UN PAR DE PERROS SIN COLA
Un viajero en tránsito por Cobija, puerto boliviano en 1848. Costos, rutas, cartas y conversaciones acerca de un país cuya principal referencia es: La Conquista del Perú, de William Prescott. En Brasil conoció al emperador Don Pedro; en Argentina comió con el tirano Rosas y su familia, incluso fue víctima de una de sus bromas de mal gusto sobre su hija, doña Manuelita, y frecuenta al historiador Pedro de Angelis y familia; en Uruguay fué testigo del asedio a Montevideo y la guerra de los caudillos entre sí. En Valparaíso es huésped del general Blanco Encalada, veterano de la guerra contra la Confederación Perú Boliviana y gobernador del puerto de Valparaíso. En medio de agasajos, participa de comidas y recepciones de las élites gobernantes de aquellos países nuevos en la América del Sur. El autor disfruta de la vida social de los colonos sajones y las conversaciones de negocios secretas. Testigo de las intrigas políticas, el joven millonario de Providence se muestra interesado por la historia y la vida política local --Estados Unidos acaba de anexarse Texas--, pero al final parece desistir de adentrarse en aquel país debido a la dificultad de una ruta que pocos recomiendan: Cobija y el desierto de Atacama; atrás quedan los nombres Potosí, La Paz y Chuquisaca. En aquel paisaje de desolación desértica, con puertos mineros inmensamente ricos y pueblos miserables, las fronteras lo confunden y al final de su Diario mencionará como la cosa más notable de aquel lugar "un par de perros sin cola". Son los años del despertar de los Estados Unidos. El Imperio inglés domina en el mundo, los mares del Sur es la geografía de fabulosas aventuras de balleneros que serán narradas en Moby Dick (1851) de Herman Melville, tiempo atrás la vida de un marino escocés en la Isla Juan Fernández había inspirado la primera novela inglesa, Robinson Crusoe (1719) de Daniel Defoe. Es decir, el ambiente intelectual y el momento exacto en el cual Robert Louis Stevenson concibió la más grande novela de aventuras de la literatura inglesa, La Isla del Tesoro (1883).
El Diario de viaje del señor Samuel Green Arnold está dedicado a su prometida Louisa Gindrat, "Louiy", con quien acabará contrayendo matrimonio para ocupar su puesto dentro de la aristocracia de su país (vice gobernador del estado de Rhode Island, senador al Congreso de Washington y coronel durante la Guerra Civil estadunidense). -FFO
Samuel Greene Arnold. Viaje por América del Sur 1847-1848.
Prólogo de José Luis Busaniche.
Prefacio de Davida james.
Emecé Editores, S.S. Buenos Aires, 1851.
Traducción Clara de la Rosa. 260 pp.
[1848 ciudad de Buenos Aires]
SÁBADO 26 DE FEBRERO. Me desayuné en casa de Carlisle a las 8 y anduve toda la mañana con Bombal en busca de coches; vi varios y no me decidí por ninguno, me cansé mucho. A las 2 visité a don Pedro de Angelis, que dice no vale la pena esperar a Otara para ir a Chile. Luego llegué hasta la barraca de Mr. Langdon para pedir prestado la Conquista del Perú de Prescott. Había salido y le dejé una esquela pidiéndoselo. Regresé y leí español. A la tarde estaban haciedno música y cantando en casa de Ocampo; la pequeña Toddy me pidió que entrara y también las demás, y así lo hice. Doña Matilde (ver [84]) estaba cantando, hasta ahora no había querido cantar delante de nadie; sin embargo hoy la convencieron y me hizo oír bunea música, pero pronto se retiró, yo tuve una amena charla con las otras y me entretuve con Toddy hasta las 8. A las 9 Mr. Langdon vino a traer los libros, conversamos hasta cerca de las 11. Es un hombre muy inteligente, casado con una nativa. Él es americano. Véase S.P. 28.
DOMINGO 27 DE FEBRERO. Me pasé 10 horas del día con la Conquista del Perú de Prescott (terminé el tomo I); es decir todo el día, excepto de 4 a 9 de la noche. Después de cenar fuí un rato a casa de Mr. Halbech y de Ocampo y a las 6 a la alameda, ya que al fin tuvimos un día lindo en domingo. Había allí un montón de gente, al final tocó una banda de música. Las señoras estaban todas vestidas de fiesta como para un baile, muchas son muy bonitas. Predomina la mantilla, aunque es común ver sombreros. Visten con mucho gusto, excepto que se ajustan demasiado; es una moda reciente aquí. Muchos iban en coche, deteniéndose en fila, cerca de la música; otros a caballo, pero una multitud de variso miles, iba a pie; todos gozando de la música, del aire fresco y de la hermosa tarde. Al oscurecer, una doble fila de faroles sobre postes pintados de rojo, de unos 6 pies de alto, daban una luz que prestaba una buena apariencia a toda la escena. Doña Manuelita Rosas generalmente viene los domingos, pero hoy no lo hizo. El comandante Storer, el Dr. Bache, H. Stoddard (ver [41]) y otro oficiales del Brandywine llegaron hoy en el Perry; vi a varios de ellos en la alameda. Encontré a Mme. de angelis allí, me reuní con ella y volvimos a pie a casa. La Alameda es solamente la calle a orillas del río de Buenos Aires; en una parte hay pocos ombúes sin importancia. están construyendo un muro grande de ladrillo para contener el agua y habrá más terreno una hora con las Ocampo; luego terminé el Perú a las 12 1/2 y me acosté a la una.
LUNES 28 DE FEBRERO. Leí el segundo tomo entero de la Conquista del Perú, por Prescott. Hice algunas anotaciones de ciertos puntos de interés por si visito el interior. El origen de los Incas y su número son inciertos. Se conocen 13 Incas anteriores a la Conquista en 1532; se puede calcular, entonces, en 250 años la duración de su imperio (p.12). Pero en el lago Titicaca hay grandes ruinas que se admiten como muy anteriores al gobierno de los Incas (p.11). Su estandarte era un arco iris; se llamaban "Hijos del Sol" y adoraban al Sol. La iglesia de Santo Domingo, en el Cuzco, está construída en el sitio del Gran Templo del Sol. El templo de Tampú, a 5 leguas del Cuzco, era el cementerio de los Incas. El hermoso valle de Yuca queda a 4 leguas del Cuzco y era su punto de reunión favorito. A la muerte de cada Inca se cerraban todos sus palacios; su sucesor edificaba nuevos (por este motivo deben ser muchas las ruinas). Cuzco, "la Ciudad del Sol", era la capital y tiene un fuerte muy poderoso. Estas anotaciones han sido tomadas de los capítulos de introducción sobre los antiguos Incas; es una obra de lo más interesante y erudita. En 1532 la primera colonia cristiana en Perú, en Piuca (?), pronto se trasladó a San Miguel de Rivea (p. 539). En la capitulación entre Carlos V y Pizarro se ordenó que no se admitirían abogados en el territorio conquistado (que había de serlo) (p.304). En Caxamarca, Pizarro dió el primer (y casi último) golpe, al capturar a Atahualpa en la plaza, el 11 de noviembre de 1532 (p. 423) y lo quemó vivo o lo estranguló y luego lo quemó (?) en la misma plaza, en agosto 29 de 1533 (p. 485). La iglesia de San Francisco de esa ciudad fué la primera iglesia cristiana del Perú (p. 471). El segundo tomo se ocupa de lleno de las guerras civiles de los jefes españoles después de la conquista. En 1545 se registraron las minas de Potosí descubiertas poco antes (p. 137). Gonzalo Pizarro (hermano de Francisco P.) hizo, con Orellana, una expedición al este de la gobernación de Quito en busca de las regiones del arroz y de la canela; fué abanadonada por O. quien bajó por el Amazonas en 1540 (p. 163). Francisco Pizarro fué asesinado en su casa de Lima por "la gente de Chile" que seguía a Alamgro, como se llamaba su primer compañero en el descubrimiento. P. y A. tenían una enemistad de familia y A. fué ejecutado por P., en la Plaza del Cuzco, en seguida de una derrota. Años después su hijo halló igual destino, en la misma plaza. En las guerras civiles que asolraon el país hasta que Gazca el Poderoso derrotó y ejecutó, en 1548, a Gonzalo Pizarro, último de los 4 hermanos, y el país quedó en orden. es una historia de mucha crueldad -en mi opinión completamente de sometimiento de parte de los indios, de sangre y rivalidades entre los conquistadores- escrita en el estilo elegante y sereno de Prescott. Por la mañana, fuí con Bombal a buscar coches. A la tarde hubo una lluvia fuerte y truenos.
[...]
LUNES 24 DE ABRIL. Mr. Riley (de Alsop y compañía) vino a verme a las 10 y me invitó a cenar a las 4. A las 11 me visitaron las Sras. de Sarratea y de Vidal y estuvieron muy corteses al ofrecerme carstas etc.; el Sr. S. se disculpó de parte de su mujer diciéndome que ella lo sentía mucho y que no sabía quién era yo cuando fuí a su casa. Está muy bien para decirlo, pero ya le hice saber que había llegado de Buenos aires con el paquete y eso debió ser suficiente para obtener su atención. Visité a Mr. Oxley y a Huth Granning y Cía., donde me recibió con su modo brusco inglés Mr. B. Brown para quien tenía yo una carta particular de presentación, pero todo lo que necesito de él es mi saldo en Lim, frost y Cía. A las 2 vino Mr. Hobson acompañando a Mr. Meeks, un americano que hace tiempo que reside en Bolivia, y que me dará cartas para todo el país. Mandé buscar un maestro de español, un Mr. Cádiz, que vino a las 2 y me dió una lección de
[135] [Valparaíso, 1848]
Tomé lecciones de español - Cena en casa de Mr. Riley
Leguas sudamericanas - Distancias
Cena en casa de Mr. Hobson - Mr. Meeks
conversación hasta las 4. Mr. Spofford vino a buscarme para ir a casa de Mr. Riley. Un Mr. Foster (americano) era el otro invitado a la mesa con Mrs. R. y tres hijos. Mrs. R. es una mujer muy inteligente, era Miss Vaughan y ha estado en Providence. Hablé mucho de mis viajes, porque Mr. R. es aficionado a este tema y me retiré a las 10 de la noche después de pasar un rato agradable. Spofford, el Dr. Robinson, otros 2 y yo comimos ostras guisadas en una olla, como algo muy apreciado en estas regiones, y hablamos sobre ello hasta pasada la medianoche. El Sr. Vidal me dijo que una legua de buenos aires es igual a 6000 varas, una legua chilena a 5400 varas y la peruana igual a 8000 varas. Una vara tiene 33 pulgadas (inglesas). Una legua de Chile es igual a 2 7/9 millas inglesas aproximadamente y una legua del Perú es exactamente igual a 4 1/6 de millas inglesas. Las leguas del Perú y Bolivia son iguales, pero en Perú hay dos clases de leguas, la india y la del correo, la última es más larga como dice más arriba. De Brasil a Montevideo hice 1031 millas por vapor (67); en Uruguay 15 millas, es decir 5 en bote y 10 a caballo (71); en La Plata 1415 millas, es decir de Montevideo a Buenos Aires 140 por barco (75), de Buenos Aires a Mendoza 1075 (114), en coche de M. a la Cumbre de los Andes 200 millas, en mula (118), 1031 más 1415, más 1530 en Brasil (64), da 3991 millas en América del Sur; agregando 4220 (25) desde Inglaterra, es un total de 8211 desde que salí de Inglaterra; agregando 27.422 (1) anteriores, da 35.653 en total hasta la frontera de Chile. La distancia, a través del continente es de 1505 millas por el camino que hen venido, es decir 1275 de B. A. a la Cumbre y 239 al puerto de Valparaíso, vía Santiago. El viaje por los Andes, es decir de Mendoza a Santiago, es de 110 leguas igual a 330 millas (200 en La Plata, 130 en Chile).
MARTES 25 DE ABRIL. Me levanté tarde, a las 11 1/2 vino Mr. Cádiz y me dió una lección hasta la 1. recibí la visita del Rev. Mr. Trumbull que me invitó a cenar con él, para mañana, en casa de Mr. Wheelwright (traje cartas para los dos de Mr. Greene). El Dr. Robinson y yo tomamos un birlocho y dimos un paseo para conocer lo que valía la pena de ver. A las 5 cené en el cerro para conocer lo que valía la pena de ver. A las 5 cené en el cerro con Mr. Hobson y su familia (Mrs. H. y 4 niñas). Pasé un rato muy agradable. A Mr. H. lo llaman Lord George por sus maneras arrogantes, pero yo no se las observé, lo encontré inteligenet y agradable; las niñas serían lo mismo si las conociera mejor. Mr. Spofford vino a buscarme a las 8 para visitar a Mr. Meeks. Estaba enfermo pero estuvimos con su mujer, una dama boliviana, y su hermano menor Mr. Meeks que me dió muchos informes, ambos me ofrecieron cartas. Bolivia es un país caro para viajar y allí pasaré momentos difíciles, pero no es un país peligroso, a pesar de que acaba de haber una revolución. Iré bien provisto de cartas. Hablé hasta pasadas las 10. Mrs. Spofford y el Dr. Paige, que me visitaron esta noche, se quedaron conmigo hasta las 12 1/2. Me acosté a la 1. terminé una carta para Clendenin = 170 (ver [31]).
MARTES 25 DE ABRIL. Me levanté tarde, a las 11 1/2 vino Mr. Cádiz y me dió una lección hasta la 1. recibí la visita del Rev. Mr. Trumbull que me invitó a cenar con él, para mañana, en casa de Mr. Wheelwright (traje cartas para los dos de Mr. Greene). El Dr. Robinson y yo tomamos un birlocho y dimos un paseo para conocer lo que valía la pena de ver. A las 5 cené en el cerro para conocer lo que valía la pena de ver. A las 5 cené en el cerro con Mr. Hobson y su familia (Mrs. H. y 4 niñas). Pasé un rato muy agradable. A Mr. H. lo llaman Lord George por sus maneras arrogantes, pero yo no se las observé, lo encontré inteligenet y agradable; las niñas serían lo mismo si las conociera mejor. Mr. Spofford vino a buscarme a las 8 para visitar a Mr. Meeks. Estaba enfermo pero estuvimos con su mujer, una dama boliviana, y su hermano menor Mr. Meeks que me dió muchos informes, ambos me ofrecieron cartas. Bolivia es un país caro para viajar y allí pasaré momentos difíciles, pero no es un país peligroso, a pesar de que acaba de haber una revolución. Iré bien provisto de cartas. Hablé hasta pasadas las 10. Mrs. Spofford y el Dr. Paige, que me visitaron esta noche, se quedaron conmigo hasta las 12 1/2. Me acosté a la 1. terminé una carta para Clendenin = 170 (ver [31]).
MIÉRCOLES 26 DE ABRIL. Tomé lección de español. El señor Gómez y Vidal vino a decirme que el Intendente General del Banco pensaba visitarme pero como está tan ocupado vendrá su hijo y éste envió una esquela al Sr. G. para decirle que vendría a verme hoy o mañana. Por qué el Intendente me demuestra esta atención no puedo imaginarlo, a no ser que el general Pinto se lo haya indicado como modo de repasar su propia negligencia.
[136.] [Valparaíso, 1848.]
Los Wheelwrights - Cena - Las Urmeneta
Embarque de un baúl - Dr. Paige - Cena - Invitaciones
Sr. Sarratea - Cena - Mr. Meeks
A las 4 fuí a cenar a casa de Mr. Wheelwright y de Mr. Trumbull, quienes tienen un internado o establecimiento misionero. Trumbull es el capellán de los marinos y editor de Neighbor, un periódico americano de aquí. Wheelwright es un hombre de 50 años, hace tiempo que está en América del Sur, ha vivido en Quito y conoce esa parte del mundo, me dió muchos informes y me ofreció cartas. Su mujer, joven y bonita, es una dama inglesa misionera. Está allí Miss Watson, que ha estado en Grecia, conoce a todos mis amigos, le mostraré la carta de Mrs. Buel. Están también tres hijas de José Tomás Urmeneta: Manuela de 13 años, Carmen de 12 (1) y Josefa de 11, todas muy bonitas y hablaron continuamente en inglés. M. parece de 15. Pasé un momento muy agradable y prometí volver el sábado a la noche a tomar té. Me retiré a las 7, encontré a Spofford y fuimos a tomar té, invitados a casa de Mr. Moorehead, el cónsul; son personas muy inteligentes y agradables. Nos retiramos a las 10 1/2.
JUEVES 27 DE ABRIL. Estuve atareado en mandar un baúl por el barco Elizabeth Hall que zarpa mañana para Boston; va dirigido a H.A. Rogers, Providence; contiene libros viejos, periódicos y folletos, yerba, un lazo, boleadoras y las piedras de la vaca (ver [99.]), etc., etc. A las 12 tomé mi lección de español y Mr. Cádiz amablemente me trajo la yerba paraguaya. A las 3 visité a Mr. Wheelwright y mostré a las Urmeneta el retrato de su tía Carmen y, a Miss Watson, parte de la carta de mrs. Buel. A las 6 cené
(1) Carmen murió en Coquimbo donde se trasladó su padre en 1849, como me informa hoy Mr. Haviland, enero de 1851.
con el Dr. Thos. L. Paige. Encontré allí a las dos señoritas Hobson, a Mr. y Mrs. Moorehead, al joven Rev. Trumbull, y después vino Mr. Hobson. Pasamos un rato realmente muy agradable y siento no poder quedarme más tiempo en Valparaíso; me retiré a las 11. Recibí una esquela del almirante Blanco Encalada (Intendente de Valparaíso) y de su señora invitándome a cenar el sábado, a las 6 de la tarde. Así termino los días, con una cena, desde que estoy aquí. Volví a las 11 1/2 y cerré la carta N° 39 para mamá = 180, escribí a H.A.R. la N° 181 y me acosté pasadas las 2 de la mañana.
VIERNES 28 DE ABRIL. A las 9 de la mañana envié el baúl y las cartas por el barco Eliz. Hall, por intermedio del cónsul Moorehead. Escribí una esquela en español para aceptar la cena en casa del intendente y otra carta, también en español, a la Sra. doña Rosa Ravayo, en Lima, incluyendo cartas para ella de Buenos Aires, e iré a visitarla cuando llegue allá. Tomé mi lección de español hasta la 1 1/2 y luego fuí a la Intendencia; el Gral. Blanco no estaba; pregunté por su señora y dejé mi tarjeta. Fuí al cerro a visitar a Mrs. Moorehead, a Mrs. Dr. Paige, a los Hobson y, al volver, a Mr. Riley. A las 5 cené en casa del Sr. Sarratea. Su mujer es muy bonita; es de Santiago. Cenaron allí 3 caballeros más, todos de Buenos Aires como lo es el señor Sarratea, que habla bien inglés. Un Mr. Peña me indicó dónde vivía Mr. Meeks, y tuve una conversación de dos horas, sobre Bolivia, con los Meeks; obtuve muchas sugestiones y ofrecimientos de cartas. Un joven Dr. Gerry, de Massachussets, residente en Chile, estaba allí y pasamos una noche muy agradable. Dieron las 12 antes de que yo estuviese en casa. Día muy lindo. La gente de aquí es muy amable. Mr. Haviland vino de Santiago y me trajo una carta del general Pinto excusando su descuido con el pretexto de mi ausencia e incluyendo una presentación para el ministro de Relaciones Exteriores en Chuquisaca (Bolivia). También recibí carta de Jerónimo Urmeneta.
[137.] [Valparaíso, 1848.]
Tarjetas - Buen cambio - Nuevo plan - Tarifas por vapor
Cena en casa del intendente - Mr. Spofford - regalos
SÁBADO 29 DE ABRIL. Estuve muy atareado. Me hice imprimir o grabar unas atrjetas a $ 5 el cien y las estropearon al hacerlas; pagué $ 2 1/2. Vino un criado a verme para que los contratara para el viaje, pero, después de consultar con Mr. Meeks, resolví no tomarlo. A las 4 fuí a casa de Mr. Wheelwright para despedirme de él y de las bellas Urmeneta. El Dr. Paige vino a despedirme. Saqué 150 libras de Naylors Oxley y Cía.; es un buen anticipo, el mejor cambio que he conseguido. Lo tomé en una carta de crédito de Pascual Siruco (un comerciante boliviano) para las principales ciudades de Bolivia. Mr. Meeks me ha dicho tanto que no vale la pena ir a Potosí, Chuquisaca, etc., que estoy por ahorrarme un mes de viaje y mucho trabajo para poca ganancia, yendo a Arica y luego a La Paz, la principal ciudad de Bolivia. De este modo veré lo bastante de Bolivia y tendré más tiempo para el lago Titicaca y el Cuzco. Estoy casi resuelto a ir por Arica. Ya tomé pasaje para Arica que cuesta $ 51. A Cobija cuesta $ 40, pero $28 de C. a A., aunque tome mi asiento en el mismo barco desde C., así que perdería $ 17, mientras que si bajara en Cobija perdería $ 11. A las 6 de la tarde fuí a casa del intendente General Blanco Encalada, donde ayer dejé las tarjetas para la Sra. de B. y encontré que no era la que correspondía; así que la cortesía de los Blanco quedó perdida y sin duda se habrá sorprendido la señora que recibió la tarjeta. La casa del Gral. Blanco es la contigua. Había un grupo muy grande de gente y muy selecto: 18 en la mesa. El almirante inglés Hornby, sus dos hijas, media docena de oficiales y 2 ó 3 oficiales de marina chlienos, todos de uniforme de gala como también lo estaba el General B. La Sra. de B. es una mujer muy elegante, con una noble figura. La entrada resultaba algo tirante porque todos eran extranjeros, pero el Gral. B. lo facilitó y descubrí que tuve mi invitación a cenar gracias a Mme. Mandeville, de Buenos Aires, que me recomendó especialmente en una carta particular. La mesa era muy elegante. Los dos hijos del General B. son buenos muchachos. Los oficiales eran hombres agradables y me divertí; estaban además 2 ó 3 damas, una era una belleza, y varios caballeros. Entre ellos, los cuatro que cenaron conmigo ayer, en casa de Sarratea, quienes vinieron después de la cena. Una banda completa tocó delante de la casa a los postres. Lo hacen todos los miércoles y sábados de noche. Las hijas del general B. están afuera; una está casada en La Paz y Mrs. B. me pidió que la visitara en su nombre; se llama Villimilio (o algo así). Me retiré a las 10. Mr. Spofford se quedó conmigo hasta las 12, me obsequió con un termómetro redondo muy bonito, regalo muy oportuno ya que el mío se ha roto, y también un lindo compás y brújula (para latitud N) en una caja de marfil: dos regalos muy buenos. Su madre, Mrs. C.E.S., vive en Locus Street, Filadelfia; desea que la visite y le escriba una carta. Escribí una hoja apurada a Mrs. S.W. Greene. hoy me han llovido, de todas partes, cartas de presentación para Bolivia. La gente es conmigo muy amable. Antes de saber que yo partía mañana los oficiales británicos me invitaron a cenar para mañana a bordo del Asia. Son muy buenas personas. Foster, con quien cené en casa de Mr. Riley, me dió una caja de buenos cigarros.
[138.] [Océanos Pacífico del Sur, 1848]
Partida de Valparaíso - Ciudad de Valparaíso
Puerto de Coquimbo - Serrana (1) - Barcos
DOMINGO 30 DE ABRIL. Me levanté a las 7 para embalar; lo hice en 2 horas. El cónsul Moorehead y Spofford me acompañaron al muelle. Se efectuó una revisión nominal del equipaje, no lo abrieron. Spofford fué en bote conmigo hasta el barco británico New Granada. también vinieron Mr. Meeks y Tillinghast; Mr. M. me dió unas cartas y me pidió que le escribiera. Su nombre es Robert S.M. A las 11 habíamos partido, pasamos por la popa del barco almirante Asia a recoger cartas y luego salimos de la bahía. Valparaíso es una linda ciudad, de extraña construcción, sobre una faja angosta de una milla y un semicírculo alrededor de la playa forma las principales calles. Las casas, de 3 ó 4 pisos, han sido edificadas por extranjeros; tiene además una plaza grande con el teatro y la iglesia y otra más pequeña debajo del cerro. En varios cerros separados por profundos barrancos, sobre
(1) Serena (N. del T.)
el frente y aun en sus faldas, están las casas bajas de los chilenos y de las clases más pobres. El cerro llamado Monte Alegre, que ha sido picado para hacer las calles grandes de la ciudad más baja, está coronado por las casas de los extranjeros, la mayor parte americanos, y es tan escarpado que se sube por escalones de madera. Las casas de arriba son hermosas y allí habitan los extranjeros más importantes. El cementerio protestante está sobre este cerro. Allí descansa Mr. Gérauld. Las casas de V. son viejas, blanqueadas y revocadas sobre ladrillo, con techos de teja. La bahía es hermosa, de unas 3 millas de ancho; tiene un muelle de madera, los barcos fondean fuera de la costa y en este momento no hay muchos en el puerto. La población es de unos 35.000 habitantes. El lindo paisaje de montaña alrededor de la bahía está ahora cubierto de nieve. Estaba muy fresco a mediodía, una espesa niebla cubría el mar. Mr. Haviland va a bordo en viaje a Coquimbo. cenamos a las 4. A la tarde empecé una carta para L.
LUNES 1° DE MAYO. Sirven té y café de 7 a 9 y desayuno a las 10. Escribí algo; a las 3 llegamos a Coquimbo, donde bajó Mr. haviland. Fuí a tierra con Bourne, comerciante de Valparaíso que regresa a EE.UU. El puerto de Coquimbo es un pequeño pueblo, de 1.000 habitantes o menos, de una calle y algunos back slums, como dice Bourne; éstos son humildes ranchos, con techos de paja, donde viven los indios y mestizos. Las demás son pequeñas casas blancas. La región entera es de estériles colinas rocosas y amarillentas, pero todo el país es muy rico en cobre. Remamos hacia tierra, paseamos por el pueblo y subimos a una pequeña colina rocosa con una cruz de madera en la cúspide. La ciudad se llama Serena, está ubicada a unas 10 millas del puerto, atravesando una hermosa bahía abierta; se llega hasta allí por la playa pesada. Tiene de 10 a 12.000 habitantes. La bahía es muy poco profunda, excepto del lado del puerto, así que ningún barco puede acercarse. Paramos menos de una hora. Todo el día tuvimos una ligera niebla y viento fresco. La costa es acantilada, rocosa, estéril. La bordean muchas rocas y arrecifes, peligrosos para los barcos. En Coquimbo había 6 barcos de aparejos cuadros; uno era una barca chilena anteriormente americana y otra grande igual. En esta costa se venden muchos barcos americanos. De Valparaíso a Coquimbo hay 196 millas. Ahoar estoy,
BOLIVIA
[139.] [Cobija, 1848.]
Nuestro vapor - Huasco - Hombre al agua - Copiapó
Viaje por Chile - Direcciones de cartas - La ciudad
por primera vez, en el Gran Océano Pácífico y de frente a mi país, después de 1 1/2 años de viajar, auqnue voy allí por lentas etapas. El new Granada es de 630 toneladas, de 200 caballos de fuerza y marcha a unos 7 nudos de lento andar. Las comidas serían bastante buenas si no estuviesen frías, pero las disposiciones son cómodas a bordo, infinitamente mejores que en la línea de las Indias NE.
MARTES 2 DE MAYO. Llegamos a Huasco a las 4 de la mañana, hubo salvas y toacron la camapana para despertar la ciudad, pero yo dormí casi todoe le tiempo sin darme cuenta de nada, a pesar de que aí mucho ruido en la cubierta porque uno de la tripulación se cayó al agua en el momento de partir, alas 6 1/2. Cayó desde la serviola y pasó debajo del timón que estaba en movimiento, pero fué salvado, después de un breve tiempo, proque era buen nadador. H. es una aldea pobre como las demás de la costa, sin nada digno de mención. La costa es muy estéril, con cerros, rocas y arena, sin una brizna de hierba. Nos mantuvimos bien cerca de tierra todo el día y, a las 4 1/12 de la tarde llegamos a Copiapó, fondeamos cerca de la costa y remamos a tierra. Nada que ver allí. Unas pocas casas como en Coquimbo, una calle y una playa, un hasta bandera en un cerro, montones de mulas, perros y mulatos. Vi dos perros sin colas, lo más notable que había. Tendrá varias centenas, quizá mil habitantes a lo más. La ciudad está a 18 leguas, tierra adentro. Paramos aquí 2 horas, dejamos bastante gente y tomamos algunos pasajeros a bordo. Salimos de Chile. De Coquimbo a Huasco hay 96 millas y de ahí a Copiapó 72, lo que froma 364 millas de Valparaíso por vapor y 634 en Chile en total, es decir 130 de la frontera a Santiago a caballo, la excursión de Collino 40, más 100 a Valparaíso = 140, en coche y 364 a Copiapó por vapor.
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