El rescatador de la Memoria numismática
Cada vez que el
orureño Víctor Soliz consigue un billete antiguo, lo guarda
cuidadosamente en bolsas de un plástico especial que no contiene ácidos,
que no daña el papel moneda y que los conserva como planchados porque
flotan dentro del material flexible, manteniendo con esto su alto valor,
para luego encerrarlos dentro de una caja de seguridad. Pero antes de
hacerlo, sus dedos recorren este papel para sentir todas sus
particularidades en cuanto a diseño e impresión. Cierra los ojos para
conectarse un poco más con su sentido del tacto que roza de manera tan
delicada los billetes asemejándose a la más suave de las caricias
propiciadas de un enamorado a su amada. Pero eso no es todo ni tampoco
suficiente para él.
Después de varios minutos, los acerca a su nariz para sentir el aroma
que el tiempo ha dejado impregnado en este conjunto de imágenes, letras y
números. Su olfato se afina y solo en ese momento desea que sea tan
poderoso como el de un canino o mejor aún como de aquel perfumista
francés Pierre-François Pascal Guerlain, que consiguió el prestigioso
título de ser el perfumista oficial de Napoleón III.
Víctor abre los ojos lentamente y agudiza la visión para no solo ver
las particularidades del papel moneda, sino también, y sobre todo, para
leer en él la historia política, social y económica del país.
Coleccionista de billetes |
La historia de Bolivia en un billete
Soliz posee actualmente una colección de 200 billetes de diferentes
cortes que abarcan el periodo desde su creación en Bolivia hasta su
última modificación, es decir, desde 1880 hasta 1986. “Cuando uno ve un
billete, ve la historia del país, porque cada uno tiene imágenes,
firmas, los escudos de Bolivia que a lo largo del tiempo han ido
cambiando completamente”, dice emocionado. Éste es un hobby muy intenso,
dice desde su experiencia, porque el momento en que ve una pieza, la
estudia de pies a cabeza y no solo lo hace viendo las imágenes, sino
también desde la historia que investiga, ya sea en bibliotecas o vía
internet. Cada ejemplar que consigue recibe el mismo tratamiento de su
parte, muchos rescatados de manos de coleccionistas extranjeros.
“Tenemos billetes que compramos en Francia, que importamos desde
Singapur, de Hong Kong, que nos mandan desde Australia, y la mayoría
que fueron adquiridos en Estados Unidos”. La colección comenzó hace 15
años en manos de su abuela, con cuatro billetes que pasaron a su padre
que trabajó en el Banco del Estado por 12 años, primero como cajero y
después como secretario de tesorería. “Desde entonces fui incrementando
las piezas”, explica.
Su
padre le dejó 85 billetes en total y a partir de eso, Víctor tuvo que
encargarse de recuperar las piezas más raras. Aprovechando su condición
de viajero constante al gigante del norte por un tema de residencia, se
contactó con los miembros de la International Numismatic Association, a
quienes propuso la compra o el intercambio de billetes. Mediante esta
modalidad, durante los últimos cuatro años recuperó las piezas más
antiguas de su colección .
El billete más caro es uno de 100 bolivianos, que es el corte más
elevado, del Banco Mercantil, el cual se emitió en la ciudad de Oruro en
1906. “Ese billete me costó 1.400 dólares, ésa es la pieza más cara que
tuve que adquirir en una casa de subastas en Estados Unidos”.
A pesar de que los billetes emitidos antes de 1911 son considerados
rarezas, el precio más bajo que pagó fue por uno de 1903, de1 boliviano
del Banco Agrícola. “El valor de toda la colección generalmente se mide
según la visión de un coleccionista, también nos guiamos por un catálogo
internacional donde todos los billetes, de todos los países, tienen un
precio”, dice.
Actualmente sigue buscando billetes bolivianos antiguos, en especial los
que son anteriores a 1911, y los que son de cortes elevados. “Es mucho
más difícil conseguir un corte elevado que conseguir un billete de 50
bolivianos de 1902 o de 1892”. Antes de 1911, los billetes eran emitidos
por el Banco de la Nación Boliviana en cortes de 1 a 100 bolivianos. A
partir de 1929, pasaron al Banco Central de Bolivia, donde se uniformiza
la impresión dejando de lado de esta labor a la banca privada.
En el transcurso del tiempo también cambió el nombre de la moneda, la
cual comenzó con el denominativo de boliviano, pero en 1928 cambió a
Bolívar y en 1945 volvió a llamarse boliviano. En 1962 pasó a ser peso
boliviano. “Son los billetes más comunes de cuando se desató la
inflación en el país. Antes de que cese, se emitieron los cheques de
gerencia y con eso volvió el boliviano, en 1986”.
Dentro del estudio de los billetes, el coleccionista puede reunirlos
por número de series, que generalmente comienza con la serie A, luego se
emite la serie B, y así hasta que dejen de emitirlo. Otros
coleccionistas lo hacen por firmas porque en el transcurso del tiempo
los billetes han sido firmados por diferentes gerentes de banco, por
diferentes delegados del Gobierno, o por diferentes administradores.
Otros lo hacen por errores numismáticos, por ejemplo, un billete que
haya salido con doble impresión, o que esté en circulación sin firmas o
que haya salido mal cortado. Si el banco detecta que un billete ha
salido mal, lo vuelve a recolectar. Aparte de los 200 billetes antiguos
que tiene de Bolivia, también detenta 680 billetes de 140 países
diferentes, provenientes especialmente de Sudamérica. Los consiguió por
intercambio.
“La
colección finalizará conmigo. Voy a tratar de inculcar la afición a mi
hijo de 11 años, pero no he notado que tenga interés, probablemente más
adelante y así continúe la cuarta generación con los billetes”.
Si no existiera otra generación coleccionista, Soliz piensa darla en
concesión a una fundación en Bolivia, venderla o realizar una donación.
Lamenta que en Bolivia no haya un museo numismático “donde se exhiban
billetes y monedas, a pesar de que todos los bancos centrales de los
países tienen uno. Aquí tenemos pocas piezas en el Musef y lo que me
extraña es que ni el Banco Central de Bolivia tiene una galería donde
uno pueda ir y conocer la historia del país mediante el papel moneda”.
Cambios históricos
Banco Potosí. Lo raro de este banco es que emitió sus billetes en la
ciudad de Sucre, pero mantuvo el nombre de Potosí. Emitió billetes con
valor nominal de boliviano en cortes de 1, 5, 10, 20 y 50.
Banco Francisco Argandoña. Fue uno de los primeros bancos en sacar sus
propios billetes bolivianos en 1898 y sus dos emisiones de este papel
moneda fueron realizadas también en la ciudad de Sucre.
Banco Industrial de La Paz. Comenzó sus emisiones en 1900. El mismo año
lo hizo el Banco Comercio que sacó billetes en cortes de 1 y 5
bolivianos, y el Agrícola y el Mercantil en cortes de 1, 5, 10, 20, 50 y
100.
Banco Nacional de
Bolivia. El primer banco que se creó en el país fue el Banco Nacional en
el año 1867, luego, en 1869, fue creado el Banco Hipotecario de Bolivia
y en 1871 el Banco Nacional de Bolivia.
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