lunes, 11 de mayo de 2015

El proceso en la CIJ - La Razón

El proceso en la CIJ - La Razón

El proceso en la CIJ

Se trata solo de la primera fase de un largo proceso, pero hay razones para el optimismo.

La Razón (Edición Impresa) / La Paz







00:00 / 10 de mayo de 2015





Como se preveía en el
editorial del martes, esta semana la atención del país, probablemente
lo mismo que en Chile, estuvo centrada en lo que sucedía en el Palacio
de la Paz en La Haya, Holanda, donde por primera vez se encontraron ante
la Corte Internacional de Justicia (CIJ) los equipos jurídicos de ambos
países en el marco de la demanda marítima presentada por Bolivia.
En cuatro sesiones, los equipos jurídicos, encabezados por los agentes
acreditados ante el tribunal internacional, Felipe Bulnes de Chile y
Eduardo Rodríguez de Bolivia, presentaron argumentos y contraargumentos
en la fase preliminar del proceso que consiste en dilucidar si la CIJ
tiene competencia para tratar el caso presentado por Bolivia. No es que
se trate de un procedimiento regular en esa instancia, sino que Chile
intenta evitar el proceso por esa vía.
Según el detallado recuento del enviado especial de este diario a La
Haya, experto en relaciones internacionales y maestro del oficio de la
diplomacia, la posición chilena, expresada el lunes y el jueves, se basó
en intentar demostrar que el Tratado de Paz y Amistad de 1904 tiene una
vigencia de más de 111 años y que en virtud del artículo 6 del Pacto de
Bogotá, adoptado el 30 de abril de 1948, la CIJ debería declararse
incompetente para considerar la demanda. De lo contrario, sostuvo el
agente chileno, “se destrozaría  la razón de ser de dicho pacto,
comprometiendo la paz de América”. Otro punto repetitivo en los alegatos
del equipo chileno fue denunciar la “verdadera naturaleza oculta” de la
demanda boliviana: revisar el Tratado de 1904, para satisfacer la
“aspiración” largamente anhelada de contar con una salida soberana al
mar.
A su vez, el equipo
boliviano reafirmó que Bolivia respeta el principio pacta sunt servanda
(lo pactado obliga), pero recordó que, paralelamente, existían otros
instrumentos diplomáticos a los que los juristas que representan a Chile
no se refirieron en absoluto. Se trata de cartas, declaraciones,
memorandos, reuniones bilaterales y otros que se intercambiaron entre
las partes por más de 100 años, ante lo cual Bolivia no vio otra opción
que acudir ante la CIJ en busca de justicia y como último recurso hacia
la pacífica solución de esa disputa.
Al final de las sesiones, se les preguntó a las dos delegaciones qué
entienden por “acceso soberano al mar”, idea no reconocida en el derecho
internacional, y se les dio hasta el miércoles 13 para responder por
escrito. Luego de ello, la CIJ tomará un tiempo prudente para declarar
si es o no competente para ver el caso.
Mientras tanto ha quedado en el país una sensación de ilusión basada no
solo en la solidez de los argumentos esgrimidos, sino también por la
calidad profesional del equipo que representa al país. Se trata solo de
la primera fase de un proceso de suyo largo, pero sin duda hay razones
para el optimismo.

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