lunes, 11 de mayo de 2015

El rescatador de la Memoria numismática

El rescatador de la Memoria numismática

Cada uno de los billetes de Bolivia contiene la historia del país en imágenes, firmas y escudos que han ido cambiando.

La Razón (Edición Impresa) / Mitsuko Shimose
00:00 / 03 de mayo de 2015
Cada vez que el orureño Víctor Soliz consigue un billete antiguo, lo guarda cuidadosamente en bolsas de un plástico especial que no contiene ácidos, que no daña el papel moneda y que los conserva como planchados porque flotan dentro del material flexible, manteniendo con esto su alto valor, para luego encerrarlos dentro de una caja de seguridad. Pero antes de hacerlo, sus dedos recorren este papel para sentir todas sus particularidades en cuanto a diseño e impresión. Cierra los ojos para conectarse un poco más con su sentido del tacto que roza de manera tan delicada los billetes asemejándose a la más suave de las caricias propiciadas de un enamorado a su amada. Pero eso no es todo ni tampoco suficiente para él.
Después de varios minutos, los acerca a su nariz para sentir el aroma que el tiempo ha dejado impregnado en este conjunto de imágenes, letras y números. Su olfato se afina y solo en ese momento desea que sea tan poderoso como el de un canino o mejor aún como de aquel perfumista francés Pierre-François Pascal Guerlain, que consiguió el prestigioso título de ser el perfumista oficial de Napoleón III.
Víctor abre los ojos lentamente y agudiza la visión para no solo ver las particularidades del papel moneda, sino también, y sobre todo, para leer en él la historia política, social y económica del país.

Coleccionista de billetes
La historia de Bolivia en un billete
Soliz posee actualmente una colección de 200 billetes de diferentes cortes que abarcan el periodo desde su creación en Bolivia hasta su última modificación, es decir, desde 1880 hasta 1986. “Cuando uno ve un billete, ve la historia del país, porque cada uno tiene imágenes, firmas, los escudos de Bolivia que a lo largo del tiempo han ido cambiando completamente”, dice emocionado. Éste es un hobby muy intenso, dice desde su experiencia, porque el momento en que ve una pieza, la estudia de pies a cabeza y no solo lo hace viendo las imágenes, sino también desde la historia que investiga, ya sea en bibliotecas o vía internet. Cada ejemplar que consigue recibe el mismo tratamiento de su parte, muchos rescatados de manos de coleccionistas extranjeros. “Tenemos billetes que compramos en Francia, que importamos desde Singapur, de Hong Kong, que nos  mandan desde Australia, y la mayoría que fueron adquiridos en Estados Unidos”. La colección comenzó hace 15 años en manos de su abuela, con cuatro billetes que pasaron a su padre que trabajó en el Banco del Estado por 12 años, primero como cajero y después como secretario de tesorería. “Desde entonces fui incrementando las piezas”, explica.
Su padre le dejó 85 billetes en total y a partir de eso, Víctor tuvo que encargarse de recuperar las piezas más raras. Aprovechando su condición de viajero constante al gigante del norte por un tema de residencia, se contactó con los miembros de la International Numismatic Association, a quienes propuso la compra o el intercambio de billetes. Mediante esta modalidad, durante los últimos cuatro años recuperó las piezas más antiguas de su colección .
El billete más caro es uno de 100 bolivianos, que es el corte más elevado, del Banco Mercantil, el cual se emitió en la ciudad de Oruro en 1906. “Ese billete me costó 1.400 dólares, ésa es la pieza más cara que tuve que adquirir en una casa de subastas en Estados Unidos”.  
A pesar de que los billetes emitidos antes de 1911 son considerados rarezas, el precio más bajo que pagó fue por uno de 1903, de1 boliviano del Banco Agrícola. “El valor de toda la colección generalmente se mide según la visión de un coleccionista, también nos guiamos por un catálogo internacional donde todos los billetes, de todos los países, tienen un precio”, dice. 
Actualmente sigue buscando billetes bolivianos antiguos, en especial los que son anteriores a 1911, y los que son de cortes elevados. “Es mucho más difícil conseguir un corte elevado que conseguir un billete de 50 bolivianos de 1902 o de 1892”. Antes de 1911, los billetes eran emitidos por el Banco de la Nación Boliviana en cortes de 1 a 100 bolivianos. A partir de 1929, pasaron al Banco Central de Bolivia, donde se uniformiza la impresión dejando de lado de esta labor a la banca privada.
En el transcurso del tiempo también cambió el nombre de la moneda, la cual  comenzó con el denominativo de boliviano, pero en 1928 cambió a Bolívar y en 1945 volvió a llamarse boliviano. En 1962 pasó a ser peso boliviano. “Son los billetes más comunes de cuando se desató la inflación en el país. Antes de que cese, se emitieron los cheques de gerencia y con eso volvió el boliviano, en 1986”.
Dentro del estudio de los billetes, el coleccionista puede reunirlos por número de series, que generalmente comienza con la serie A, luego se emite la serie B, y así hasta que dejen de emitirlo. Otros coleccionistas lo hacen por firmas porque en el transcurso del tiempo los billetes han sido firmados por diferentes gerentes de banco, por diferentes delegados del Gobierno, o por diferentes administradores. Otros lo hacen por errores numismáticos, por ejemplo, un billete que haya salido con doble impresión, o que esté en circulación sin firmas o que haya salido mal cortado. Si el banco detecta que un billete ha salido mal, lo vuelve a recolectar. Aparte de los 200 billetes antiguos que tiene de Bolivia, también detenta 680 billetes de 140 países diferentes, provenientes especialmente de Sudamérica. Los consiguió por intercambio.
“La colección finalizará conmigo. Voy a tratar de inculcar la afición a mi hijo de 11 años, pero no he notado que tenga interés, probablemente más adelante y así continúe la cuarta generación con los billetes”.
Si no existiera otra generación coleccionista, Soliz piensa darla en concesión a una fundación en Bolivia, venderla o realizar una donación. Lamenta que en Bolivia no haya un museo numismático “donde se exhiban billetes y monedas, a pesar de que todos los bancos centrales de los países tienen uno. Aquí tenemos pocas piezas en el Musef  y lo que me extraña es que ni el Banco Central de Bolivia tiene una galería donde uno pueda ir y conocer la historia del país mediante el papel moneda”.
Cambios históricos
Banco Potosí. Lo raro de este banco es que emitió sus billetes en la ciudad de Sucre, pero mantuvo el nombre de Potosí. Emitió billetes con valor nominal de boliviano en cortes de 1, 5, 10, 20 y 50.
Banco Francisco Argandoña. Fue uno de los primeros bancos en sacar sus propios billetes bolivianos en 1898 y sus dos emisiones de este papel moneda fueron realizadas también en la ciudad de Sucre.
Banco Industrial de La Paz. Comenzó sus emisiones en 1900. El mismo año lo hizo el Banco Comercio que sacó billetes en cortes de 1 y 5 bolivianos, y el Agrícola y el Mercantil en cortes de 1, 5, 10, 20, 50 y 100.
Banco Nacional de Bolivia. El primer banco que se creó en el país fue el Banco Nacional en el año 1867, luego, en 1869, fue creado el Banco Hipotecario de Bolivia y en 1871 el Banco Nacional de Bolivia. 


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