domingo, 2 de junio de 2013

La OEA y el informe marítimo, una puesta al día

 

Morales pide a Carter su respaldo en el conflicto marítimo con Chile

El presidente de Bolivia se reúne con el mandatario demócrata en EE UU para reforzar su reclamación de una salida al Pacífico

El País de España:
 
Evo Morales y Jimmy Carter este lunes en Bolivia. / Joe Lirauze (EFE)




Jimmy Carter aboga por solución pacífica al conflicto entre Chile y Bolivia (21 mayo, 2013) By

Jimmy Carter se reunió este lunes con Evo Morales, para conocer detalles de la demanda que La Paz introdujo contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, cuyo objetivo es encontrar una solución definitiva a la demanda marítima de Bolivia.
El expresidente de Estados Unidos Jimmy Carter (1977-1981) manifestó este lunes su deseo de interceder “personalmente” para que Bolivia y Chile restablezcan relaciones diplomáticas y, junto a Perú, resuelvan pacíficamente la mediterraneidad boliviana, país que reclama su derecho a atener una salida al mar, en este caso al Oceano Pacífico.
Carter se reunió en Atlanta (sur de EE.UU.) con el mandatario boliviano, Evo Morales, quien explicó al Premio Nobel de la Paz 2002 la demanda que La Paz ha introducido contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, cuyo objetivo es encontrar una solución definitiva a un interés hemisférico, en relación al derecho de Bolivia de retornar al mar.
“Yo, personalmente, apoyaré el proceso y espero que mi país y otros gobiernos apoyen el proceso para lograr un acuerdo pacífico”, expresó el Mandatario norteamericano tras concluir el encuentro.
Asimismo, Carter calificó de “muy bueno” para la región la solución del longevo diferendo boliviano chileno que hace un mes saltó del diálogo bilateral de décadas a los estrados del Tribunal de La Haya, en los Países Bajos.
“Le dije (a Morales) que sería muy bueno para el continente, especialmente para Bolivia, Chile y Perú que esto logre resolverse”, enfatizó Carter, abogando así por el entendimiento entre las tres naciones suramericanas, así como ya lo hizo en 1978, cuando era Presidente de la nación del norte.
“Le repetí (a Morales) mis sentimientos e ideas de cuando yo estaba en la Casa Blanca (..) Mi esperanza es que en el futuro veamos la buena fe y las negociaciones pacíficas se lleven a cabo”, precisó.
Morales visitó a Cartes para conocer su experiencia en la negociación que derivó en la entrega a los panameños de la gestión del Canal de Panamá. “Nuestro interés es conocer detalles de la devolución de Estados Unidos del canal de Panamá en 1999”, expresó antes del viaje.
El Canal de Panamá fue inaugurado el 15 de agosto de 1914, y no fue entregado por Estados Unidos a Panamá sino hasta el 31 de diciembre de 1999, en cumplimiento de los tratados firmados en 1977 por el entonces presidente panameño Omar Torrijos y el mismo Carter.
Bolivia perdió su acceso al Océano Pacífico, 400 kilómetros de costa y 120 mil kilómetros cuadrados de superficie, en una guerra que sostuvo contra Chile en 1879. Ambas naciones mantienen suspendidas sus relaciones diplomáticas desde 1962, aunque las restablecieron entre 1975 y 1978.
Desde entonces, La Paz reclama una salida soberana al Pacífico que Santiago rechaza, afirmando que ambos países firmaron en 1904 el Tratado de Paz y Amistad que definió los límites fronterizos bilaterales.
Fuente: EFE


 

Mi comentario:

El gobierno de Evo Morales ha cometido los errores que le habían sido advertidos. Desde la Cancillería, la inseguridad, falta de liderazgo e incontinencia verbal de David Choquehuanca; desde la Presidencia, Evo Morales desaprovechó una inmejorable oportunidad para quedarse callado y hacer buenos amigos con discreción, sin ponerlos en aprietos: viajó a los Estados Unidos para entrevistarse con el ex presidente Jimmy Carter y reafirmar el apoyo y la comprensión que ha mostrado hacia los derechos de Bolivia y su enclaustramiento marítimo. Pero no satisfecho con habernos arruinado la sorpresa a los bolivianos y haber advertido al adversario para que haga lo suyo, Evo visitó la tumba del líder religioso anti segregacionista Martin Luther King y en una muestra de total falta de perspicacia política -por no decir falta de tacto y descortesía con el dueño de casa- realizó una proclama anti estadunidense y poco menos que un llamado a la Revolución Mundial Anticapitalista, cual Fidel Castro... 50 años atrás... Así las cosas, no extraña que la capacidad ofensiva de la diplomacia boliviana se haya visto reducida, al grado de no ser capaz ni de persuadir a sus "aliados incodicionales" del ALBA, que ya en vida de Hugo Chávez había desahuciado el tema gracias a la brillante lucidez del anti imperialista Alvaro García Linera y su sentido patrio. Más preocupado por su re elección, Evo Morales probablemente seguirá partidizando el tema marítimo hasta casarlo con su destino político personal, para así mejor dividir a los bolivianos y evitarle los esfuerzos a la diplomacia chilena y los duros del Pinochetismo igualmente en campaña. A continuación, dos artículos de especialistas que opinan al respecto.

Mientras llega la Asamble de la OEA en Guatemala, que Dios nos garre confesados.

-Franklin Farell  

 

El informe marítimo en la OEA

El tema marítimo podía no haber sido retirado de la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos con objetivos meramente informativos y no para tratar de tener un voto resolutivo favorable.


La Razón / Karen Longaric
00:00 / 02 de junio de 2013

Durante más de 30 años Bolivia mantuvo el tema marítimo en la agenda de la Asamblea General de la Organización de Estados Americano (OEA), organismo que en variadas resoluciones exhortó a Chile y a Bolivia a realizar negociaciones encaminadas a dar a este último una conexión territorial libre y soberana con el océano Pacífico.
El 31 de octubre de 1979, sobre la base de negociaciones políticas y diplomáticas verdaderamente encomiables, conducidas y ejecutadas directamente por el entonces presidente de Bolivia, Wálter Guevara Arze, el canciller Gustavo Fernández Saavedra y el representante permanente ante la OEA, Gonzalo Romero, La Paz logró el apoyo contundente a la demanda marítima de los países del hemisferio a través de una resolución histórica para los bolivianos, que declaró “de interés hemisférico permanente encontrar una solución equitativa por la cual Bolivia obtenga acceso soberano y útil al océano Pacífico”.
Bolivia conservó ese respaldo inclusive en épocas de dictadura (1980 y 1981). A partir de 1982, la Asamblea de la OEA otorgó a las partes la facultad de solicitar la inclusión del tema marítimo en los siguientes periodos de sesiones, a objeto de informar del avance de las negociaciones propiciadas por este organismo.
En 1983, la Asamblea aprobó por aclamación y con el respaldo de Chile la Resolución 668,  reiterando la necesidad de encontrar una fórmula que haga  posible dar a Bolivia una salida soberana al océano Pacífico, sobre bases que consulten las recíprocas conveniencias y los derechos e intereses de las partes involucradas.
Sin embargo, en la reunión de 2012 celebrada en Cochabamba, frente al asombro de todos los bolivianos, perdimos el respaldo obtenido en 1979 y sostenido durante 33 años. Los países que invariablemente nos brindaron su incondicional apoyo dieron un viraje abrupto y optaron por apoyar la tesis chilena, que asigna carácter bilateral a la solución del conflicto.
Ni siquiera los países del Alba (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) respaldaron al país y el Gobierno boliviano exhibió la derrota como si fuera un éxito.Al cabo de un año, la Cancillería boliviana sorprende nuevamente al país, esta vez con la ingrata noticia de la exclusión del tema marítimo de la  agenda de la próxima Asamblea de la OEA a realizarse en Guatemala. 
Sobre esta noticia hay dos versiones: por un lado, Chile atribuye el retiro del tema a la excelente gestión desplegada por su diplomacia ante las cancillerías de los países signatarios de la OEA, los que se habrían comprometido a apoyar la eliminación del tema boliviano de la agenda de Guatemala. Del otro, la Cancillería boliviana sostiene que dicho retiro obedece a una decisión gubernamental soberana, emergente de la judicialización del tema, radicado ya en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. Asimismo, las autoridades del Gobierno aseguran la reposición posterior del informe marítimo en la agenda de la OEA y afirman que Bolivia podrá seguir efectuando su reclamo ante la comunidad internacional.
Ambas declaraciones son relativas: Chile ha manifestado que de acuerdo con el Estatuto de la Corte  y la Carta de la OEA, Bolivia se encuentra inhibida de impulsar otros mecanismos de solución de controversias en forma paralela a la solicitud planteada en la Corte. En tal caso no podría recurrir ni a mediaciones ni a negociaciones directas. 
En realidad, es el Pacto de Bogotá que en su artículo IV dispone que, iniciado uno de los mecanismos pacíficos (buenos oficios y mediación, investigación y conciliación, vía judicial o arbitraje), no podrán instaurarse otros procedimientos antes de terminar aquél. Esta disposición se  complementa con el artículo XIV que prohíbe la mediación de los estados partes estando la controversia sujeta a otro de los procedimientos establecidos en el Pacto.
Al respecto, habría que analizar si la sola lectura del informe marítimo en el plenario de la OEA infringía o no las citadas disposiciones, en lo cual amerita también determinar cuál es el rol de la OEA en este asunto: ¿brinda sus buenos oficios, es mediadora, investiga o es conciliadora?
Respecto a la negociación directa, ésta no cabe en la restricción mencionada. La negociación es el único mecanismo de solución pacífica de disputas que puede intentarse y activarse en cualquier estado del conflicto, inclusive cuando éste se encuentra en sede judicial o en sede arbitral. En tal situación, si las partes deciden intentar la solución negociada y llegan a un acuerdo, el tribunal  judicial aceptará la voluntad de las partes vía desistimiento conjunto. Si se trata de un tribunal arbitral, éste validará el acuerdo en el laudo final.
Volviendo a la exclusión del informe boliviano, no hay duda de que la Asamblea General de la OEA ha sido el escenario más importante para el tema marítimo. Sin embargo, no fue posible conseguir que este organismo logre persuadir a Chile a honrar las resoluciones emitidas. No obstante, Bolivia no declinó jamás, persistió y año tras año presentó ante el plenario de la OEA un informe inherente al estado de las negociaciones, informando al hemisferio de la renuencia de Chile a negociar y de su inobservancia al mandato  de la OEA. 
Considero que Bolivia pudo llevar  nuevamente el tema a la OEA. Las  numerosas resoluciones de la Asamblea otorgan a las partes la posibilidad de informar anualmente del avance de las negociaciones. Todo parecía indicar que éste era el escenario propicio para participar al continente y a la OEA de la decisión de Bolivia de llevar el asunto a los estrados internacionales, decisión forzada por la renuencia de Chile a negociar, conforme lo había dispuesto la OEA.
Se trataba estrictamente de informar, no de intentar un voto resolutivo,  extremo que posiblemente vulneraría la restricción establecida en el Pacto de Bogotá. El escaso conocimiento sobre el tema y la improvisación han lastimado una vez más la sensibilidad nacional. El camino en la Corte Internacional de Justicia será largo y complicado. Ojalá la improvisación no gane la batalla. La Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (Diremar) y la Cancillería boliviana deben estar preparadas para enfrentar ese desafío.




El mar y la agenda de la próxima Asamblea de la OEA

La Resolución de 1979 tiene plena vigencia y los triunfalismos de Chile sobre su supuesto ‘éxito diplomático’ al retirar Bolivia el tema marítimo para la próxima Asamblea de la OEA son falsos. El artículo desenmascara la impostura chilena y la verticalidad de que haya anticipado lo que otros países piensan sobre el asunto, antes de que esos Estados lo hagan.




La Razón / Javier Murillo de la Rocha
00:00 / 02 de junio de 2013

El incidente suscitado en torno a  la inclusión o no del tema marítimo en la próxima Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el tono prematuramente triunfalista del comunicado de la Cancillería de Chile al respecto requieren de algunos comentarios para situar el problema en su perspectiva correcta.
Cabe hacer notar, en primer término, que una resolución aprobada por la Asamblea General sólo puede ser anulada siguiendo el mismo procedimiento y ante la instancia que la adoptó, es decir, sometiendo a votación un nuevo proyecto que modifique o anule la anterior. Pero, en ningún caso, mediante acciones libradas a la decisión de un órgano de menor jerarquía, como es la Comisión Preparatoria, en la que Chile planteó el caso, en un reflejo nervioso y precipitado que, aparentemente, habría contagiado a nuestra Misión Permanente. En resumen, la citada comisión no tiene atribuciones para eliminar el tratamiento de ningún asunto que esté respaldado por una resolución de la Asamblea.
Más allá del incumplimiento manifiesto de los plazos, procedimientos y mandato a los que debe sujetarse la Comisión Preparatoria que elabora el proyecto de agenda para las deliberaciones de la Asamblea, que seguramente ha actuado bajo la “imparcialidad” que garantiza el Secretario General de la Organización, es pertinente realizar ciertas puntualizaciones sobre el fondo de este importante asunto.
Como se sabe, desde que se logró, mediante una exitosa gestión diplomática, que la Asamblea General de la OEA aprobara la Resolución 989, el 18 de noviembre de 1989, el Informe sobre el Problema Marítimo de Bolivia se convirtió en tema permanente de todos los periodos de sesiones de dicha Asamblea. Se consolidó de esta forma el apoyo a la causa marítima de Bolivia a partir de la célebre resolución de 1979, causa que fue declarada, a la vez,  de interés hemisférico.
Los argumentos esgrimidos  por Chile ante la indicada comisión son inconsistentes. Más allá de la tediosa repetición de que se trata de un asunto bilateral y que por lo tanto la OEA no tiene competencia sobre el mismo, nadie iba a promover, como sostiene la diplomacia de Santiago, debates o pronunciamientos de los Estados que podrían incidir en la demanda presentada ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Este argumento se desarrolla en el comunicado triunfalista enfatizándose que una vez que esta cuestión ha sido sometida al conocimiento de un sistema de solución de controversias, su tratamiento debe mantenerse al margen de otros mecanismos y organizaciones.
En otros términos, Bolivia no podría, en concepto de Chile, abordar el tema marítimo en ningún ámbito de concertación ni mediante tratativas directas mientras dure el proceso ante la CIJ.
Esta atropellada afirmación contradice lo que consagra el Reglamento de la Corte, en su artículo 88, el cual abre la posibilidad para que las partes lleguen “a un arreglo amistoso,” antes de que se haya pronunciado con el fallo definitivo sobre el fondo del contencioso. Aquí cabe una afirmación y una pregunta: la Corte no se opone ni interfiere con mecanismos e iniciativas que pudieran llevar a un acuerdo amistoso. De lo contrario, ¿cómo podría alcanzarse el mismo si queda vedado para las partes cualquier otro procedimiento o mecanismo de concertación que permitan concretar el referido acuerdo? Pretender que de ahora en adelante Bolivia no podrá ni siquiera referirse al tema, porque así lo dispone la Corte, responde, a todas luces, al propósito largamente perseguido por Chile de acallar los legítimos reclamos de nuestro país para resolver su enclaustramiento.
No en vano la declaración del Gobierno de Santiago enfatiza en que el incidente comentado “pone término a décadas de un tratamiento injustificado de la aspiración marítima de Bolivia en la OEA”.
Pero hay más: en el malhadado comunicado que comentamos se afirma que los argumentos expuestos por Chile ante la tantas veces citada comisión recibió una amplia acogida a sus puntos de vista, “que le permitió llegar con un sólido y mayoritario respaldo a la reunión.”  La pregunta es ¿desde cuándo los Estados representados ante la OEA endosan sus votos, que es expresión   de su soberanía, a uno solo de los miembros del organismo, en este caso Chile, y lo facultan para declarar en su representación sobre decisiones que únicamente pueden manifestarse  cuando se las somete formalmente a votación en el marco de la Asamblea General? Nos imaginamos que esta declaración pública del Gobierno de Chile, que pretende anticipar cómo se habrían pronunciado los países miembros, incurre en aspectos de soberanía indelegables de los Estados, lo cual ha debido causar indignación entre éstos.
En suma, a pesar de las elaboradas argucias de la diplomacia chilena, nadie podrá impedir que Bolivia presente un informe al 43 periodo ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA, precisamente, porque tiene la obligación de hacerlo desde el momento en que la solución del problema marítimo de Bolivia ha sido declarada de interés hemisférico y porque se ha tomado un nuevo rumbo a partir del 24 de abril. El país y los Estados que constituyen la OEA estarán pendientes de ese informe.
La Resolución 989 tiene plena vigencia, lo mismo que las diez que la precedieron, que traducen la importancia que los Estados miembros del sistema le han otorgado a esta controversia internacional, pendiente de solución, y porque al margen de los frenéticos esfuerzos de Chile por sacar el tema de la agenda, no se conoce criterio alguno que lleve a pensar que los países que conforman el organismo regional habrían cambiado de actitud sobre el problema marítimo, porque los apoyos a las causas justas que deben promoverse desde ese ámbito no prescriben, y porque los asuntos vitales como la solución al enclaustramiento geográfico que nos afecta no se resuelven porque alguien quiera  borrarlos de una agenda.
Llevar la cuestión marítima a la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia no es un acto inamistoso y confirma la tradición internacional de Bolivia de optar siempre por la solución pacífica de las controversias. El prestigio de las naciones no se mide por el PIB ni por los éxitos económicos, sino por la voluntad que demuestren para honrar sus compromisos, reparar daños y superar injusticias, por su aporte a la convivencia solidaria entre pueblos vecinos y la construcción de un ambiente estable de paz, como el fundamento irreemplazable para proyectar la unidad continental.

Animal Político, La Razón: http://www.la-razon.com/suplementos/animal_politico/mar-agenda-proxima-Asamblea-OEA_0_1843615675.html





Piñera supo días antes la base jurídica de la demanda

Duda. El Presidente chileno fue el primero en hablar de los ‘derechos expectaticios’. Esto genera inquietud
Santiago. El presidente de Chile, Sebastián Piñera (centro), flanqueado por los excancilleres.
Santiago. El presidente de Chile, Sebastián Piñera (centro), flanqueado por los excancilleres. AFKA.
La Razón / Luis Mealla, Iván Bustillos / La Paz
02:14 / 04 de mayo de 2013
Dos días antes de que la comisión boliviana presentara la demanda contra Chile en La Haya, el presidente Sebastián Piñera afirmó que la causa se basaría en “derechos expectaticios”, esto es, la base jurídica de la causa que planteó el país. Legisladores piden indagar cómo supo.
El 22 de abril, en declaraciones a la prensa chilena, el presidente Piñera había dicho: “Creo que Bolivia no va a impugnar el Tratado de 1904, porque no puede hacerlo por haber suscrito el Tratado de Bogotá (de 1948)”.
El 24 de abril, luego de haber presentado la demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el canciller David Choquehuanca, en un comunicado de prensa, confirmó el hecho: “Esta solicitud (el pedido a la Corte para que obligue a Chile a negociar la salida soberana al mar) no se basa en el Tratado de 1904”.
El mismo 22, Piñera añadió: “Lo que van a tratar de decir (los bolivianos) es que se crearon derechos después del año 1948 y eso van a pretender llevarlo a La Haya, pero ¿qué tipo de derechos? Lo que ellos llaman ‘derechos expectaticios’”.
Si bien en la demanda marítima explícitamente no se habla de los “derechos expectaticios”, en un documento gubernamental al que tuvo acceso La Razón el mismo día de la presentación de la demanda (24 de abril), se destaca que la base jurídica del documento son los “derechos expectaticios” que “se refieren a ‘promesas incumplidas’ por parte de Chile”.
Derecho. En declaración a Erbol el 28 de abril, el agente de Bolivia ante La Haya, Eduardo Rodríguez Veltzé, aclaró que el derecho expectaticio no es parte del derecho común (de ahí que no se lo pueda usar en la relación, por ejemplo, de un noviazgo, como se caricaturiza en medios chilenos), sino sobre todo parte del derecho internacional:
“El derecho internacional estableció que cuando un Estado realiza ofrecimientos o se hacen gestiones conducentes a mejorar la relaciones o salvar injusticias, o superar diferencias, esa serie de acontecimientos genera estos derechos que pueden ser reclamables ante una corte. Ésa es la idea que fundamenta parte de la demanda”. Con respecto a que en Chile, días antes de la presentación en La Haya, se sabía el concepto jurídico de la demanda boliviana, el periódico La Tercera del 24 de abril dio más luces:
  Aunque el Gobierno boliviano mantuvo en reserva la demanda, relata La Tercera “hace un mes, en la reunión con exmandatarios y excancilleres bolivianos, Morales les adelantó que la presentación se basará en presuntos compromisos incumplidos por Chile. El eje de la demanda, dicen fuentes bolivianas (“fuentes paceñas”), serán las ‘expectativas’ que generó Chile con el pueblo boliviano para acceder con soberanía al océano Pacífico”.
Consultado sobre esto, el diputado Héctor Arce fue enfático en descartar cualquier filtración de información hacia Chile, por lo menos de parte del equipo que elaboró la demanda. “Se han mantenido los máximos cánones de seguridad”, destacó.
“Yo creo que ellos también han ido descartando hipótesis y por algunas consultas, algún asesor internacional, no se puede acusar a nadie. Posiblemente han inferido, no creo que haya habido información. Creo que más bien ha habido una deducción”, dijo.  Los senadores por Convergencia Nacional, Marcelo Antezana, y por el Movimiento Al Socialismo, Julio Salazar, coincidieron en que de todos modos se debe investigar el hecho.
Reunión de Cancilleres amazónicos
Encuentro
Cancilleres de los ocho países amazónicos participaron de la XII Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), en El Coca, Ecuador.
Aporte
Bolivia logró la aprobación de cuatro resoluciones sobre: Cambio Climático, Objetivos del Desarrollo Sustentable, Soberanía Alimentaria, y Participación Efectiva de las Poblaciones Amazónicas.
Excancilleres de Chile harán seguimiento de la demanda
Tras un encuentro de aproximadamente hora y media, el presidente de Chile Sebastián Piñera y el consejo de exministros de Relaciones Exteriores de ese país acordaron hacer un seguimiento permanente al curso de la demanda que presentó Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya.
La decisión fue expresada no obstante la coincidencia de criterios en sentido de que la acción boliviana carece de fundamento jurídico, posición que ya había sido expresada por el Gobierno chileno el mismo día en que Bolivia presentó la demanda.
“El Presidente nos entregó toda la información y nos pidió que pudiésemos entregar nuestra opinión sobre esta demanda que ya conocemos. Y nos vamos a mantener permanentemente en contacto, porque se trata de una política de Estado”, declaró la excanciller Soledad Alvear.

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