En Bolivia se rediseña el mapa sudamericano
Analistas del American Enterprise Institute (AEI) se han dado a la tarea de anunciar con bombos y platillos la inminente extinción de Bolivia, país ubicado en el corazón del subcontinente sudamericano.
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Analistas del American Enterprise Institute (AEI) se han dado a la tarea de anunciar con bombos y platillos la inminente extinción de Bolivia, país ubicado en el corazón del subcontinente sudamericano.
Mientras la geopolítica sigue siendo el método ordenador de los territorios a conquistar por parte de entidades del norte del mundo, los estados que padecen los efectos multidimensionales de esa ciencia imperial se limitan a rechazar su existencia y a limitar la labor de inteligencia estatal en instrumento de control policiaco de sus naciones. Esta es la enseñanza, aportada por Executive Intelligence Review, del conflicto artificial entre estados nacionales débiles que están situados en la parte septentrional de América del Sur. El boletín reseña Estratégica, del Movimiento de Solidaridad Iberoamericana dice porqué: "la calificación de la insensatez política debe ser captada siguiendo tres criterios simultáneos: 1) percibirla en su propio tiempo y no retrospectivamente; 2) se debe contar con un curso de acción viable; y 3) la doctrina en cuestión debe provenir de un grupo y no sólo de un gobernante aislado.
En estos los planes se plantea algo más que la desintegración de Bolivia. Se está haciendo trabajo de campo para una guerra en la cual toda la región podría ser desmantelada.
Bajo el titulo "¿son estos los últimos días de Bolivia?", el Latin American Outlook del AEI de junio del 2004, dice lo siguiente: "si las tendencias actuales siguen, podríamos atestiguar la primera alteración en gran escala del mapa político de Sudamérica en más de 100 años". El autor, Mark Falcoff, influyente analista de base de AEI sobre asuntos de Iberoamérica, pronosticó que Bolivia se desintegrará pronto, y se separará a lo largo de sus "probablemente irreconciliables" diferencias raciales y geográficas en dos países, cada uno definido por su principal producto de exportación: las áreas montañosas exportadoras de coca, y las tierras bajas productoras de gas natural, esta última dirigida por el Departamento de Santa Cruz.
En la visión perversa del AEI, la nación cocalera estaría dominada por indígenas, y las tierras bajas por gente de raza "europea". Esto explica el inusitado separatismo aparecido en Santa Cruz.
Este es el segundo número de Outlook del AEI en seis meses que argumenta la inminente desaparición de Bolivia, una situación de la cual Falcoff dice que son responsables las élites suicidas de Bolivia.
Una nueva "Guerra del Pacífico"
En esta ocasión Falcoff ha ido demasiado lejos al promover sus tesis en escandalosas entrevistas con nada mas ni nada menos que la prensa chilena. Con esto, Falcoff ha introducido el conflicto histórico entre Bolivia y Chile el cual se ha enconado desde la guerra del Pacifico de 1879-1881. En esta guerra, Bolivia perdió su línea costera del Pacifico a Chile, esta guerra comenzó cuando Chile, instigado por intereses británicos, invadió tanto a Perú como a Bolivia, apropiándose de porciones territoriales de sus dos vecinos. Al quedar rodeada por tierra, Bolivia no ha cejado en su exigencia de tener acceso al mar.
En las ultimas tres décadas, siempre que se ha reactivado este explosivo conflicto fronterizo regional, ha estado oculto detrás de la operación ese gringo geopolítico, autodeclarado lacayo de Kissinger, Luigi Einaudi, quien pasó las dos décadas que estuvo en el Departamento de Estado norteamericano intentando fomentar una nueva guerra del Pacifico; ahora, como secretario general de la Organización de Estados Americanos, ha estado dirigiendo varias negociaciones fronterizas en la región.
La operación de la AEI está confeccionada para fomentar las condiciones para una guerra regional. La guerra podría iniciarse por una disputa por recursos naturales o, como algunos ineptos en los EU han sugerido, si tropas chilenas entraran a Bolivia como parte de una fuerza de intervención regional montada con el pretexto de "restablecer el orden".
La coordinación de la operación no podría ser más explosiva
El AEI golpeó precisamente en el momento en que la operación fascista para desencadenar una guerra racial en Perú, Ecuador, y Bolivia ha entrado en una operación abiertamente separatista, al alba de los horrendos asesinatos de los alcaldes electos de Ilave, Perú, y Ayo Ayo, Bolivia.
El fomento de posibles guerras fronterizas al mismo tiempo que guerras étnicas multidimensionales, es una receta infalible para el genocidio.
La destrucción de un centro económico neurálgico potencial AEI, que reúne a varios neoconservadores como Samuel Huntington, Richard Perle, Michael Ledeen y la esposa de Dick Cheney, Lynne, es bien conocido en la región como uno de los principales vehículos ideólogos de donde emergió la doctrina imperial de la guerra preventiva de Cheney.
Mientras todavía retumbaba en la región el pronóstico de Falcoff, Bolivia fue atacada por otro flanco. El 8 de junio, el Centro para el Desarrollo Global, de la "Comisión de Naciones Débiles y Seguridad Nacional de los EU" de Washington, D.C. publicó su informe final. La comisión, una mezcla de los 30 ideólogos más importantes del Proyecto Democracia, escritorzuelos de fundaciones, y agencias financieras (George Soros estuvo bien representado y el director operativo de JP Morgan Daniel Zelikow participo personalmente), hizo recomendaciones acerca de los "premios y castigos" necesarios para lidiar con los "estados débiles y fallidos" que se propagan a lo largo del mundo en vías de desarrollo -el cual, aseguran, presenta la mayor amenaza a las grandes potencias en el siglo 21.
También señalaron a Bolivia como ejemplo de cómo un estado fallido y débil amenaza a toda la región.
La amenaza sobre Bolivia no es nueva, en 1990, en una entrevista con la revista Veja de Brasil, John Reed, entonces presidente de Citibank, señaló el derrumbe de la Unión Soviética como ejemplo de cómo "países han desaparecido de la faz de la tierra". despues declaró que "Perú y Bolivia desaparecerán".
Bolivia tiene todo el potencial de volverse un gran centro neurálgico industrial y agrícola. Situada en el centro de Sudamérica-limita con cinco países: Brasil, Paraguay, Argentina, Chile y Perú-los mas de un millón de kilómetros cuadrados de territorio de Bolivia, la hacen dos veces mas grande que España. Es un región rica en recursos naturales, desde los minerales concentrados en grandes cantidades en su región montañosa(estaño, zinc, plomo, hierro, plata, y otros, como el antimonio, del cual Bolivia ha sido tradicionalmente el segundo productor a nivel mundial), hasta los enormes depósitos de gas natural en sus tierras bajas.
Se estima que en la actualidad Bolivia tiene reservas de gas natural de 54 billones de pies cúbicos, la más grande en Sudamérica después de Venezuela. También tiene un gran potencial agrícola, como sus plantaciones de soya del este del país lo demuestran. Otra área, el Valle Yungas, contiene algunas de las tierras mas fértiles del país, las que nunca han sido desarrolladas debido a a la falta de infraestructura.
El principal problema de Bolivia es que esta en su mayor parte despoblado, y a pesar de esto, carece de la infraestructura mínima requerida para sostener y desarrollar a su población actual de poco más de 8 millones de personas. En el año 2001, sólo el 64 por ciento del país se encontraba electrificado, esta misma cifra cae al 25 por ciento en las áreas rurales. En 1994, solo el 4 por ciento de las carreteras del país estaban asfaltadas; carece de una red nacional ferroviaria. Si se invierte en la tecnología adecuada, infraestructura, y educación, como parte de un proyecto regional mayor para desarrollar el interior de Sudamérica, Bolivia despegará.
Para los norteamericanos de antaño, nada seria recibido con mayor beneplácito, que ver este proyecto en marcha. Los planes para cooperar en la industrialización de Sudamérica eran, después de todo, uno de los grandes proyectos en los cuales había estado trabajando el equipo de Franklin Delano Roosvelt, antes de que los financieros sinarquistas contrarios a FDR tomaran control de la política de EU después de su muerte. Para los oligarcas y sus financistas, las materias primas de Bolivia y sus vecinos existen solamente para ser saqueadas a placer. Al desintegrarse su sistema financiero global, estos intereses están determinados a utilizar esta crisis para tomar control de las materias primas del mundo, para su propio beneficio, y eliminar no sólo a naciones específicas, sino el mismo concepto de nación soberana. A estos intereses, no les importan para nada Bolivia o Perú, per se ni la supuesta "historia de éxito" de Chile, en lo que a esto respecta. La manera de "pensar", si puede ser llamada de esta manera, es simple: Bolivia es vulnerable debido a la falta de desarrollo. Haz pedazos a Bolivia, y puedes destrozar a sus vecinos también, incluyendo a Chile.
La trampa puesta para Bolivia
Junto con su vecino Perú, Bolivia fue elegida a finales de 1960, por los intereses financieros que dirigen el tráfico internacional de drogas, para ser transformada en la principal productora de coca, componente esencial para la fabricación de cocaína. La garra del tráfico de droga se apretó sobre el país a finales de 1980 cuando la compañía minera estatal fue casi cerrada -una operación dirigida por Jeffrey Sachs de Harvard, dejando asi a miles de mineros sin otro medio de sustento que el cultivo de la coca.
En 1990, bajo la primer presidencia (1993-1997) del representante de la compañía Rio Tinto Zinc, el zar millonario de la minería Gonzalo Sánchez de Lozada, se vendió el control mayoritario de las compañías estatales de Bolivia a multinacionales extranjeras por una bicoca.
Estas multinacionales inmediatamente eliminaron muchos de pocos empleos decentes disponibles en la nación. La operación fue descarada: el principal comprador de las concesiones mineras estatales fue una compañía que esta formada por una sociedad entre Rio Tinto Zinc y la familia Sánchez de Lozada.
Bajo la presidencia de Sánchez de Lozada, se cocinó la idea de que el principal enfoque económico de Bolivia (aparte de exportar coca) debería se el convertirla en una plataforma para la exportación de gas natural: no como parte de un esfuerzo regional de desarrollo, del cual la economía nacional de Bolivia resultaría beneficiada, sino para las multinacionales extranjeras que ven al gas solo como otra manera de hacer dinero. La inversión en el mercado nacional fue descartada porque se consideró muy pequeña para que valiera la pena.
No faltó quien insinuara que Bolivia se debía convertir en un exportador de electricidad, frente a un pueblo quer vive en la oscuridad. Con el paso de los años, el esquema de la plataforma de exportación fue concretizado en un proyecto, el cual ha sido promovido como la salvación de la economía boliviana. El proyecto está relacionado con el gas natural, e iba a funcionar de la siguiente manera: Bolivia entubaría el gas a un puerto peruano o chileno, donde este seria licuado en una planta todavía por construir, para que así, el gas boliviano, ahora en la forma de gas natural licuado (GNL), fuese embarcado fuera de Sudamérica, hacia México-y de allí a los Estados Unidos. Así se diseñó un proyecto de saqueo de los recursos naturales en términos de economía física, dadas las necesidades de desarrollo y la escasez manifiesta de energía de Sudamérica.
Hugo Bánzer, en su discurso en la ceremonia de su toma de posesión como Presidente en 1997, expresó dirigiéndose directamente al presidente chileno Ricardo Lagos, que este acuerdo significaba que Bolivia recibiría 400 millones de dólares por su materia prima, mientras que el país con el puerto, ya fuera Perú o Chile, recibiría 1500 millones de dólares, por licuar el gas. ¿Cómo le puedo explicar esto a mi pueblo?, le pregunto Banzer. Sin embargo, con Sánchez de Lozada de regreso en la presidencia en 2002, se cerró el lucrativo acuerdo con Chile y un consorcio de multinacionales, encabezado por la British Petroleum y la compañía "española" Repsol, bajo el cual Chile recibiría la concesión de GNL, en lugar de Perú.
Hubo oposición generalizada a la decisión de otorgar la concesión a Chile (excepto por las partes interesadas). Pero los que más destacaron en su oposición al proyecto fue el aparato financiado por los cocalero identificado en el articulo de los amigos de Blas Piñar: Evo Morales, Felipe Quispe, et al. Con muy pocos empleos y casi ninguna esperanza de que la situación mejorara, los cocaleros tomaron como bandera el despreciado acuerdo gasero de Chile y EU, en las grandes huelgas y protestas que finalmente obligaron a Sánchez de Lozada a renunciar a la Presidencia en octubre del 2003.
El vicepresidente Carlos Mesa, un ex-reportero de televisión y analista político, sin una base política propia, asumió la Presidencia en medio de una situación extremadamente tensa, en la cual las fuerzas de los cocaleros acababan de demostrar su fuerza, cada vez mayor. Con el gobierno de Bush y el Fondo Monetario Internacional insistiéndole al gobierno que mantenga la austeridad fiscal, Mesa tuvo muy poco que ofrecer a al población, aparte de una actitud mas comprensiva que la del aspirante a oligarca con acento ingles, Sánchez de Lozada.
Buscando lograr el apoyo de los cocaleros-los cuales llevaron su oposición inicial al acuerdo gasero con Chile, hasta oponerse a cualquier exportación de gas desde Bolivia, y a que la industria de los hidrocarburos fuera totalmente renacionalizada, 250 mil hogares recibieron gas natural gratuito, y se fomentó una incipiente industria.
Mesa cayó en la trampa preparada para Bolivia. La antigua demanda de Bolivia de tener acceso al mar se mezcló con el tema de las exportaciones de gas, y su gobierno declaró que no se exportaría a Chile "ni una molécula de gas" hasta que los dos asuntos estuvieran arreglados.
Se necesita desarrollo regional ¡ahora!
Con esta imagen en la mente, veamos otra vez la intervención del "experto del AEI de Washington. Falcoff dijo que el gobierno de Mesa estaba cometiendo "suicidio" por negarle gas natural a Chile y al amenazar con cancelar antiguos contratos con compañías energéticas internacionales, y por supuesto hacer preparativos para sacar al país de la economía mundial, que es la peor afrenta que le puede ocurrir a un ideólogo del libre comercio como Falcoff. Incluso mencionó el hecho de que Mesa intenta gobernar sin partidos políticos, como si fuera un pecado.
Falcoff declaró que sólo si Bolivia aceptara descentralizar al gobierno y los recursos, podría evitar la división. En otras palabras, sólo si el gobierno entrega el control del gas y otros recursos naturales a los Departamentos que son más fáciles de controlar por los buitres financieros extranjeros, se le podría permitir un gobierno nacional.
Red Voltaire: http://www.voltairenet.org/article144738.html
AEI: imperialismo de mercado
El Instituto Norteamericano de la Empresa
El Instituto Norteamericano de la Empresa (American Enterprise Institute - AEI) se ha convertido en el propagandista del patronato republicano a favor del imperialismo de libre mercado. A semejanza de un juego de muñecas rusas, contiene en su interior la Nueva Iniciativa Atlántica (New Atlantic Initiative-NAI) que dirige la integración euroatlántica y el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano(PNAC) que redactó el programa del gobierno de Bush. El Instituto es dirigido tras bambalinas por el ex presidente Gerald Ford y el actual vicepresidente Dick Cheney. Como cada año, invitan a una estación de invierno en Colorado a un centenar de personalidades con el objetivo de debatir a puertas cerradas.
Red Voltaire | París (Francia)
- Gerald Ford en el centro, entre sus colaboradores Lynne y Dick Cheney
En los años 30, en los Estados Unidos, el gran patronato aplaudió la reorganización del sistema de la Bolsa después de la quiebra o crack de Wall Street y de la creación de comisiones reguladoras de la actividad económica por sectores, sin embargo rechazó las medidas sociales del presidente Franklin D. Roosevelt (autorización de los sindicatos, seguridad social, subsidio por desempleo) y sobre todo su deseo de planificar la producción.
Asimismo, cuando en 1943 los demócratas proponen al Congreso prever el mantenimiento del bloqueo de los precios después de la guerra para evitar un nuevo crack de la bolsa, los grandes patrones se movilizan para defender la «libre empresa». Es así que nace el American Enterprise Institute en torno a los colosos Bristol-Myers, de los antibióticos; General Mills, de la rama agro-alimenticia y el Chemical Bank.
Para promover su labor de lobbying, el Instituto cuenta con los servicios de algunos especialistas de renombre como Roscoe Pound, decano de la Facultad de Derecho de Harvard y, en especial, el periodista Raymond Moley, ex consejero económico de Roosevelt que se había pasado ya al otro lado.
El padrinazgo de Gerald Ford
Durante el primer decenio, el AEI se concentra en el lobbying congresista. En 1954, un responsable de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos, William J. Baroody Senior, asume la dirección del Instituto. Sin dejar de dirigirse a los congresistas, el American Enterprise Institute se vuelve hacia el gran público para devenir el propagandista del patronato.
En 1974, el presidente Gerald Ford integra a su equipo a varios intelectuales de la AEI, entre ellos William J. Baroody Junior (hijo), al cual hace responsable de los contactos del Instituto en la sociedad civil, bajo el control del secretario general de la Casa Blanca, Dick Cheney.
De hecho, a los Baroody no les resulta difícil convencer a los grandes patrones para que se muestren generosos. Estos aportan importantes fondos para llegar a un presupuesto del orden de ocho millones de dólares anuales y financian un montón de libros sobre las maravillas del capitalismo y el peligro soviético. Entre los best-sellers se encuentra The Spirit of Democratic Capitalism, del teólogo católico Michael Novak [1], así como Two Cheers for Capitalism, del periodista anticomunista Irving Kristol [2].
Cuando Gerald Ford abandona la Casa Blanca en 1976, él y una docena de sus colaboradores pasan a ser personal asalariado del Instituto [3].
En la oposición, el American Enterprise Institute demuestra ser una formidable máquina de guerra para los republicanos, a pesar de que sufre la competencia de la nueva Fundación Heritage, con menos prestigio pero con mayor capacidad de reacción [4], y del Institut Cato. William J. Baroody Senior muere en 1979, poco tiempo antes de la llegada de Reagan a la Casa Blanca.
Su hijo, Baroody Junior, trata de continuar su obra, pero los financiamientos se dispersan entre asociaciones competidoras. El AEI pierde sus medios y su influencia. Trata de separarse de sus rivales reajustando su posición en un marco más moderado. La crisis llega a su clímax en 1986, cuando las fundaciones de extrema derecha Olin y Smith Richardson, al considerar que el Instituto se mueve hacia el centro, le retiran su apoyo financiero.
Baroody Jr. Se ve entonces obligado a renunciar mientras que el AEI se hunde en una mar de deudas.
Baroody Jr. Se ve entonces obligado a renunciar mientras que el AEI se hunde en una mar de deudas.
Christopher DeMuth, un jurista de los equipos Nixon y Reagan, asume la dirección del Instituto y restablece la línea dura. Le tomará cuatro años equilibrar la situación financiera. Se dedica en especial a desarrollar el Foro Mundial que Gerald Ford organiza cada año en Beaver Creek (Vail Valey, Colorado).
Es allí, a puertas cerradas, donde se orquestan las grandes intrigas del Partido Republicano. La edición de 2004 reunió en un fin de semana (16-19 junio 2004) a un centenar de personalidades cuidadosamente escogidas. En torno al vicepresidente Dick Cheney, se debatió mucho acerca de la estrategia electoral en la campaña presidencial en curso. Es durante esa reunión que el director de la Reserva Federal prestó juramento ante el vicepresidente por su quinto mandato consecutivo [5].
- Algunos investigadores del American Enterprise Institute: (de izquierda a derecha) Richard Perle, Michael Novak, Michael A. Ledeen, Newt Gingrich, Charles Murray, Lynne Cheney, Joshua Muravchik y Danielle Pletka.
La sombra de Dick Cheney
Con un presupuesto en 2002 de 18 millones de dólares, el American Enterprise Institute cuenta ya con 75 investigadores y una cantidad semejante de personal administrativo. Entre las estrellas del AEI se encuentran Lynne V. Cheney (esposa de Dick), Elisabeth Cheney (hija de Dick) [6], David Frum (ex redactor de los discursos de George W. Bush) [7], Newt Gingrich (ex presidente de la Cámara de Representantes), Jane Kirkpatrick (embajadora en Ginebra) y, sobre todo, Richard Perle (consejero del Departamento de Defensa).
Entre los expertos, citamos a algunos autores bien conocidos por los lectores de nuestra sección Tribunas Libres Internacionales: Reuel Marc Gerecht, partidario de una intervención en Irán; Michael A. Leeden (ex miembro de la Logia P2), siempre dispuesto a elogiar la política israelí; Joshua Muravchik, listo para exportar la democracia por la fuerza; Danielle Pletka, en busca de una nueva aventura militar; etc.
La evolución del AEI hacia la extrema derecha se hace pública a mitad de los años 90 con la publicación de dos obras. The Bell Curve [8], de Richard Murray, teoriza la predisposición genética de los negros a cometer delitos y justifica las políticas de encarcelación masiva. The End of Racism [9], de Dinesh D’Souza, afirma que la esclavitud de los negros no fue una práctica racista, sino una reacción social para enmarcar sus patologías.
La obra prosigue denunciando el antirracismo, que considera más peligroso que el propio racismo.
La obra prosigue denunciando el antirracismo, que considera más peligroso que el propio racismo.
En 1996, el American Enterprise Institute se preocupa por la demora en la realización del plan Baker para Europa. Los Estados de Europa Central y Oriental se esfuerzan por adaptarse al capitalismo y por integrarse a la OTAN y a la Unión Europea. En cuanto a Europa Occidental, parece reticente a las reformas, en particular Francia, que acaba de rechazar escandalosamente los proyectos Juppé.
Esta demora general aplaza considerablemente la fusión de la ALENA y de la Unión Europea en el seno de una gran zona de libre intercambio trasatlántico. Para activar el proceso, el Instituto convoca una gran conferencia en Praga (10-12 de mayo de 1996) y funda la Nueva Iniciativa Atlántica (NAI).
Esta asociación satélite es copresidida por Henry Kissinger [10] y Lane Kirkland (secretaria general de AFL-CIO) [11]. Es patrocinada por Vaclav Havel, Margaret Thatcher, Helmut Schmidt, Leszek Balcerowicz y George Shultz. De inmediato se gana el apoyo de las más importantes figuras republicanas en el ejército, la política y las finanzas.
En cuanto a Francia, participan en ella Alain Besançon [12], Paul Fabra, Emmanuel Leroy-Ladurie [13], Henri Lepage, Georges Liébert [14], Pierre Manent [15], Luc de La Barre de Nanteuil, Jean-François Revel, y más tarde Alain Madelin [16] y Pierre Hassner.
A partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001, la Nueva Iniciativa Atlántica multiplica sus reuniones y publicaciones sobre los supuestos «conspiracionismo» y antisemitismo de los europeos, la profundización del foso trasatlántico, es decir entre europeos y estadounidenses, etc.
Por último, el American Enterprise Institute aloja en sus locales al think-tank [centro de investigación, propaganda y divulgación de ideas, generalmente de carácter político. N del T] electoral de George W. Bush: el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano (PNAC), presidido por William Kristol (hijo de Irving) y dirigido por Gary Schmitt.
Es ahí donde se elaboró, dirigida a los donantes de la campaña, la versión explícitamente imperialista del programa de Junior. Es también ahí donde se preparó durante tiempo la invasión a Irak [17].
De ese modo, resulta totalmente lógico que el 26 de febrero de 2003 el presidente George W. Bush escogiera la cena de gala anual del American Enterprise Institute para revelar su programa de conquista de Irak y la creación de una zona de libre intercambio en el Medio Oriente.
[1] The Spirit of Democratic Capitalism.
[2] Two Cheers for Capitalism. Sobre Irving Kristol, ver: «Quand la CIA finançait les intellectuels européens», por Denis Bonneau, Voltaire, 27 de noviembre de 2003.
[3] En especial Arthur Burns, Robert Bork, Laurence Silberman, Antonin Scalia, James C. Miller III, John Snow, Rudolph Penner y David Gergen.
[4] «La Fundación Heritage: «listo para pensar», Voltaire, 27 de febrero de 2005.
[5] Greenspan sworn in by Cheney, UPI, 21 de junio de 2004.
[6] «Le dispositif Cheney» texto en francés, por Thierry Meyssan, Voltaire, 6 de febrero de 2004.
[7] «Le programme des faucons pour 2004» texto en francés, por Thierry Meyssan, Voltaire, 25 de diciembre de 2003.
[8] The Bell Curve
[9] The End of Racism
[10] «Le retour d’Henry Kissinger» texto en francés, por Thierry Meyssan, Voltaire, 28 de noviembre de 2002.
[11] Ver la investigación de Paul Labarrique en Voltaire: «¿AFL-CIO o AFL-CIA?», 19 de enero de 2005; y «1962-1979: La AFL-CIO y la contrainsurgencia sindical», 19 de enero de 2005.
[12] «La face cachée de la Fondation Saint-Simon» texto en francés, por Denis Bonneau, Voltaire, 10 de febrero de 2004.
[13] Saint-Simon, op.cit.
[14] Saint-Simon, op.cit.
[15] Saint-Simon, op.cit.
[16] «Madelin et Lellouche contre Chirac» texto en francés, Voltaire, 15 de abril de 2003.
[17] «La planification secrète de l’invasion de l’Irak», por Thierry Meyssan, Voltaire, 9 de marzo de 2004
Red Voltaire: http://www.voltairenet.org/article124196.html
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