domingo, 24 de mayo de 2015

Chile, al citar la Memoria de Bolivia, se cita a sí mismo

Chile, al citar la Memoria de Bolivia, se cita a sí mismo

Respuestas a lo que es ‘acceso soberano al mar’.
Respuestas a lo que es ‘acceso soberano al mar’.

Chile, para responder al juez  Owada de la Corte Internacional de Justicia, cita en la Memoria de Bolivia sus propios actos unilaterales en los que ofreció un ‘acceso soberano’    al mar.

La Razón (Edición Impresa) / Ricardo Aguilar Agramont / La Paz
00:07 / 24 de mayo de 2015
 
Chile respondió qué entiende por “soberanía marítima” al juez de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) Hisashi Owada citando la Memoria de Bolivia, para terminar por decir que su Estado entiende lo mismo que Bolivia por esa noción. Sin embargo, el argumento de Santiago se vuelve contra sí mismo, pues cuando cita la Memoria boliviana, alude a declaraciones textuales de Chile que Bolivia ha incluido en sus documentos escritos como pruebas de los actos unilaterales del país vecino. Entonces, Chile, al citar a la Memoria de Bolivia, en realidad cita sus propias declaraciones del pasado, cuando Santiago habló, en sucesivas oportunidades, de negociar un “acceso soberano” al mar.
Al finalizar la fase preliminar de alegatos a la objeción de competencia planteada por Chile, el juez Owada dijo: “En los documentos de ambas partes han referido la expresión ‘acceso soberano al mar’, la cual no es un término reconocido en el derecho consuetudinario internacional y ambas partes lo han referido, les agradecería mucho (...) que tengan a bien definir el sentido de ese término como ellas lo entienden”.
El miércoles 20 a mediodía (en Bolivia) se hicieron públicas las respuestas de las partes, así como las réplicas a las primeras respuestas. En total, cuatro documentos, dos bolivianos y dos chilenos, todos en inglés, de modo que lo que sigue es según la traducción efectuada por este medio.
El punto tres de la réplica boliviana a la primera respuesta escrita chilena, pone en evidencia que Chile pretende citar lo que supuestamente Bolivia entiende por “soberanía marítima”, cuando en realidad se estaría citando a sí mismo: “3.
Sobre la posibilidad de las modalidades de acceso soberano, la respuesta de Chile es engañosa. Hace varias referencias a ‘cesión territorial’ en la Memoria de Bolivia, pero obvia mencionar  que todas esas referencias son declaraciones unilaterales de Chile o sus repetidos acuerdos con Bolivia de negociar un acceso soberano. La respuesta de Chile no hace más que confirmar lo que acordó en sucesivas ocasiones, aunque la existencia y contenido específicos del acuerdo es claramente una materia de fondo”.
En efecto, Chile cita la memoria boliviana en diferentes lugares de su primera respuesta; sin embargo, olvida decir que en esos textuales está citando en realidad sus propias declaraciones. Por esto, es Chile quien deberá responder en el juicio de fondo qué entiende por “acceso soberano”, al ser este país el que lo ha ofrecido a Bolivia en reiteradas ocasiones.
ACCESO. “En su Memoria, Bolivia indicó con mayor precisión qué entiende por ‘acceso soberano al mar’. En el parágrafo 410 se refirió a ‘acceso soberano al mar para Bolivia, que tenga efecto mediante la transferencia de territorio de Chile’ y en el siguiente párrafo: ‘acceso soberano al mar para Bolivia mediante la transferencia de un área de territorio hoy conservado por Chile’”, señala el primer texto chileno.
Ese país también asegura que Bolivia daría las bases necesarias para entender la expresión de “acceso soberano” en los parágrafos 32(a) y 32 (c) de la “Solicitud para instaurar procedimientos ante la Corte Internacional de Justicia” y 361, 445, 483, 486, 500(a) y 500(c) de su Memoria. “Ahí, Bolivia se refiere a ‘acceso pleno y soberano al océano Pacífico’. La expresión ‘soberanía plena’ está igualmente utilizada en los parágrafos 1.4.13 y 30 de su Solicitud”, alega Chile.Bolivia contesta que si bien tales alusiones figuran en los documentos bolivianos, Chile tergiversa las cosas, pues: “4. La respuesta de Chile invoca los parágrafos 361, 410, 411, 445, 483, 484 y 486 de la Memoria de Bolivia sin reconocer que éstos simplemente reproducen textualmente o expresan los términos de las propias declaraciones de Chile o sus acuerdos con Bolivia, independientemente del Tratado de 1904”.
Para mostrar esto, la réplica boliviana pone como ejemplo el intercambio de notas de junio de 1950. Con esto se muestra que Chile, al citar la Memoria boliviana, en realidad citaba la Nota del 20 de junio de 1950 firmada por su Ministro de Relaciones Exteriores de entonces. Esta nota chilena reconoce el Tratado de Trasferencia de Territorios (1895), el Acta Protocolizada de 1920, la Nota de Chile de 1923, la propuesta Kellogg de 1926 y el Memorando Matte, además de declaraciones de los presidentes chilenos entre 1946 y 1949 —detalla la réplica— así como “importantes precedentes que identifican una clara dirección política de la república chilena”. La Nota de 1950 de Chile declara “expresamente y en consistencia con los anteriores acuerdos”, que Chile “tiene la voluntad de entrar formalmente en negociaciones directas dirigidas a encontrar una fórmula que hará posible dar a Bolivia un acceso soberano propio al océano Pacífico”.
RESPUESTA INICIAL. Bolivia al contestar al juez Owada, en su primera respuesta, señaló que la expresión “acceso soberano” hace al fondo del juicio y no a la fase actual de naturaleza preliminar. (El paralelo que se puede hacer es el siguiente: la fase de fondo, el juicio en sí mismo, trata el contenido del diferendo; mientras que la fase preliminar observa la forma del proceso).
“En lo que concierne a la relevancia de esta pregunta en relación a la jurisdicción de la Corte, Bolivia observa que su caso sobre el fondo es que Chile ha aceptado repetidamente negociar un acceso soberano para Bolivia al océano Pacífico para resolver su situación de enclaustramiento. En la medida en que el significado de ese término (“acceso soberano”) y su contenido específico pueda ser definido, es necesario determinar el entendimiento de las partes en los sucesivos acuerdos”, dice Bolivia.
Pues es cierto que pueden existir diferentes modalidades para la noción “acceso soberano”, posiblemente su definición ni siquiera concierna a un fallo final de La Haya, que solo deberá expresarse sobre la obligación o no de Chile de negociar.
La especificidad de “acceso soberano” solo devendrá de la futura negociación que pide Bolivia, es decir que ni siquiera podría atingir al fallo de fondo de la CIJ. “La existencia y contenido específico del acuerdo de partes (...) claramente no es materia para una determinación para la fase preliminar de los procedimientos y debe ser determinado en la fase de fondo”, señala Bolivia en su primera respuesta.
SANTIAGO. Chile, en cambio, quiere responder citando los documentos bolivianos. Como se mostró, no hacía sino citarse a sí mismo. Así, escribe: “El significado de la expresión ‘acceso soberano al mar’, usado por Chile al formular su objeción a la jurisdicción, es el mismo que es usado por Bolivia en su Solicitud y Memoria”, afirma el documento firmado por el agente chileno Felipe Bulnes.  Chile insiste: “En el párrafo 361 de su Memoria, Bolivia afirma que Chile aceptó ‘transferir territorio a Bolivia para garantizarle un acceso soberano al mar’”.
Para explicar su derecho a “un acceso soberano al océano Pacífico” — continúa Chile— Bolivia “igualmente se refirió en su Memoria a ‘la cesión para Bolivia de una costa soberana’ (parágrafo 483), ‘cesión de territorio’ (parágrafo 483) y ‘modificación del status territorial entre los dos países’ (parágrafo 486)”, reitera.
Bolivia contesta claramente que cada uno de esos términos que pone en su Memoria son los que se salieron de la boca o pluma de los distintos actos unilaterales que Chile ha realizado en la larga historia de ofrecimientos chilenos de un “acceso soberano al mar” para Bolivia.
JURISDICCIÓN. El tema es: ¿en qué medida responder qué es “acceso soberano al mar” ayuda a develar si la Corte tiene o no jurisdicción en este caso? Bolivia hace notar que la pregunta es de fondo. “Para los propósitos de jurisdicción, es suficiente notar que el acuerdo de negociar y el resultado final de la negociación son dos cuestiones distintas y separadas, tal como reconoce la jurisprudencia de la Corte” (caso Gabcikovo-Nagymaros, donde la Corte señaló que los resultados de la negociación serán un producto ulterior de la misma), señala Bolivia.
No obstante, Chile contraataca con el argumento de que Bolivia, en el parágrafo 445 de su Memoria, fue “particularmente clara” al decir que: “De acuerdo con Chile, las negociaciones entre los dos Estados solo podrían ser consideradas mientras que no se dirijan a cualquier cesión territorial —lo que es decir, sobre la condición de que ellas no involucrarían ningún acceso soberano al mar”.
Su conclusión vuelve a su argumento central de los alegatos de la primera semana de mayo, es decir que todo fue cerrado con el Tratado de 1904, por lo que el artículo VI del Pacto de Bogotá haría a la Corte incompetente para abordar el caso: “Chile considera que al pedir a la Corte que declare que Chile tiene una obligación de ‘garantizar a Bolivia un acceso pleno y soberano al océano Pacífico’, Bolivia está sosteniendo que Chile está bajo la obligación de transferir a Bolivia soberanía sobre territorio costero en el océano Pacífico”, asegura el país vecino.
Según el análisis de Santiago, la implicación de esto último para su objeción preliminar es que con “el artículo II del Tratado de Paz de 1904, Bolivia y Chile definieron la distribución de soberanía sobre el territorio entre ambos”, y que el Artículo VI de ese mismo Tratado define a qué tipo de acceso tiene derecho Bolivia: “Chile acuerda ‘en favor de Bolivia y a perpetuidad el más irrestricto derecho al tránsito comercial en su territorio y en sus puertos del Pacífico’”.
En ese sentido, Chile se aferra a que el Tratado de Paz de 1904 estaba en vigor el 30 de abril de 1948 (cuando se firma el Pacto de Bogotá) y que éste “estableció que el acceso al Pacífico al que Bolivia tiene derecho no es soberano”. Bolivia en los alegatos aclaró que considera también que el Pacto de Bogotá estaba y está en vigor y que su caso no tiene relación con la firma del documento de 1948.
Pero Chile sigue: “El Pedido de Compensación de Bolivia busca una orden que pida a Chile aceptar que debe garantizar un acceso soberano al océano Pacífico para Bolivia. Esto necesariamente desinstauraría el Tratado de 1904. Por tanto, su pedido está por fuera de la jurisdicción de la Corte”, concluye.
Bolivia, en cambio, insiste con lo dicho en los alegatos de que la salida que busca está por fuera del Tratado de 1904 y que su caso no guarda absolutamente ninguna relación con ese pacto, como por ejemplo señala la nota firmada por el embajador Emilio Bello en 1920, que habla explícitamente de una solución por fuera del Tratado de Paz:
“La modificación hipotética del Tratado de 1904 es una materia de especulación que claramente no es una cuestión de este caso. Es más, las partes han acordado repetidamente que garantizar un acceso soberano al mar para Bolivia es una cuestión independiente del Tratado de 1904 y que no es necesaria una innovación al respecto”.
La conclusión de Bolivia no deja dudas, pues reitera que su caso sobre el fondo de la cuestión no se basa en precisar las modalidades o contenidos específicos de acceso soberano al mar. “Solo reconoce que basándose en los acuerdos existentes de negociar, tal acceso soberano debe ser obtenido por una modalidad a ser especificada por un acuerdo futuro de las partes” (es decir que definir la modalidad de soberanía no concerniría ni siquiera al fallo de la Corte sobre el fondo de la cuestión).
Pero si quedara alguna duda de que Bolivia estaría eludiendo la pregunta, en el último párrafo de la primera ronda escrita señala: “El amplio entendimiento de las partes respecto a la definición de ‘acceso soberano al mar’, reflejado en sus acuerdos sucesivos de negociar y las varias propuestas para encontrar una solución, es que Chile debe garantizar a Bolivia su propio acceso al mar con soberanía en conformidad a la norma internacional”.RÉPLICAS. Tras el intercambio de las primeras respuestas, vinieron las réplicas. Los argumentos de Bolivia, en esta segunda parte, están encaminados a persuadir a la Corte que la modalidad de soberanía será una consecuencia posterior que devendrá de las negociaciones que demanda y de que Chile busca un fallo sobre el fondo en una fase preliminar.
La respuesta de Chile “solo repite” su argumento de que el Tratado de 1904 es irreconciliable con una obligación de negociar acceso soberano al océano Pacífico, dice Bolivia y explica que esa objeción fracasa al no poder distinguir entre una negociación y su resultado final: “esto tergiversa y trata de refutar el fondo del caso que plantea Bolivia” (refutar el fondo no es pertinente en una fase preliminar). “Como se describió en la Memoria, las partes acordaron negociar con el propósito de encontrar una modalidad que garantice a Bolivia un acceso soberano al mar”, señala.
Luego Bolivia retoma el intercambio de notas de 1950 para probar que la modalidad de soberanía será una consecuencia de la negociación. En esa nota Chile “aceptó: (a) negociar un acceso ‘propio’ y ‘soberano’ al mar para Bolivia; y (b) que el objeto de las negociaciones es ‘encontrar una fórmula’ que hará eso posible”. La definición del contenido específico de “acceso soberano”, por tanto, está por ser determinado por una “fórmula” que será el propósito ulterior de una negociación.
SOBERANÍA. Para reforzar la idea de que la modalidad de soberanía devendrá de las negociaciones, Bolivia trae a colación las diferentes resoluciones de la Organización de los Estados Americanos (OEA) al respecto (especialmente la de 1983, la cual firma Chile).
“Esto es consistente con las resoluciones unánimes de la OEA, como la Resolución 686 de 1983 (...) que llama a encontrar una ‘fórmula para dar a Bolivia una salida soberana al océano Pacífico, sobre la base de las mutuas conveniencias, derechos e intereses de las partes involucradas.’ Otra vez, la resolución de la OEA confirma que el propósito de la negociación es encontrar una ‘fórmula’ que defina y especifique el contenido de un acceso soberano, el cual puede ser expresado a través de varias modalidades y debe emerger de la negociación”.
Para Bolivia, que Chile relacione de manera directa la pregunta del Juez al parágrafo 32(a) y 32(c) de la Solicitud de Bolivia y a los parágrafos 500(a) y (c) del Pedido de Compensación de la Memoria, significa que ese país “no deja duda de que su objeción a la jurisdicción busca una determinación sobre el fondo de la cuestión”.
Por último, se aclara lo que Bolivia considera una tergiversación: “El argumento descrito por Chile en el último parágrafo en respuesta al juez Owada expresando que ‘Bolivia busca que se obligue a Chile a garantizar a Bolivia un acceso soberano al océano Pacífico’ es falso. Lo que Bolivia pide a la Corte es que declare que Chile está bajo la obligación de negociar con Bolivia para llegar a un Acuerdo que (le) garantice (...) un acceso soberano al mar independientemente del Tratado de 1904”.
Chile, en su réplica, se centra en argumentar que es posible un fallo preliminar que aborde el petitum boliviano (que la Corte obligue a Chile a negociar una salida soberana al mar), Es más, asegura que “debe” haber un fallo preliminar sobre el fondo.
“En su respuesta, Bolivia asume la extraordinaria posición de que el significado a ser adscrito a una expresión central de su Pedido de Compensación (la expresión de “acceso soberano al mar”) pueda ser determinada solo como parte de una consideración de fondo de su pedido. El significado del Pedido de Compensación (petitum) de Bolivia no puede depender de una consideración del fondo (...). Lo que el Pedido de Compensación de Bolivia significa es exactamente el tipo de caracterización que puede y debe ser determinado en una fase preliminar”.
Si bien la respuesta boliviana contesta la pregunta de Owada, Chile considera que no: “Si el enfoque de Bolivia fuese correcto, se podría dejar al Estado aludido (en el juicio) que responda el fondo de un pedido cuyo significado declinó explicar el solicitante”. Como se vio, el último punto de la primera respuesta boliviana satisface la pregunta del juez japonés.
Ya en su primera respuesta, Chile reiteraba que Bolivia quiere dejar sin efecto el Tratado de 1904. En ese sentido señala en su réplica: “está claro que el pedido de que Chile sea declarado bajo la obligación de aceptar un cambio de la distribución de la soberanía sobre el territorio es objetivamente inconsistente con lo establecido en el Tratado de 1904 y por tanto fuera de la jurisdicción de la Corte por el Artículo VI del Pacto de Bogotá que está vigente”.
Santiago entonces apunta a que el hecho de que Bolivia hable de diferentes modalidades de soberanía significaría “una retractación de su posición adoptada en la Solicitud y Memoria que encarna en la expresión ‘acceso pleno y soberano’”.
No obstante, es conocido en el Derecho Internacional la existencia de diferentes modalidades de soberanía y Bolivia busca que se especifique una de ellas en una negociación. Para buscar ejemplos no hay que ir muy lejos, pues una revisión histórica de la mediación de Frank Kellogg en 1926 da fe de ello. Durante esa mediación se habló de zonas soberanas desmilitarizadas y militarizadas, enclaves, corredores, soberanías compartidas, etcétera.

Rubén Vargas: Un poeta con la piel de periodista

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Adiós, maestro

Dicen que la muerte es un nuevo amanecer; y que la vida no termina al morir. ¡Hasta pronto, amigo!
La Razón (Edición Impresa) / Ramiro Villegas V.
00:07 / 24 de mayo de 2015
Habían transcurrido apenas unos minutos del nacimiento de un nuevo día, jueves 21 de mayo de 2015. La fría madrugada dejaba sentir sus primeros latidos, y la rotativa de La Razón se aprestaba a calibrar sus piezas y ajustar sus válvulas de temperatura para empezar la impresión de los ejemplares de esa jornada. Preciso instante en que la desgracia, quizás el destino, quizás la Providencia, quiso que nuestro compañero de trabajo y querido amigo Rubén Vargas Portugal, excepcional periodista, se fuera de entre nosotros.
Estuvo internado  durante seis semanas en un centro médico aquejado por un complicado cuadro de salud. Pero nadie podía haber imaginado tan lamentable desenlace. A partir de entonces, los trabajadores de este medio tenemos infinitos motivos para sentirnos heridos en el alma, pues recibimos un revés muy amargo, aunque no hay forma de encontrar una respuesta a su temprana partida.
Realizar un recordatorio sobre la trayectoria de Rubén no tiene caso. Quienes han disfrutado de su compañía saben que su profesionalismo, sus méritos académicos y su formación están fuera de toda descripción. De sus valores y su solvencia moral no hay nada que comentar. En contrapartida, su apacible temple, su jovial condescendencia ante el saludo y su atenta respuesta frente a una consulta quedarán entre nosotros como un imperecedero recuerdo.
Trabajó cinco años en esta empresa. Desde su escritorio en el fondo de la sala de redacción derramó su talento, pero su corazón lo entregó al área de la cultura por medio del suplemento Tendencias. Sus páginas rezumaban vida y su presentación lingüística y gramatical lucía impecable, tanto que su lectura nos resultaba un deleite a los ojos de los correctores.
Tenía el don de la palabra justa, en el momento justo. En ocasiones, puso la serenidad a ciertas de-savenencias producto de intensos debates en la reunión de editores. Cómo no, si era un pacifista incurable y no podía, no debía, aceptar ciertas apreciaciones que él consideraba injustas o al menos subidas de tono. Y cuando correspondía, también hacía culto a aquel conocido aforismo: “No hables si lo que vas a decir no es más importante que el silencio”.
Dicen que la muerte es un nuevo amanecer; que el nacer y el morir son los extremos de una externa cadena multiforme y extraña; que la vida no termina al morir. En fin. Pero, por la forma como vivió mientras estuvo aquí, lo más seguro es que Rubén ha regresado al lugar de donde vino: el paraíso. ¡Hasta pronto, querido compañero!

Rubén Vargas: Un poeta con la piel de periodista

Su agudo sentido del humor y el uso exquisito de la palabra fueron su aporte diario en la Redacción, donde conocimos mejor al profesional, pero sobre todo al amigo
El periodista Rubén Vargas en un momento de felicidad en su vida.
El periodista Rubén Vargas en un momento de felicidad en su vida.
La Razón (Edición Impresa) / Miguel Vargas / La Paz
00:10 / 24 de mayo de 2015
A veces no sabíamos si hablaba en broma o en serio. Con el semblante inexpresivo, apartaba la vista de la pantalla de su computadora y con severidad empezaba a emular el desatino de alguna autoridad o a justificar los dudosos gastos de una institución. La ironía crecía y crecía. Y hasta que alguien no empezara a reír, no había certeza de si se trataba del súmmum de la sátira o de una apología del delito. La risa duraba unos minutos: Rubén Vargas se daba la vuelta y regresaba a su mundo de palabras, editando Tendencias.Su escritorio, en una esquina cerca del ventanal y casi de espaldas al resto de la Redacción, le permitía cultivar el periodismo desde su propio espacio y a su ritmo, el de un poeta. Era ajeno al griterío y a las presiones del día a día en un periódico: podía estar escuchando las cavernosas voces de Tom Waits y Leonard Cohen o los agudos de Luzmila Carpio y de los niños de una orquesta de música barroca de la Chiquitanía, protegido en su refugio de libros, fotografías, programas de conciertos y catálogos.“Lord Vargas”, le decía la periodista Iblin Linarez, la única que se animó a ponerle un mote; el poeta infundía profundo respeto en toda la Redacción —casi se le veía la experiencia acumulada en años de trabajo en Presencia, Salamandra, en Vuelta de México, editando libros y revistas culturales— y en la evaluación semanal de su suplemento recibía halagos por su pluma y por el tratamiento de los temas. Eso sí, cuando a él le tocaba evaluar los productos de La Razón, era un lujo escucharlo. Su habilidad para analizar los hechos, así como para fabular y jugar con las palabras se hilaban entonces con su sentido del humor. “Un acápite final —afirmó severo en una de esas lecturas— debo decir que termino de leer esta edición muy preocupado: en mi horóscopo en la revista Mía dice que si no pago mis facturas, sufriré el corte de servicios básicos”. Risas.
Mis textos favoritos escritos en este periódico por Rubén curiosamente no están en Tendencias: son las puntiagudas críticas en su columna Perdido Viajero, que sostuvo durante algo más de dos años, y las ediciones de Alasita de Tendencias. La agudeza de sus análisis, el tejido irónico de sus textos y el despliegue del lenguaje son simplemente deliciosos. Rubén, así como era serio y respetado, también obedecía callado a la periodista Erika Ibargüen cada día, cuando llamaba a toda la tropa a almorzar a las 12 en punto. Participaba activamente en los festejos, siempre con una sonrisa en el rostro y agradecido por toda atención.
Teníamos percepciones distintas sobre el abordaje al ámbito cultural. Y a pesar de que sus ideas eran sólidas, jamás se dio el lujo de dejar de escuchar. Tenía sus prejuicios sobre el arte contemporáneo, pero luego de ver sus trabajos, se volvió en admirador de Joaquín Sánchez, de Wara Cajías y de los herederos de la obra de Cergio Prudencio.
En la Redacción, Rubén ya nos hace mucha falta. Necesitamos otra mañana escuchando a Tom Waits. Pero eso sí, estoy seguro de que se fue con una sonrisa, producto de su última victoria personal: le hizo una gambeta a Facebook y a Twitter. Sentía sincero desprecio por las redes sociales y esperaba que el trabajo no le obligue a tener que abrir una cuenta en ellas. Cosas de poetas. Hasta siempre, Rubén.
Amigos además de colaboradores 
Curiosidad
De algo puedo dar fe sin pestañear: Ruben tenía la única cualidad indispensable para un intelectual: una insaciable curiosidad por las ideas de los otros. Gracias a esa cualidad, que en el periodismo toma redoblado valor, pude beneficiarme de su disposición a dejar a los demás expresarse, así no compartiera tales miradas ajenas.
Pedro Susz, crítico de cine
Diálogo
Rubén fue un gran dialogador, un interlocutor estimulante desde el periodismo, la amistad y la poesía. Selectísima palabra que me llevó a componer dos canciones: La planicie y Caminando: “qué escritura de oro / en las hojas que el otoño / dispersa”... Además, fue el cronista de la OEIN. Nadie me hizo mejores preguntas al respecto. Lo echaré de menos.
Cergio Prudencio, director de la OEIN
Perfección
Conocido por su rigurosidad y su afán de perfección, Rubén ha llevado al periodismo cultural a un nivel comparable con el de otras latitudes. Su partida será sentida por todos los que encontramos en los suplementos culturales del domingo un espacio de descanso y alimento espiritual para el resto de la semana. Gracias, Rubén, por todo ello. Te extrañaremos.
María Luisa Soux, historiadora
Presencia del cuerpo
Una pequeña muestra de una obra poética sensible y evocadora del amor, de las presencias, de los cuerpos, de la pintura y de los símbolos
Angelus Novus
El Ángel vuela de espaldas
un viento tempestuoso
lo arrastra al futuro.
Quisiera detenerse
plegar sus alas
volver sobre las ruinas
que se amontonan a sus pies.
Quisiera reparar lo irreparable.
Pero la tormenta sopla del Paraíso
y las ruinas se elevan
como una torre hasta el Cielo.
Y para ese viento
ya ni siquiera
tenemos nombre.
Runas
Piedra de lluvia agua de pedernal pulida en el corazón de la mano en la línea cruzada de todos los caminos
Un canto rodado
contra la corriente
contra la simiente
de los ecos multiplicados en el origen de los días
El santo y la señal de la lengua redimida su apacheta
Y a la vera del crepúsculo anunciado las más bellas ruinas del aire se levantan
Runas
Piedras
Hombres
Palabras
Una espiral girando en el vacío
La trenza de oro
La Torre abolida
La planicie
Tu amor es la planicie
la planicie es mi costado
la pradera de las progresiones
cuando sopla
y me lamen las pulseras del simún.
En los bordes del cielo
los pájaros desovan
su sombra antes de partir.
Migraciones de la piel
transfiguraciones de la piel
tatuajes de la piel.
A la hora de las apariciones
mi amor asoma en el desierto
las bandadas las manadas
los tropeles
la música de tus pulseras
vibrando
bajo el duro cielo del atardecer.
Tu amor es el desierto
las planicies deslumbradas
el cuerpo de las transformaciones.
El desierto es mi costado
tu amor el abrazo del simún.
Piedra de Praga (Poema V)
Noches y días escribiendo una carta
adivinando tu propio rostro,
preguntando
por el acontecer del gesto,
interrogando cada línea
de un dibujo imposible.
Y no sabías, no sabías: en algún lugar un espejo ya velado
remedaba
en la espera
su trama de agua y plata
solo para ti.




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sábado, 23 de mayo de 2015

Gabriel Salazar: De qué soberanía hablamos cuando entregamos la riqueza a los extranjeros en masa

Gabriel Salazar: De qué soberanía hablamos cuando entregamos la riqueza a los extranjeros en masa

Gonzalo Castillo | 0:15 hrs.

PORTADA SALAZAR
Gabriel Salaar, historiador chileno y Premio Nacional de Historia

 

El Premio Nacional de Historia se refirió a los alegatos que sostienen Chile y Bolivia en La Haya por el diferendo marítimo. En este sentido, plantea la necesidad de que los tratados sean susceptibles de ser revisados y actualizados.

 

A partir de las 5 de la mañana, hora chilena, el equipo jurídico de Bolivia en La Haya comenzará con sus alegatos en los que presentará sus argumentos para sostener la competencia de la Corte Internacional de Justicia para conocer del diferendo marítimo con Chile.
Mientras se discuten los alcances y elementos jurídicos que rodean dicho proceso, en Santiago el historiador y profesor de la Universidad de Chile, Gabriel Salazar sostiene que es necesario que así como las leyes y Constituciones, los tratados entre distintos Estados sean materia de actualización y revisión para adaptarlos a las distintas circunstancias históricas que se van presentando conforme pasa el tiempo, y no deben ser considerados de manera rígida.
Además, el Premio Nacional de Historia 2006, señala que es incongruente por parte de Chile hablar de soberanía, en momentos en que gran parte de nuestros recursos y riquezas son entregados de manera expedita a intereses extranjeros.
Chile ha basado su argumentación sobre el diferendo marítimo con Bolivia en la intangibilidad de los tratados, y en general en el ámbito jurídico. ¿Es sostenible proyectar en el tiempo ese argumento?
Así como también las constituciones políticas tiene que ser también eliminadas para dictar nuevas, como estamos viviendo ese proceso en Chile, creo que la legalidad tiene una vigencia determinada, históricamente acotada, y lo mismo vale para los tratados. Yo creo que el tratado de 1904 y todos los tratados que se firmaron con Perú y Bolivia, después de la guerra del Pacífico, son tratados que, de alguna manera, establecieron las condiciones del vencedor de la guerra, y establecieron un aparente statu quo, un tratado de paz, en el fondo, para que no continuara la guerra, pero tendía a consolidar y rigidizar un estado de cosas que no podía ser, sino transitorio. Bolivia y Perú fueron derrotados, y en esa condición tuvieron que firmar los tratados respectivos, y perdieron lo que perdieron. Pero eso tiende a cambiar con el tiempo. Las fronteras fijadas de esa manera, están acotadas a una situación determinada, y con el correr del tiempo, pienso yo, como historiador, la historicidad exige muchas veces, que esos tratados sean revisados, y sean actualizados, porque la condición de vencedor/vencido, es una situación del momento, es epocal, digamos diez o veinte años, pero no eterna.
Entonces creo que el alegato chileno en La Haya es un alegato que se aferra a la permanencia perpetua de los tratados, entonces tiene la debilidad justamente de que no reconoce que los procesos históricos van cambiando y se van transformando en el tiempo, y a la vuelta de ciento y pico años es evidente que las condiciones entre Chile y Bolivia han cambiado. Creo que por ese lado el alegato chileno es muy patriotero, quiere rigidizar las cosas y mantener la condición de vencedor en el tratado, y eso creo que está un poco en el aire, porque las cosas cambian y requieren que todas las leyes deban ser actualizadas en algún momento.
¿Qué le parece la estrategia de Bolivia de llevar su demanda marítima a la Corte Internacional de Justicia de La Haya?
La estrategia de Bolivia, pienso yo como historiador, está bien concebida desde el punto de vista que ella,acoge lo que estaba planteando, es decir que los tratados necesitan ser revisados, después de cien años en que las cosas cambian. Ahora es un hecho real, concreto y rotundo, que Bolivia se quedó sin mar después de esa guerra y de ese tratado. Y en este mundo actual, que está globalizado, donde las comunicaciones son ultra rápidas, internet, el mundo está convertido en una aldea. Y mientras más globalizado estemos, mientras más aldea mundial seamos, las fronteras valen menos, como en Europa. En Europa existen las fronteras y se respetan los tratados, pero la gente pasa y traspasa encima por un tema de la ciudadanía de toda la Unión Europea. Entonces es realmente inconcebible que en América Latina, en donde todos somos hispanoamericanos, hablando el mismo lenguaje, tenemos la misma memoria, la misma tradición, no tengamos una unidad como país que relativice la importancia de las fronteras, y yo creo que desde esa perspectiva de un mundo globalizado, de países vecinos que necesitan interpenetrarse e integrarse para producir su desarrollo común, necesitan revisar sus tratados a efectos de lograr esa unidad. No es cuestión de darle soberanía a Bolivia y nosotros quedamos menoscabados, eso es un lenguaje decimonónico. Creo que ahí radica la debilidad chilena, los bolivianos tienen la ventaja de que están pidiendo la actualización de un tratado en función de razones válidas, que en rigor son válidas.
¿El general de la sociedad chilena tiende a identificarse con el discurso o visión de las élites sobre el tratamiento de los problemas entre Chile y Bolivia, tanto en los tiempos de la guerra del Pacífico como cada vez que resurge este tema?
Sí y no. Porque es un hecho que el Ejército que ganó la guerra del Pacífico, o los ejércitos que ganaron la guerra, estaban compuestos de rotos, y los rotos en esa guerra no perdían ni ganaban nada. Simplemente ellos los llevaron para pelear y murieron por miles y miles, y los que se beneficiaron fueron, en definitiva, la élite empresarial chilena y la élite empresarial inglesa, con otras nacionalidades que estaban involucradas en la cuestión del salitre. Fue una especie de capital internacional que se fue metiendo ahí, con mayoría inglesa y con minoría chilena, en última instancia. Entonces, los rotos, de hecho, combatieron por principios y conveniencias que no eran las de ellos, sino de las élites, e incluso élites internacionales. Y dieron la sangre, y ganaron la batalla y se prestigiaron como ejército de rotos, por eso el Ejército chileno, después de la guerra del Pacífico, quedó prestigiado a los ojos de los mismos rotos, porque ellos ganaron esa guerra, eso está claro. Todas las descripciones de las batallas nos revelan que gracias al empuje de los rotos, los mineros, se obtuvo esa victoria. Entonces, pasa que el pueblo chileno se prestigió a sí mismo, a través del Ejército en esa guerra, y en esa medida, al prestigiarse a sí mismos, también le dio el apoyo a la élite, entonces eso es complicado, por un lado, porque las glorias del Ejército, que son las glorias del Ejército de rotos, son las de Chile y nadie quiere negar esas glorias, pero en la práctica, más allá de la guerra, más allá de los intereses capitalistas, en el norte de Chile conviven peruanos, bolivianos, chilenos y tenemos peruanos aquí en grandes cantidades en Santiago, estamos cada día comiendo más cocina peruana. Entonces, lo que pasa es que hay integración real de los pueblos, pero no de los Estados, y no de las élites que se agarran de los Estados, y lo que pasa en Bolivia y con su pueblo es que es obvio que ellos no tienen mar, y les duele que les hayan quitado la provincia que tenía acceso al mar, entonces el pueblo boliviano apoya, en ese sentido, las pretensiones del Estado boliviano, pero eso no significa que se identifiquen con las élites. Es un problema real para el país, sin lugar a dudas. La cosa tiene muchos bemoles. Un historiador social tiene que preocuparse de todos los aspectos del problema, y no sólo del tratado en sí. Hay que recordar que en esa época Chile entregó soberanía gratuitamente. La patagonia, la puna de Atacama, y ese tema no se toca en Chile.
Qué le parece que se hable de soberanía marítima, en momentos en que en Chile el mar está prácticamente privatizado
Hablamos mucho de soberanía chilena sobre el territorio, pero resulta que la soberanía nacional, por ejemplo sobre el agua, el agua está privatizada, entonces dónde está la soberanía ahí. Poco a poco los ríos están siendo privatizados. El cobre de hecho está privatizado, a pesar de que una parte es de Codelco, pero la mayoría está en manos extranjeras. Entonces qué tanto hablamos de soberanía, cuando estamos entregando la riqueza de este país a los extranjeros en masa. Hasta la educación. Están apareciendo universidades extranjeras dentro de Chile que se están apoderando de ciertos procesos educativos. Hay incongruencias en todos estos planteamientos. Yo creo que la frase del Presidente boliviano fue muy buena, “qué tanto hablan ustedes de una democracia dinámica si no hay cambiado la Constitución de Pinochet”, lo encontré genial.
En una entrevista hace algún tiempo, usted mencionó que Chile, teniendo un amplio litoral, debería ser capaz de entregar alguna porción a Bolivia. 
Mirado históricamente, el tema de la costa, también es un contrasentido, porque Chile con 4 mil 200 kilómetros de costa, ya a comienzos del siglo XIX, 1830 por ejemplo, cuando no estaba el canal de Panamá, ni se podía navegar mucho por el cabo de Hornos, Chile era el país de la costa del Pacífico que podía haber estado destinado a conquistar los mercados del Pacífico: China, Japón, Filipinas, la India al frente. Por tanto, la vocación de un país que tiene 4 mil 200 kilómetros de costa es una vocación marítima. Y Chile estaba destinado, por ubicación geográfica e histórica, en ese tiempo, a conquistar el Pacífico, pero no. Los gobiernos de Portales, de ese período, les entregaron el Pacífico a los ingleses, y le convirtieron a Valparaíso en la base de operaciones para que los ingleses conquistaran el Pacífico, en cambio Portales y compañía se preocuparon de quitarles un par de provincias a los peruanos y bolivianos. Entonces, no utilizaron la costa como un criterio para desarrollar el país, porque fue una conquista territorial tierra adentro la que se hizo hacia el norte. Entonces seguimos teniendo 4 mil 200 kilómetros de costa más todavía que en 1830, y qué más da que los bolivianos tengan un territorio para poner un puerto para embarcar y desembarcar su mercadería. Hay una serie de contrasentidos en nuestra historia. Si hubiéramos sido un país marítimo y que ocupamos toda la costa porque dominamos el Pacífico, te creo. No les demos ni un milímetro de costa a nadie. Pero no, este es un país de vocación terrícola. Si hasta Agustín Edwards cuando se viste de chileno se pone un ponchito de huaso.

http://radio.uchile.cl/2015/05/06/gabriel-salazar-de-que-soberania-hablamos-cuando-entregamos-la-riqueza-a-los-extranjeros-en-masa

 

viernes, 22 de mayo de 2015

El canciller de Chile hace de relator de fútbol, Bolivia pide no condicionar el trabajo de la Corte con especulaciones y una reunión de académicos en Buenos Aires se pronuncia por la intervención de Uruguay... ¿olvidé algo?

García Linera: Argumentos y documentos de Chile sustentan la demanda de salida soberana al mar

“Hemos hecho un circulo lógico: hemos utilizado la argumentación chilena para reafirmar nuestra argumentación y, por lo tanto, Chile no tiene por donde escaparse. Son sus palabras, son sus propios documentos oficiales los que lo amarran a tener que dialogar con Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico”, dijo la autoridad al comentar sobre la respuesta enviada a la CIJ.
El vicepresidente Álvaro García Linera
El vicepresidente Álvaro García Linera
La Razón Digital / B. Montero / La Paz
07:59 / 22 de mayo de 2015
El vicepresidente Álvaro García Linera aseguró esta mañana que son los propios argumentos y documentos oficiales de Chile los que sustentan la demanda boliviana de una negociación para una salida soberana al mar, pedido que actualmente se ventila en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.
Dijo que ese fue justamente el sentido de la respuesta que presentó Bolivia a la consulta que hizo el juez japonés Hisashi Owada a ambos países, en la que además se explicó que los detalles del concepto de “acceso soberano al mar” serán discutidos y resueltos cuando ese tribunal internacional inicie el tratamiento de fondo de la demanda.
“La concepción que manejamos de salida soberana al Océano Pacífico es la misma que ha manifestado Chile en notas oficiales el año 50, 52 y 75 y los detalles justamente serán debatidos en el fondo, cuando entremos en el juicio en el fondo del tema”, dijo durante una entrevista con red UNO.
“Nuestra respuesta es contundente, lo que hace Bolivia es usar las propias palabras del gobierno chileno para establecer la definición básica general de salida soberana al Océano Pacífico”, agregó.
Según el Vicepresidente, es justamente la contundencia de la argumentación boliviana la que ha provocado nerviosismo en las autoridades chilenas, que equivocadamente  insisten en el argumento de que el objetivo boliviano es modificar el Tratado de 1904.
“Chile se mueve en una confusión absoluta y total. Sus autoridades ya no saben qué decir para salir de estas sus contradicciones y del atolladero”, opinó e insistió en la solidez de los argumentos de Bolivia.
“Hemos hecho un circulo lógico: hemos utilizado la argumentación chilena para reafirmar nuestra argumentación y, por lo tanto, Chile no tiene por donde escaparse. Son sus palabras, son sus propios documentos oficiales los que lo amarran a tener que dialogar con Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico”, dijo.


Bolivia pide a Chile no especular ante la CIJ

Concepto. El país sostiene que sí se respondió
Diplomacia. Los ambientes de la Cancillería de Bolivia en La Paz.
Diplomacia. Los ambientes de la Cancillería de Bolivia en La Paz. Wara Vargas-Archivo.
La Razón (Edición Impresa) / Paulo Cuiza / La Paz
02:38 / 22 de mayo de 2015
La Cancillería de Bolivia pidió ayer a las autoridades de Chile no especular sobre la respuesta de “acceso soberano” que el país entregó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a solicitud del juez japonés Hisashi Owada. 
En un comunicado emitido por el Ministerio de Relaciones Exteriores, se pide “amistosamente” al canciller de Chile, Heraldo Muñoz, “a que por respeto a la Corte Internacional abandone las prácticas de especulación sobre lo que supuestamente harán o dejarán de hacer los jueces y espere que sea la Corte la que se pronuncie sobre la competencia de la demanda presentada por Bolivia”.
La CIJ publicó el miércoles las respuestas y comentarios escritos de ambos países. Poco después, Muñoz declaró que su país “espera que los jueces consideren la no-respuesta de parte de Bolivia”.
“Si Bolivia no responde es porque responder significará reconocer que eso se contrapone al Tratado de 1904 que estableció de manera definitiva la frontera entre ambos países, que esto se contrapone con el artículo sexto del Pacto de Bogotá, y por lo tanto la Corte tiene que declararse incompetente”, indicó Muñoz.
El representante internacional de la demanda marítima, el expresidente Carlos Mesa, manifestó antes de la emisión del comunicado que “Bolivia sí respondió a la CIJ” y lo hizo señalando que “en este momento no es pertinente tratar el tema de acceso soberano al mar”, porque eso tiene que ver con un asunto de fondo.
“La respuesta de Chile no hace más que confirmar lo que acordó en distintas oportunidades, pese a que la existencia y el contenido específico de ese acuerdo es claramente una cuestión del fondo. La respuesta de Chile invoca párrafos de la memoria de Bolivia sin reconocer que éstos simplemente reproducen, palabra por palabra, o hacen referencia a los términos expresos de las propias declaraciones de Chile o sus acuerdos celebrados con Bolivia independientemente del Tratado de 1904”, señala el comunicado.
El juez Hisashi Owada había preguntado, al finalizar los alegatos orales realizados entre el 4 y 8 de mayo, qué es lo que entendían Bolivia y Chile sobre “acceso soberano al mar”, un concepto —según dijo— que no se halla en el derecho consuetudinario internacional. Además, la autoridad internacional solicitó a ambas partes que expliquen el contenido específico de este término.
Mujica. El expresidente de Uruguay José Mujica fue propuesto por académicos de Bolivia, Chile y Perú, reunidos en Buenos Aires, para realizar gestiones de buena voluntad ante Santiago, La Paz y Lima para hallar una solución al pedido de salida al mar de Bolivia, según informó la agencia AFP.



Bolivia pide a Chile no especular sobre respuesta de ‘acceso soberano’ ante la CIJ

El juez Hisashi Owada había preguntado, al finalizar los alegatos orales realizados entre el 4 y 8 de mayo, qué es lo que entendían Bolivia y Chile sobre “acceso soberano al mar”, un concepto –según dijo- que no se halla en el derecho consuetudinario internacional.
La Razón Digital / Paulo Cuiza / La Paz
22:04 / 21 de mayo de 2015
A través de un comunicado emitido por la Cancillería, Bolivia pidió a Chile no especular sobre la respuesta de “acceso soberano” que el país entregó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) a solicitud del juez japonés Hisashi Owada.
En el comunicado, divulgado esta misma noche, “amistosamente” se pide al canciller de Chile, Heraldo Muñoz, “a que por respeto a la Corte Internacional de Justicia abandone las prácticas de especulación sobre lo que supuestamente harán o dejarán de hacer los jueces y espere que sea la Corte la que se pronuncie sobre la competencia de la demanda presentada por Bolivia”.
La CIJ publicó el miércoles las respuestas y comentarios escritos de ambos países. Poco después, Muñoz declaró que su país “espera que los jueces consideren la no-respuesta de parte de Bolivia”.
“Si Bolivia no responde es porque responder significará reconocer que eso se contrapone al Tratado de 1904 que estableció de manera definitiva la frontera entre ambos países, que esto se contrapone con el artículo sexto del Pacto de Bogotá, y por lo tanto la Corte tiene que declararse incompetente”, indicó Muñoz.
El representante internacional de la demanda marítima, el expresidente Carlos Mesa, manifestó antes de la emisión del comunicado que “Bolivia sí respondió a la CIJ” y lo hizo señalando que “en este momento no es pertinente tratar el tema de acceso soberano al mar” porque eso tiene que ver con un asunto que hace al juicio de fondo.
“La respuesta de Chile no hace más que confirmar lo que acordó en distintas oportunidades, pese a que la existencia y el contenido específico de ese acuerdo es claramente una cuestión del fondo. La respuesta de Chile invoca párrafos de la memoria de Bolivia sin reconocer que éstos simplemente reproducen, palabra por palabra, o hacen referencia a los términos expresos de las propias declaraciones de Chile o sus acuerdos celebrados con Bolivia independientemente del Tratado de 1904”, señala el comunicado.
El juez Hisashi Owada había preguntado, al finalizar los alegatos orales realizados entre el 4 y 8 de mayo, qué es lo que entendían Bolivia y Chile sobre “acceso soberano al mar”, un concepto –según dijo- que no se halla en el derecho consuetudinario internacional. Además, la autoridad internacional solicitó a ambas partes que expliquen “el contenido específico de este término tal como la utilizan para fijar sus posiciones sobre la cuestión de la competencia de la Corte”.
Bolivia demandó a Chile en 2013 ante la CIJ para que este tribunal declare que el vecino país está obligado a negociar “de buena fe” una salida soberana al mar sobre la base de sucesivas ofertas unilaterales.



Proponen a expresidente uruguayo Mujica para gestión por salida al mar de Bolivia

Así lo determinaron en un encuentro en Buenos Aires 12 académicos bolivianos, chilenos y peruanos, que estuvieron reunidos en la Universidad Católica Argentina (UCA) para analizar el reclamo de Bolivia, con vistas al próximo viaje del papa Francisco a territorio boliviano.
La Razón Digital / AFP / Buenos Aires
22:28 / 21 de mayo de 2015
El expresidente de Uruguay, José Mujica (2010-2015), fue propuesto por académicos de tres países este jueves para realizar gestiones de buena voluntad ante Santiago, La Paz y Lima para hallar una solución al pedido de salida al mar de Bolivia.
Así lo determinaron en un encuentro en Buenos Aires 12 académicos bolivianos, chilenos y peruanos, que estuvieron reunidos en la Universidad Católica Argentina (UCA) para analizar el reclamo de Bolivia, con vistas al próximo viaje del papa Francisco a territorio boliviano.
Los estudiosos firmaron la denominada "Acta de Buenos Aires", que será entregada "de forma inmediata al Papa, junto a varias alternativas de soluciones concretas", dijo a la AFP Víctor Manuel Fernández, rector de la UCA, tras el acto.
Los documentos también serán entregados a la Unión Sudamericana de Naciones (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) para que, a su vez, los giren a los mandatarios de Bolivia, Chile y Perú y les soliciten que inicien conversaciones entre los tres.
"También se propone que el expresidente de Uruguay José Mujica sea designado por Unasur y Celac para realizar gestiones de buena voluntad entre las tres naciones hermanas para que sea adoptada la solución propuesta", agregó monseñor Fernández.
En el acto académico se explicó que este diálogo sucede al realizado en 2006 en la Universidad de Lovaina (Bélgica) con otro grupo de académicos.
Si bien no se brindaron mayores detalles de la propuesta, el rector explicó que lo sustancial es la creación de un territorio repartido entre Chile, Bolivia y Perú que le permitirá a La Paz una salida al mar.
Chile protagonizó entre 1879 y 1883 una guerra contra Bolivia y Perú por un territorio que incluía yacimientos de sal, guano y cobre.
Los chilenos ganaron el conflicto armado y se quedaron con regiones entre Antofagasta y Tocopilla que pertenecían a Bolivia, la cual perdió su salida al Pacífico, y entre Tocopilla y Arica, las cuales eran de Perú.
El papa Francisco visitará Bolivia en julio y tiene previsto viajar a Chile el año próximo.

Rubén Vargas (1959-2015)

Rubén Vargas, adiós al maestro, poeta y periodista

Deceso. Un paro cardiaco segó la vida de Vargas, una pérdida para las letras nacionales
Letras. Rubén Vargas, durante una revisión bibliográfica que hacía de libros del poeta tarijeño Roberto Echazú, en 2007.
Letras. Rubén Vargas, durante una revisión bibliográfica que hacía de libros del poeta tarijeño Roberto Echazú, en 2007. La Razón-Archivo.
La Razón (Edición Impresa) / Liliana Aguirre / La Paz
00:56 / 22 de mayo de 2015
La palabra era su arma. Sea en poesía, periodismo cultural o en la cátedra, Rubén Vargas impactaba con la expresión exacta. A la 00.50 de ayer, un paro cardiaco se lo llevó. Dejó dos libros de poesía e incontables páginas en la prensa de México y Bolivia. “Estuvo en terapia intensiva en el hospital universitario por 40 días. Según los médicos, fue un paro cardiaco lo que hizo que se vaya.  Ingresó por  un problema respiratorio”, contó María Luisa Talavera, esposa del vate por más de 34 años.
Rubén Vargas Portugal nació en La Paz en 1959. Comenzó su carrera periodística en Presencia, siguió en La Prensa y Pulso, y desde septiembre de 2010 trabajaba en La Razón como editor del suplemento cultural Tendencias. “En 1990 fue colaborador de la revista Vuelta en México. Allí conoció a Octavio Paz, fue una gran enseñanza para él y es una de las cosas que apreció mucho del viaje a México. Fue una experiencia maravillosa la que tuvimos juntos. Nos fuimos por una beca que tuve para hacer mi maestría”, recordó Talavera.
Vargas desde muy joven quedó seducido por la poesía y fue alumno del poeta Jaime Saenz, con quien forjó lazos estrechos. “Rubén cultivó una gran amistad con Jaime Saenz, era su auxiliar en la universidad. Jaime murió en 1986, cuando nuestro hijo nació. Siempre hemos estado muy unidos a Jaime y cuando murió fue como si se hubiera caído el mundo”, recordó la pedagoga Talavera.
Un año después, Vargas suplió a Saenz en el taller de Poesía que dictaba en la carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y dictó otras materias más. “Era muy buena gente y excelente persona. Gracias a la vida tuvimos un hijo, Julián, con quien creó un lazo fuerte como padre”, agregó Talavera. Autoridades culturales, artistas, (ex)alumnos y amigos expresaron su pesar por esta pérdida en las redes sociales.
“Acabo de anoticiarme del sensible fallecimiento de Rubén Vargas, periodista cultural; paz en su tumba”, publicó Marko Machicao, ministro de Culturas. “El mejor jefe que he tenido, un profesor querido, un escritor admirado, una persona invaluable. Te voy a extrañar muchísimo”, indicó Julia Peredo, literata y cantante.
Sus amigos de La Razón también le dijeron adiós: “Será recordado no solo como referencia del periodismo cultural en Bolivia, sino como un colega con la palabra justa y una humildad digna de emular”, expresaron a través de un comunicado. En su obra literaria destacan sus dos libros de poesía Señal del cuerpo (1986) y La torre abolida (2003). Rubén se fue, pero sus palabras —precisas, bellas— quedan.
‘Siempre lo caracterizó un humor muy fino’: Ana María Suaznábar Lingüista
“Fuimos compañeros de facultad. Luego, junto a Carlos Melgar y María Antonieta Villarroel, formamos un grupo en la época de la dictadura y nos brindamos mucho apoyo. Él era una persona muy transparente, un buen amigo,  muy  solidario. Si podría tenerlo nuevamente en frente y decirle algo sería: Gracias por la alegría, la vida y amistad que compartimos. Su partida es algo muy duro para mí, es un amigo  entrañable. Incluso fue el testigo de mi matrimonio”.
‘Era un hombre que sabía mucho’: Reynaldo García, Asociación de Periodistas
“Él no frecuentaba la asociación, pero con él hemos pasado gratos momentos en Presencia y siempre disfrutamos de su buen gusto al hablar. El aporte de Rubén ha sido entrar en el periodismo especializado de la cultura, el análisis intenso de la política. Él fue más intenso en el tratamiento de la noticia y le dio a los lectores temas ásperos pero muy bien escritos y relatados. Era un buen traductor del sentir profundo hacia el lector común, tanto que se hacía gustar”.
‘Era muy generoso y lúcido en todo sentido’: Benjamín Chávez, Poeta
“Era una gran persona y uno de mis mejores amigos. Era un gran crítico. Sus dos libros y ensayos y lecturas críticas sobre poetas bolivianos fueron sus mejores aportes a la literatura boliviana. Siempre fue muy generoso y con mucho sentido del humor, una excelente persona. Leía con mucha atención a los jóvenes autores. Una virtud suya era ser muy lúcido para sus críticas, que eran muy formativas, de ellas sacabas mucho provecho al leer sus textos”.
‘Fue generoso al analizar a sus pares’: Mónica Velásquez, Poeta y crítica literaria
“Rubén fue mi profesor en la Facultad de Literatura y le debo gran parte de mi afición por la poesía y mi preparación como crítica literaria. Su legado como docente es importante, al igual que como poeta, un poeta de breves poemarios pero muy certeros. Era lo que llamaba ‘un poeta lector’, que escribía sobre lo que leía y que su poesía era un diálogo con otros escritores del mundo. En su faceta de periodista fue generoso a la hora de analizar y hablar de sus pares”.
‘Sus facetas lo señalan como pilar cultural’: Juan Carlos Orihuela, Docente y literato
“Desde que comenzó a estudiar mostró una disciplina y un apego a la literatura ejemplares. Fue ayudante de cátedra de Jaime Saenz. Después se convirtió en el principal periodista cultural de los últimos tiempos, además que ejerció la poesía y la crítica poética, que es tan importante y escasa. Fue un gran docente durante dos décadas, siempre muy apreciado por los estudiantes. Rubén tiene una serie de facetas que lo señalan como un pilar cultural”.
‘Rubén le dio su lugar a la poesía boliviana’: Marco Montellano, Coordinador de la BBB
“Tuvo un papel muy importante en la elaboración de la lista de la Biblioteca del Bicentenario de Bolivia (BBB). Su principal aporte fue darle su lugar a la poesía boliviana. Fue bastante insistente en el tema, él supo ubicar con amplio conocimiento las obras que deberían ser incluidas. A él se debe que muchos de nuestros poetas tengan  en la colección sus libros enteros, más allá de una antología general que tenemos planeada, en la que queríamos trabajar con él”.
‘Era un hombre de mucha iniciativa’: Juan Cristóbal Soruco, Exdirector de Presencia
“Empezamos a trabajar juntos en Presencia, él llegó a sugerencia de Jesús Urzagasti y fue un acompañante permanente de mucha iniciativa para el desarrollo cultural de Presencia. Era un hombre de mucha iniciativa, de mucha claridad. Posteriormente nos encontramos, a veces en condición de editores de libros, y de ahí fuimos por caminos distintos: él siempre en el área cultural, de mucha calidad, y mantuvimos una amistad desde finales de los ochenta”.
‘Él era idóneo para dirigir una publicación’: Marcel Ramírez, Director de 3.600
“Yo admiraba mucho tanto su formación intelectual como su personalidad amable, de humor muy fino. Fue un privilegio compartir con él, ya que en todas las reuniones que teníamos aprendía algo nuevo. Trabajé con él durante los 25 números de la revista Alejandría, él era el director yo el gerente. Rubén era la persona idónea para dirigir una publicación de este tipo. Ya como periodista, siempre nos ayudó a difundir nuestras publicaciones”.

lunes, 18 de mayo de 2015

Deformar la historia leyendo a Tamayo

Deformar la historia leyendo a Tamayo

La última obra de la trilogía del grupo Textos que Migran propone recuperar al pensador y político paceño y mirar con otros ojos el pasado de Bolivia
 
La Razón (Edición Impresa) / José Emperador - periodista
00:00 / 17 de mayo de 2015
El teatro sirve para mirar las cosas desde otro punto de vista y, llegado el caso, deformarlas. Todo lo que hay en el mundo puede ser objeto de este tratamiento, incluso la política. El grupo Textos que migran y su director, Percy Jiménez, han utilizado este principio para acercarse de una manera diferente a la historia de Bolivia en su trilogía Apolíticas consideraciones sobre el Nacionalismo. El tercer capítulo de esta serie —después de Los B y Shakespeare de Charcas— se titula Tamayo, está dedicado al pensador, político y escritor, se estrena el domingo 23 en el Espacio Escénico El Desnivel y se repetirá en ocho funciones hasta el 28 de junio.
En la obra, Tamayo está contado a través de él mismo y de otras tres personas: los también pensadores y escritores Mariano Baptista Gumucio, Fausto Reynaga y Fernando Diez de Medina. Jiménez ha tomado escritos de estos autores y de otros que también se refirieron a Tamayo porque lo admiraban y, combinándolos y retorciéndolos, ha construido lo que él llama un “intertexto”.
El director ha utilizado como base Tamayo rinde cuenta, una obra corta de 1947 en la que el intelectual repasa sus últimos años en Bolivia poniendo el foco en la revolución de Oruro de 1944, cuando él ocupaba la presidencia de la Asamblea y Gualberto Villarroel, la de la República. Y a esta obra Jiménez añade los otros pasajes, que retratan sus pensamientos políticos, poéticos, sobre el arte y sobre la vida. De esta forma Tamayo quiere “recuperar algo que tenemos olvidado y a la vez, reflexionar sobre el discurso ‘pluri-multi’ tan en boga hoy día. Aquella generación puede enseñarnos mucho: vivió todas las guerras y convulsiones. Para los que siempre hemos vivido en democracia es importante conocer y pensar esto”.
genio. Así, en el escenario se presenta un juego temporal. Primero, porque Tamayo era mayor que Gumucio, Reynaga y Medina. Segundo, porque para Jiménez Tamayo tiene “una esencia anacrónica, es un paceño que en 1920 escribe sobre personajes griegos, un clásico en medio del modernismo”, pero que “también es uno de los primeros que en lugar de mirar a Europa quiere explicar Bolivia desde acá y que, en términos políticos y pedagógicos, está claramente en el futuro. Es lo propio de un genio, nunca habitar su tiempo”.
La deformación premeditada del tiempo, de los volúmenes y otros parámetros de la realidad es una constante en el trabajo de Textos que migran. Se justifica en que el hecho de migrar genera un movimiento potente que va mucho más allá de lo espacial y plantea al migrante la necesidad de cambiar las cosas y a sí mismo. Eso le ocurrió a Jiménez con esta trilogía, que empezó a crecer en su cabeza cuando leía Consideraciones de un apolítico, un libro de Thomas Mann que, evidentemente, le influyó.
Por eso las tres obras hasta cierto punto nos llevan de la Alemania de principios del siglo XX a la Bolivia de 90 años después. Ambos momentos históricos, aun tan alejados, coinciden en que se producen por la caída de las élites políticas y el hueco que se abre en términos de liderazgo. A Jiménez le gusta este tipo de viajes porque en ellos “las cosas se deforman, y en esa deformación se encuentra todo el material dramático que se necesita para escribir una obra”.
PROVOCACIÓN. El montaje de la obra refuerza esta idea del anacronismo. Los personajes se mueven en un espacio extraño, que le niega al espectador la posibilidad de entender el tiempo en el que transcurre la acción. Así se consigue meter al público en una especie de engaño y causarle una incomodidad: “algo así como si vuelves a casa y ves que alguien te ha movido las cosas… es una provocación mediante Tamayo”.
Jiménez trabajó cinco años en Buenos Aires. Aquella experiencia le abrió la mente, entre otras razones, porque trabajaba siempre con gente nueva. Pero “el teatro te vincula al otro inevitablemente”, dice, y en esta obra colabora tanto con actores nuevos como con otros con los que lleva años compartiendo. Miguel Ángel Estellano (que representa a Gumucio) y Mauricio Toledo (Medina) ya tienen una historia con Textos que migran. En cambio, con Freddy Chipana (Reinaga) la relación es más nueva, a pesar de ser un actor muy conocido con una larga trayectoria en el Teatro de los Andes. Ellos, junto a la música, la iluminación y la escenografía, nos llevan a repasar la historia de Bolivia a través de Tamayo.

México en Bolivia





 Pocos son los historiadores e ideólogos que reconocen un hecho asombrosamente simple para comprender nuestra historia del último medio siglo: la Revolución Nacional de 1952 tuvo por inspiración a la Revolución Mexicana de 1917, no la Revolución Bolchevique liderada por Lenin. El programa mexicano fue llevado tan a pie de página, que incluso sus artistas plásticos adoptaron la estética y el ideario político de los muralistas mexicanos Diego Rivera y José Clemente Orozco. (FFO)

La opresión, el arte y el futuro revolucionario


La Razón (Edición Impresa) / Juan Mejía - periodista / Comente
La estación de trenes de Oruro expone el mural al fresco ‘El ferroviario en la lucha social’, reconstruido y restaurado tras estar a punto de perderse en una vivienda privada
Un mural del artista cochabambino René Reyes Pardo. Foto: Pedro Laguna
Un mural del artista cochabambino René Reyes Pardo. Foto: Pedro Laguna


La Razón (Edición Impresa) / Juan Mejía - periodista
00:00 / 17 de mayo de 2015
 
El muralista cochabambino René Reyes Pardo fue considerado por los trabajadores de su tiempo como un pintor revolucionario, porque expresaba la realidad sindical y social en sus obras. Una buena muestra de su arte comprometido es el mural El ferroviario en la lucha social, el único en Oruro pintado al fresco, que relata la historia de la lucha de clases en Bolivia desde la colonia hasta mediados del siglo XX. La obra, terminada en 1957, ha estado a punto de ser destruida varias veces desde 1985 pero hoy se encuentra a salvo, restaurada y a disposición de los amantes del arte y de la historia en la estación central de ferrocarriles de Oruro, en el corredor que lleva del vestíbulo al andén.
El director de la Escuela de Bellas Artes de Oruro, Mario Medina Alarcón, participó en la creación del mural pues, siendo niño, asistía como alumno al taller de Reyes. Recuerda cómo el maestro estaba muy interesado en seguir la línea marcada por los muralistas mexicanos, igual que otros bolivianos como Miguel Alandia Pantoja y Gil Imaná. Aparte del valor sentimental que para él y para los sindicalistas tiene El ferroviario en la lucha social, Medina rescata su valor artístico y se indigna al recordar cómo “irresponsablemente se intentó demolerlo en varias oportunidades”.
Reyes siempre puso su arte al servicio de la revolución social: “la gente pobre era su vida”, recuerda su viuda, Rosa Rivas. Desde la revolución de 1952 se fortalecieron los sindicatos obreros en el país y creció la conciencia social en toda la sociedad, también entre los artistas. Así, Reyes se puso codo con codo con los activistas y, como recuerda el exdirigente de los trabajadores ferroviarios Johnny Sanabria, “no perdió ni un solo detalle de la esclavitud y la revolución hecha por los trabajadores”.
Las medidas liberales aplicadas desde 1985 fracturaron buena parte de los sindicatos y desmembraron muchos de los bienes de las empresas estatales. Como parte de su indemnización, los ferroviarios que perdieron su trabajo obtuvieron las viviendas de la Empresa Nacional de Ferrocarriles (Enfe). La sede del sindicato donde se encontraba el mural también fue convertida en vivienda. Los últimos propietarios fueron conscientes de la importancia de la obra y, junto a sindicalistas y estudiantes, consiguieron que las autoridades se interesaran en su rescate.
Metáforas sobre la explotación
El mural expresa tres escenas de la historia política y social de Bolivia, desde la colonia hasta mediados del siglo XX, y una alegoría sobre el futuro del país. En la parte izquierda se representan todas las lacras que el pueblo tuvo que sufrir en los centros de trabajo, en el campo, en la minas y en las fábricas durante un largo periodo del sometimiento: las injusticias sociales; la explotación abusiva y diaria de las personas y de los recursos naturales; las constantes masacres que sufrieron los pueblos indígenas; la represión y el exterminio de los mineros y los obreros que, a pesar de ello, siempre siguieron luchando por sus derechos. Todas estas realidades, muchas veces escondidas, se muestran francamente al público en el mural. Reyes las representa construyendo metáforas mediante la fuerza expresiva de las armas, las cadenas y los rostros, y jugando con los planos, la profundidad, los colores y las formas.
Valores ancestrales y progreso
En la segunda escena, ubicada en la parte central, Reyes posiciona a sus personajes para expresar el fin del coloniaje y el inicio de la Revolución de 1952. Una paloma simboliza la paz. Se muestra el rescate de valores ancestrales, el auge de una nueva educación, el ingreso de la primera locomotora en Bolivia (1892) durante el gobierno de Aniceto Arce  (junto a él se encuentra Germán Busch, héroe de la Guerra del Chaco). También se presentan fragmentos de textos relacionados con estos temas.
Un nuevo país que levanta esperanzas
En el tercer plano (lado derecho), el pintor tiene una visión futurista de un país que va a desarrollar su economía. Esto será posible gracias a la modernización de los sistemas de transporte y del trabajo agrícola en el campo. También se ampliarían y mejorarían las industrias, beneficiadas por el avance de la ciencia y de las tecnologías. En la parte inferior del mural se contempla la culminación de este proceso y los beneficios que suponen para la vida cotidiana de los trabajadores bolivianos. Todos estos adelantos darán lugar al nacimiento de un nuevo país, lo que Reyes representa pintando una familia joven que sostiene a su recién nacido entre los brazos y lo mira con ilusión y esperanza. La escena refleja el optimismo que provocaba en el autor los hechos políticos acontecidos en Bolivia a mediados del siglo XX.
René Reyes Pardo, un artista sencillo de gran expresividadErasmo Zarzuela - maestro en artes plásticas
El renombrado artista René Reyes Pardo, a invitación del Gerente de Railways company y del pintor Humberto Jaimes Zuna, accedió a pintar El ferroviario en la lucha social en 1956. Reyes siempre estuvo al servicio de las culturas populares y la revolución. No concebía el arte por el arte y proclamaba que era posible fusionar la pintura de tesis con el pensamiento político y la sensibilidad creativa del artista. El muralismo en esta época en general estuvo vinculado a los momentos clave de la historia nacional, y por ello muchos artistas sufrieron las persecuciones y represalias del régimen militar.
Reyes estaba muy influenciado por la calidad artística de muralistas mexicanos como Diego Rivera, entre otros, y en su anhelo por conseguir la adecuación de una obra de arte que logre expresar la ideología de los pueblos oprimidos pone en manifiesto su compromiso de lucha social. Emprende su propósito con fuerza y con elementos sencillos pero expresivos, asentando las bases de toda su obra.
En El ferroviario en la lucha social presenta una magnífica estructura de formas que logra resaltar los volúmenes y su perspectiva en el espacio. Así crea la profundidad del ambiente y la calidad orgánica de los elementos plásticos de esta obra, logrando una materia a su vez consistente y frágil, tersa, opaca y transparente, haciéndose presa de su propio peso.
Su comprensión es admirable, clara y profunda, con un sentido de orientación hacia las artes plásticas, poniendo en claro el conocimiento elemental de la naturaleza, que nos puede servir de punto de partida. Están presentes las estilizaciones de la vida efímera así como los cambios originados por la ciencia y la tecnología, precisamente porque debe continuar la evolución del hombre para asumir su problemática social.
Este mural refleja el dominio del color y una habilidad técnica y decorativa, aspira a dirigirse al público y a comunicarse con él. Y proporciona elementos esenciales, particulares, estéticos y técnicos, la explicación racional de las impresiones y las emociones del autor.
La pintura mural debe formarse como un elemento integrante de la pared. La aspiración máxima de un muralista es obtener la ilusión espacial, la aplicación simple del color local o de un tono uniforme que sirva de base a toda pintura y que tenga influencia en todas las partes del espacio muralístico, y que esté adecuado a un estilo gráfico simplificado para una técnica más bien colorista.
No es difícil comprender los sentimientos que despierta el arte muralístico de Reyes: recuperar la herencia viva de su época y la esperanza de ver el nacimiento de un nuevo país. Es el hombre, que construye un mundo suyo, exclusivamente humano y, por tanto, ajeno a la realidad o a las sugestiones de la naturaleza. Así crea abstracciones ajustadas a su ideal humano como expresión sensible de la personalidad del artista. El color, el dibujo, la composición, el movimiento, la distribución de las luces y las sombras, los tipos de deformación de sus imágenes y personajes, constituyen la materia fundamental del misterio prodigioso del color que significa realizar equilibrio de valores e inventar armonías y tonalidades raras y perfectas.
Este mural al fresco está realizado sobre revoque de cal húmedo, una técnica de una belleza óptica que no se supera con ninguna otra técnica de pintura mural. La práctica y el dominio de la técnica son fundamentales, porque no admite pruebas ni tanteos. La pintura tiene que estar acabada antes de que seque el revoque de base: ahí está el valor artístico de este mural, el único fresco en la ciudad de Oruro.
Un mural del artista cochabambino René Reyes Pardo. Foto: Pedro Laguna

Crónica de Bolivia ante la CIJ


Crónica de Bolivia ante la CIJ

En el 50% de los casos previos de objeciones de jurisdicción la CIJ se declaró incompetente


La Razón (Edición Impresa) / Nicolas Rodriguez
02:53 / 18 de mayo de 2015
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) es el principal órgano judicial de las Naciones Unidas, y todos los Estados miembros de la ONU son ipso facto partes en el Estatuto de ese tribunal internacional. Después de más de un siglo de negociaciones frustradas por la negativa chilena para obtener un acceso soberano al Pacífico, al agotar todas las instancias previas de solución pacífica de controversias, se recure al arbitraje.
En la práctica, Bolivia ha iniciado una demanda marítima el 24 de abril de 2013 ante la CIJ en contra de Chile: “sobre el sujeto de un diferendo relativo a la obligación de negociar un acceso soberano al océano Pacífico” . El 15 de julio del 2014, Chile depositó una excepción preliminar a la competencia de la Corte, conforme al Art. 79 del reglamento de la CIJ. Según Chile, la demanda boliviana no compete a la CIJ, ya que el Tratado de Paz y Amistad de 1904 entre ambos Estados ya solucionó la petición boliviana; además, en virtud del Art. 6 del Pacto de Bogotá, que establece que no se podrá llevar a la CIJ asuntos ya resueltos o regidos por tratados vigentes a la fecha de celebración de dicho pacto.
Como precedente, de los 133 casos que se han iniciado ante este tribunal internacional se ha objetado la competencia en 64 de ellos, ya sea en forma de objeciones preliminares o de objeciones que se presentan junto con el fondo. El porcentaje de objeciones de jurisdicción y admisibilidad fueron aproximadamente del 50%. De estos 64 casos, en 25 se rechazaron las objeciones y en 30 fueron aceptadas, declarando en consecuencia que la CIJ no puede conocer del asunto. A estos números hay que sumar cinco casos en los que la demanda fue retirada y, por lo tanto, la Corte de La Haya no pudo pronunciarse finalmente sobre las objeciones a la competencia; tres casos en que las objeciones se acogieron parcialmente, y un caso, el de Bolivia con Chile, en el que la objeción a la jurisdicción se encuentra en tramitación.
Del 4 al 8 de mayo de 2015 se desarrollaron los alegatos orales ante la CIJ. El equipo jurídico chileno presentó sus argumentos para convencer a los 15 jueces de que la CIJ no es competente para proceder con la demanda boliviana. A su vez el equipo jurídico del país refutó esta posición. Bolivia argumentó que Chile falló en los compromisos de negociaciones a lo largo de la historia y demostró que el país vecino no cumplió con sus ofrecimientos, creando actos unilaterales exigibles. Además, estableció que el fondo de su demanda no se refiere al Tratado de 1904.
Bolivia está a la espera de que los jueces de la CIJ declaren su competencia para tratar nuestra demanda marítima. De ser así, el juicio continuará con los siguientes escenarios: 1) la CIJ es competente; 2) la CIJ es competente pero se emite un fallo sobre la demanda marítima boliviana; y 3) la CIJ se declara incompetente.
Ambas partes están convencidas de la solidez de sus argumentos y que sus defensas jurídicas fueron lo suficientemente buenas para convencer a la CIJ de la competencia o no de esta instancia. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que en el 50% de los casos previos de instancias preliminares de competencia el Tribunal Internacional de La Haya se declaró incompetente. De ser así, nuestras aspiraciones marítimas sufrirían un duro revés, ya que el fallo de la CIJ es definitivo e inapelable, y renegociar con Chile una salida soberana al océano Pacífico en favor del país sería muy difícil, ya que se optó por recurrir al arbitraje.
Es catedrático de la Universidad Nuestra Señora de La Paz, especialista en Relaciones Internacionales y Diplomacia.
 
 
 

domingo, 17 de mayo de 2015

Ecos de La Haya

Ecos de La Haya

La Razón (Edición Impresa) / Carlos Antonio Carrasco
00:00 / 17 de mayo de 2015
La fase oral en el juicio que sigue Bolivia contra Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya se ha registrado con notable rapidez en las lenguas oficiales de ese organismo, en las que los expositores recitaron sus alegatos. Esos documentos denominados “Verbatim Record” suman 220 páginas (más anexos) y comprenden las cuatro sesiones celebradas del 4 al 8 de mayo de 2015. Servirán de base a las reflexiones internas para la dictación del fallo de la Corte y reposarán en los archivos históricos de ese organismo. A continuación, se ofrece cuatro crónicas sobre aspectos llamativos de las sesiones.
Un británico que fue juez y parte
Ninguna pregunta formulada a las partes, por algún juez en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), es totalmente cándida o inocente. Casi siempre trae consigo una carga explosiva que, dependiendo de su contestación, puede causar destrozos a veces irreparables en el desprevenido litigante. En 2012, cuando el magistrado marroquí Mohamed Bennouna (72) interrogó “si Chile o Perú considerarían de acuerdo a la Declaración de Santiago (1952) a fijar un territorio soberano de jurisdicción exclusiva”, esa simple duda le estaba otorgando, virtualmente, al Perú 22.000 kilómetros cuadrados para ampliar su frontera marina.
Mientras Sir Christopher Greenwood (62), miembro de la Corte desde 2006, lanzó el 4 de mayo su pregunta capciosa “¿en qué fecha mantiene Bolivia que se concluyó un acuerdo respecto a la negociación relativa al acceso soberano?” no pensaba satisfacer una curiosidad histórica o poner en orden su calendario de eventos. Su intención fue precisamente obtener una respuesta no de la parte boliviana, sino de dar oportunidad al contrincante chileno de refutar, como en efecto lo hizo su compatriota-litigante, cuando negó la existencia real de un acuerdo que hubiese comprometido la fe del Estado chileno en la posible cesión a Bolivia de una salida soberana al mar.
El presidente Evo Morales, justamente alarmado, confesó públicamente su estupor ante la falta de ética del inglés, por haber soslayado el hecho de haber servido profesionalmente a Chile durante su pleito con el Perú. En cambio, su colega James Crawford (Australia), más honesto, se excusó del caso, por idéntico motivo. Elemental preocupación que señala descuido de quienes deberían haber monitoreado los antecedentes de Greenwood y actuar en consecuencia, como lo hizo Perú en 2012, pues una posible  recusación gestionada por Bolivia hubiese sido enteramente pertinente.
En todo caso, asombra y asusta que antes de que Bolivia respondiese al desafío, fuese Chile que, mediante uno de sus abogados (también británico), tuviese el comedimiento de contestar aquella pregunta que no le estaba destinada. Ese entronque huele a una comedia premeditada.
En este enredo judicial, la conexión chileno-británica (o anglo-sajona) es sorprendentemente notoria. Cuatro miembros del colectivo jurídico de Chile son de ese origen que, por cierto, se alinean por su lógica legal, por la secuencia en sus procedimientos y hasta por sus empolvadas pelucas en esa escuela de pensamiento. Por añadidura, también inglés, es un monje negro que solo sale de la niebla londinense cuando es menester y de quien nos ocupamos en otra nota.
Un lord inglés al servicio de Chile
La fascinación chilena por la pérfida Albión (antiguo nombre de la isla de Gran Bretaña) es antigua y consistente. Comenzó antes de la Guerra del Pacífico, pues Inglaterra provocó ese conflicto, se enriqueció con los minerales explotados en los territorios conquistados e influyó en los hábitos y costumbres trasandinos hasta bien entrada la etapa republicana. Esa circunstancia explica la adhesión encubierta de Chile, al lado de Londres, durante la Guerra de las Malvinas, cuando sus infidencias contra la Argentina, transmitidas al Almirantazgo, posibilitó el hundimiento de barcos argentinos, con centenas de bajas en alta mar. Más tarde, en ocasión del asedio en Londres al general Augusto Pinochet, perseguido por la Justicia, la Dama de hierro, Margaret Thatcher, visitó ostensiblemente la cueva del dictador, exclamando que éste había sido un leal amigo del Imperio.
Esos escarceos románticos ahora continúan con la contratación de abogados de la corona para enfrentar a Bolivia en la CIJ, pero también con el reclutamiento de Mark Malloch Brown, que bajo el título de “consultor en comunicación” (FTI-Consulting Strategic Communication) o algo por el estilo, brinda su linaje y su libreta de direcciones al servicio de Santiago y de sus intereses. Es alquiler módico en comparación con la ejecución positiva de las tareas encomendadas a un alfil con la copiosa hoja de vida de Sir Mark, quien fue sucesivamente editor de The Economist, asesor de Sawyer Miller para el referéndum en Chile, en la campaña de Vargas Llosa (1990), en las elecciones en Bolivia (1989), y otras, antes de enrolarse en el Banco Mundial, y luego penetrar en la ONU, donde llegó a Subsecretario General, y después trepar al Ministro del Reino Unido (gobierno de Gordon Brown).
Mozo inteligente y con talento para hacer el bien y todo lo contrario (enfrentó acusaciones en el escándalo “petróleo por alimentos”). Apto en relaciones públicas, hábil en lenguas, esposo de una americana rica y amigo de George Soros. O sea, todas las cualidades reunidas para hacer un lobby discreto pero eficaz en los corrillos oficiales y oficiosos de La Haya, en Londres, que tiene en el bolsillo, en Nueva York (allí frecuentó en el PNUD a Heraldo Muñoz) y en Washington, donde usará al máximo esa ligazón umbilical con el Reino Unido, apellidada “special relationship”, que traducida al léxico diplomático quiere decir “cubrirse recíprocamente las travesuras legales y de las otras”. Este acápite es significativo, en momentos en que los vínculos americanos con La Paz no son de los mejores. Con entrada en la gran prensa de Fleet Street y más allá, no es difícil para él plantar artículos y comentarios en The Economist, Foreign Affairs y otros medios que los jueces de la CIJ leen, para alimentarlos e intoxicarlos con información y desinformación del diferendo boliviano-chileno.
En la acera del frente, Bolivia batalla con las armas que le provee su diplomacia artesanal, sin vinculaciones ni la sofisticación que el caso exige y excluyendo de su equipo jugadores de primera liga, por no vestir la casaca de moda.
El coreano misterioso
Originaria de un lado de Corea, su familia emigró a los Estados Unidos, donde hace 62 años nació Harold Hongju Koh, quien, cual sus hermanos, logró el sueño americano al dotarse de una educación universitaria. Pero como ese escalón es solo el primero para subir a la cumbre, el joven Koh, luego de vencer aquella poliomielitis que lo dejó rengo, se afilió al Partido Demócrata y se incrustó de asesor en el Departamento de Estado, de donde fue reclutado por Clinton para convertirlo en Subsecretario de Derechos Humanos. Más tarde, Obama lo nombraría su consejero en ese mismo campo, antes que el ambicioso asiático decida reciclarse como profesor en la Universidad de Yale.
Fabricante de la arquitectura legal para justificar los mortíferos aeroplanos apodados “drones”, no pudo vencer el veto con que los estudiantes de la NYU ( New York University) bloquearon su acceso a la Facultad de Derecho. Hábil decorador de interiores, el Canciller chileno aceptó prontamente la sugerencia de contratarlo como parte de su equipo legal ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Aparte de ser un mensaje subliminal y lambiscón a la Casa Blanca, ese rostro asiático adornaría el pelotón chileno. Así pues, en la distribución de tareas del alegato contra Bolivia, quién mejor que Koh para lanzar la velada advertencia a la Corte, cuando en su turno del 7 de mayo dice: “la demanda de Bolivia tiene amplias implicaciones para la santidad de los tratados y la capacidad de las naciones a entablar libremente discusiones diplomáticas, sin prejuicios sobre lo que ya se había acordado” (Verbatim Record 2015/20, página 39)
Su mensaje fue claro y fuerte: una amenaza casada con chantaje. Si la CIJ admitía su competencia para conocer la demanda boliviana, acudirían ante ella muchos países ansiosos de rectificar sus fronteras, comenzando por la propia Bolivia, que tenía vigentes 12 tratados suscritos con sus vecinos. Es más, dijo, si la CIJ acepta la demanda boliviana se estimulará a “re-litigar la historia del continente y sus fronteras”.Su desplante me causó estupor y, en un encuentro casual en el pórtico del Palacio de la Paz, me permití interpelarlo, para indagar el verdadero alcance de su bizarra advertencia, dada la naturaleza del pasaporte del que era portador y su apego a la eficacia de los “drones”. Su respuesta tan lacónica estuvo acompañada de su sonrisa budista: “No coments”.
Sala de prensa
Los chilenos cuando invaden, lo hacen masivamente, y La Haya no fue excepción alguna en ocasión de las audiencias orales realizadas entre el 4 y el 8 de mayo de 2015. Aparte de Telesur (antena sevillana), el evento no interesaba a otros medios que no sean chilenos o bolivianos. Los primeros estuvieron representados por diez canales y 35 periodistas de todo pelambre. Bolivia, tímidamente, por cuatro cadenas televisivas casi unipersonales y otros  cuantos corresponsales. Pero en las dos salas de prensa imperaba la integración con anécdotas, bromas e ironías —por igual— a costa de los tiesos delegados gubernamentales y de la fauna parlamentaria que a uno y a otro costado de los Andes, transita con parecido apetito de figuración y ostensible vacuidad.
CHILENOS. Inquietos por la crisis ministerial provocada por iracunda mandataria Michelle Bachelet, la frondosa delegación, que incluía además de su heraldo Canciller, al alto y desgarbado presidente del Senado, Patricio Walker, a su esmirriado y locuaz portaestandarte de la Cámara de Diputados, Marco Antonio Núñez, quien para hablar con Carlos Mesa subía incesantemente de grada en grada la escalinata del Palacio de la Paz, sin lograr sobrepasar la cintura de su interlocutor. También merodeaba los corrillos Jorge Tarud, avaro de estatura, fumador empedernido, cuya incontinencia hasta le comprometió la  lengua; ese es el parlamentario que más exuda antibolivianismo. En cambio, la diputada por Valparaíso, Andrea Molina, con sus ojos verdes esmeralda, me cautivó tanto como las olas del mar cautivo.
Entre la gente de prensa, sobresalía por su perspicacia y hondo saber de la realidad nacional, Tamara Avetikian, columnista de El Mercurio; José Luis Repenning, de la cadena Mega Tv, que me regaló con su familiaridad sobre la Guerra del Pacifico. Me explicaron, con cautela, que el problema para Bolivia no sería convencer a la costra gobernante, sino a la opinión pública chilena.
BOLIVIANOS. Una sabia decisión impuso a todos los miembros de la delegación un riguroso embargo en sus declaraciones a la prensa. Creo que su silencio fue la más grande contribución a la causa marítima. Primero, porque los doctos eran los menos y los profanos, abrumadora mayoría. Eso se comprobó en el decurso del juicio, cuando la parte contraria, en su alegato, citaba en su beneficio las imprudentes opiniones que recogió la prensa a lo largo de los años. Centralizar en el vocero Carlos Mesa la posición oficial del país fue una  atinada medida que protegió a Bolivia de improvisadas estridencias. Los medios nacionales, con sus escasas herramientas disponibles, cubrieron las noticias, al igual que sus pares chilenos, en el límite de sus posibilidades, en la fase oral, pues dependían de una desastrosa interpretación al español, repetidas veces señalada por la CIJ como “no oficial”. Un botón de muestra fue que al más articulado de los abogados bolivianos, el profesor Payan Akhavan, se lo hizo aparecer como tartamudo por la incapacidad del intérprete de seguir su fluida disertación y por no captar su fino humor.