miércoles, 30 de septiembre de 2015

Ferreira destaca defensa de Mesa y dice que Chile quiso subestimar fallo de la CIJ

Ferreira destaca defensa de Mesa y dice que Chile quiso subestimar fallo de la CIJ

Reymi Ferreira manifestó que en las esferas políticas de Chile se quiso "subestimar" el fallo de la CIJ, en el que se declaró competente para tratar la demanda marítima boliviana.
Autoridad. El ministro Reymi Ferreira habló sobre las barcazas chinas. Foto: Wara Vargas / archivo
El ministro Reymi Ferreira habló sobre la entrevista a Mesa en Chile.
La Razón Digital / ABI / La Paz
12:27 / 30 de septiembre de 2015
El ministro de Defensa, Reymi Ferreira, destacó hoy la defensa que hizo el expresidente Carlos Mesa de la demanda marítima, en entrevista con TVN de Chile y dijo que ese país quiso subestimar el reciente fallo que dictó la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. 
"Interesante. El vocero siempre ha sido coherente con la propuesta y lo que llevó Bolivia como posición interna", indicó.
Sin embargo, manifestó que en las esferas políticas de Chile se quiso "subestimar" el fallo de la CIJ, en el que se declaró competente para tratar la demanda marítima boliviana, comportamiento que -señaló- fue imitado por algunos medios de comunicación de ese país.
Agregó que se advirtió también que Chile no maneja "objetivamente" el fondo de la demanda y pretende hacer ver que el tema gira en torno al Tratado de 1904.
Anoche, Mesa durante la entrevista con el canal chileno, estableció, entre otros aspectos, que Bolivia cumplirá, cualquiera sea, la decisión de la CIJ y que Chile, que se ha dicho insistentemente respetuoso de la legislación internacional, debe seguir esa ruta.

Quiroga entregará el ‘Libro del Mar’ al vicepresidente de EEUU

Quiroga entregará el ‘Libro del Mar’ al vicepresidente de EEUU

Biden y Quiroga asistirán como expositores en el Concordia Summit, que se celebrará mañana y el jueves, y al que concurrirán los expresidentes de Colombia Andrés Pastrana y de México Felipe Calderón.
El expresidente Jorge Quiroga Ramirez. Foto: Archivo
El expresidente Jorge Quiroga Ramirez. Foto: Archivo
La Razón Digital / EFE / La Paz
12:16 / 30 de septiembre de 2015
El expresidente boliviano Jorge Quiroga (2001-2002) viajó hoy a Nueva York para asistir a un foro político donde se reunirá con el vicepresidente estadounidense, Joseph Biden, a quien entregará el "Libro del Mar", con los argumentos bolivianos de la demanda marítima contra Chile, informaron hoy sus colaboradores.
Ese documento resume los argumentos históricos, jurídicos y diplomáticos de la exigencia boliviana a Chile de una restitución de la salida al mar perdida en una guerra del siglo XIX, objetivo que ha derivado en un juicio en la Corte de La Haya.
"Quiroga defiende con pasión la causa marítima allá donde va, el día de hoy está viajando a Nueva York, va a estar mañana con el Vicepresidente de los EE.UU. y le va a entregar el libro de defensa del mar", declaró el exlegislador Luis Vásquez, colaborador del expresidente.
El documento ha sido repartido a varias autoridades y personalidades de varios países del mundo, sobre todo por el expresidente Carlos Mesa (2003-2005), que es el encargado de explicar internacionalmente el juicio planteado contra Chile.
Biden y Quiroga asistirán como expositores en el Concordia Summit, que se celebrará mañana y el jueves, y al que concurrirán los expresidentes de Colombia Andrés Pastrana y de México Felipe Calderón.
Pese a que sus relaciones con el presidente boliviano, Evo Morales, son tensas en la política interna, Quiroga participa siempre en las reuniones convocadas por el jefe de Estado para evaluar las estrategias sobre la causa marítima.
La semana pasada, Quiroga y los expresidentes bolivianos Guido Vildoso (1982), Jaime Paz Zamora (1989-1993) y Mesa se reunieron con Morales para celebrar que el tribunal de Naciones Unidas se declaró competente para juzgar la demanda presentada contra Chile en 2013.
Bolivia pide a la Corte que dicte la obligación a Chile de negociar un acceso soberano al océano Pacífico, que perdió en 1879, con el argumento de que varias autoridades chilenas hicieron ofertas en ese sentido lo largo de la historia del conflicto.

Excandidato presidencial chileno aboga por diálogo y solución del diferendo con Bolivia

Excandidato presidencial chileno aboga por diálogo y solución del diferendo con Bolivia

El excandidato presidencial del Partido Humanista de Chile Tomás Hirsch consideró que debe buscarse una salida soberana al Pacífico para Bolivia y sostuvo que su país tiene una  oportunidad para zanjar el diferendo
La Razón Digital / Carlos Corz / La Paz
17:04 / 29 de septiembre de 2015
El excandidato presidencial del Partido Humanista de Chile Tomás Hirsch expresó que debe buscarse una salida soberana al Pacífico para Bolivia y consideró que su país tiene una  oportunidad de resolver los conflictos con La Paz a través del diálogo. El presidente Evo Morales convocó a su colega Michelle Bachelet a dialogar.
“En lo personal pienso que hay que buscar una salida soberana al mar, aunque es posible que no se resuelva de ese modo, pero el diálogo puede llevar a otra solución”, aseguró el actual vicepresidente humanista en su programa en radio Universidad de Chile, a cinco días del fallo del Tribunal Internacional de Justicia (CIJ).
“Siempre el camino del diálogo es mejor, el que exista una tribunal internacional a mí me parece que se debe agradecer. El hecho que tengamos la posibilidad de llegar a un acuerdo con Bolivia, es algo que debemos valorar”, insistió Hirsch, quien consideró que el fallo de la CIJ a favor de Bolivia es resultado de la negativa a dialogar.
Los jueces internacionales determinaron rechazar el recurso de incompetencia presentado por el gobierno de Michelle Bachelet y reafirmaron su jurisdicción sobre la demanda boliviana que plantea se obligue al demandado a negociar una salida soberana al Pacífico en función de los ofrecimiento de solución que hizo a lo largo de la historia.
Morales convocó a Bachelet a dialogar e informó hoy que encontró en su colega ‘cierto interés de conversar’ durante el breve encuentro en el marco de la asamblea de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en Nueva York.
Hirsch también planteó la posibilidad de crear en el norte de Chile, oeste boliviano y sur de Perú, una de zona de patrimonio trinacional que permita ver la antesala de América del futuro, lo que implicaría –añadió- una América unida e integrada, “esto significaría derribar las fronteras y facilitar el libre tránsito de las personas”.
El excandidato presidencial espera que el nuevo proceso que se abre en la CIJ afiance la integración. “Que sea una etapa que conduzca a una mayor integración latinoamericana, a un mayor compromiso de Chile con la región y a fortalecer una paz definitiva en nuestra región que permita mirar con gran optimismo hacia el futuro”.
Tras el fallo, los jueces internacionales iniciaron el tratamiento del tema de fondo de la demanda e instruyeron al gobierno de Bachelet presentar la contramemoria a la memoria boliviana que sustenta la demanda.

Los chilenos que dijeron “mar para Bolivia”

Los chilenos que dijeron “mar para Bolivia”

Más allá del discurso de los políticos y autoridades locales, hay un amplio grupo de chilenos que se han solidarizado desde hace años con la demanda marítima de Bolivia. Artistas, intelectuales, académicos y dirigentes sociales han alzado la voz para apoyar, desde tierra chilena, la histórica lucha del país vecino.
El público en el Caupolicán de la capital de Chile no solo coreó el estribillo, sino que mostró carteles.
El público en el Caupolicán de la capital de Chile no solo coreó el estribillo, sino que mostró carteles. Foto: comunicacion.presidencia.gob.bo
Vanessa Vargas Rojas/Chile
00:00 / 30 de septiembre de 2015
Jorge González, músico: “Esto lo opina mucha gente”
El exlíder del grupo Los Prisioneros se ha pronunciado en apoyo a la demanda boliviana en más de una ocasión. En 2013, previo a su presentación en el Festival de Viña del Mar, el músico aseguró que la Guerra del Pacífico fue gatillada por intereses británicos.
“Me parece completamente razonable que si están esas tierras en el norte se pueda llegar a un acuerdo con el cual Bolivia tenga un paso al mar, y eso opina mucha gente, pero la posición militarista lo frena”; recalcó que la Guerra del Pacífico fue “creada por los intereses ingleses, y los que salieron ganando al final fueron los ingleses y los que quieren salir ganando ahora de nuevo, con la guerra que quieren montar, son los mismos”.
“En esa guerra, Chile obtuvo la soberanía de una vasta extensión de territorios que antes eran bolivianos y, con ello, también de enormes depósitos de salitre y cobre, que fueron adquiridos mayoritariamente por capitales británicos”, argumentó.
Pedro Lemebel, escritor: “Es tan injusto el hecho de que un niño no pueda conocer el mar”
En marzo de 2012, el escritor chileno Pedro Lemebel fue invitado a exponer en La Paz y leyó ante el auditorio un emotivo texto que reflexiona sobre la demanda marítima ante los ojos de un niño boliviano: “Con todo mi corazón, va un texto que escribí pensando en que es tan injusto el hecho de que un niño no pueda conocer el mar”, señaló.
“Aun así, pequeño niño boliviano, te puedo contar cómo conocí la gigante mar, y daría todo para que esta experiencia no te fuera ajena. Incluso, te regalo el metro marino que quizá me pertenece de esta larga culebra oceánica. Tanta costa para que unos pocos y ociosos ricos se abaniquen con la propiedad de las aguas”.
“Por eso, al escuchar el verso neopatriótico de algunos chilenos me da vergüenza, sobre todo cuando hablan del mar ganado por las armas. Sobre todo al oír la soberbia presidencial descalificando el sueño playero de un niño. Pero los presidentes pasan como las olas, y el dios de las aguas seguirá esperando en su eternidad tu mirada de llocalla triste para iluminarla un día con su relámpago azul”, escribió en su libro Adiós, mariquita linda (2004).
Cinco mil chilenos en el Caupolicán: “¡Mar para Bolivia!”
En 2014, el presidente de Bolivia, Evo Morales, fue recibido por más de 5 mil personas en el teatro Caupolicán de Santiago. Tras su irrupción en el escenario, la gente coreó “mar para Bolivia” durante varios minutos, entre banderas y aplausos de apoyo a la demanda del mandatario, quien agradeció el gesto con emoción.
El mural de la Brigada Ramona Parra
Varios medios bolivianos destacaron el mural realizado por la Brigada Ramona Parra en La Haya, con el objetivo de la demanda marítima. “Nosotros creemos que representamos a otro Chile, estamos en un lugar donde vendrán muchos chilenos del gobierno de Chile para justificar y para explicarle a los tribunales que Chile no tiene ninguna deuda con Bolivia, nosotros tenemos una idea totalmente contraria a eso”, declaró Patricio Madera a TeleSUR.
Movimiento de Pobladores Ukamau: “El mar no es de los chilenos”
Los dirigentes del Movimiento de Pobladores Ukamau difundieron un video que registra el diálogo y los apoyos del colectivo hacia la lucha del pueblo vecino, asegurando que “el mar no es de los chilenos, sino de un pequeño sector de familias que se está enriqueciendo y explotando nuestro mar”. Además, recalcaron que es necesario “un comercio justo en Latinoamérica”.
El relativo apoyo de los políticos chilenos
En los últimos años, más de alguna figura política del medio chileno ha expresado su idea de otorgarle acceso soberano al pacífico a Bolivia. Los diputados comunistas Lautaro Carmona y Camila Vallejo se han manifestado al respecto, aunque sus posturas podrían relativizarse considerando que integran el gobierno de la Nueva Mayoría y respaldan su postura ante La Haya.
“Es lamentable el punto al que tuvimos que llegar, pero sí estoy de acuerdo con una salida soberana al mar para Bolivia en el marco de una política de integración“, señaló Vallejo en una opor- tunidad. “Entiendo también las posiciones nacionalistas que hoy el Gobierno defiende, pero también creo en la importancia de las políticas de integración latinoamericanas”, agregó la parlamen- taria, asegurando que es importante pensar en la posibilidad de ceder territorio a cambio de energía.
A la lista se han sumado figuras como Marco Enríquez-Ominami (pro), Tomás Hirsch (ph), Sergio Aguiló, Cristina Girardi y hasta el alcalde de Calama, Esteban Velásquez.
Gabriel Salazar, historiador: “¿Qué tanto hablamos de soberanía?
El Premio Nacional de Historia 2006 de Chile señaló que es incongruente que Chile hable de soberanía, más aún considerando que gran parte de los recursos y riquezas del país han sido entregados sin mayores obstáculos a los intereses extranjeros.
El alegato chileno en La Haya es un alegato que se aferra a la permanencia perpetua de los tratados, entonces tiene la debilidad justamente de que no reconoce que los procesos históricos van cambiando y se van transformando en el tiempo, y a la vuelta de ciento y pico años es evidente que las condiciones entre Chile y Bolivia han cambiado.
“Creo que por ese lado el alegato chileno es muy patriotero, quiere rigidizar las cosas y mantener la condición de vencedor en el tratado, y eso creo que está un poco en el aire, porque las cosas cambian y requieren que todas las leyes deban ser actualizadas en algún momento”, argumentó.
Salazar acotó que “hablamos mucho de soberanía chilena sobre el territorio, pero resulta que la soberanía nacional, por ejemplo sobre el agua, el agua está privatizada, entonces dónde está la soberanía ahí. Poco a poco los ríos están siendo privatizados. El cobre de hecho está privatizado a pesar de que una parte es de Codelco, pero la mayoría está en manos extranjeras. Entonces qué tanto hablamos de soberanía, cuando estamos entregando la riqueza de este país a los extranjeros en masa. Hasta la educación”.
Sergio Grez, historiador: “El trauma que significa para el pueblo boliviano la no salida al mar es tremendo”
El historiador y académico de la Universidad de Chile ha recalcado que la importancia de la demanda boliviana supera el aspecto económico, algo que no ha sido entendido desde este país: “Me parece que los últimos gobiernos chilenos no entienden cuestiones fundamentales. Incluso, podría decirse que su nivel de comprensión del trauma que significa para el pueblo boliviano la no salida al mar es tremendo, es un problema político y emocional muy grande. No solo es un tema económico”.
Grez declaró que “el nivel de comprensión de nuestros gobernantes a partir de 1990 es inferior incluso al del dictador Pinochet, que intentó una solución negociada con el dictador boliviano Hugo Banzer, que acordaba una salida soberana al mar para Bolivia.
Ya sabemos que eso salió mal, no tuvo un desarrollo favorable, pero indicaba un cierto realismo político por parte del Estado de Chile y no esta negativa absoluta a reconocer el problema”.
“Insisto, esto no tiene que ver solo con política, sino con emociones, identidades y un sentimiento de despojo. Por ello me parece que la posición oficial de Chile es irrealista, porque consiste en decir que no hay problemas, pero basta que una de las partes sienta que hay problema para que, efectivamente, haya un problema. Por todo esto, la posición chilena es querer tapar el sol con un dedo”.
Salvador Allende: “Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico”
El exmandatario no dudó en hacer explícita su postura sobre la demanda boliviana, que ya en esos años era un problema a tratar en las complejas relaciones diplomáticas entre ambos vecinos.
Al respecto, Allende no titubeó: “Caminaremos juntos en la gran tarea histórica de América Latina. Ha llegado la hora de la gran reparación de una injusticia cometida contra Bolivia. Chile tiene una centenaria deuda con Bolivia y estamos dispuestos a emprender una solución histórica. Bolivia retornará soberana a las costas del Pacífico”.
Melissa Sepúlveda, expresidenta de la FECh: “Muchos de los conflictos que se dan entre países no tienen que ver con sus pueblos”
La exdirigenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECh) también fue consultada sobre el conflicto diplomático que hoy enfrenta a Chile y Bolivia ante La Haya. “Yo creo que muchos de los conflictos que se dan entre países no tienen que ver con sus pueblos“, reflexionó.
“Hay todo un revuelo mediático con este asunto, pero no pasó lo mismo cuando se aprobó la Ley de Pesca, cuando los pescadores dieron la pelea firme en las caletas y eso no salió en ninguna parte. Hoy esas familias trabajan en un mar que cada día tiene menos peces, porque la pesca industrial no respeta las vedas y saca los juveniles”.
Hinchada de la Universidad de Chile y su cartel
A mediados de marzo, un grupo de hinchas de la Universidad de Chile viajó a La Paz para apoyar a su equipo en un partido para el olvido ante The Strongest, en el marco de la Copa Libertadores 2015. Al entrar al estadio, los bolivianos fueron sorprendidos gratamente por quienes portaban un lienzo apoyando la demanda marítima contra Chile.
La imagen fue difundida por el Ministerio de Deportes de Bolivia. Según las autoridades locales, el grupo de hinchas quiso ingresar el lienzo al partido, pero las reglas de la Conmebol prohíben las manifestaciones políticas en esos espectáculos deportivos.
El lienzo en cuestión exhibía el mensaje “Mar para Bolivia con soberanía”, junto a las figuras y colores del equipo Universidad de Chile. La fotografía fue tomada en las puertas del estadio paceño.
Dirigente mapuche: ¿Por qué tendría yo que defender los intereses de siete familias”
A diferencia del Estado chileno, el pueblo mapuche ha declarado formalmente su apoyo a la demanda por una salida soberana al Pacífico para Bolivia. Al respecto, el presidente de la Asamblea Mapuche Izquierda, Domingo Marileo, aseguró: “Tú a tu hermano, si lo quieres de verdad, si quieres considerarlo como hermano, no le puedes quitar el agua, no le puedes negar el agua (derecho a tener soberanía)”.
A sus dichos se sumó el dirigente Hilario Huirilef: “Hoy día -el mar- está en manos de siete familias, en consecuencia, ¿por qué tendría yo que defender los intereses de siete familias?”
Roberto Márquez, de Illapu: “A Bolivia le fue arrebato todo su litoral por la fuerza de las armas”
El líder de una de las bandas chilenas más cercanas a la cultura andina no podía quedarse fuera del debate: “A Bolivia le fue arrebatado todo su litoral por la fuerza de las armas, en una guerra fratricida que respondía a intereses económicos de capitales privados ingleses”, afirmó.
En opinión de Márquez, “la Guerra del Pacífico es uno de los muchos conflictos que han separado a los pueblos latinoamericanos en beneficios de capitales foráneos.
Esa ha sido desde siempre la estrategia para mantenernos separados y así dominarnos”.
Claudio García, líder de Los Miserables: “El patriotismo no va con nosotros”
El legendario integrante de la banda de punk chileno Los Miserables recalcó que “Bolivia merece y necesita una salida al mar, y siempre ha sido parte de nuestro discurso la integración latinoamericana y los derechos de los países limítrofes”.
Además, aseguró que no se complican por las críticas que esta opinión pueda ocasionar en Chile, ya que “atornillaríamos al revés si pensamos que a alguien le va a molestar. El patriotismo no va con nosotros. El patriotismo nuestro solo se demuestra cuando juega la selección chilena de fútbol. Para el resto, somos una sola patria”, recalcó el intérprete de “El crack”.
Tomado de: eldesconcierto.cl

lunes, 28 de septiembre de 2015

Repercusiones del logro boliviano en La Haya (2)


Carter exhorta a Chile dialogar ‘de buena fe’ con Bolivia

Reflexión. El excanciller y senador chileno Walker dice que miraron a Bolivia ‘por encima del hombro’.
Visita. Carter con el busto de Túpac Katari. Evo Morales y el embajador ante la ONU, Sacha Llorenti. Foto: ABI
Visita. Carter con el busto de Túpac Katari. Evo Morales y el embajador ante la ONU, Sacha Llorenti. Foto: ABI
La Razón (Edición Impresa) / Jorge Quispe, Luis Mealla La Paz
02:59 / 28 de septiembre de 2015
El expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter abogó por un diálogo “de buena fe” entre Bolivia y Chile sobre el reclamo marítimo que se tramita en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con sede en La Haya (Holanda). La exhortación emergió tras una reunión con el mandatario Evo Morales.
“Cuando yo era presidente de los Estados Unidos (1977-1981) hice un llamado para que Bolivia tenga un acceso al mar y yo me he sentido muy satisfecho con la decisión de la Corte, de hace algunos días, para que este tema sea resuelto entre Bolivia y Chile. Espero que Chile negocie de buena fe con Bolivia para resolver este tema”, dijo el exmandatario estadounidense en un contacto que divulgó ayer la estatal Bolivia Tv.
Evo Morales visitó el sábado por la tarde a Carter (premio Nobel de la Paz de 2002) en su residencia ubicada en la ciudad de Atlanta, en el marco de la agenda diplomática que desarrolló el fin de semana en EEUU.
“Yo no quiero ver a un lado ganar y a otro lado perder, quiero que los dos lados ganen”, remarcó el exgobernante, quien creó una fundación para el fortalecimiento de la democracia.
La CIJ se declaró competente para tratar la demanda que Bolivia presentó en 2013 ante este tribunal. La acción legal busca que Chile admita que tiene la obligación de negociar con Bolivia una salida soberana al océano Pacífico, sobre la base de ofertas unilaterales que hizo Santiago a lo largo de la historia.
Tras conocer el fallo, que fue respaldado por 14 de 16 magistrados de la CIJ, Morales viajó a Nueva York para participar del 70 periodo de sesiones de la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En medio de esa agenda, el Jefe del Estado y su comitiva aprovecharon para ir a Atlanta.
AMIGOS. “Ha sido el encuentro de dos amigos, dos personas que se conocen, se tratan con mucha confianza. Tocaron dos o tres temas claves de la situación de nuestro país, de la política exterior y de su relación con el mundo; el primero, por supuesto, es el tema del mar”, explicó luego el embajador de Bolivia ante la ONU, Sacha Llorenti.
En 2014, Chile planteó una excepción preliminar para evitar que la CIJ conozca la demanda boliviana, pero el 24 de septiembre el tribunal rechazó el recurso y reactivó el litigio. Fijó para el 25 de julio de 2016 “la fecha límite” para que Chile presente su contramemoria para responder al fondo de la demanda impetrada por el país.
En La Paz, el procurador general del Estado, Héctor Arce, afirmó que tras la determinación del tribunal internacional, Chile “ha perdido el argumento central de su defensa”, que apuntaba a que el diferendo quedó zanjado con el Tratado de 1904. Según Arce, el fallo de la CIJ comprobó que la demanda boliviana “es un tema totalmente separado” y no toca este tratado.
Según la CIJ, las cuestiones en disputa entre los dos países son asuntos que “no se han resuelto por acuerdos entre las partes o por decisión de un tribunal de arbitraje o internacional, ni tampoco están gobernados por acuerdos o tratados en vigor”.
No obstante, el agente de Chile ante la CIJ, Felipe Bulnes, argumentó que el fallo “dañó en el corazón de las aspiraciones” bolivianas. Aseguró que limita sus peticiones porque —según dijo en una entrevista con El Mercurio— el tribunal consideró que la demanda no persigue una obligación de negociar con un resultado predeterminado, “sino que es meramente una obligación”.
El canciller chileno, Heraldo Muñoz, en declaraciones a La Tercera admitió que la posibilidad de su país de ganar el recurso “era limitada”. El excanciller y senador oficialista de la Democracia Cristiana (DC) Ignacio Walker admitió que se subestimó a Bolivia: “Tenemos que dejar de lado un cierto tono de autosuficiencia y de mirar a Bolivia por encima del hombro”, manifestó.
Bachelet prepara estrategia de defensa
Jorge Quispe
Luego de que la CIJ se declaró competente para tratar la demanda marítima boliviana, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, alista la nueva estrategia en virtud de la presentación de su contramemoria, el 25 de julio de 2016, y busca que el párrafo 33 del fallo, leído el pasado jueves, sea la punta de lanza en el siguiente paso del proceso.
La Mandataria explicó el sábado en Nueva York, a donde asistió para el 70 periodo de sesiones de la Asamblea de las Naciones Unidas, que el fallo incluye “párrafos favorables” para Chile, sobre las pretensiones bolivianas de una salida soberana al océano Pacífico.
“Incluso, asumiendo que la Corte encontrara la existencia de tal obligación (de negociar por una salida soberana al mar para Bolivia), no le corresponde a la Corte predeterminar el resultado de ninguna negociación que ocurriera, como consecuencia de esa obligación”, señaló Bachelet respecto al párrafo 33 del documento leído por el presidente del tribunal internacional, Ronny Abraham, sobre la competencia de la CIJ.
Tras el fallo, Bachelet se reunió en Nueva York con el agente chileno Felipe Bulnes, para analizar la resolución de la Corte y las futuras etapas a seguir en el caso.
“Ahora se abre una nueva etapa y tenemos que definir cuáles son los pasos que tenemos que seguir dando, cuáles son los puntos que tenemos que abordar. Este diferendo es distinto del anterior y, por lo tanto, nos implica mirar cómo nos organizamos y qué pasos damos para asumirlo”, indicó la autoridad según un comunicado de la Presidencia chilena.
El jueves, la CIJ rechazó, por 14 votos a dos, la objeción preliminar presentada por Chile en 2014.    
Un día después, el tribunal programó que el país vecino entregue su contramemoria en 2016, en  respuesta a la memoria que Bolivia presentó en abril del año pasado, que sienta las bases de la demanda para obligar a Chile a negociar una salida soberana al mar.

Chile alista estrategia jurídica, histórica, política y comunicacional para el juicio en la CIJ

El canciller de Chile, Heraldo Muñoz, anunció que la estrategia contará con elementos que no pudieron ser desarrollados durante el trámite del recurso de incompetencia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). El recurso fue rechazado y los jueces decidieron tratar la demanda marítima boliviana.
El canciller Heraldo Muñoz en conferencia de prensa. Foto: Archivo
El canciller Heraldo Muñoz
La Razón Digital / Carlos Corz / La Paz
09:42 / 28 de septiembre de 2015
Chile perfila toda una estrategia jurídica, histórica, política y comunicacional para enfrentar la demanda marítima planteada por Bolivia en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con elementos que no pudo utilizar por ‘restricciones’ durante el trámite del recurso de incompetencia, rechazado el jueves por los jueces internacionales, anunció el canciller Heraldo Muñoz.
"En la etapa procesal de objeción preliminar teníamos algunas restricciones, porque teníamos que atenernos a lo preliminar, pero ahora no tenemos esas restricciones y vamos a desplegar todos los argumentos jurídicos e históricos, políticos y comunicacionales”, anunció en una entrevista con la emisora ADN, reproducida en el portal de La Tercera.
La CIJ comunicó el 24 de septiembre la decisión de rechazar el recurso chileno que intentó evitar el tratamiento de la causa boliviana y se declaró competente para tramitarla. La demanda presentada por el gobierno de Evo Morales plantea que se obligue a Santiago a negociar una salida soberana al mar en función a los compromisos de resolución que hizo a lo largo de la historia.
La decisión  del reforzamiento de la estrategia chilena se conoció cuando en Santiago fue publicada una encuesta de la Universidad del Desarrollo de Chile, que reveló que el 54% de los chilenos consideró que el fallo internacional representó una derrota para ese país. La administración de la presidenta Michelle Bachelet hizo una campaña en el proceso de trámite de objeción que intentó posicionar la idea de que la demanda afectaría el sistema internacional de fronteras.
Muñoz reiteró que su país está dispuesto a reponer las relaciones diplomáticas, pero sin condicionamientos. “No se puede poner prerequisitos para un diálogo y menos cuando involucra la integridad territorial de nuestro país, por eso hemos dicho que estamos dispuestos a reponer las relaciones diplomáticas de inmediato, pero sin condiciones", afirmó.
El Gobierno de Morales respondió en julio que está dispuesto a retomar las relaciones bilaterales con la idea de iniciar una negociación para resolver el diferendo marítimo en un plazo de cinco año y con el papa Francisco como garante.

Carlos D. Mesa:Hay que profundizar nuestros argumentos con las potencias

Tras el fallo, Carlos Mesa considera que Bolivia tiene que profundizar sus argumentos con potencias como Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Gran Bretaña, sin ninguna duda. Un primer paso es la normalización plena de relaciones con Estados Unidos.
Carlos D. Mesa.
Carlos D. Mesa. Foto: Alejandra Rocabado.
La Razón (Edición Impresa) / Ricardo Aguilar Agramont / La Paz
00:06 / 27 de septiembre de 2015
— Chile cree que la Corte ha limitado el pedido boliviano, ¿esto es verdadero?
— En absoluto, la demanda es una demanda integral que tiene dos partes, la primera es “diálogo” y la segunda “para otorgarle a Bolivia un acceso soberano al mar”, pero ambas partes están intrínsecamente vinculadas, porque, como sabes, tienen que ver con la naturaleza exacta de la definición de la propia serie de compromisos que Chile hizo a lo largo de 70 años. En ese sentido, hay un sofisma en la interpretación que hace Chile de lo que entiende por “limitación”.
Cuando la Corte establece que no puede pronunciarse sobre un fallo predeterminado no se refiere al hecho de dividir “diálogo” y “acceso soberano”. Es en ese sentido que la Corte no se va a pronunciar, pero no está diciendo que se recorte la demanda y forzando que nuestra demanda tenga una parte única y que solo va a considerar la parte vinculada al diálogo, en absoluto.
— Cuando el fallo habla de la naturaleza preliminar de la objeción, hubo una llamada de atención a Bolivia por parte de la Corte, como si se hubiese ofendido.
— Eso es lógico, es parte de un debate jurídico. Nuestros abogados establecieron un conjunto de armas jurídicas y de armas argumentales para plantear la naturaleza de reafirmación de que la Corte es competente. La Corte por supuesto protege su majestad y dice ‘un ratito las características de si soy competente o no las defino yo y no los abogados’. Si esa misma pregunta les hicieras a los abogados chilenos, ellos no tendrían un solo argumento que se les haya salvado, en el caso chileno la Corte no aceptó nada de lo que plantearon.
— Hay varias admisiones chilenas de la competencia de la Corte después del fallo (Bulnes y Bachelet).
— Es extraordinario ver cómo alguien que a lo largo de un año y medio te dice que es evidente que ‘la Corte se va a declarar incompetente porque si se declara competente pone en tela de juicio la arquitectura internacional de tratados’ y, poco menos, ‘va a estallar el mundo’; al día siguiente del fallo que establece exactamente lo contrario dice: ‘aquí no pasó nada; nosotros no nos preocupamos’. Fueron ellos los que generaron la demanda y generaron los argumentos más amarillistas sobre un tema tan delicado, distorsionando no solo nuestra demanda, sino diciendo que un fallo eventual podría poner en riesgo al sistema internacional de tratados. Por lo tanto, no se sostiene un giro de 180 grados tan pueril como el que la presidenta (Michelle) Bachelet ha presentado en su discurso. Un discurso, por cierto, de una agresividad absolutamente innecesaria, en contraste total con la disposición de Bolivia, que podía haber hecho escarnio aprovechando el triunfo y no lo ha hecho. El presidente Evo Morales ha presentado una línea muy moderada y de apertura al diálogo bilateral. Vamos a celebrar, pero lo haremos sobriamente.
— ¿Esta sobriedad tiene que ver con esa súbita discreción que se decide días antes del fallo, al no enviar a la lectura a una delegación?
— En este tipo de actos en los que hay dos países involucrados, los agentes se reúnen y establecen condiciones protocolares, formales, de plazos, etc. y los agentes de Bolivia y Chile establecieron, de acuerdo mutuo, que no iba a haber la presencia de ningún canciller ni de ningún parlamentario. Si te das cuenta, hubo absoluto paralelismo entre lo que fue la presentación de Chile y Bolivia en los alegatos y lo que pasó hoy (jueves). La sobriedad fue tanto de Bolivia como de Chile, porque fue un acuerdo.
— Días antes pasaron cosas curiosas. Chile se inventó la posibilidad de una cuarta opción que no existe, ¿qué pretendió esa campaña?
— Lo has dicho, esa cuarta opción no existía. Han sido especulaciones. ¿Cuál era el problema? Si haces análisis de los días previos, del domingo a hoy, y sigues la lógica comunicacional del Gobierno de Chile y la de Bolivia, ambos estábamos preparados para el resultado que se dio. Bolivia estaba preparada para ganar y Chile estaba preparándose para perder. Uno de los elementos de la preparación para perder fue: ‘no va a ser muy importante’, ‘no va a cambiar nada’. Esa cuarta opción de fallo era para generar un escenario más confuso.
— Otras curiosidades: días antes en Chile se empezó a hablar de retirarse del juicio. Incluso Bulnes dijo que eso no era recomendable.
— Hay que subrayar que históricamente Chile ha mirado siempre por encima del hombro a Bolivia. Por eso una derrota de este tamaño frente a un país con “teóricamente” los antecedentes de Bolivia (desde la lógica del menosprecio) es un golpe incluso más duro que el que pudo haber recibido en su fallo con el Perú. No tengo duda de que hay un sector muy radicalizado en Chile que estuvo en contra de que se aceptara a la Corte como escenario del debate. Pero si has escuchado el discurso de Bachelet, por más duro que haya sido, está claro que Chile va a continuar porque si no sería un contrasentido. No olvides que Chile hoy es miembro del Consejo de Seguridad (de la ONU). No dudo de que va a continuar en el juicio.
— Se sabe que Bolivia sería miembro del Consejo de Seguridad en 2017.
— Hasta que no ocurra yo no digo sí.
— ¿Esto puede favorecer a la demanda o es indistinto? A Chile le compromete ser miembro actual...
— Creo que en el camino que tenemos por delante, Bolivia tiene un desafío fundamental que se llama “normalización plena de relaciones con todos los países del mundo” y eso se llama: Estados Unidos de América. Un primer objetivo de Bolivia tiene que ser, imperativamente, la reanudación de relaciones plenas con Estados Unidos y una presencia de Bolivia en el Consejo de Seguridad plantea una posibilidad de mostrar al país en un ámbito internacional de decisiones muy sensibles para el mundo. Inevitablemente, la lógica de acompañar políticamente tus acciones jurídicas no debe detenerse y ése es un aspecto clave. Tenemos que profundizar nuestros argumentos con potencias como Estados Unidos, China, Rusia, Francia, Gran Bretaña, sin ninguna duda.
— Son cuatro veces que le hago esta pregunta, ¿va a ir a Chile?
— No era un tema que había pensado. En la medida en que Bolivia plantea una lógica de diálogo con Chile y en la medida que sea posible que una presencia mía pudiera contribuir a que Chile entendiera esa voluntad de diálogo de Bolivia para resolver el problema, yo creo que sería muy útil. No quiero en ningún caso agriar las relaciones.
Perfil
Nombre: Carlos Mesa Gisbert
Nació: 12-08-53
Profesión: Periodista
Cargo: Representante Oficial de Bolivia para la Causa Marítima
Carrera
Carlos Mesa estudió Literatura. Los inicios de su carrera los dio en el periodismo televisivo. En 2002 fue Vicepresidente del país. Tras la crisis de octubre de 2003, que se zanjó con la renuncia de Gonzalo Sánchez de Lozada, Mesa asumió la Presidencia por sucesión constitucional. En 2014 fue nombrado Representante Oficial de Bolivia para la Causa Marítima.

Repercusiones del logro boliviano en La Haya (I)


Insulza afirma que nadie puede obligar a Chile a ceder territorio a Bolivia

Asimismo, Insulza afirmó que Chile debe reforzar el trabajo político para defender sus intereses porque Bolivia quiere instalar en la comunidad internacional su visión de los hechos, en la que aparece como víctima.
José Manuel Insulza dejará su cargo en la OEA el martes. Foto AFP
José Manuel Insulza dejará su cargo en la OEA el martes. Foto AFP
La Razón Digital / EFE Santiago de Chile
11:41 / 25 de septiembre de 2015
El ex secretario general de la OEA José Miguel Insulza afirmó hoy que la demanda marítima de Bolivia en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya es un tema más político que jurídico, y subrayó que nadie puede obligar a Chile a ceder territorio soberano.
"Nadie tienen ningún derecho a quitarnos la soberanía de nuestro territorio sin nuestra voluntad, sería un precedente nefasto en el plano internacional", dijo Insulza en una entrevista con Radio Cooperativa.
El también exministro chileno de Relaciones Exteriores y del Interior consideró que el pronunciamiento de la CIJ, que este jueves se declaró competente para analizar la demanda boliviana, "tranquilizó" porque acotó el litigio.
"La forma en que se circunscribió la demanda es muy precisa y acota muchísimo el debate, que no será sobre soberanía ni el tratado de 1904, sino sobre si Chile le prometió o no a Bolivia negociar", dijo el ex secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA).
La lectura de Insulza coincide con la de las autoridades de Chile, quienes consideran que la CIJ, pese al rechazo del recurso para declararse incompetente, limitó el alcance de la demanda boliviana, que ahora se ciñe a si Chile está obligado a negociar con su vecino.
Insulza afirmó que Chile debe reforzar el trabajo político para defender sus intereses porque Bolivia quiere instalar en la comunidad internacional su visión de los hechos, en la que aparece como víctima.
"Hay una especie de simpatía difusa, de que pobre Bolivia, no tiene salida al mar, ¿qué le cuesta a Chile si tiene 5.000 kilómetros de costa?, ¿por qué no le da un pedacito a Bolivia?, qué terrible esta situación en la que está Bolivia", añadió Insulza.

Mesa considera ‘fundamental’ para la estrategia marítima retomar relaciones plenas con EEUU

El vocero de la demanda boliviana, Carlos Mesa, consideró central restablecer las relaciones plenas con Estados Unidos y fortalecer el diálogo con otras potencias para informar de la demanda marítima ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
Triunfo. Carlos D. Mesa, en la tarde del histórico 24 de septiembre de 2015, habla en su oficina de sus impresiones e interpretaciones tras la victoria jurídica boliviana en La Haya.
El expresidente y vocero de la demanda marítima, Carlos Mesa Alejandra Rocabado.
La Razón Digital / Carlos Corz / La Paz
10:04 / 25 de septiembre de 2015
El expresidente y vocero de la causa marítima, Carlos Mesa, consideró hoy ‘fundamental’ para la estrategia boliviana el inmediato restablecimiento de las relaciones plenas con Estados Unidos y el afianzamiento del diálogo con otras potencias como India, Rusia y Gran Bretaña, para hacer conocer la demanda boliviana y reafirmar que no afecta la institucionalidad de las fronteras.
“(Bolivia) tiene, en el más corto plazo posible, que reanudar plenamente sus relaciones con Estados Unidos. No tiene ya sentido ni explicación ni lógica alguna que Bolivia siga entrabada en ese relacionamiento...Es fundamental la reanudación de esa relación", consideró durante una entrevista con el programa ‘Levántate Bolivia’, donde destacó la importancia de afianzar la línea política de acción.
La relación bilateral quedó marcada por la complejidad, luego de que el presidente Evo Morales expulsara en 2008 al embajador estadounidense Philip Goldberg acusándolo de injerencia en asuntos internos. Similar suerte corrieron las agencias DEA y USAID y en 2011 se firmó un nuevo Acuerdo Marco que, sin embargo, no consiguió restablecer las relaciones plenas.
Mesa consideró hoy fundamental el restablecimiento de  relaciones plenas con el país del norte y aseguró que Morales está consciente de esa situación. “Es un tema que hemos conversado con el Presidente y creo que es consciente de ello, pero ya no podemos seguir alargándonos y dando tumbos”, insistió.
Los jueces de la Corte Interncional de Justicia, con 14 votos contra dos, decidieron ayer rechazar el recurso de incompetencia presentado por Chile y reafirmaron su jurisdicción para tratar la causa boliviana que plantea se obligue al país demandado a negociar una salida soberana al Pacífico en función de sus compromisos de solución hechos a lo largo de la historia.
“Un elemento clave es no desconocer, ahora estamos en el fondo de la causa, el componente político. El componente político de acercarnos con más intensidad a las potencias más importantes del mundo para consolidar la idea de que (la demanda) no modifica ningún tema de fronteras (y) la Corte ha ratificado que no hay ningún riesgo en esa dirección”, sostuvo Mesa, responsable de posicionar en el contexto internacional los argumentos jurídicos e históricos de la causa marítima.
La estrategia de la administración de Michelle Bachelet pretende, entre otros aspectos, hacer ver en el contexto internacional que el contenido del juicio planteado siembra riesgos en el sistema internacional de fronteras porque apunta a la modificación del Tratado de 1904 que definió los límites entre ambos Estados. El Gobierno de La Paz aclaró en reiteradas ocasiones que la demanda no toca el tratado bilateral, sino a compromisos de solución hechos a lo largo de la historia.
Tras el fallo de la CIJ, los jueces internacionales iniciarán el tratamiento de fondo de la causa. “Habrá un paréntesis porque en seis meses recién se conocerá la memoria chilena (de respuesta a la demanda). Tiene dos años, pero esos dos años, en ese largo de tiempo, nos exigen una comunicación de esta causa en escenarios muy importantes del mundo”, explicó Mesa.

Chile desestima el llamado al diálogo de Bolivia sobre la demanda marítima

El jefe de la diplomacia chilena reiteró que está dispuesto a retomar las relaciones diplomáticas con Bolivia -suspendidas desde 1962- de inmediato para tratar "otros temas" bilaterales.
La Razón Digital / EFE / Santiago de Chile
14:21 / 25 de septiembre de 2015
El canciller chileno, Heraldo Muñoz, desestimó hoy el llamado del presidente de Bolivia, Evo Morales, para dialogar sobre la demanda marítima y recalcó que fue el Gobierno boliviano el que decidió llevar el litigio a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.
"¿Por qué vamos a negociar bilateralmente? Ellos eligieron ir a La Haya, (y) ahora quedaron con un caso recortado", dijo Muñoz en declaraciones a medios chilenos en Nueva York, donde viajó junto a la presidenta, Michelle Bachelet, quien participará en la Asamblea de Naciones Unidas.
El jefe de la diplomacia chilena reiteró que está dispuesto a retomar las relaciones diplomáticas con Bolivia -suspendidas desde 1962- de inmediato para tratar "otros temas" bilaterales.
Evo Morales realizó este jueves un llamado al Gobierno chileno a conversar sobre el litigio marítimo después que la CIJ se declarara competente para juzgar la demanda que el país andino presentó en 2013 con el objetivo de obligar a Chile a negociar un acceso al mar con soberanía.
El gobernante boliviano indicó que buscará "personalmente" a la presidenta chilena para iniciar el diálogo, algo que podría suceder en la Asamblea de Naciones Unidas, aunque Muñoz afirmó que "no está en la agenda" de Bachelet una reunión con Morales.
Muñoz consideró que Chile hizo lo correcto al presentar el recurso para pedir la incompetencia de la CIJ porque, aunque fue rechazado, logró que el caso quedara "restringido a la supuesta obligación de negociar" con Bolivia.
"Ha quedado claro que no está en juego la integridad territorial de nuestro país. La corte no se va a pronunciar sobre lo que había solicitado originalmente Bolivia", sostuvo el ministro de Relaciones Exteriores chileno.
El canciller sostuvo que ahora se abre un "nuevo escenario" en el que la defensa chilena podrá desplegar elementos inéditos para defender sus intereses.
"Ahora tenemos un abanico de instrumentos políticos, comunicacionales y jurídicos para responderle a Bolivia sobre el fondo" de la demanda, añadió Muñoz.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Mañana es el día (2)

Mañana, 24 de septiembre, se cumple el plazo dado por la Corte Internacional de Justicia ante la demanda interpuesta por Bolivia y la objeción de Chile para que el tribunal de La Haya (una dependencia de la ONU) juzgue acerca de las obligaciones adquiridas por Chile y sus funcionarios de gobierno a lo largo de 70 años para devolver la cualidad marítima usurpada a Bolivia en 1879. "Salida al mar" o "mar con soberanía", los términos fueron manejados indistintamente por Chile como reconocimiento tácito de que había tomado algo que no le pertenecía, un vasto territorio sobre cuya pertenencia no había dudas al iniciarse la invasión (1879) y concluirse las hostilidades militares (1884) que acabó por encerrar en la mediterraneidad (1904) y el atraso por más de un siglo a Bolivia. 

La Corte de La Haya deberá decir si es o no competente para tratar el tema, aunque al haber tomado la Memoria y haberse retirado a deliberar sobre el tema ya esté mostrando su pertinencia en el caso como máxima autoridad internacional en la solución pacífica de las diferencias entre países y no, como arguye desesperada la diplomacia Chile, para el abrir campo a los conflictos en el mundo. Bolivia es un país pacífico y lo ha demostrado en los últimos años tanto en sus prioridades presupuestarias como en su política internacional de no injerencia extranjero en la región y rechazo a políticas neo coloniales en Sudamérica ni el Medio Oriente, cosa que no se puede decir de Chile y su desmesurado armamentismo y su sistema educativo de bases racistas que exalta la guerra y el uso de la fuerza bruta en la convivencia civilizada entre países.

Desde esta bitácora se ha tratado de investigar acerca de los orígenes de esta alianza neocolonial de Chile y el pensamiento autoritario de sus elites. Luego de cuatro años de trabajo investigativo, apenas nos acercamos a algunas respuestas. Estamos en condiciones de afirmar, sin embargo, que el pasado histórico que arranca con la conquista de Chile y la Audiencia de Charcas, atravesando por el Utis possidetis iure de 1810 que Chile y Bolivia reconocieron como base de sus fronteras, el error de Bolivia de cambiar de nombre a su territorio de Atacama, error que Chile supo aprovechar para inventar de "un caso de límites" inexistentes en la documentación colonial y los vestigios arqueológicos pre hispánicos, para invadir y a la larga despojar por completo de un vasto y rico territorio vecino que ha sido "el sueldo de Chile" (Salvador Allende a propósito del cobre de Chuquicamata) desde 1879 a la fecha. Un presente de atraso y desarrollo habla muy bien de las consecuencias de una política cómplice de las élites chilenas con el neo colonialismo en auge del siglo XIX, política que se prolongó en el siglo XX durante la Guerra de Malvinas y que deja abierta la posibilidad a nuevas aventuras económico militares en el futuro. Mientras tanto, Bolivia se aferra a la política integracionista de los países de la región y apela al derecho internacional en busca de justicia para "regresar a los puertos del progreso", como dice uno de sus eslogans. Chile se aferra al año 1904 como si la historia se hubiese detenido en aquel año y nada hubiera cambiado en materia de derecho internacional; en contra parte, Bolivia busca una puesta al día en sus relaciones internacionales. Bolivia es consciente que el futuro empieza ahora y que la paz es una construcción social en la que se necesita la participación de todos para ser verdadera.

Dios ilumine a los jueces que tienen la decisión de este resultado, que es apenas el primer paso en un debate sobre el que Bolivia está segura de saber demostrar sus razones con argumentos y documentación. No en balde la estrategia de Chile ha cambiado y de la noche a la mañana ha optado por la amnesia total; los funcionarios que hoy se niegan al diálogo ayer nomás se explayaban hablando de resolver el tema marítimo de Bolivia pero en plan dilatorio y burlón, en busca de sondear y ver qué tajada podrían sacar de la falsa expectativa creada o simplemente en busca de desestabilizar e influir sobre la política interna del vecino. Esta política paternalista y desdeñosa, remedo de protectorado que Chile busca ejercer sobre sus vecinos, tendrá que acabar en algún momento. Bolivia cree que este es el momento y que es la CIJ de La Haya en lugar en que debe hacerse. 

A continuación, una serie de artículos de archivo de algunos autores chilenos en el momento mismo en que estalló la crisis internacional (2003) por la pretensión de exportar gas boliviano con Chile como máximo beneficiario de un negocio fraudulento. Esta crisis se hizo evidente en Monterrey, México, en los años siguientes, mientras desde Chile se hablaba de una nueva invasión, pero esta vez bajo la máscara de la ONU o alguna alianza militar de la región "para pacificar" al país convulsionado. La lucidez de los autores chilenos viene de la comprensión honesta del problema, algo que hoy se hecha de menos y, por el contrario, se ha transformado en negación de la realidad presente, pasada y futura, en clara apuesta por la fuerza y la impunidad (en este caso, la ilegalidad internacional). "Por la razón o la fuerza" reza el eslogan del escudo de armas de Chile: por las buenas o por las malas. Bolivia ha respondido: nuestra fuerza es la razón.

-Franklin Farell Ortiz

      


Centro de Estudios Chilenos – 12 de diciembre de 2003
Mar boliviano
Prof. Pedro Godoy P.
Sumarse a Koffi Annan, Hugo Chávez y Lula en orden a encontrar una fórmula que devuelva a Bolivia su condición de Estado ribereño del Pacífico constituye aquí –cuando menos- una impertinencia. De inmediato operan arcaicos estereotipos adversos a quienes son ciudadanos de la patria de Sucre y Abaroa. Estos argumentos despojados de objetividad se cierran con la frase: "además, jamás tuvieron mar". Aparece en textos escolares, en la prensa, en la charla de cuartel, en la plática de chinchel. Está impregnada de altanería racista.


Estamos al borde del centenario del Tratado de 1904 y la sola lectura de sus artículos permitiría –si hubiese ánimo de reconciliación- captar cómo se equivocan nuestros iracundos "patriotas". 


Dicho documento establece que Bolivia "cede a perpetuidad el territorio de Antofagasta" a cambio de cuantiosa indemnización y de libre tránsito incluyendo ferrovía. ¿Se puede ceder algo ajeno y obtener de yapa compensaciones? ¿Por qué hubo consulados de Chile en Antofagasta con filiales en Mejillones, Cobija, Tocopilla y Taltal?


Se añade: "todo tratado es intangible". Nadie lo discute. La diplomacia boliviana no pide abrogarlo. Lo que solicita es recuperar su "cualidad oceánica". Frente a la demanda se silencia la doctrina Soria de un puerto en comodato a 99 años o la tesis velasquista de un área triestatal de desarrollo.


De Domingo Santa María y Jorge Montt a la fecha hay quienes sostenemos como conveniente para el Cono Sur y para nuestro Norte Grande poner fin al encierro boliviano. Aquellos que no ven las ventajas padecen de presbicia y están anclados en 1879.

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El Mostrador.cl - 23 de mayo de 2000
La guerra del Pacífico, el mar para Bolivia y la gloria
por Tomás Moulian

Anteayer se celebró el combate naval de Iquique, en el cual Prat y sus
compañeros entregaron su vida por defender lo que los grupos
dirigentes de la época consideraron e impusieron como un deber
patriótico. Junto con ellos murieron miles de chilenos de pueblo.
Muchos de ellos creyeron que en lucha con Perú y Bolivia se realizaba
el destino de nuestro país, mientras otros fueron reclutados para
defenderlo.
Como sociedad debemos mirar esa guerra sin orgullo ni falso
patriotismo. Fue un conflicto armado por defender nuestras propiedades
y derechos en las tierras del salitre, una guerra comercial como
muchas de esa época. Tiene que ver con el desarrollo capitalista de
nuestro país, más que con otra cosa. Esto evidentemente no niega el
carácter heroico de muchos de los actos de nuestros oficiales,
soldados, dirigentes civiles que se comprometieron en la dirección de
la guerra. Pero esa guerra, como decisión colectiva, no tiene que ver
con la gloria de Chile. En realidad, tiene relación con decisiones de
política económica que nos permitían, o si se quiere forzaban, a usar
nuestras potencialidades como Estado en la lucha contra pueblos
hermanos por el dominio de un recurso natural, cuya conquista nos iba
a permitir la primera modernización capitalista de nuestro siglo.
Creo que esto lo sabemos inconscientemente y por ello celebramos con
unción las derrotas, el combate naval de Iquique y la batalla de la
Concepción. No hablamos de gloria para celebrar la ocupación de Lima
por nuestras tropas, quizás porque, en el secreto de nuestra
conciencia colectiva, sabemos que lo que en verdad se juega en la
guerra es el poder de una sociedad y que en todo conflicto armado con
otra nación las miserias de los hombres salen a la luz tanto como sus
grandezas.
En la guerra del Pacífico contribuimos a humillar con daños
territoriales y simbólicos a dos pueblos hermanos. A Perú, de una
manera coyuntural, porque nuestros diplomáticos y políticos
contribuyeron a una solución que a nuestros vecinos no les inflingió
tanto daño. Pero a Bolivia la hemos obligado a soportar una pérdida
que todavía dura. En relación con esa nación no debe importarnos el
formalismo de los derechos, debe importarnos la construcción de lazos
para el futuro. En algún recodo de nuestra historia nos convertimos en
un país aislacionista que contribuyó más al refuerzo de la
fragmentación de nuestro continente que al sueño de la unificación.
Fracasada en el pasado la unificación creciente de los pueblos de
nuestro subcontinente, de nuestra América sureña, es hoy una condición
del desarrollo futuro. El necio orgullo de creernos más yanquis que
sureños nos llevó, durante la dictadura y después de ella, a creernos
del primer mundo. Somos de aquí y para poder ser de aquí con nuestros
vecinos, con los más próximos, debemos resolver la pérdida simbólica
que le ocasionamos a Bolivia. Ese gesto nos podría dar la gloria a la
que tanto nos referimos en nuestros discursos patrióticos.
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Bolpress.com – 18 de mayo de 2003
Allende, el socialista solitario
Por: Andrés Solíz Rada

La finalización de la década de los sesentas y el inicio de los
setentas del siglo pasado, trajo hondas preocupaciones regionales al
imperialismo norteamericano. En octubre de 1968, el general Juan
Velasco Alvarado había derrocado en el Perú a Fernando Belaunde Terry
y, de manera intrépida, nacionalizó la Banca, las industrias
petrolera, pesquera y cuprífera y llevó adelante la primera reforma
agraria en la historia de su país.
En septiembre de 1969, el general Alfredo Ovando Candia depuso al
Presidente Luis Adolfo Siles Salinas y, de inmediato, derogó el Código
del Petróleo o Código Davenport, cuyo nombre provenía de la firma de
abogados estadounidenses que lo había redactado. Apenas 21 días más
tarde, nacionalizó el petróleo, respaldado por un revolucionario
'Mandato de las Fuerzas Armadas'. Meses después, aprobó la primera
Estrategia de Desarrollo Nacional basada, principalmente, en los
esfuerzos propios de la República y aceleró la instalación de los
hornos de fundición de estaño.
En septiembre de 1970, el socialista Salvador Allende ganó las
elecciones chilenas, lo que le permitió nacionalizar la industria del
cobre y la banca y acelerar la dotación de tierras a campesinos
pobres. Si cada uno de estos procesos preocupaba por separado a
Washington, el tener que enfrentarlos conjuntamente, debido a la
posibilidad de que los regímenes de La Paz, Lima y Santiago coordinen
sus acciones, resultaba intolerable para los romanos de nuestro
tiempo. Como es obvio, EE.UU. desplegó rápidos esfuerzos para terminar
con estos actos de insubordinación en el Cono Sur de su patio trasero.
En Bolivia, después de desestabilizar a Ovando, no pudo evitar que
otro general patriota, Juan José Torres, siguiera la huella de su
predecesor, a quien finalmente derrocó en agosto de 1971. La caída del
gobierno de Velasco Alvarado se produjo en agosto de 1975. Fue
reemplazado por el general Francisco Morales Bermúdez, quien coaguló
el ímpetu nacionalista del velasquismo. La inquietud regional se había
incrementado aún más al presumirse que Perú atacaría a Chile, al
recordarse, en 1979, el centenario de la Guerra del Pacífico, a fin de
recuperar sus territorios perdidos, para lo cual Velasco Alvarado
había comprado tanques y aviones de la Unión Soviética. De esos años
data la decisión chilena de sembrar con minas antipersonales sus
fronteras con Perú y Bolivia.
Lo anterior demuestra que Allende, al tomar el gobierno, en 1970,
tenía un frente externo muy convulsionado, al igual que su panorama
interno. Tres décadas después de esos acontecimientos, las 'memorias'
del canciller norteamericano de la época, Henry Kissinger, demuestran,
sin lugar a dudas, la abierta ingerencia de la CIA y de
trasnacionales, como la ITT, en el golpe del 11 de septiembre de 1973,
que dio inicio a la cruenta dictadura del general Augusto Pinochet. El
golpe fue antecedido de agudas confrontaciones sociales, en las que
empresarios, principalmente los dueños de camiones que podían
paralizar el comercio, movilizaban sus huestes para boicotear al
gobierno de la Unidad Popular (UP) y hacer fracasar las medidas que
adoptaba Allende, de acuerdo a su programa. Por otra parte, los cinco
partidos políticos que co-gobernaban con Allende no lograron actuar de
manera unitaria y coherente'. El sostenido apoyo de Cuba y, en menor
grado, de la URSS y de países de Europa Oriental y Occidental al
germinal socialismo chileno fue insuficiente para impedir el golpe
destinado a aplastar esa experiencia democrática y socialista.
En consecuencia, Allende estaba demasiado ocupado en salvar su
régimen, lo que le dejaba escaso tiempo para atender el encierro
geográfico de Bolivia. Tal el contexto en el que el prolífico escritor
boliviano, Néstor Taboada Terán, refiere, en el capítulo 'Chile,
Salvador Allende y la Reintegración Marítima', de su libro 'La
Decapitación de los Héroes' (Editorial UMSS, Cochabamba. 1995), que en
su visita al presidente chileno, en los inicios de su mandato, éste le
manifestara que 'Bolivia retornaría soberana a las costas del mar
Pacífico', para luego añadir que 'los escritores y todos los hombres
de buena voluntad deben venir a Chile y explicar sus anhelos,
discutir, crear las condiciones subjetivas en el pueblo para llegar al
feliz entendimiento. Ahora no somos gobierno de la oligarquía
minoritaria, somos el pueblo. No nos guían intereses de clase
dominante. No les pedimos nada, queremos solamente reparar el despojo
cruel del que ha sido víctima el pueblo boliviano' (páginas 63 y 64).
De las expresiones de Allende se desprende, en primer lugar, su
convicción de que Bolivia sufrió el 'despojo cruel' de su costa
marítima en la guerra de 1879, de donde emerge la necesidad de reparar
la injusticia histórica. Este concepto lo diferencia de tantos
socialistas y no socialistas chilenos que no tienen la calidad moral
de Allende para reconocer esas verdades históricas. En segundo lugar,
sabe que, en esos momentos, no existían condiciones políticas para
resolver la exigencia boliviana Por esa razón utiliza el condicional
al manifestar que Bolivia 'retornaría' soberana a las costas del mar
Pacífico. Tal percepción se confirma al advertir que Allende hace
depender la solución del centenario trauma continental al papel
protagónico que deben jugar las organizaciones políticas y sindicales
de Bolivia, así como sus intelectuales, estudiantes y hombres de buena
voluntad, quienes 'deben crear las condiciones subjetivas del feliz
entendimiento'. Está claro, en consecuencia, que para Allende la
devolución a Bolivia de parte de su costa marítima no podía ser
inmediata, pues había que crear las condiciones para avanzar en esa
dirección. Es probable que el mártir chileno y latinoamericano hubiera
pensado encarar la demanda boliviana después de consolidar su régimen
y arrinconar a sus adversarios, pero tal situación, como todos
sabemos, no llegó a presentarse.
Según Taboada Terán, los planes de Allende, a mediano plazo, habrían
sido de conocimiento del cónsul general de Bolivia en Santiago, Franz
Ruck Uriburu, quien, debido a su fallecimiento, no tuvo tiempo de
revelarlos. Algunos ministros del General Torres dijeron también que
hubo conversaciones telefónicas entre Allende y el Presidente
boliviano a fin de explorar soluciones al conflicto de 1879, aunque
tampoco llegó a conocerse el detalle de esos diálogos. Por otra parte,
sería apresurado decir que la predisposición de Allende a resolver la
mutilación boliviana tenía el apoyo de su gobierno, de su coalición y
aún de su propio partido. Podría asegurarse que en todos estos niveles
existían opiniones encontradas. Lo más probable es que la mayoría de
sus allegados le habrían manifestado la inconveniencia de abordar un
tema que hubiera servido de pretexto a los militares 'pinochetistas'
para apresurar el golpe de Estado. Lo anterior no constituyó un óbice
para que el propio Pinochet, consciente de los problemas que causa a
Chile el encierro boliviano, hubiera buscado resolver el conflicto
mediante el abrazo de Charaña, protagonizado con Banzer, en 1975.
Si algo demuestran los sucesos comentados es que el problema del
encierro boliviano es tan hondo que atraviesa transversalmente al
conjunto de la sociedad chilena. No por casualidad apoyaron la causa
marítima de Bolivia figuras literarias de la talla de Gabriela
Mistral, presidentes de la República como Domingo Santa María, poetas
como Vicente Huidobro, militares de prestigio como Aquiles Vergara
Vicuña, diplomáticos e historiadores como Enrique Zorrilla y Oscar
Pinochet de la Barra y periodistas honrados como Juan Carlos Medina,
Víctor Moreira y Hugo Goldsack. Finalmente, la hermandad
chileno-boliviana, reconstruida con la reintegración marítima a
Bolivia, es defendida por el Centro de Estudios Chilenos, conducido
por esclarecidos bolivarianos como los profesores Pedro Godoy y
Leonardo Jeffs, quienes sostienen que el mensaje fraterno de Allende
al pueblo boliviano es una semilla que germina cada día.
Andrés Solíz Rada es Periodista y Abogado, ex Presidente de la
Comisión de Política Exterior de la Cámara de Diputados de Bolivia.
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La Jornada – México D.F. - 5 de diciembre de 2003
Chávez y el mar bolivariano
Jose Steinsleger

Oleajes encrespados rompieron en el litoral marítimo chileno cuando el
mes pasado, en la reunión cumbre de presidentes de Santa Cruz
(Bolivia), Hugo Chávez confesó que soñaba con bañarse "...en una playa
boliviana".
En el país "modelo" de la globalización y la "interdependencia", los
medios oligopólicos pegaron aullidos de patrioterismo, provincianismo
y chovinismo. La derecha fascista abrió una página en Internet para
insultar a Chávez, y el gobierno del "socialista" Ricardo Lagos llamó
"a consultas" a su embajador en Caracas con el fin de analizar el
"gravísimo" incidente.
Como dirían los chilenos, Chávez "dejó la escoba". Ahora, con el
espíritu latinoamericano que le caracteriza, la cancillería de
Santiago tiene en qué meditar: ¿guerra contra Venezuela para dejarla
sin mar, como lo hizo con aquel "indio" que era presidente de Bolivia
hace 125 años? ¿O una invitación al zambo Chávez para que en Chile
siga un curso acerca de cómo excluir democráticamente a los pobres de
la globalización?
Chile y Venezuela. Dos proyectos de integración. El primero,
subordinado a Estados Unidos en el Área de Libre Comercio de las
Américas (ALCA), sin excluir guiñadas al Mercosur (por las dudas); el
segundo, abierto a los pueblos en el Área de Libre Comercio
Bolivariano de América (ALBA).
El proyecto de Chile es el de las oligarquías y las burguesías
latinoamericanas que buscan la anexión con Estados Unidos; el de Hugo
Chávez y la República Bolivariana de Venezuela plantea lo contrario: o
los pueblos de América Latina se integran política y económicamente o
aran 200 años más en el mar de la injusticia, la miseria y la
opresión.
Al gobierno chileno no le gustó la caída del presidente boliviano
Gonzalo Sánchez de Lozada. Sin acceso al mar que alguna vez le
perteneció, el comercio internacional de Bolivia pasa por los puertos
de Chile y el balance anual de las importaciones y exportaciones
chilenas se benefician "pragmáticamente" en una proporción de uno a
diez.
El comentario del presidente Chávez en Bolivia no removió herida
alguna. Planteó, simplemente, una injusticia histórica. Lo sintomático
(o mejor dicho lo enfermizo) fue la reacción desproporcionada de los
medios de comunicación chilenos. ¿Olvidaron que a mediados de 1970, en
un contexto subregional asolado por el terrorismo de Estado, el ex
presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez había regalado a Bolivia
(gobernada entonces por el dictador Hugo Bánzer) un barco mercante, el
Libertador Simón Bolívar, que tuvo su puerto convencional en la ciudad
de Rosario, Argentina?
Ni el general Pinochet, ni los momios, ni el exilio chileno impugnaron
aquel gesto demagógico que obedecía a la megalomanía de Pérez cuando
andaba de trotamundos del Tercer Mundo. Seguramente Lagos y no pocos
políticos de la Concertación siguen viendo en Carlos Andrés Pérez a un
"estadista" de América Latina. Es lógico: no son pocos los políticos
chilenos de la Concertación que comieron de su mano.
Años más tarde, a punto de empezar la "transición" diseñada por
Pinochet (y pactada con Pinochet), los políticos "democráticos" de
Chile silenciaron la masacre del pueblo de Caracas (1989). Masacre que
fue ordenada por Carlos Andrés Pérez, quien hoy, en calidad de prófugo
de la justicia venezolana, conspira en República Dominicana contra el
gobierno democrático de Hugo Chávez. Ah, pero eso sí: Chávez fue
"golpista" y hoy es "populista".
En septiembre pasado, a pocos días de haberse cumplido el trigésimo
aniversario del asesinato de Salvador Allende, Chile apoyó en Ginebra
la condena a Cuba por "violación de los derechos humanos". La
delegación de Venezuela se opuso y la diputada bolivariana Jhannett
Madriz propuso un minuto de silencio para evocar la memoria de
Allende.
Entonces, miembros de la delegación chilena, como el "socialista" Juan
Pablo Letelier (hijo del asesinado canciller Orlando Letelier) y la
"socialista" Isabel Allende (hija del mártir), reprocharon a Madriz
haber "manipulado" la memoria de un chileno universal que entendía el
drama político y cultural de la mediterraneidad boliviana como un
obstáculo para la integración económica de América Latina.
En el acto de inauguración del Congreso Bolivariano de los Pueblos,
celebrado la semana pasada en Caracas, el periodista Manuel Cabieses,
otro chileno universal, supo rescatar la dignidad del pueblo chileno.
Con palabras embargadas por la emoción, pero firmes, Cabieses dijo
ante Chávez:
"Sepa usted, señor presidente, que somos muchos los chilenos que
también soñamos, algún día, con bañarnos en playas bolivianas".
El que más aplaudió fue un invitado de honor: el niño Pedro Leonardo
Gutiérrez, nacido hace siete años en la ciudad boliviana de Sucre.
Para Pedro fue un día especial: vio por primera vez y se bañó en el
mar. El mar de Venezuela. Un mar bolivariano.

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"La Segunda" - 26 de diciembre de 2003
La Mediterraneidad desde Chile
Jorge Edwards

Escritor chileno, ganador del Premio Cervantes de Literatura.
Nos dicen que debemos opinar sobre la salida al mar de Bolivia con
responsabilidad. Estoy de acuerdo. Debemos opinar sobre Bolivia y
sobre todas las cosas de este mundo con reflexión, con estudio de los
antecedentes, con visión de las consecuencias. Opinemos, pues, con la
mayor responsabilidad posible sobre Bolivia y Argentina, sobre Irak e
Irán, sobre Chechenia, sobre el cine contemporáneo, sobre la
literatura de G. W. Sebald y la de J. M. Coetzee. Nos dicen en
seguida, con definitiva seriedad, con todo el peso de la ley a favor:
no hay controversia con Bolivia. El tema fue resuelto por medio de
tratados libremente aceptados y firmados, hace ya alrededor de un
siglo, y no hay más vueltas que darle. Pero ocurre que hay un país
entero, vecino nuestro, limítrofe con nosotros, que clama, que
protesta, que no tiene relaciones diplomáticas normales con Chile,
fenómeno, desde luego, altamente anormal, y que consigue apoyos
internacionales cada día más fuertes, visibles, variados.
¿No hay controversia? No hay, en apariencia, en la letra de los
tratados, controversia jurídica, diplomática, pero en los hechos sí la
hay, y grave, de fondo. La diplomacia brasileña es y siempre ha sido
la más profesional, la mejor preparada de América Latina. Viene el
ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, el señor Celso Amorim, y
nos declara, en resumidas cuentas, que tenemos toda la razón, que el
problema entre Chile y Bolivia es bilateral, pero que "no deja de
tener repercusiones regionales en Sudamérica y que por eso nos
interesa a todos". ¿Han leído ustedes con atención, han entendido lo
que nos quiso decir, con el lenguaje refinado de Itamaraty, el
diplomático brasileño? El problema es bilateral, sí señores, pero
interesa y preocupa a toda la región, a todo un continente, y tiene,
por lo tanto, aunque no queramos admitirlo, aunque no nos guste, un
aspecto multilateral. Kofi Annan, el secretario general de las
Naciones Unidas, dice una cosa, y nosotros corremos a desmentirlo, a
explicarle, a pedirle que no se meta en los asuntos nuestros. Jimmy
Carter dice otra y volvemos a ponernos nerviosos, sumamente nerviosos.
Yo, por mi lado, me hago preguntas: me permito dudar de la solidez, de
la sensatez, de la seguridad casi dogmática de nuestra posición. Se
habla desde hace un tiempo del aislamiento internacional de Chile, se
especula, se atribuye todo a una especie de envidia. También me
permito dudar. Creo que es otra falta de perspectiva. No tenemos tanto
éxito como nosotros mismos nos imaginamos y no provocamos tanta
envidia en nuestros vecinos. Provocamos, eso sí, una frecuente
irritación, y eso debido a una mezcla de ingenuidad, de farsantería,
de falta de tacto. ¿Han comparado ustedes, por ejemplo, aunque sólo
sea por afición, por espíritu deportivo, nuestro ingreso por
habitante, nuestros niveles de educación, nuestros índices de
comprensión de lectura, nuestros porcentajes de distribución de la
riqueza y nuestros indicadores de extrema pobreza, con los del mundo
desarrollado? Hemos progresado algo, hay que admitirlo, pero es poco,
y queda mucho por hacer en todos los terrenos.
He escrito muchas veces sobre el tema boliviano. Me ha preocupado
siempre y considero que existe en nuestras relaciones con Bolivia un
conflicto esencial, muy mal resuelto por Chile, por el Perú, ya que ha
sido parte aunque no haya querido serlo, y hasta por los propios
bolivianos. El Cono Sur latinoamericano podría constituir un espacio
geográfico de relaciones ejemplares, de desarrollo, de solidaridad
regional, de estabilidad, y no consigue serlo. Reducir esto a una
cuestión de tratados, de fórmulas, de viejas prácticas diplomáticas,
es una argucia o una irremediable limitación. Podemos firmar convenios
comerciales con medio mundo, y esto, desde luego, merece aplauso, pero
tenemos aquí, en nuestras fronteras, a la vista de todos, un problema
que salta a la vista y que puede no ser jurídico, pero que sí es
político, humano, histórico, de cultura. En este aspecto, la vieja
diplomacia chilena fue mucho más efectiva, más informada, más abierta
en el momento de buscar soluciones imaginativas. El asunto de las
exportaciones de gas natural fue llevado por los bolivianos con
evidente torpeza, con desatada demagogia, con desprecio de los
mecanismos democráticos que habían llevado a la presidencia de Bolivia
a Gonzalo Sánchez de Lozada, pero la intervención nuestra en el caso
fue siempre tibia, poco segura. Ahora nos reprochan en Bolivia no
haber defendido nuestro punto de vista con más energía, con argumentos
más vigorosos, y es probable que no les falte razón. Pero ocurre que
nosotros, frente a esas controversias que no son, como se nos asegura,
verdaderas controversias, tenemos posiciones endebles, incómodas. Nos
escudamos detrás de letras, de papeles, de protocolos, de palabras
altisonantes. Y creemos que son escudos muy impresionantes, pero en
realidad, en el mundo contemporáneo, están muy lejos de serlo.
Un hecho evidente, que a nosotros nos ha tocado de cerca, es el
completo cambio de foco del sentido jurídico internacional en los
últimos tiempos. Los diplomáticos del Chile de hoy deberían estudiar
este punto a fondo, con la máxima seriedad. El principio de no
intervención, para citar un concepto clásico, tiene mucho menos fuerza
hoy que hace, digamos, 50 ó 60 años. Se observa, por el contrario, y
por razones que no son en absoluto menores, un crecimiento sostenido,
coherente, de una conciencia universal, de una opinión pública
mundial, que tiende, precisamente, a intervenir en todas partes. La
detención del general Pinochet en Londres fue una manifestación
evidente de todo este proceso. Era una ruptura flagrante de las normas
tradicionales, territoriales, del derecho penal, pero obedecía a un
sentimiento claro de la conciencia ética de estos días. La única
respuesta sólida, convincente a nivel extraterritorial, consistía en
sostener que el juicio era posible en Chile. Así se actuó, con ese
criterio, y la verdad es que la justicia chilena avanzó más de algo en
materias de derechos humanos, aun cuando estuvo lejos de llegar hasta
donde podría haber llegado. Pero sólo recuerdo el caso para referirme
a la notoria universalización del pensamiento ético, filosófico,
político de fines del siglo XX y comienzos del XXI. Ya no es posible
escudarse en la territorialidad de la legislación penal o en el
carácter exclusivamente bilateral de algunas relaciones entre Estados,
cuando son asuntos que pueden inquietar a toda una región y que
afectan a cierta conciencia universal contemporánea.
Cuando se trata de relaciones entre un Estado más fuerte y otro más
débil, el asunto se vuelve todavía más sensible. Nosotros podemos
hacer campañas de información de todo orden, pero no hay que ser
adivino para suponer que el tema de la mediterraneidad de Bolivia va a
seguir adquiriendo presencia en los escenarios regionales y quizá más
allá de ellos. No podemos elaborar una política exterior sólida sin
tener en cuenta este proceso, esto que podríamos definir como un nuevo
dinamismo de las presiones externas de toda especie.
En 1975, a partir de las conversaciones entre los generales Banzer y
Pinochet, se llegó a estar cerca de una solución aceptable. Es
probable que el Gobierno chileno de entonces actuara presionado por
las posibilidades de conflicto bélico con Argentina y quisiera
cubrirse las espaldas. En cualquier caso y por los motivos que sea
hubo propuestas concretas y se avanzó en las negociaciones. Sin tener
información desde adentro, llegué a la conclusión de que la actitud
del gobierno militar peruano impidió llegar a un acuerdo. La llamada
Revolución Militar estaba lanzada en un plan de reconquista de los
territorios del norte de Chile antes del centenario de la Guerra del
Pacífico, esto es, antes de 1979. Ahora la situación política de la
región ha mejorado en forma notoria. En democracia, sin regímenes
militares, sería posible replantear esos acuerdos que en 1975 quedaron
a mitad de camino. Sabemos que antes de la caída de Sánchez de Lozada
había conversaciones bilaterales con Bolivia y suponemos que había
algún convenio global en ciernes. Ahora, después del fracaso doloroso,
lamentable, además de tonto, de las negociaciones sobre el gas
natural, me parece que todo este conflicto de Chile y Bolivia,
resuelto en el papel, pero en la realidad verdadero nudo gordiano del
Cono Sur del continente, debe encararse con imaginación, con visión de
largo plazo, con generosidad.
Uno siente al escribir sobre estas cosas el peso de una autocensura
difusa, no explícita, pero se podría citar una larga lista de
opiniones chilenas que ya son clásicas y que no participan para nada
del formalismo de nuestros argumentos actuales. El presidente Domingo
Santa María declaraba ya en 1880: "No olvidemos que no podemos ahogar
a Bolivia". Vicente Huidobro, el gran poeta de Altazor y de Temblor de
cielo, escribió en 1938: "Es curioso cómo los hombres se alarman por
cualquier cosa. Bolivia pide un puerto. ¿Hay algo más lógico?"
Podríamos multiplicar las citas. Se podría sostener que personajes
como Vicente Huidobro o Carlos Vicuña Fuentes, el autor de La tiranía
en Chile, eran disidentes, pero nunca se podría decir lo mismo de
Domingo Santa María o de Luis Barros Borgoño, quien sostenía algo
parecido en 1892. Un Cono Sur integrado, modernizado, estable en la
democracia política, con proyectos económicos del estilo del que
implicaba la exportación del gas boliviano por puertos chilenos, sería
un foco de desarrollo extraordinario, un punto de atracción notable
para las inversiones extranjeras.
¿O estoy soñando, o estoy pensando sin la responsabilidad que me
exigen las autoridades competentes?

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Granvalparaiso.cl - 26 de enero de 2004
Por la razón de la fuerza
Paul Walder

La historia oficial es una historia sesgada. Nuestra memoria,
fragmentada y por cierto adulterada, es tratada como un mito
funcional, un molde seriado de identidades. Un mito necesario
introducido a la fuerza desde la educación pre-básica, reforzado en la
familia y vigilado hacia la adultez. Como si ser chileno, el ser
nacional, fuese una condición tan débil e inestable que cualquier
reflexión la hiciera tambalear.
La violencia cruza la historia nacional y es también piedra angular de
la patria, en tanto el discurso patriótico se sustenta en la
violencia. Este fue el lenguaje de Ricardo Lagos en México, un idioma
con el que se ha edificado el Estado chileno y que trascendía el habla
del presidente. No era necesariamente Lagos quien discurseaba en
Monterrey, era el Estado de Chile, acaso el Ejército, con certeza la
oligarquía que cruza nuestra malograda historia.
El discurso de Monterrey, que no es necesariamente –repetimos- el
habla de Lagos, es un discurso contradictorio, distorsionado. La
publicitada modernidad económica chilena se estrelló con las bases de
una nación decimonónica y violenta, dicotomía exhibida hacia toda la
región que está presente en todos nuestros actos de la política
doméstica.
Lagos habló del mismo modo que lo hace cada día nuestra oligarquía, la
que impulsa el neoliberalismo más desatado, mientras permanece
amarrada a los ritos más conservadores.
El neoliberalismo convive en Chile con prácticas feudales. Si ya somos
súbditos de Estados Unidos, tal vez el país más violento del mundo,
hemos también reproducido estos genes. Sin embargo, hemos dejado
estupefacta a toda la región. Como si la amenaza fuese hoy en día una
virtud, como si el discurso violento pudiera lograr ventajas.
¿Cuál es el mérito cuando se amedrenta al país más pobre de
Sudamérica? El nuevo rico lo que ha hecho es demostrar su pavor ante
los más pobres. El gobierno chileno no quiere hablar del pasado; sin
embargo, se aferra como nadie a un evento pasado, la Guerra del
Pacífico. Y lo invoca como quien alude a designios divinos, míticos,
o, acaso, a las fuerzas de la naturaleza. El discurso chileno expresa
una cerrazón total, que expone, por cierto, la debilidad argumental,
el temor, la obcecada ceguera. Negarse a una abierta discusión sobre
la mediterraneidad boliviana es reconocer implícitamente una
distorsión de la historia y es también expresar un atávico temor
nacional. Al síndrome boliviano de la mediterraneidad, del encierro,
los chilenos oponemos el síndrome de la insularidad, del rincón. Nos
reconocemos como la última frontera regional (y tal vez mundial), "la
que se cae del mapa", motivo por el que cada centímetro de tierra es
como una necesaria boya.
Pero también, centímetros más o centímetros de tierra menos, hay
factores de moldeado cultural.
No mirar hacia Bolivia es una actitud racista. Es la misma actitud que
la oligarquía chilena, que ha extendido su cerrazón ideológica hacia
las otras clases a lo largo de nuestra historia, ha tenido durante
siglos con el pueblo mapuche. Es una etnia que no se ve, a la que se
margina y olvida. El mapuche pasa a ser una extraña entidad, por
cierto que una cultura recóndita y exótica, alejada y bien segregada
de lo que se entiende como lo chileno. ¿Y qué es lo chileno? ¿Lo
ibérico, lo ario, lo británico, lo francés y hoy también
norteamericano? Lo chileno, respondemos, es la hibridez, el mestizaje,
es lo mapuche enraizado en prácticamente toda la población. Ser
chileno es reconocerse –tan simple como mirarse en un espejo- en esta
historia de mixturas étnicas y culturales.
La política exterior chilena está perdida. Por un lado se jacta de sus
éxitos económicos; por otro, da la espalda y desprecia a sus vecinos.
Chile, en lo que ha sido una práctica de la política contemporánea,
olvida, vacía la memoria. Como si no pensar e invocar a viejos mitos
fuese una solución ante una comunidad reflexiva y lúcida. El discurso
chileno en Monterrey fue elaborado esta vez no para elogiar al Banco
Mundial y al FMI, sino al Ejército y a la oligarquía nacionales. Un
discurso de un gobierno oportunista: neoliberal con los neoliberales y
conservador, como el que más, para los conservadores.

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Rebelión - 30 de diciembre de 2003
La historia favorece petición de Bolivia
Hernán Uribe
Periodista y escritor chileno

En 1879 Chile tenía una superficie de 576 mil kilómetros cuadrados,
pero en la mal llamada Guerra del Pacífico que se inició ese año y
finalizó en 1883 creció al apoderarse de l80.000 km2 pertenecientes a
Bolivia y Perú. Este último perdió las extensas provincias de Tarapacá
y Arica y el primero la de Antofagasta cuyo territorio limitaba con el
mar Pacífico.
Esa guerra de conquista propiciada por una pujante y agresiva
burguesía chilena y que contó con el respaldo económico de Inglaterra,
potencia imperial de la época, es la causa primaria del
enclaustramiento boliviano, cuya reivindicación marítima se renueva en
estos días finales de 2003.
Algo que pasa, del sofisma al cinismo, es el "argumento" invocado,
entre otros, por Augusto Pinochet, de que Bolivia nunca tuvo mar.
Hechos históricos, léase confirmados, contradicen de plano tal
planteamiento. Bolivia se independizó en 1825 y en 1829 el presidente
Andrés Santa Cruz fundó la provincia de Antofagasta y en seguida la
ciudad-puerto del mismo nombre.
Hasta la mencionada guerra, Chile limitaba al norte con Bolivia,
aunque es verdad que, desierto de Atacama (l32.000 km2) de por medio,
las fronteras eran imprecisas y es por ello que en l866 se firma entre
ambos países un tratado de límites por el cual Chile reconoce la
soberanía boliviana en la región de Antofagasta y se fija el límite
septentrional (para Chile) en el paralelo 24.
El conflicto que estalló un siglo y cuarto atrás, debió, en puridad,
llamarse Guerra del Salitre y del Guano (estiércol de aves) ya que
fueron empresas chilenas las que comenzaron la explotación de ambos
productos (apreciados fertilizantes) en territorios bolivianos y
peruanos. Fue la imposición de impuestos y el peligro de una
expropiación de las industrias chilenas, lo que desató realmente las
acciones bélicas.
Se trató, entonces, de un ataque invasor que en Chile se convertiría,
por obra y gracia de la propaganda, en una "guerra patriótica". ¿Por
que ese calificativo? Que los soldados chilenos pelearon con bravura
es una verdad, pero también es cierto que lo hicieron- sin quererlo-
para defender los intereses de los multimillonarios de la época.
Al margen de que Chile incrementó su territorio, el gran beneficiado
con la explotación del nitrato de sodio (salitre) fue el imperialismo
inglés. Después de la guerra, los capitalistas británicos compraron
depreciados bonos emitidos por el gobierno de Perú y adquirieron así
nuevos yacimientos. John Thomas North fue motejado como el "rey del
salitre", y lo era, ya que en l886 controlaba el 70 por ciento de esa
riqueza teóricamente ahora chilena.
La guerra comenzó el l4 de febrero de 1879 precisamente en territorio
boliviano y con la ocupación de Antofagasta por tropas chilenas
trasladadas por vía marítima. Tan pronto como en l880 se firmó entre
Bolivia y Chile un Tratado de Tregua y en 1904 el denominado Tratado
de paz, por el cual Chile se quedó con la provincia de Antofagasta y
Bolivia perdió su litoral. Es claro que, vencida, esa cláusula le fue
impuesta con el poderoso argumento de las armas, Santiago Carrillo
dixit. Chile pudo de esa manera limitar al Norte con el Perú y en eso
fue previsor pues Lima jamás ha renunciado a la eventualidad de
recuperar los que fueron sus territorios sureños.
Esos son los factores históricos que le dan poderosa fuerza moral a
Bolivia para deshacer algo que se impuso por la fuerza. Mas, tampoco
se puede satanizar a Chile si rememoramos que en la segunda mitad del
siglo XIX la mayoría de las naciones europeas tenía colonias en todos
los continentes luego de haber agredido y ocupado a centenares de
naciones sin ninguna justificación ética, como no fuera la falsedad
mayor de "civilizar" y cristanizar.
Es asimismo el tiempo en que Estados Unidos se ha apoderado de la
mitad del territorio de México restándole nada menos que dos millones
de km2. La guerra era admitida como un método normal y apropiarse de
lo ajeno regía en aquella suerte de desorden internacional. En
Shangay, China, ocho naciones habían construido instalaciones en el
puerto y en la entrada del recinto habían colocado un letrero ominoso:
"Prohibido el ingreso de chinos y perros"...Todo aquello era
practicado por naciones que se decían "democráticas" y los nacientes
países latinoamericanos procuraban imitarlas.
Cerca del fin de año aún permanece en los medios políticos y
periodísticos chilenos la tempestad que desató en noviembre pasado el
presidente venezolano Hugo Chávez cuando dijo "sueño con bañarme en
una playa de Bolivia", frase de corte metafórico que fue un claro
respaldo a la reivindicación boliviana de recuperar su litoral en el
Pacífico.
Como Chávez habló en la Cumbre Iberoamericana efectuada en la ciudad
boliviana de Santa Cruz de la Sierra y en presencia del presidente
chileno Ricardo Lagos, el gobierno de este último, se molestó de tal
manera que llamó a su embajador en Caracas e insinuó hasta un
congelamiento de las relaciones diplomáticas.
Chávez, empero, mantuvo la calma y en diciembre en su programa radial
"Aló Presidente", proclamó en dos ocasiones que Chile le quitó el mar
a Bolivia mediante una guerra. "Bolivia tuvo mar y tiene derecho al
mar y Chile no debe desfigurar una verdad histórica", afirmó.
Después de Chávez, la demanda boliviana ha recibido el respaldo del ex
presidente yanqui Jimmy Carter, del propio secretario general de la
ONU, Kofi Annan y del canciller de Brasil, Celso Amorim quien adujo
que si bien es un problema bilateral, lo es también de interés
regional. "Preocupa avance boliviano. Bolivia y Venezuela complican a
canciller" escribe el 24 de diciembre el diario chileno "El Mercurio",
el cual reconoce que la tesis oficial de Santiago de que "no hay
problemas pendientes con Bolivia" se está desmoronando.
Aunque tozuda, la postura chilena es de extrema debilidad y por ello
teme a que el problema se internacionalice, sobre todo en una etapa
como la actual en que Chile es observado como un país que sólo mira
hacia Estados Unidos y Europa y abandona cualquier esfuerzo
integracionista regional. No se olvida la cancillería chilena que hay
antecedentes favorables a Bolivia. En 1979 -al cumplirse el centenario
de la guerra- la Organización de Estados Americanos (OEA) respaldó la
salida al mar por 25 votos a favor y en contra el solitario de Chile.
En 1983, los cancilleres del Movimientos de los No Alineados apoyaron,
de nuevo, sin vacilaciones la petición de La Paz.
Como es sabido, las relaciones diplomáticas entre Santiago y La Paz
están rotas desde 1962 (con una reanudación breve durante las
dictaduras de Pinochet y Banzer), pero ello es sólo una de las
secuelas de la Guerra del Salitre, ya que son frecuentes los
conflictos con Perú, incluidos los espionajes mutuos.
El anuncio de una alianza estratégica entre Brasil y Argentina es
ahora, en vísperas del 2004 , un golpe sin defensa por parte de Chile,
que emerge como un recalcitrante "yes man" de Washington en un periodo
en que se constatan relevantes cambios políticos en la geografía del
subcontinente latinoamericano.

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Granvalparaíso.cl – 19 de enero de 2004
Evo Morales y el mar boliviano
Alejandro Navarro
Diputado PS de Chile

Categórico repudio merece el portazo que se le dio en Chile al
diputado boliviano Evo Morales, utilizándolo como chivo expiatorio
para eludir el tema de fondo, que son nuestras relaciones con el país
vecino, en el contexto latinoamericano y de cara al futuro. Tal
portazo resulta aún más incomprensible después de que Evo aclarara la
tergiversación de sus declaraciones que le hicieron admitiendo la
posibilidad de una guerra con Chile y manifestara su apoyo a la
propuesta del Presidente Lagos de reanudar, inmediatamente, las
relaciones diplomáticas entre ambos países.
No deja de llamar la atención que frente a temas que requieren una
visión de Estado del siglo 21, aparezcan entre nosotros voces que
hablan de Patria a diestra y siniestra, queriendo adueñarse de ella.
En este caso, se ha desatado una suerte de esquizofrenia en algunos
sectores políticos para negarse a dialogar con Evo Morales y,
adicionalmente, descalificar y estigmatizar a priori a quienes hacemos
del diálogo una de las fuentes de nuestros principios y de nuestra
práctica política.
El problema pareciera ser -aunque me resisto a asumirlo- que Evo
Morales es aimará, tiene la tez morena y los cabellos duros. Tal vez
si fuera descendiente de español o europeo, tuviera la piel blanca y
el pelo castaño o rubio, seguramente si habrían aceptado el diálogo e,
incluso, lo habrían defendido. Claro ejemplo de este tipo de
discriminación y de doble discurso, es el caso del Paul Schaffer, de
la Colonia Dignidad. Ninguna de las patrióticas voces que hoy se alzan
contra Evo se levantó para denunciar al siniestro pedófilo germano.
Otro argumento en el mismo sentido es que en nuestro país se llama
terroristas a los lonkos mapuches acusados y condenados a cinco años
de cárcel, luego de repetir el juicio que los había absuelto, sobre la
base de testimonios y pruebas dudosas. Pareciera ser que se quiere
establecer como precedente que todos los indígenas, sean chilenos o
extranjeros, son merecedores de los peores descalificativos, por el
sólo hecho de serlo. Lamentablemente, pareciera que este virus de la
intolerancia y de rechazo al diálogo -peor que la neumonía asiática y
la ‘fiebre de los pollos’- también ha ‘contagiado’ a los sectores y
representantes del llamado sector progresista de la política chilena,
enfermándola de los mismos defectos que rechazamos -o rechazábamos- en
los sectores conservadores de nuestra sociedad.
¿Dónde está la lucha por el latino americanismo del PS, representada
por el hacha sobre el mapa de Sudamérica en su bandera?.
Respecto de la invocación de la sangre derramada en la guerra contra
Bolivia, como argumento para rechazar cualquier diálogo con Bolivia,
cabe señalar que los mismos que se llenan la boca con el heroísmo de
aquellos patriotas, olvidan mencionar que todos murieron pobres y
olvidados, que de su legado y testimonio hoy nadie se acuerda. Cuando
uno ve el mausoleo a estos héroes en Iquique, pareciera que la Patria,
la sangre y el heroísmo sólo sirvieron para resolver un problema de
política coyuntural.
Aunque la propuesta del Presidente Lagos en Monterrey, en el sentido
de ofrecer reanudación de relaciones diplomáticas, aquí ahora, es un
paso concreto hacia una nueva dimensión en los vínculos entre ambos
países, cada día se hace más difícil negar la existencia de un
conflicto. A pesar de que Chile no cesa de precisar que se trata de un
tema bilateral, tiene que pasarse dando explicaciones al resto de los
países del continente.
La negación del conflicto es el peor error de la diplomacia chilena.
El problema de Chile entre Chile y Bolivia no es Evo Morales, ya que
él sólo es el reflejo de la historia entre ambos pueblos: los niños
bolivianos crecen reivindicando un mar ‘arrebatado’ por la fuerza, y
los niños chilenos se educan sobre una historia de guerra y de muerte
victoriosa.
Los problemas con los países vecinos no se pueden ni se deben obviar.
No podemos caer en la misma actitud de quienes juzgaron a Galileo,
queriendo imponer una verdad que no era. Negar el conflicto no es una
política estratégica. Chile se ha dedicado -y está bien- a hacer
buenos negocios. Es la hora de tener, también, más y mejores
relaciones diplomáticas.
Mantener relaciones económicas sólo con los países del Mercosur no es
suficiente. Además de la materialización de un tratado de libre
comercio con el país vecino, Chile debiera adoptar otras medidas que
demostraran buena voluntad, como nombrar a un Cónsul General en
Bolivia que equipare al que Bolivia nombró en nuestro país, cargo que
ocupa el ex Canciller Víctor Ricco.
Chile debe ser consecuente con su discurso y no hacer el juego a las
pretensiones electorales ni de Morales ni de Mesa -que sólo potencia
el discurso duro-, porque nuestras relaciones internacionales están
por sobre eso. Nos guste o no, Evo Morales es un líder agricultor e
indígena que representa un sentimiento y una sensibilidad boliviana.
Dialogar no nos obliga a nada y, por el contrario nos permite mantener
una política de puertas abiertas con quien, eventualmente, puede
llegar a ser Presidente del vecino país.
Abrigo la esperanza de que más allá de esta serie de desafortunados
desencuentros diplomáticos, chilenos y bolivianos podamos encontrar
puntos de trabajo e interés común. Uno de ellos, sin duda, será el de
las comunidades indígenas y los pueblos originarios, que confío puedan
llegar a convertirse en un punto de integración, especialmente en la
macro región andina que, por cierto, involucra de muchas formas a la
zona norte de Chile.
Confío en que el gobierno del Presidente Lagos seguirá asumiendo la
tarea de defender a Chile, pero también la de liderar Latinoamérica,
teniendo iniciativa política y diplomática ante nuestros vecinos.
Igualmente, espero que el PS asuma, con lealtad para con el gobierno
de Lagos, pero también con libertad, el diálogo con todos los sectores
y líderes progresistas del continente.
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selección de textos: augusto alvarado