeto buscar soluciones al asunto de la mediterraneidad. En Montevideo el canciller chileno recibe una nueva propuesta de Boli-
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via, cuyos principales puntos son los siguientes: a) la cesión de un corredor al norte de Arica, con 85 kilómetros menos que el propuesto en 1975, pero con más del doble de costa, el que se prolonga hasta la ciudad de Arica y se inetrna al puerto; b) en vez de la entrega de otros territorios, como se había planteado en Charaña, Bolivia ofrece una compensación económica en el caso de las obras civiles que quedaran incluidas en el corredor y otra de gas e hídrica a cambio de la concesión territorial. Además, plantea una alternativa, que no requeriría la aprobación de Perú, que estaría centrada en uno de tres enclaves de entre 1700 y 1238 k2, con una costa que oscilaría entre los 36 y los 47 km, los cuales incluirían derechos soberanos sobre las 200 millas de mar territorial. Esta proposición fue rechazada casi instantáneamente por la junta de gobierno y el poder legislativo chilenos que declararon: "resulta inadmisible para el país el fondo de ellas en sus dos alternativas, esto es, la concesión de territorio chileno soberano". Cabe mencionar que la posición boliviana tenía también enemigos en el propio país, pues diversos sectores habían sostenido que los canales más eficaces para negociar el asunto eran los multilaterales. Una vez planteado el rechazo de Chile, los ánimos se caldearon en Bolivia al punto que el presidente del senado pidió la suspensión de las relaciones comerciales, en la ausencia de vínculos diplomáticos.
El statu quo (1990)

En síntesis, se puede afirmar que Chile sostiene que las obligaciones contraídas en los tratados no involucran, en ningún caso, cuestiones de soberanía, por lo cual lo resuelto en ellos es irreversible. Recientemente (julio de 1990), el comandante en jefe de la armada de Chile reiteró que todo lo referente a Bolivia está determinado definitiva e irreversiblemente en el Tratado de 1904, con lo que una vez más quedó excluida la negociación con respecto a la mediterraneidad de dicho país. Además, se niega a otorgarle una salida al mar alegando que, de acuerdo con los términos del tratado de 1929, ni Perú ni Chile pueden ceder a una tercera potencia la totalidad o partes de los territorios que, de conformidad con el Tratado, quedan bajo sus respectivas soberanías. Según Mercado Jarrín (1988):
Estamos fundamentalmente frente a una tendencia de tipo geopolítico, una reiteración de actos históricos que obedecen a una casualidad geográfica. A Bolivia se le llama el país del altiplano porque sus núcleos
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geohistóricos, su potencialidad biológica y económica y sus reservas espirituales están sobre el altiplano y esa fuerza gravita al océano Pacífico a través de Arica. El lugar más cercano para salir a la cuenca del Pacífico es Arica. Se constata así la existencia de esas tendencias: la de Bolivia a salir al mar por Arica y la búsqueda del acuerdo con Chile para obtener esa salida por territorios que fueron peruanos. (Ferrero, comp., p. 155).
De manera que Perú y Chile, si bien no se oponen a que Bolivia tenga una salida al mar, han convenido en que, para realizar una transferencia territorial en cualquiera de los dos países, en favor de Bolivia, es necesario que uno o el otro la apruebe. Perú tiene el derecho de vetar cualqiuer decisión de Chile para ceder a Bolivia una parte de su territorio si éste fue originalmente peruano. Es en este punto donde reside la dificultad para ceder esos territorios a Bolivia. En la tesis de Mercado Jarrín, el razonamiento de Chile está inscrito en la doctrina de seguridad nacional según la cual Bolivia es un antagonista previsible, por lo que su relación con ésta deberá verse en términos de una hipótesis de guerra. Dice Mercado Jarrín:
De manera que el tratado peruano-chileno antes referido, al conferir al Perú el derecho de que sin un acuerdo previo, es decir, sin su consentimientos, no podrá tener lugar una cesión total o parcial del territorio de arica por parte de Chile a una tercera potencia hacía también a nuestro país [Perú], objeto de las potenciales presiones bolivianas y, por tanto, de los esfuerzos en el sentido de eliminarlos o reducirlos; consecuentemente, la cláusula coloca al Perú en la condición de contribuir solidariamente a garantizar a Chile la consecución de sus objetivos nacionales frente a la aspiración boliviana de salir al mar, en cuanto ésta no puede ser resuelta unilateralmente (Ferrero, comp., p. 157).
Así, la situación puede resumirse planteando que:
a)
Bolivia aspira a que se le dé una salida al mar por territorios que fueron peruanos, al norte de Arica, sin compensación territorial de ninguna naturaleza. Banzer tuvo que sufrir la fuerza opositora de la opinión pública boliviana y cambiar de posición cuando era demasiado tarde, al pedir a Chile que eliminara las compensaciones.
b)
Chile está dispuesto a ceder únicamente a Bolivia un corredor soberano al norte de Arica, por territorios que fueron peruanos, a condición de que se le compense con otras superficies (se ha dictado una ley que declara traidor a quien pretenda negociar a costa de siminuir
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su extensión territorial). En cuanto al acuerdo previo, para Chile, a Perú le corresponde solamente decir sí o no.
c)
Finalmente, Perú, por primera vez, ha adoptado una posición definida y acepta la salida la mar de Bolivia por territorios que alguna vez fueron suyos a condición de que se dé una verdadera presencia peruana en Arica y desaparezca el foco tripartito de tensión mediante un proceso de desarrollo conjunto. En cuanto al acuerdo previo es un sí condicionado.
Lo planteado hasta aquí revela que después de cien años, la cuestión fronteriza aún es una variable fundamental de las relaciones entre los tres países. En lo que se refiere a posibles acuerdos, ya se vio que es imposible establecerlos de manera bilateral; así, es indispensable abordar el asunto mediante un acuerdo que por definición debe ser triangular. Si bien históricamente la relación de Chile con Perú y Bolivia ha sido cualitativamente diferente, y en este sentido la animadversión es mayor entre Bolivia y Chile, no parece posible excluir a Perú de cualquier arreglo que se pacte en estas fronteras. Lo dramático deriva, sin embargo, de que no se haya llegado a arreglos duraderos cuando los militares controlaban el poder en Bolivia y Chile, y de regímenes en los que, como Perú, la fuerza armada desempeñaba un papel importante) lleva a conclusiones pesimistas respecto a la posibilidad de que se logren nuevos acuerdos ahora que los tres países tienen gobiernos civiles. Queda entonces sólo la interpenetración comercial y económica que en el futuro podría llevar a cabo una categoría social que hasta ahora ha tenido un papel relativamente marginal: los empresarios.
Si bien la creación y el desarrollo de la zona franca de Iquique se plantea como una competencia a la ciudad de arica que, por vocación, debería haberse convertido en el lugar privilegiado de inversiones, pues se ubica en la zona donde confluyen los intereses de los tres países, ello no debería tener efectos bloqueadores de iniciativas futuras. Al contrario, el éxito de Iquique podría generar, como está sucediendo en Perú, nuevas iniciativas para convertirla en la salida a la Cuenca del Pacífico de regiones como el oriente boliviano (Santa Cruz) o el noroeste de Argentina y hasta de regiones del sur de Brasil que pudieran estar interesadas en ingresar en los mercados del sudeste asiático.
Se trata de nuevos desafíos que quizá puedan obviar el problema fronterizo de los tres países que hasta ahora ha bloqueado cualquier [86] solución al futuro del desierto de Atacama. Existe también la posibilidad, inversa, de que capitales chilenos o transnacionales localizados en Chile quieran utilizar a este país como plataforma de inversión hacia la Cuenca del Pacífico. Incluso se podría pensar, quizás ilusoriamente, que a partir de proyectos desarrollados en el Pacífico sur se podrían valorizar amplios territorios del corazón del continente latinoamericano. Todo esto es tan ilusorio como pudiera parecer, pues depende tan sólo de que se establezcan algunos marcos generales para emprender dichas acciones. Lo que queda por hacer será siempre más de lo que se ha hecho durante los últimos cien años, e que un statu quo estéril ha dominado las relaciones entre los tres países y ha bloqueado toda posibilidad de romperlo.
 
Referencias

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Excélsior
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[87]
_____ "El capital boliviano podría enviar gasoducto a Chile", 10 de agosto de 1991.
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[...]
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VI. LA EVOLUCIÓN DE LAS RELACIONES ENTRE EL ESTADO Y EL SECTOR MINERO EN PERÚ

A diferencia de Chile y Bolivia, Perú ocupó un lugar central en el Imperio español y por ello el proceso que lo llevó a la independencia enfrentó más dificultades que en los otros países latinoamericanos. En efecto, la lealtad de los principales representantes de la oligarquía peruana a la Corona, así como la importancia de las fuerzas armadas españolas en el país, hicieron que la independencia fuera encabezada por hombres como José se San Martín y Simón Bolívar, ambos extranjeros e ilustres impulsores de los procesos emnacipadores de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Venezuela. Se trataba de buscar el control de los yacimientos de plata que poseía Perú y eliminar la amenaza española a las nacientes repúblicas de Argentina, Chile y Bolivia. Fue sólo en 1824 cuando dicho proceso concluyó con los triunfos de Junín y de Ayacucho en los que el Ejército Libertador derrotó a los españoles. No obstante, como veremos, España no se conformó con ello y trató más tarde de recuperar su virreinato. La importancia de los minerales de la sierra peruana bien valían el esfuerzo de emprender una reconquista.
Sin embargo, pese a consolidarse, el proceso de independencia de Perú no acarreó, como había ocurrido en Chile, por ejemplo, el fortalecimiento del sistema político. Al contrario, los enfrentamientos entre caudillos dominaron la historia peruana desde 1824 hasta mediados del siglo. Sobresale en este periodo la intervención del mariscal Andrés de Santa Cruz, que propuso y realizó la confederación entre Perú y Bolivia, pero sólo por espacio de tres años, ya que encontró la oposición de algunos peruanos nacionalistas y de los chilenos que lo enfrentaron en la batalla de Yungay (1839), dando así al traste con el proyecto del militar boliviano. Fue sólo cuando Ramón castilla llegó al pdoer en 1845 que la escena política peruana comenzó a estabilizarse, [132] esencialmente por el desarrollo de la explotación del guano en la costa del país. El auge de esta actividad, que hizo necesario liberar a indios y negros e incluso importar chinos desde Asia, cosntituyó el inicio de una cierta capitalización en la economía peruana del siglo XIX. Por largos años y hasta fines de esa centuria las guaneras fueron el principal sustento de la economía de Perú (Bonilla, 1980).
La consolidación política inducida por Castilla y el comienzo de la exportación de guano se fortalecieron con la derrota de la expedición española de 1864 que buscaba la reconquista de Perú. Sin embargo, a pesar del éxito logrado por Castilla en institucionalizar al país, ello no evitó que surgiera el descontento entre los civiles, especialmente los terratenientes y los comerciantes que, bajo el liderazgo de Manuel Pardo, consiguieron desplazar a los militares y constituir un gobierno encabezado por el Partido Civilista (1872-1876). El nuevo régimen se identificaba en gran medida con la cosntrucción de una red ferroviaria entre la costa y la sierra andina por parte de capitalistas ingleses (Meiggs), la cual involucró garndes cantidades de mano de obra, pero también fraudes y corrupción entre quienes manejaron los créditos. De manera que a fines de la década de los setenta, en el momento en que estalla la Guerra del Pacífico (inicialmente entre Chile y Bolivia), Perú se encontraba inmerso en una economía dominada por la exportación de guano y con un sistema político frágil pero relativamente consolidado.
Perú y la Guerra del Pacífico

La entrada de Perú a la guerra como resultado de su pacto secreto con Bolivia tuvo un impacto desastroso en la economía y el sistema político. En el breve periodo de un año y medio (1879-1881), el ejército chileno ocupa Lima y destruye bibliotecas, ataca los barrios de la oligarquía y pilla en forma notoria. Algunos líderes militares se repliegan a la sierra y el general Cáceres logra resistir mediante una guerra de guerrillas compuestas esencialmente de indígenas (Mallon, 1983). es importante anotar aquí que la poca resistencia que el ejército peruano opuso a la invasión chilena se debió en gran parte a la ausencia de un sentimiento nacional entre sus tropas, las que frecuentemente, en vez de combatir, se retiraron al encontrar al ejército chileno (Bonilla, 1980). La carencia de ese sentimiento nacional en el ejército se sumaba a la dominación y a la exclusión que los mestizos y los blancos [133] ejercían sobre la población indígena, mayoritaria (Mariátegui, 1928). Cuando los soldados chilenos llegaron a territorio peruano se produjo una situación paradójica: los grupos dominantes acudieron a ellos para que los protegieran de los ataques de los indios, negros y chinos que, como consecuencia de kla ausencia de un poder político central, se habían rebelado en las guaneras, plantaciones azucareras y haciendas serranas (Bonilla, 1979).
Sin embargo, lo que muestra mejor que cualquier especulación el carácter derrotista y poco comprometido con el esfuerzo bélico para proteger la integridad nacional del grupo dominante peruano en ese nmomento fue el hecho de que el general Mariano Ignacio Pardo, presidente de Perú, se hubiese embarcado en un barco inglés con destino a Estados Unidos con el supuesto objetivo de buscar recursos para continuar la guerra. Esto dio lugar a la llegada al poder de Nicolás de Piérola que trató, sin éxito, de enfrentar la ocupación chilena, ya que no contaba con el apoyo político de los grupos oligárquicos pues éstos lo odiaban porque, según Heraclio Bonilla, "les había arrebatado el estupendo negocio del guano para confiarlo al comerciante francés Auguste Dreyfus". De acuerdo con Basadre (1931), citado por Bonilla: "Primero los chilenos que Piérola, fue el pronunciamiento de la oligarquía civilista".
Dados los antecedentes presentados, no es difícil explicarse el colapso de la situación de Perú despupes de 1881. La economía y la sociedad, así como el sistema político, entraron en una profunda crisis que acarreó "la desaparición de la cúpula oligárquica y el tremendo incremento de la pauperización de las clases populares" (Bonilla, 1980). El país estaba en bancarrota y endeudado con os centros financieros internacionales. Esto lo orilló a comprometer la propiedad de los ferrocarriles, las guaneras y los ingresos que pudiera obtener, con la llamada Peruvian Corporation, creada con el propósito explícito de representar a los acreedores. Además, el desastre político contribuyó a la formación de nuevas organizaciones, entre las cuales cabe mencionar al Partido democrático que, bajo el liderazgo de Piérola, ganó las elecciones presidenciales de 1895. Su gobierno, basado en una amplia coalición de fuerzas sociales, intentó reconstruir la legitimidad por medio de un proyecto político de expansión del sufragio y de medidas sociales basadas en el desarrollo de un aparato educativo en zonas rurales y urbanas. También buscó el desarrollo económico mediante la realización de inversiones, predominantemente estadunidenses, en la minería de la sierra y en la agroindustria de la costa [134] norte (azúcar, algodón). Sobresale la terminación de la línea ferroviaria en los vales serranos en 1900-1901 y de la que corre de La Oroya a Tinyhuarco.
En el lapso 1902-1914, 35% de las explotaciones peruanas provenían de la minería, en gran parte realizadas por la Cerro de Pasco Investment Company (que en 1915 se trasnformó en la Cerro de Pasco Copper Corporation) desde sus yacimientos del mismo nombre presa reclutaba su fuerza de trabajo mediante enganchadores que iban a las comunidades a buscar campesinos, a los que se ponía frente a la disyuntiva de entrar al servicio militar o trabajar en las minas. Éstos fácilmente preferían lo segundo, pues ello representaba además ingresos monetarios (Laite, 1981). El empleo en la minería del centro creció rápidamente, de 9651 personas en 1905 a 23728 en 1917, un incremento de más de 100%. En 1908 la Cerro de Pasco absorbía aproximadamente 33% del empleo total de la minería, por lo que puede inferirse que existían muchas explotaciones más (Flores Galindo, 1974).

Referencias

Bonilla, Heraclio (1980). Un siglo a la deriva. Ensayos sobre el Perú, Bolivia y la guerra, Lima, Instituto de Estudios Peruanos.
_____ (1974). El minero de los Andes, Lima, Instituto de Estudios Peruanos.
Laite, Julian (1981). Industrial development and migrant labor, Manchester, Manchester University Press.
Mallon, Florencia (1983). The defense of community in Peru's central highlands. Peasant struggle and capitalist transition (1869-1940), Princeton University Press.


Atacama: desierto de la discordia, Francisco Zapata.
El Colegio de México, 1992. 

 
CONTRATAPA DEL LIBRO

El desierto de Atacama, objeto de este libro, es a la vez un lugar de confluencia de antagonismos fronterizos entre Bolivia, Chile y Perú, el depositario de grandes riquezas minerales como oro, cobre, manganeso, y destinatario de grandes inversiones para la extracción, concentración y refinación de dichos minerales.
Si dejara de ser centro de esos conflictos podría transformarse en núcleo de proyectos de desarrollo basados en la industria minera, en ámbito de intercambio comercial entre los tres países, y quizás dar lugar a la construcción de un espacio económico en el que dejaran de prevalecer las tensiones geopolíticas y en el que se abrieran posibilidades de colaboración entre Bolivia, Chile y Perú.
No obstante, y ésa es la tesis de este libro, existen factores como el peso corporativo de las fuerzas armadas, las suspicacias de los grupos dominantes y una larga tradición de enfrentamientos, que bloquean la realización de esas posibilidades de colaboración.

lunes, 28 de octubre de 2013

RELACIÓN DEL CERRO DE POTOSÍ Y SU DESCUBRIMIENTO [31-XI-1572]

Pocos textos tan ignorados y fundamentales como esta declaración tomada en su lecho de muerte al descubridor de las fabulosas riquezas del cerro de Potosí: Diego Hualpa, o Gualpa. Un descubrimiento que cambió la historia, como lo deja ver el relator y confesor, Rodrigo de la Fuente, con sus acotaciones religiosas. Han sido muchas las versiones del descubrimiento de las minas de plata en Potosí. Todas coinciden en el nombre del descubridor, Diego Hualpa, no así en la de su amo (Villarroel). La mayoría de los relatos asegura que se trató de un pastor que andaba en busca de una "oveja de la tierra" (llama) que debió pasar la noche en el cerro e hizo una fogata para soportar el frío; al día siguiente, vió cómo un metal se había derretido con el fuego... etc. Otras afirman que fue al arrancar un arbusto que notó la riqueza del mineral entre las raíces. Hay incluso una leyenda que asegura el conocimiento del Inca de aquella riqueza fabulosa, pero que "una voz en el cerro" (truenos) habría dicho que aquella riqueza estaba reservada para "otros dueños". Aquí podemos encontrar el origen de algunos de estso micro relatos, que contienen algo de verdad, como toda mitificación.

Para la historia de Bolivia este documento es una lectura imprescindible. Para la historia contemporánea se trata del testimonio de un descubrimiento tan importante como el del Mar del Sur (Océano Pacífico) o del Estrecho de Magallanes. En mi opinión, se trata de un patrimonio de la humanidad.

En cuanto al año del descubrimiento, la fecha que brinda la declaración es la misma que casi todos los docuemtnos mencionan: 1545. Los detalles biográficos de Diego Hualpa no dejan de ser fascinantes: se trata de un contemporáneo del arribo de los españoles y la caída del Imperio Inca, súbdito leal a Huáscar (hermano y rival de Atahualpa), yanacona o indio sin tierra y trasterrado y, finalmente, siervo de una banda de soldados aventureros en busca de minas (saqueadores de tumbas o huaquas, en realidad). Falleció a los 70 años de edad, el 15 de enero de 1573, tan pobre como había vivido.

Tal vez el dato que casi ninguna de las crónicas menciona y que Diego Hualpa enfatiza como señal de lo sucedido: Potosí era un paraje verde, un área de arbustos de quínua habitado por el puma (león americano) que fue arrasado por la explotación la necesidad creciente de leña para las huayras (hornos de fundición incas). Bien decía un cronista contemporáneo a la visita del virrey Toledo: Potosí es la máquina que mueve la economía de esta parte del mundo, una máquina que devora todo 100 leguas a la redonda; polo de atracción para aventureros y cazafortunas extranjeros, área de reclutamiento para viejas y nuevas guerras de conquista, centro de una zona de comercio y demanda de alimentos y mercancías para una población numerosa en crecimiento entre Cruzco y la naciente Buenos Aires (de una se aprovisionaba a los indios, de la otra llegaban telas y mercancías de Castilla). Este mercado movía todo tipo de recursos en grandes cantidades, incluida la mano de obra esclava a pesar de la prohibición formal de ésta. Para la fundición del mineral de plata, se usó el carbón hasta que no hubo de dónde tomarlo, y fue cuando se buscó y se encontró el método de fundición por azogue -mercurio- que empezó a proveerse desde Huancalevica (Perú).


RELACION DEL CERRO DE POTOSI Y SU DESCUBRIMIENTO
[Rodrigo de la Fuente, clérigo presbítero. Potosí 31-XI-1572]

[Relaciones Geográficas de Indias. Tomo I. Marcos Jiménez de la Espada. Madrid, 1967. pp. 357-361. Nota: Para no molestar la lectura con las ideas obsesivas que tiene Jiménez de la Espada, he omitido las cursivas para los nombres propios americanos y gentilicios; el lector sabrá reconcoer aquellas palabras y nombres que no son de la lengua castellana. En lo demás, he respetado la irregularidad ortográfica, inclusive. --FFO] 

Notoria cosa es a los hombres que cristianamente quieren considerar las obras de naturaleza ser guiadas por el Criador della, que dellas producen fines incomprensibles para bien y utilidad del género humano, porque, viéndolas, se alabe el nombre de Dios y sea a gloria y honra suya; al cual suplico me dé lumbre en el entendimiento para que pueda manifestar con verdad lo aquí quiero (así) declarar a las gentes que hoy lo quisieren saber y quede en memoria a los venideros siglos cómo y cuándo y en qué tiempo y por quién fue Nuestro señor servido se manifestase la riqueza de plata tan innumerable que estaba y está abscondida en el cerro que los naturales de esta tierra de la provincia de los indios Caracaras llamaban y hoy día generalmente por el mundo se llama cerro de Potosí, por la muncha noticia que dél se tiene por su gran riqueza. Y viniendo a contar cómo sucedió lo que escribo, fue:
En treinta y un días del mes de diciembre del año de nuestra redinción de mil e quinientos e setenta y dos años, estando el muy excelente señor don Francisco de Toledo, visorrey destos reinos del Perú y Tierra Firme, en la villa imperial del Potosí, y estando este día yo, Rodrigo de la Fuente, clérigo presbítero, en presencia de su excelencia, llegó un indio con una petición diciendo que era hijo del primer indio que había descubierto y dado noticia a los cristianos haber plata en el cerro del Potosí; que su excelencia le hiciese merced conforme a tan gran servicio, pues manifiesto era ser lo que decía verdad a las gentes antiguas que en aquel pueblo estaban (1).
Regocijóse su excelencia de oír esta petición, por ser como es tan amigo de hacer bien a los naturales desta tierra, y me mandó que hiciese información si lo que decía este indio era verdad, pues en la villa imperial de Potosí, donde stábamos, había gente que con verdad podían decir si lo que este indio era ansí.
Este día fui a casa del padre del indio que presentó la petición a su excelencia, que vivía con sus hijos y mujer en la ranchería, y llevé conmigo a Jerónimo Hernández, ciente [esciente] en la lengua general de los indios ingas y en la aymará, para con él mejor me poder entender, y hallé en la dicha casa un indio de buena dispusición y aspecto de mejor razón y entendimiento, proque a muchas cosas que le pregunté, aunque estaba en la cama días había enfermo, de la cual enfermedad murió dentro de quince días, siempre me dio buena salida de todo. Podría tener de edad, a lo que parecía, setenta años; bien mostraba tenerlos, porque estaba cercado de nueve hijos, los cinco de ellos mujeres y todos en edad madura y con hijos.
Llamábase este indio en su lengua Gualpa, y después se bautizó y casó y se llamó
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(1) Casi todos los párrafos lelvan una indicación al mergen a modo de título, que surpimimos por innecesaria.
 
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don Diego Gualpa. Era natural chunbibilca, del pueblo que se decía Yanqui, del repartimiento del licenciado Carabajal (1), en los términos del Cuzco. Díjome que en su tierra era hijo de un principal que se decía Alcaxuca, del ayllo de Hanansaya, que entre los indios desta tierra se tiene por calidad.
Viendo yo a este indio fatigado con su larga enfermedad que padecía días había, le consolé espiritualmente y recibió el consuelo cristianamente, diciendo que bien sabía tener alma y cuerpo y ser criatura de Dios y que esperaba la salvación de su ánima, por se haber bautizado y vivido con su mujer casado mucho tiempo, y que Dios quería mucho a sus criaturas, especial a los que le conocían y creían por Dios y Señor, y questa noticia tenía desde el tiempo que entraron los cristianos en ella, por los haber siempre tratado y conversado y los haber servido e oido la predicacion de los padres; e que él estaba confesado y había hecho testamento y encomendado su ánima a Jesuxpto, como a cosa criada de su mano.
Preguntando yo a este indio de qué edad era cuando los cristianos entraron en esta tierra, dijo que era hombre ya entero y me señaló a un hijo suyo que en su aspecto tenía más de veinte y cinco años; y que servía en aquel tiempo a Guascar Inga, hijo de Guayna Capa, Señor desta tierra, de guardar sus plumas, cosa muy estimada entre los indios, por ser amigos de tener adornada la cabeza con plumas de diferentes colores; e cuando dieron los cristianos la batalla en Caxamalca, estaba en su tierra, y subiendo los cristianos al Cuzco, vino allí con otros indios della a ver qué gente era.
Aficionóse a servir aun soldado que se decía Cardoso, de nación portugués, por le parecer en su persona y aspeto señor, y le sirvió mucho tiempo, en el discurso del cual subió con él al asiento de Porco, donde había noticia de haber mucha plata, por se labrar allí minas del Señor de la tierra antes que los cristianos entrasen en ella.
Prosiguiendo su historia este indio de los acaecimientos que le habían acaecido sirviendo a su amo Cardoso, dijo que le dió una carta para unos soldados que estaban en Chuquiavo, que hoy es la ciudad de La Paz, y vista la carta por los soldados, se enojaron mucho por las razones que en ellas (así) decía, y por quebrar su enojo en el mensajero, cosa no usada en buen uso y pulicia, le echaron perros para que le mordiesen y aperreasen, y recibió tanto daño en su persona, que estuvo para morir, y desta causa no volvió en muchos días donde su amo estaba; y viendo el amo la tardanza de su querido Gualpa, preguntaba a los que venían de adonde le hab´pia enviado, si le habían visto. No faltó quien le dijo lo que había pasado; sintió mucho la injuria que le habían hecho y el daño que le habían hecho a su criado; vino a Chuquiavo desde Porco y halló a su yanacona maltratado de las mordiduras de los perros; contóle el trabajo grande que por su mandado había padecido, de lo cual recibió grandísima alteración y fue a buscar a los que le habían hecho tan mala obra, y riñió con ellos y en el campo mató al uno y al otro hirió muy mal y les quitó las armas, cosa con que obligó mucho a su criado Gualpa. Díjome que no le había engañado su corazón cuando puso en su ánimo de servir a este soldado Cardoso, pareciéndole que entre ortos muchos que vido, tenía más valor en su persona.
Este soldado Cardoso dejó la provincia de los Charcas y asiento de Porco por negocios que se le ofrecieron, y se fue a la ciudad de Los Reyes y dejó encomendado a este indio Gualpa a otro soldado amigo suyo, que se decía Marín, con el cual vivió algún tiempo en resgates y granjerías, que ya se usaban en el asiento de Porco.
Dijo más, que un día se juntaron cuatro soldados, que se decían Marcos Xaramonte, Alvaro de Olmedo, Gaspar Montesinos y Juan Camargo, a ver una loma de soroche (2) questaba junto al cerro de Potosí, que hoy llamamos Asientos de Gonzalo Pizarro, en busca de minas y soroche, y le dijeron estando en la dicha loma: "vee aquel cerro y en lo más alto dél hallarás mucha plata labrada y oro ofrecido a la guaca que en él está".
Subió al cerro este dicho indio Gualpa en compañía de otro indio que le señalaron para que con él se fuese, por ser la subida
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(1) Benito Xuárez de Carvajal.
(2) Galena argentífera.
 
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mucha y áspera, distancia de más de dos mill pasos. Yendo por su jornada con dificultad, llegaron ambos indios a lo más alto del cerro de Potosí, el cual cerro tiene una mesa en lo más alto de´l despacio de cien pies, poco más o menos, y en contorno igual por todas partes.
Allí hallaron ser adoratorios de los indios comarcanos y haber algunas cosas ofrecidas de poca importancia a la guaca que allí estaba, lo cual todo cogió este dicho don Diego Gualpa, y lo cargó en su compañero y lo envió a los cuatro españoles que quedaban en los Asientos que dicen de Gonzalo Pizarro.
Quedóse solo este indio Gualpa en el cerro de Potosí, después de haber enviado a su compañero con los despojos de la guaca questaba en lo más alto del cerro, a los cuatro cristianos que le habían enviado.-- Puédese piadosamente creer que la voluntad de Dios Nuestro Señor [fue] que aquel tesoro, que tantos tiempos había estado escondido debajo de tierra, fuese manifiesto a los hombres para gloria y honra suya por mano de un indio que de su magestad divina tenía poco conocimiento, para que él y los demás desta tierra tiviesen entendido, como hoy lo van entendiendo, con el gran concurso que de buenos sacerdotes ha habido, ser nuestro Dios y Criador de todas las cosas, y olvidasen, como van olvidando, la creencia en que tantos millares de años han estado ciegos y engañados del Demonio, que sus ídolos y guacas eran poderosos para dar y quitar salud corporal a los hombres y socorrer a sus necesidades, como para esto dellos eran invocados con ofrecimientos, presentes, ayunos y sacrificios y derramamiento de sangre corporal, como se tiene entera noticia de los sacerdotes que les predican la ley evangélica y entre otras muchas personas curiosas que con pecho cristiano ayudan este menester.
Dijo que bajando de lo más alto del cerro, vino un viento tan grande, que dió con él en tierra, cosa acaecida muchas veces en este cerro de Potosí ser en él grandes los vientos, por estar escombrado de todas partes y haberle criado naturaleza a hechura de una punta de diamante, donde perdió el sentido y estuvo espacio de tiempo después de lo haber cobrado sin se poder levantar. Miró a todas partes por ver si volvía el compañero que había enviado a los cuatro cristianos, que dijo llamarse Gualpa, yanacona del dicho Marcos de Xaramonte.
Tornando sobre sí para se levantar, puso las manos sobre la tierra, las cuales hicieron en ella señal a manera de la que se suele hacer cuando se ponen sobre barro bien pisado, y señaló en ella las manos; e como ya era llegada la hora en que Dios Nuestro Señor tenía por bien para su servicio que este tan innumerable tesoro fuese a las gentes comunicado, abrió los ojos del entendimiento a este indio y conoció ser metal de plata sobre lo que había puesto las manos, por haber visto en el asiento de Porco otro metal como éste, y cogió dél cantidad como ocho o diez marcos y se bajó del cerro en busca de los cuatro cristianos que le habían enviado, los cuales no le aguardaron y se fueron a Porco.
Fuése este indio Gualpa a Porco y mostró a Alvaro de Olmedo el metal que había traído y le contó lo que le hab´pia acaecido, el cual hizo burla de lo quel indio le decía, diciendo que era imposible que del cerro Potosí hubiese él traído cosa tan rica. Respondió que cierto le decía verdad, y que si quería ver era así, se fuesen a lo ver juntos.-- Ya persuasión suya salieron de Porco y vinieron al cerro de Potosí, que puede haber espacio de cinco leguas, y con dificultad iban subiendo el cerro, y llegando cerca de donde había sacado este indio el metal que mostró al dicho Alvaro de Olmedo, vino un viento tan grande, que desbarató y llevó la capa y sombrero y dio en tierra con el dicho Alvaro de Olmedo, de que recibió gran pesadumbre, que sobre el cansancio que traía del camino, tomó gran disgusto y le pesó de haber venido, porque temió destar en aquel lugar no usado despañoles, y de aqueste enojo dio al pobre indio (que le quería hacer rico) de bofetones y le tiró de los cabellos, y con este enojo y sobresalto no quiso llegar donde el dicho indio Gualpa había hallado el metal que le había mostrado, porque no lo crió Dios para que este hombre fuese el primero que desta riqueza gozase, sino otro que después vino. Y así se bajaron sin conseguir lo questaba manifiesto y llegaron a lo que hoy se dice Guaina Potosí, y le dijo el epañol Olmedo: "en este lugar hay minas de plata, que [360] no donde me llevaste, que no hay sino zupayes o demonios", que lo mesmo quiere decir.
Cuando este indio vido que no quiso llegar el español Olmedo al lugar do había sacado el metal que le había mostrado, díjole en Porco: "toma la mitad deste metal y fúndelo", y el indio se quedó con la otra parte; y fundiéndolo el dicho Alvaro Olmedo, como cosa que no tenía Dios criado para él, se le fue en humo todo, y el indio Gualpa fundió su parte, y echando en ello, algún soroche, sacó tanat cantidad de plata como metal había fundido, de que, dijo, recibió contentamiento grande.
Pasados veinte días, este indio Gualpa volvió al cerro de Potosí al lugar donde había traído el metal que fundió en Porco, y encima de la tierra estaba a manera de sebo regalado (así) del sol; dijo que con un palo lo juntó y echó cantidad dello en un costalejo o guayaca, que ellos dicen, y se bajó camino de Porco y lo fundió con el metal de allí y sacó muy fina plata.
Por la mayor parte, los casos bien acaecidos en los hombres, si no se comunican con los amigos, no tiene el espíritu tanto contento como cuando os ha comunicado, y por gozar deste privilegio y contento, este indio don Diego Gualpa tuvo por amigo a un yanacona que se decía Chalco, natural del pueblo de Accha, junto al Cuzco, inga de nación, al cual dijo haber hallado en el cerro de Potosí mucha riqueza de plata y le mostró lo que tenía en su poder de lo que había sacado del dicho cerro y cómo le había sucedido el haberlo hallado. Como por la mayor parte naturaleza repartió entre los indios naturales desta tierra mejor natural en los indios ingas que en los demás de otras naciones della, apeteció este yanacona Chalco ver y saber de dónde había sacado su amigo Gualpa esta riqueza de plata y le importunó fuesen a ver donde había lo que decía y mostraba (así).
Ambos de conformidad fueron al cerro de Potosí y le mostró el lugar de donde había sacado la plata que tenía, que lo halló cómo y de la manera que se lo había contado, de que ambos a dos amigos se regocijaron, y como cosa que tan a mano estaba y con tan poco trabajo se sacaba, ambos cargaron de aquel metal y se volvieron para Porco, hicieron su ensayo, y de lo que sacaron, que fue mucho y bueno, partieron hermanablemente sin lo pesar, por que casi tanta plata sacaron como carga habían bajado de metal del cerro.
Este yanacona Chalco, inga de nación, servía a Lorenzo Estupiñán, vecino desta tierra, y con otros yanaconas que tenía a su servicio en el asiento de Porco, les dejó a Diego de Villarroel, que era su mayordomo, para que se ocupase en o que les mandase, en el entretanto que iba a la ciudad de Los Reyes, donde en aquel tiempo residía la más principal gente deste reino; el cual dicho yanacona Chalco dio noticia de lo que había visto en este cerro de Potosí y mostró la plata que había sacado en compañía de Gualpa yanacona, y certificó ser verdad lo que decía a Deigo de Villarroel, mayordomo de su amo Lorenzo de Estupiñán, y le encareció que era mucho más de lo que decía; y con esta demostración de plata y certificación del indio, se dispuso Diego de Villarroel, que estaba en Porco al presente, a venir con otros compañeros a ver lo que tan manifiestamente afirmaba ser ansí el dicho indio Chalco yanacona.
Dijo el yanacona don Diego Gualpa, questando él un día en Porco, vido venir del camino de Potosí a Diego de Villarroel y a Gonzalo Bernal y a Juan de Portillo, españoles, con Chalco yanacona y otros más indios con metal del cerro de Potosí, y que registró ante la justicia Diego de Villarroel, primero que los demás sus compañeros, la mina que hoy está en la veta de Diego Centeno, que así se llama hoy; y ésta fue la primera que se descubrió y resgistró en el cerro de Potosí por la voluntad de Dios.
Y procediendo este yanacona Gualpa en su confisión de lo que era y vido en aquel tiempo en el cerro de Potosí, dijo que junto a la corona del cerro estaban en aquel tiempo como diez o doce árboles de quínua grandes, entre los cuales estaban camas de leones desta tierra, y en todo el cerro por ninguna parte dél había más montaña hasta bajar a lo que hoy es ranchería de indios y pueblo despañoles, que en estos lugares había mucha cantidad de arboleda que se dice quínua, de la cual me mostró este dicho indio Gualpa un palo grueso que tenía en su casa, que era de los de aquel tiempo. He querido decir esta particularidad, porque hoy no se hallará en [361] toda la redondez del cerro ni en todo lo poblado de Potosí un árbol ni apenas otra cosa que le parezca, por estar ya muy trillado ansí de indios como de españoles.
Dijo más este yanacona don Diego Gualpa, que un pedazo grande de este metal rico del cerro de Potosí, lo dio [a] Antonio Quijada, un soldado de aquel tiempo, y hoy es vivo en esta provincia, para que lo enviase al Hatun Apo de Castilla, que era en aquel tiempo el inventísimo (así) César Carlos, quinto deste nombre y primero rey de España, lo cual se envió al presidente Gasca y lo vido el licenciado Polo inviar, según me lo dijo el mesmo Antonio Quijada este día sobre dicho ser así verdad, estando en la villa imperial de Potosí.
Preguntando yo a este indio don Diego Gualpa qué tanto tiempo había que había descubierto el cerro de Potosí y su riqueza, dijo que había veinte y ocho años y nueve meses, pocos días más o menos, en el día que me dio esta relación; la cual dio con juramento que le tomé y le requerí que dijese la verdad por el juramento que había hecho antes questa confisión hiciese, y por el tiempo en que estaba, por estar en lo último de su vida y muy enfermo. Lo cual pasó delante de los testigos infra escritos, que fueron don Diego Conde Gualpa Inga, natural de Urcos, junto al Cuzco, y de don Pedro Gualpa, natual del Cuzco, y de Francisco Hacha Angara, que se hallaron presentes este día, y otros indios viejos que estaban en casa deste don Diego Gualpa, que se conocían de días atrás antes que se descubriese este dicho cerro de Potosí, los cuales dijeron llamarse así este dicho cerro antes que se descubriese la riqueza que dél se ha sacado y saca.
Los cuales testigos dijeron ser verdad lo que así había dicho don Diego Gualpa y lo afirmaron con juramento que para ello les tomé, siendo presente y lengua el sobredicho Gerónimo Hernández, y lo firmamos de nuestros nombres en este dicho día, mes e año susodicho.
Rodrigo de la Fuente Sanct Angel.-- Gerónimo Hernández.

* * *
Hállase en la Biblioteca Nacional y el primero entre los documentos del tomo de Mss. J. 58. Es original, cuenta seis folios útiles y está perfectamente conservado. Lleva por epígrafe de otra letra más moderna y al margen superior de la pirmera página: Del descubrimiento de Potosí, y quien fue el primer descubridor y otras cosas del cerro. Esta relación y las otras dos que publicamos del famoso cerro y su villa, no se ajustan a ningun de los modelos que hasta ahora hemos dado a conocer; pero, aparte de su mucha curiosidad, del tiempo en que se escribieron y de que muestran uno más de los diferentes caminos por donde se llegó al conocimiento de la tierra, habitantes e intereses del gran imperio peruano, hay otra razón para que ocupen un lugar al lado de las redactadas con arreglo a interogatorio, y es que no he podido hallar ninguna de las de este modelo realtiva a Potosí, aunque consta que se formaron. ¿Y cómo no había de formarse si Potosí era la principal población del Perú y el nervio del tesoro español? El licenciado León Pinelo, como apuntamos en el Catálogo que va al fin de los Antecedentes del tomo I, disfrutó una dirigida al conde del Villar, coetánea de las que se hicieron en aquel imperio conforme a la segunda edición del interrogatorio de 50 capítulos; y en diciembre de 1582, Diego Rodríguez de Figueroa, minero de los más principales y hombre muy conocedor de la tierra, por antiguo en ella, escribía al virrey don Martín Enríquez, que por comisión y mandato del corregidor de Potosí, don Juan de Avila, en nombre de dicho virrey "estaba haciendo ciertas relaciones y memorias y instrucciones qeu S.M. manda hacer para el buen gobierno de las Indias, las cuales irán acabadas por Navidad".

viernes, 25 de octubre de 2013

1581: CARTA DEL FACTOR DE POTOSÍ JUAN LOZANO MACHUCA AL VIRREY DEL PERÚ

Una carta-relación del siglo XVI que evidencia las jurisdicciones en la costa del Pacífico de la época (Mar del Sur). Se trata de lo que hoy sería un hombre de negocios al virrey en Lima. En ella el empresario minero le informa acerca del "descubrimiento" de una serie de comunidades indígenas cuya riqueza había pasado desapercibida, acerca de la necesidad de "reducirlos" y hacer que paguen impuestos (integrados al mercado potosino ya estaban) y las jurisdicciones de la zona costeña del Pacífico ("son indios encomendados a Juan Velázquez Altamirano, vecino de La Plata"). Además de ser un documentos que registra la vida económica de la costa charquense (Bolivia), es de destacar la visión y planes minero-marítimos que el remitente propone al virrey para poblar la costa desértica de Atacama, además de confirmar otros planes y proyectos como el de auxiliar a los hombres de Pedro de Valdivia en la conquista de Chile desde Charcas (y resolver así el llamado problema Chiriguano). En realidad, la diplomacia chilena no ha inventado nada nuevo, sólo ha aplicado con sus vecinos las viejas prácticas del colonialismo español. 
 
No está demás hacer notar que esta carta, además, pone en evidencia el discurso evangélico-civilizador fue usado desde siempre como coartada empresarial. Recuérdese que una conquista era una sociedad, una empresa o negocio con porcentajes y socios que buscaban ganancias tras su participación en las guerras de conquista, que fue lo que sucedió con el esquema político empresarial chileno en 1879 y sus socios ingleses. La conquista, reducción de los pueblos y la explotación minera de la costa boliviana fue llevada a cabo por la avaricia de sus vecinos que la envidiaban, no por sus hombres de negocios.
 
Aquí, el valioso documento publicado por el americanista español Marcos Jiménez de la Espada (miembro de la Expedición Científica al Pacífico de 1862):
 
 

APENDICE III

Compónele una serie de documentos escogidos que no pueden considerarse como relaciones o descripciones geográficas escritas exclusivamente con ese objeto; pero llenos de datos tan interesantes y petinentes a las publicadas en este tomo y al fin del primero, que no vacilo en asegurar que su lectura ha de ser de tanto agrado y utilidad como la de aquellas a los que se dedican al estudio de las antigüedades del
Perú.




Mapa de América del Sur y las costas del Océano Pacífico en donde el Puerto de Cobija figura claramente. En la relación del texto francés el desierto de Atacama es considerado como el Perú simplemente, sin distinguir la Audiencia de Charcas o hacer diferencias entre el Alto o Bajo Perú. En este mapa como en otros, Copiapó es la frontera norte de Chile, por debajo del Trópico de Capricornio, como invariablemente figura en mapas, documentos y relaciones incluso desde el Incario, durante y luego de la conquista de Chile, su independencia y hasta bien entrado el siglo XIX, cuando se lleva a cabo la agresión injustificada bajo el pretexto de los 10 centavos de impuesto cobrado por el gobierno de Bolivia, en 1879. (Relation du voyage de la Mer du sud aux côtes du Chily et du Pérou, fait pendant les années 1712, 1713 & 1714, dédié à S.A.R Monsieur le Duc d'Orléans, Régent du royaume, par M. Frézier, ingénieur ordinaire du Roy. Ouvrage enrichi de quantité de planches en taille-douce. A Paris. Chez Jean-Geoffroy Nyon, Etienne Ganneau et Jacques Quillau, 1716.

 

CARTA DEL FACTOR DE POTOSÍ JUAN LOZANO MACHUCA AL VIRREY DEL PERÚ, EN DONDE SE DESCRIBE LA PROVINCIA DE LOS LIPES.

[1581]

Excmo. Señor: Por dos que tengo escritas a V.E. he suplicado fuese V.E. servido aguardar a que Pedro Sande fuese a informar a V.E. de algunas cosas importantes, y estando ya P.° Sande para se partir, la real Audiencia de La Plata invió por él por cierto negocio que contra él trata el fiscla sobre la herencia de su padre y sobre una negra que compró que estaba condenada a muerte; y visto esto, determinó ir en su lugar Diego Enrique Franco, ques el que esta dará a V.E., que ansimesmo estaba determinado de ir con Pedro Sande; y atento a esto, me será forzado alargarme en esta más de lo que lo hiciera yendo P.° Sande. Será V.E. servido de mandarme dar para ello licencia.

Habrá diez años, poco más o menos, que en el repartimiento de los Lipes, questá en la Corona real, como cincuenta leguas desta villa, se descubrieron muchas minas de plata y se comenzaron a registrar con mucha furia, y de la misma manera se dejaron de proseguir y labrar; y así se quedaron por entonces, diciendo ser la tierra mala y despoblada; y después, habiendo yo venido a servir a S.M. en estos oficios de fator y veedor de su real Hacienda, viendo lo mal que estos indios pagaban su tasa, traté con Tomás de Ibarra, alguacil de Hacienda real, cerca de la orden que se podría tener para la cobrar; porque se decía que eran indios belicosos y que estaban cerca de indios de guerra y no se sufría apretallos, porque no se alzasen. Tomás de Ibarra se ofresció a ir, e yo le ayudé para ello, y entender lo que en esto había, y así lo puso en ejecución, llevando tres o cuatro amigos consigo y recaudos de oficiales reales para cobrar la tasa; y habiendo ido allá, entendió que los indios eran muy ricos y que podían pagar a S.M. mucha más tasa, y que no eran belicosos como se decía, sino muy al contrario; y a él le pareció la grangería de las minas tan bien, que compró una y pidió otra por despoblada, de que ha sacado metal muy rico.

Y esto fue causa de que otra mina que Su Majestad tenía cerca de la de Ibarra, se arrendase por tres años a la mitad del metal que se sacase libre de costas y más doscientos pesos en los tres años, y el que la arrendó ha ganado más de tres mill pe- [60] sos ensayados en hacer traspaso del arrendamiento. Y entendida esta noticia que me dió el Tomás de Ibarra, rogué a Pedro Sande que tomase trabajo de llegarse a ver aquellas minas y hiciese algún ingenio con que les desaguase --porque estaban llenas de agua--, por ser hombre ingenioso y general en muchas cosas; y que asimismo entendiese todo lo que había en la tierra y la dispusición della muy en particular, ofreciéndole que procuraría se le gratificase su trabajo; y que se llegase al asiento de Porco a ver las minas que Su Majestad allí tiene, para darme relación de todo. Púsolo en ejecución, fué a Porco, y de su ida resultó descubrirse cierto arrendamiento que estaba hecho de una mina de S.M., y díceme que aquellas minas de Porco están muy llenas de agua y conviene desaguarlas.

Fue a los Lipes, donde estuvo cuatro o cinco meses viendo y entendiendo la tierra y desaguando las minas que tenían mucha agua, y descubrió nueve vetas de plata en un cerro de Usloque, ques donde primero se descubrieron las minas que he dicho y donde se arrendó la de S.M., como verá V.E. en particular por la manifestación y relación que desto me trajo, que es la que se sigue.

El repartimiento de los Lipes está en Corona de S.M.; terná de box el contorno y término de lo que intitulan los Lipes, trescientas leguas, y habrá como cuatro mill indios aimaraes, antes más que menos, y éstos están por reducir, divididos en muchas partes y pueblos muy distintos y apartados unos de otros en las poblaciones siguientes: Colcha, que es el pueblo donde reside el sacerdote, y el pueblo de Chuquilla y Queme, Cheucha, Becaya, Ojas, Tuca, Palas, Patana, Abana, los cuales son pueblos principales de dicho distrito, y sin éstos habrá otros cien pueblezuelos de a 10, 20, 30, 50 indios. Y en este repartimiento y tierra de los Lipes, con ser tan grande, hay sólo un sacerdote, que es el P. Joan Mondragón, y no tienen suficiente dotrina, por estar tan divididos y apartados, que hay pueblos que están unos de otros 15, 20, 40, 50, 80 leguas y más, y esto es causa de que los indios vivan sin orden ni pulicía de ley natural ni evangélica, porque la mayor parte de todos ellos no son bautizados, ni se confiesan, ni tienen dotrina, ni participan de los sacramentos de la Santa Madre Iglesia.

Demás de estos cuatro mill indios, junto al cerro de Escala --que es el que agora Pero Sande ha descubierto y registrado en él las minas de plata contenidas en la manifestación que lleva Diego Enrique con las muestras y ensayes, y asimismo de otro cerro en que registró una veta Agustín de Mondragón, que se llama Corotono y está cuatro leguas de Usloque, junto al cerro de Escala. --hay cuatro pueblos de indios uros, que se llamam Pololo, Notuna, Horomita, Sochusa, questán a cuatro, y cinco, y siete, y diez leguas del dicho cerro de Escala, y todos éstos son de S.M. y no dan casi nada de tributo, porque jamás han sido visitados y por tener fama aquella tierra de inhabitable y los indios de pobres; por lo cual, y por no estar reducidos, se pierden y han perdido muchas almas, por carecer de doctrina evangélica, como está dicho.

Demás de los cuatro mill indios referidos, había en este repartimiento otros mill indios uros, gente pobre que no siembran no cogen y se sustentan de caza de guanacos y vicuñas, y de pescado y de raíces que hay en ciénagas, que llaman coroma; y con éstos se hacen pobres los cuatro mill aymaraes, porque siendo gente rica de ganados de la tierra y que cojen y siembran, y tienen contrataciones y rescates en esta villa de Potosí, Tarapacá y Atacama, y que funden muchos metales que sacan de las minas, se excusan de pagar tributo a S.M. a título de pobres, como los mill indios uros, que lo son verdaderamente, y podrían pagar muy descansadamente a S.M. cada un año doce mill pesos ensayados de tasa; y esto claramente se ha visto y entendido y se ve cada día; y lo principal a que fue Pedro Sande, por orden mía,fue a hacer esta averiguación, verificación y pesquisa de raíz, como lo ha hecho, con los mimso indios y por vista de ojos. Y asimismo me significa lo mucho que conviene al servicio de dios Nuestro Señor y al de S.M., el reducir todos estos indios en dos o tres pueblos, donde tengan comodidad de tierras y sementeras, y dotrina bastante.

Demás desto me ha advertido que los caciques lipes, como gente de más razón [61] y entendimiento que los demás indios, se sirven y aprovechan de los indios y los ocultan y aun venden unos a otros y cobran dellos la tasa, y se aprovechan della, y no la meten en la Caja real, y los propios indios se quejan desto.

Y ansimismo dice hay otros indios confinan con lo indios de guerra de Omaguacas y Casavindo, y tienen trato y comercio con estos lipes, los cuales están neutrales, que no son de paz ni de guerra, y entran en Potosí con nombre de indios lipes y atacamas con ganados y otras cosas de venta y rescate, y se podrían con facilidad allanar y reducir a nuestra Santa F Católica, y serían de mucho provecho, por estar cerca del cerro de Escala, y pagarían tasa a S.M., que será de mucho interés.

En el distrito de los Lipes hay otras muchas vetas de plata, cobre y plomo para artillería y munición, y salitre en cantidad para pólvora, de lo cual todo se puede sacar y hacer mucha suma para el servicio de S.M. y provisión deste reyno, por estar en parte y tierra tan cómoda para ello de leña, carbón y otros materiales, y aparejo para llevarlo a los puertos donde V.E. viere que conviene más al real servicio.
Asimismo, en todo el distrito de los Lipes, en las casa y rancherías de los indios hay hornillas de fundir y afinar plata y muchas guairas en los cerros, y todos en general se ocupan en beneficiar y sacar plata, y no se sabe de las vetas de donde se saca, lo cual se sabría con facilidad si la dicha tierra se poblase y hollase de españoles.

Estos indios son extremadamente viciosos en comer coca y tienen de gasto ordinario della cada año más de diez mill pesos ensayados; porque todo el rescate que tienen en esta villa de Potosí es llevar coca solamente a su tierra, aunque es gente que no se emborracha ni acostumbran a beber chicha, por no ser la tierra dispuesta ni aparejada para dar maíz.

Parece que al tiempo que se hizo la visita general por el señor don Francisco de Toledo, no se visitaron ni redujeron estos indios lipes, por tener fama de tierra pobre y cercanos de los de guerra, y porque dos caciques dellos se presentaron en esta villa ante el señor don Francisco de Toledo, haciéndole presente de una plumas de avestruces y unas camisetas de unos animalejos terrestres que llaman chincillas y significándole ser gente tan pobre, que no alcanzaban sino aquello que le presentaban; y así el día de hoy traen por refrán los dichos indios, que "dos indios engañaron a un visorrey"; y paresce haber sido la voluntad de Dios, para que de mano de V.E. se haga esta redución y descubrimiento y un efeto de tanto servicio de Dios Nuestro Señor y de aumento de la real Hacienda y bien a los naturales, [que] estando en pulicía y teniendo dotrina, vivirán más xpianamente y conforme a razón y serán más ricos.

El valle de Atacama está de los Lipes 40 leguas; son indios encomendados a Juan Velázquez Altamirano, vecino de La Plata, y si V.E. acomodase en otra cosa al Juan Velázquez, de lo cual él holgaría de buena gana, porque no le dan de provecho más que mill pesos mal pagados cada año, se podrían poner estos indios atacamas en la Corona real y reducirse en uno o dos pueblos, que serán hasta dos mill indios; demás del tributo que darían a S.M., se podrían labrar muchas minas de cobre que hay en aquella comarca, en especial en el mismo puerto de Atacama, a la lengua del agua y partes donde con sinceles se podrá cortar el cobre fino, como V.E. o verá por la muestra que lleva Diego Enrique.

En la ensenada de Atacama, ques donde está el puerto, hay cuatrocientos indios pescadores uros, que no son bautizados ni reducidos ni sirven a nadie, aunque a los caciques de Atacama dan pescado en señal de reconocimiento. Es gente muy bruta, no siembran ni cojen y susténtanse de sólo pescado, y están juntos a esta veta del cobre, y así con estos indios y con los atacamas se podría labrar esta veta y sería de gran provecho a S.M. por estar junto al puerto y poderse llevar cobre por todo el reino y a España por el Estrecho (1). En este puerto es donde dió
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(1) Procedente de estas minas existe en el gabinete de Historia Natural de Madrid un enorme grano de cobre nativo y en parte cristalizado. Pesa algunos quintales y fue obsequio del cónsul de España en Cobija, señor Insausti, a la comisión de naturalistas españoles que viajó por América durante los años de 1862 a 1865.

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carena a su navío e hizo su lancha el inglés Francisco [Drake], por ser de los mejores puertos que esta mar tiene. Será esta ensenada de veinte leguas, y en ella se ofrece Pedro Sande a que se cojerá mucho ámbar, que ahora se la comen los pajaros, y dará para ello industria.

Podríase compeler a los indios de Atacama que diesen mantenimientos a estos indios que allí trabajasen, tasándolos a moderados precios, conforme a la dispusición de la tierra, atento que no tienen saca dellos a ninguna parte, y tasando los jornales de los indios conforme a esto, porque de otra manera no se podrá conseguir este buen efeto.

Y desta manera se podrá dar en muchas minas de oro y plata y otros metales, porque los hay en la tierra; y es fama común que los caciques principales las tienen oculto (así), a fin de que los españoles no les entren en sus tierras y porque el Diablo se lo aconseja; y para esto sería necesario tener siempre en Potosí o en la ciudad de La Plata dos o tres caciques de los principales en depósito y reenes, hasta que esté bien ebntablado, por ser indios belicosos y mal impuestos.

Y con estos indios de Atacama y contorno del lapis-azul y jaspe de colores diferentes y negros y amarillo, turquesas (1) finas y granates y otras diferencias de piedras de poco valor y mucho; u asimismo en Tarapacá hay algunas cosas destas y alumbre muy rico.

Podríase abrir camino desde el asiento de Escala a Copiapó de Chille por la cordillera, y hay agua y pasto y mucho ganado vacuno, que vale a peso cada novillo y vaca en Chille. Demás del provecho que seguiría en traer y sacar el dicho ganado, sería en traer y sacar el dicho ganado, sería de grandísimo provecho descubrir este camino por la cordillera a Chille, porque se excusaría el despoblado que hay a Chille deste Atacama a Copiapó, porque en él no hay el recaudo que habría por las vertientes de la cordillera, donde Pedro Sande dice se abrirá camino y se ofrece a lo abrir.

Asimismo en el término y contorno de Tarapacá, ques desde el puerto de Pisagua e Hiquehique, donde hay indios uros pescadores, hasta el puerto de Loa, hay muchas minas de plata y oro, cobre y plomo, alumbre, acije [aceche, caparrosa] y otros metales. Y el inga pretendió echar el río de Mauri, que es en la cordillera, al valle del Algarrobal, ques junto a Tarapacá, y cinco leguas del cerro que llaman Asino, donde labró el inga y Lucas Martín Begaso, y Pedro Sande ha labrado y vístolo por vista de ojos; y este río intentó el inga echallo al Algarrobal dicho, y para ello rompió siete leguas de tierra y lo dejó como entraron los españoles en la tierra, y faltará por romper un cuarto de legua de la cordillera, que se podrá romper y abrir con costa de seis mill pesos ensayados; y sería de muy gran efeto echar este río para cultivar las minas, porque son muy ricas y es tierra fértil y abundante de comida; y si se echase este río, se podrían poblar dos o tres pueblos despañoles y reducir los indios de aquel disrtito; porque aunque se mandaron reducir en la visita general, no están todos reducidos y se podrían sacar más de mill indios más de los reducidos que están ocultos, y por ser tierra tan poco hollada despañoles no se han descubierto grandes riquezas que el inga labraba en ella. Y el repartimiento de los herederos de Lucas Martín Begaso es jurisdicción e la ciudad de Arequipa, y tendrá como dos mill indios aymares (así) y más de mill indios uros pescadores en el dicho distrito.

Hay de los Lipes a Tarapacá 30 leguas. Hay de los Lipes a Atacama 40 leguas.-- Hay de los Lipes a los Carangas 40 leguas.-- Hay a Potosí desde los Lipes 50 leguas.-- Hay desde los Lipes a Talina 35 leguas.-- Hay desde los Lipes a Tarija 40 leguas.-- Hay desde los Lipes a la tierra de guerra de los omaguacas 40 leguas.-- Hay de los Lipes a los indios cimarrones, que están hacia Omaguaca, 25 leguas.

Puédense proveer los Lipes de comida [63] de Tarapacá y de Atacama y de Talima y Tarija, y al presente se ha llevado de Potosí.

Y para que V.E. más en particular entienda lo dicho y casi será verlo por vista de ojos, lleva Diego Anrrique (así) la pintura y discreción de toda esta tierra.

Del contorno y tierras del Paraguay se podrían sacar con facilidad cuatro mill indios guaranís, gente muy belicosa y guerrera, porque son casi los indios del Brasil y hablan la propia lengua; y podríanse sacar de Tucuma, ques muy abundante de maíz y carne y vale poco; y con estos indios y con doscientos y cincuenta españoles se podría entrar a Chille con facilidad, y apretando a los indios del valle de Arauco y todos los demás que están de guerra, por la otra parte y por ésta, con facilidad se allanarían y se haría grandísimo servicio a Dios y a la magestad real; porque estos indios, pasando la cordillera, correrán todo el estado de Arauco en pocos días, porques gente de montaña y pelean con flechas y macanas, y es gente que jamás representa batalla, sino que dan los asaltos con muchas trasnochadas, en lo cual tienen grandísima ventaja a la gente de Chille. Y estos indios agora diez y siete años salieron con Nuflo de Chaves y el obispo de Paraguay y vinieron rodeando y allanando la tierra, antes que llegasen a Santa Cruz, más de ochocientas leguas, y pasaron por gentes muy belicosas y especial por la provincia que llaman Chiquitos, gente muy belicosa y que tiene yerba. Y estos guaraníes vencieron ya otros muchos hasta llegar a Santa Cruz; por manera que se tiene ya espiriencia desta gente.

De la parte donde se han de quedar estos indios S.M. no tiene ningún provecho de tasa ni de servicio de indios, ni aún de los españoles ni criollos; es gente muy buena para la guerra y buenos arcabuceros y hombres de a caballo y holgaran servir e esta jornada; y de Tucumán, como está dicho, se podrían proveer depósitos de comidas, pues las tienen de cosecha y valen tan poco y aquella tierra no da ningún provecho.

Siendo V.E. servido, yo me ofrezco entablar lo de los Lipes e ir a reducir todos aquellos indios conforme a lo que está dicho en esta relación y llevar la gente necesaria para ello, todo a mi costa y sin queme dé socorro alguno; y entiendo, mediante Dios, hacer en ello un señalado servicio a S.M. y a V.E., porque creo ha de ser tanta grosedad como este cerro, y holgaré en ocsa semejante emplear mi vida y hacienda. Y asimismo, siendo V.E. servido y paresciendo que es cosa conveniente, me ofrezco a entrar a socorrer a Chille con los indios arriba referidos, o sin ellos, como mejor paresciere convenir; porque como hombre que trajo el socorro pasado para aquel reino, deseo llevar este otro para lo allanar, porque como es cosa nueva acometerles por la parte del Pirú, hanlo de extrañar, y aunque les pese se han de allanar.

Con el talento que Dios me dió y con mi persona y hacienda, y con mis amigso y deudos, me ofrezco a servir en estas cosas; V.E., como quien tan bien entiende, será servido de mandar ver si conviene aceptar mi servicio y ofrecimiento, y remitiéndome a Diego Enrique en las demás particularidades que V.E. fuere servido saber, Nuestro Señor la Excma. persona de V.E. guarde por muchos años y en mayor estado acresciente. En Potosí, 8 de noviembre de 1581.

Pedro Sande es la persona que dió orden en hacer las lagunas desta villa conque muelen los ingenios de la ribera della muchos meses más de los que molieran., de que se sigue grandísima riqueza. --Excelentísimo señor. --De V.E. criado que sus excelentísimas manos besa, JOAN LOZANO MACHUCA.
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(1) Según mi amigo, el insigne americanista y geólogo W. Reiss, estas piedras no son las que Lozano creía, sino la sustancia volcánica denominada Sodalita.

(Original. --Bibl. Nacional; Mss. J. 58, fols. 144-146)


Relaciones Geográficas de Indias vol. II. Marcos Jiménez de la Espada. Madrid, 1967.
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