viernes, 18 de septiembre de 2015

A seis días del 24 de septiembre

ADIÓS ALMIRANTE MERINO
Hago eco al artículo de Walker San Miguel Rodríguez, ex ministro y articulista centrado en temas diplomáticos de Bolivia. De alguna manera, lo he leído con la fidelidad de un lector dispuesto a aprender algo nuevo cada día, sin esa desconfianza que como ciudadanos desarrollamos hacia los políticos en campaña permanente que nos marean la perdiz en lugar de orientar.
Y sí, nos vamos acercando al final de esta primera etapa. Luego de 4... tal vez 5 años continuos de lecturas, investigación y seguimiento del tema del enclaustramiento marítimo de Bolivia y el arribo a puerto de La Haya. En lo personal, fue una pasión por la historia de Bolivia que empezó años atrás, durante mis estudios en los Estados Unidos y sus maravillosas bibliotecas. A medida que uno lee la historia de primera mano, nos vamos dando cuenta de cuán injustos han sido nuestros vecinos con su silencio en algunos momentos, cuán pomposos, fatuos y arrogantes han sido nuestros Melgarejos. Bolivia es un país humilde, tanto que un presidente de origen campesino ha llegado a Palacio Quemado y no es casual que justo en ese momento, el país haya mostrado su grandeza. No es paradoja ni juegos de palabras, es simple recuperación de la memoria y de la proporción de las cosas. Ahora Bolivia existe en el mapa y no como reservorio natural.
YA HEMOS GANADO
Cualquiera sea el resultado, hemos ganado un gran terreno. Mentalmente hemos recuperado un espacio de nuestro imaginario colectivo: Atacama, el litoral que nos fue cercenado. 
La política tradicional de Chile hacia Bolivia dio un giro de 180 grados y tras el inteligente planteamiento jurídico de Bolivia en Santiago se han declarado en amnesia general. De aquí en adelante ningún gobierno chileno volverá a usar de manera demagógica el tema marítimo, ni para hacer puntos dentro ni para desestabilizar al vecino ni armar intrigas. Las mañas de Chile han quedado en evidencia y su diplomacia ha perdido una herramienta contra la conciencia boliviana: el ultraje como respuesta ya no tiene cabida en el siglo XXI; el chantaje emocional y las falsas promesas de salida al mar se acabaron. Bolivia ha tomado la iniciativa y la Doctrina Portales -que no ha sido desmentida por nadie en Santiago- está en aprietos ante la justicia internacional. La máscara de la legalidad se ha venido abajo y ahora no queda más que aceptar la fuerza de la razón o... acudir a lo que en el fondo siempre han creído: atrincherarse tras sus tanques y navíos para desacatar el derecho y la razón. Cosa que tendría sus costos diplomáticos y económicos para Chile en un momento en que la comunidad internacional da muestras de distensión y de haber evolucionado años luz. Falta esperar que sea escuchada la voz de aquellos chilenos que han tenido la dignidad y la rebeldía suficientes para afirmar que "el rey está desnudo": no se puede defender un pensamiento geopolítico del siglo XIX con argumentos del siglo XVI para hablarle al mundo de un futuro de integración y paz. No si se es honesto y se procede de buena fe. 
La amnesia general de los políticos y diplomáticos en Chile ha sida la mejor muestra del pobre trabajo de sus historiadores. Saben que en derecho y por historia, no tienen argumentos mínimamente válidos para devolver lo que han despojado a Bolivia. Es por esto que decidieron recorrer el reloj de su "historia corta" a 1904, como si antes ni después la historia hubiese desaparecido. Hacia atrás, los archivos coloniales y republicanos cercen y crecen en evidencias a favor de Bolivia. Hacia adelante, la comunidad internacional ya ha terminado con el otro asedio medieval de más de medio siglo en Cuba, para no hablar del Canal de Panamá y la desaparición de la Doctrina Monroe en los Estados Unidos. Chile está cada día más anquilosado y retrógrado, aunque su armamentismo descomunal luzca muy bien aceitado.
El almirante Merino ya se ha retirado sin que nadie lo mencione siquiera. Sus defensores tuvieron vergüenza suficiente como para no nombrarlo. Falta que el gobierno "socialista" de la señora Michel Bachelett reconozca que la Doctrina Portales es una aberración histórica y que Bolivia no pide nada del otro mundo. Bolivia no está pidiendo la desaparición de las fronteras en el mundo, tampoco tiene antecedentes inmediatos de desestabilizar la región sudamericana con ningún tipo de colaboracionismo a un agresor imperial ni ha enviado mercenarios a invadir a otro país (petrolero o no). Somos un país pacífico que busca justicia, nada más. Quien busca violencia no acude a los tribunales; quien busca violencia se arma hasta los dientes y cultiva la paranoia como razonamiento. Somos un país que cree en el derecho y la razón.
Sólo queda que la Corte Internacional de Justicia tome en cuenta el pasado, el presente y el porvenir de nuestra región y escuche el pedido de justicia de Bolivia, quien ha luchado con una mano amarrada y la boca a medio amordazar. Es un clamor casi desesperado que arranca en 2003, con la llamada Guerra del Gas. Es una herida que no cierra desde 1879 y que nos ha costado una guerra civil, un cambio de cede de gobierno, muchas revueltas e inculpaciones por activa o por pasiva acerca de quién tuvo la culpa. Una herida en la psiquis nacional que no cierra porque entre otros responsables el sistema educativo de Chile sigue exaltando la guerra como forma de resolver los problemas y sus nuevas generaciones crecen bajo la mala conciencia de que hay razas superiores. Una educación alienante que los hace avergonzarse de quienes son y sentirse ya "casi europeos", como si el dinero blanqueara la piel y la pobreza oscureciera el alma del otro.
Sea cual sea el resultado de este 24 de septiembre, creo que podemos decir con orgullo ¡Adiós almirante Merino!
-Franklin Farell Ortiz

A seis días del 24 de septiembre
En cualquiera de las dos situaciones antes descritas la demanda de Bolivia se verá fortalecida
La Razón (Edición Impresa) / Walker San Miguel Rodríguez
00:40 / 18 de septiembre de 2015
El 24 de septiembre, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, dará a conocer su decisión respecto a la excepción preliminar planteada por Chile dentro de la demanda presentada por Bolivia para obligar a Santiago a negociar de buena fe una salida soberana al Pacífico en favor del país. Luego de producidas las audiencias en mayo, los 15 jueces de la CIJ asumieron pleno conocimiento de la solicitud boliviana y también por supuesto de la excepción preliminar chilena. La solidez de los argumentos bolivianos, apoyados por datos históricos verificables, que dan cuenta de actos unilaterales inequívocos por los que nuestro vecino se manifestó favorable a resolver nuestro enclaustramiento, permite anticipar que el tribunal de La Haya no dará curso a la excepción de incompetencia.
Ahora bien, dos son las probables formas en que se expedirá la CIJ. La primera es que decida aplazar la consideración de la excepción de incompetencia hasta la emisión del fallo final que implicará su análisis junto al fondo de la causa. Ello porque ciertamente la cuestión que ha formulado Chile hace al meollo del asunto en litigio respecto así efectivamente Chile ya ha generado obligaciones de derecho internacional con sus actos unilaterales y bilaterales manifestados en distintas ocasiones. La segunda posibilidad es que la CIJ emita un expreso rechazo a la solicitud de incompetencia.
En cualquiera de las dos situaciones antes descritas la demanda de Bolivia se verá fortalecida, ya que habrá logrado llevar a Chile a debatir la cuestión de fondo. Entonces, la CIJ fijará las fechas para la presentación de la contramemoria, la réplica y dúplica correspondientes. El intento de Chile por bloquear la demanda a través de la excepción preliminar de incompetencia de la CIJ habrá fracasado.
La tercera y más remota posibilidad es que la CIJ dé curso a lo solicitado por Chile y se declare sin competencia para conocer la demanda boliviana. De asumir dicha postura, la corte de La Haya le estaría negando a Bolivia el acceso a un mecanismo pacífico de solución de controversias, contrariando principios básicos que sostienen el sistema jurídico internacional y que han permitido a Estados como Perú, Nicaragua, Colombia, Argentina y Uruguay, entre otros, acudir al principal órgano judicial de la ONU para solucionar cuestiones que no pudieron ser resueltas por acuerdo de partes.
Ciertamente, la expectativa está enfocada en el Palacio de la Paz y en el cercano 24 de septiembre. Y es que el Pacto de Bogotá, acuerdo multilateral que crea el sistema interamericano, se dotó de un mecanismo de resolución de disputas que incluye la posibilidad de acudir a la CIJ, camino que precisamente ha recorrido Bolivia.
A propósito, días atrás se escucharon voces de parlamentarios chilenos proclives a que su país abandone el Pacto de Bogotá, decisión que si fuera tomada por el Gobierno de Chile en nada afectaría el curso de acción que ha tomado el litigio internacional planteado por Bolivia.

http://www.la-razon.com/opinion/columnistas/dias-septiembre_0_2346965283.html

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