martes, 14 de abril de 2015

Galeano y el mar


Aliado de la causa marítima

Recomendó que ‘El libro del mar’ debió titularse ‘El libro del mar robado’, en febrero
Despedida. Eduardo Galeano recibe una copia de ‘El libro del mar’, de manos del presidente Evo Morales, el 26 de febrero en Montevideo.
Despedida. Eduardo Galeano recibe una copia de ‘El libro del mar’, de manos del presidente Evo Morales, el 26 de febrero en Montevideo. ABI.
La Razón (Edición Impresa) / ABI / La Paz
04:55 / 14 de abril de 2015
El escritor uruguayo Eduardo Galeano brindó, en su última declaración pública, un espaldarazo a la causa marítima boliviana al señalar en su casa en Montevideo, que El libro del mar, con que Bolivia difunde su derecho soberano a una costa, debería intitularse El libro del mar robado. La sugerencia se la formuló al presidente boliviano Evo Morales, que le visitó el 26 de febrero.
Ese jueves, Morales compartió un desayuno con Galeano y su familia, oportunidad en la que le entregó al escritor el documento. El autor, que mantuvo a lo largo de sus años de escritor una fascinación por Bolivia, acentuada desde que Morales se instaló en el Palacio de Gobierno, en 2006, sugirió que ese documento debía denominarse El libro del mar robado, haciendo referencia a la invasión chilena de la que fue víctima Bolivia en 1879, cuando quedó mediterránea.
Aseveró ese día que “Bolivia es un ejemplo de dignidad para Latinoamérica”. “La última aparición pública del escritor tuvo lugar a finales de febrero de este año y fue para recibir al presidente de Bolivia, Evo Morales. El mandatario visitó Montevideo con motivo del cambio de mando entre José Mujica y el ahora presidente Tabaré Vázquez. En las fotos, Galeano aparecía delgado y sonriente, mientras recibía un libro de manos de Morales con los argumentos bolivianos para exigir una salida al mar, un libro que bautizó como el Libro del Mar Robado”, señala un despacho de su editorial El País de España.
En La Paz, el gobernante de Bolivia lamentó profundamente la muerte del prolífico escritor, en una misiva enviada a su colega uruguayo Tabaré Vázquez. “En momentos de desconsuelo como éste, ante tal partida, no se puede sino agradecer a Galeano por su inquebrantable lucha por la justicia social y mejores días para nuestra gente”. De acuerdo con el Mandatario, el legado de Galeano será “imborrable” en Bolivia; indicó que inspirará a los pueblos a seguir luchando por la libertad.
“Como muy pocos, cuando era más fácil callar, tuvo la valentía de denunciar al imperialismo y mostrar que a pesar de su intento de dejar eternamente abiertas las venas de América Latina, al punto de buscar quitarle su dignidad, esta región se mantuvo integra”, agregó en la epístola póstuma. El presidente de la Cámara de Senadores, José Gonzales, lamentó el fallecimiento del autor, a quien calificó de aliado a la demanda marítima de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia.
Un seguidor de Morales
Fascinado
Eduardo Galeano no ocultaba su fascinación por Bolivia y por el gobierno liderado por Evo Morales, de quien era su amigo. Incluso vino para su primera posesión como presidente, en 2006, tanto a la ceremonia originaria que se llevó a cabo en Tiwanaku como al acto en la ciudad de La Paz. 

Murió Galeano, cronista de la contrahistoria de Latinoamérica

Luto. El uruguayo falleció en un hospital de Montevideo, tras sufrir varias recaídas
Ícono. Eduardo Galeano es el autor del libro ‘Las venas abiertas de América Latina’, publicado en 1971.
Ícono. Eduardo Galeano es el autor del libro ‘Las venas abiertas de América Latina’, publicado en 1971. AFP.
 
La Razón (Edición Impresa) / EFE / Redacción Internacional
05:11 / 14 de abril de 2015
 
El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, fallecido ayer a los 74 años, era una de las voces más críticas de la literatura latinoamericana y entre sus numerosas obras destaca Las venas abiertas de América Latina, toda una declaración de principios y su libro más leído.
Un texto que apareció en 1971 y que es por derecho propio uno de los clásicos de la literatura política en castellano, en el que analizaba con precisión la historia del continente hasta ese momento. Tenía poco más de 30 años cuando lo publicó pero ya tenía una carrera consolidada, que empezó precozmente en 1963 con Los días siguientes, que apareció cuando el autor contaba con solamente 23 años.
Eduardo Germán María Hughes Galeano nació el 3 de septiembre de 1940 en Montevideo en una familia acomodada, hijo de Eduardo Hughes Roosen y de Licia Esther Galeano Muñoz, de quien tomó el apellido para su carrera literaria. Se introdujo en el mundo del periodismo con 14 años, dibujando caricaturas políticas, cuando Uruguay era conocido como la “Suiza de América” (un presidente de ese país, Luis Batlle, bromeaba diciendo que Suiza era el Uruguay de Europa). Firmaba como Gius y fue parte de la mítica revista Marcha.
Posteriormente fue redactor jefe del semanario (1961-1964), una publicación en la que colaboraron nombres como el peruano Mario Vargas Llosa y el uruguayo Mario Benedetti. También fue director del diario Época (1964-1966) y director de publicaciones de la Universidad de Uruguay (1964-1973). Ese último año se exilió en la ciudad de Buenos Aires, donde fundó la revista Crisis, que también dirigió.
“Me fui de Uruguay porque no me gusta estar preso y de Argentina porque no me gusta estar muerto”, recordaba en las tertulias con sus amigos. Establecido en Barcelona (España) junto con su esposa Helena Villagra, continuó su obra con un claro acento latinoamericano que no empañó la distancia. Aunque sus ancestros fueron europeos, siempre tuvo una fuerte inclinación por el mundo indígena, de cuya causa fue activo militante.
Su regreso a Uruguay se produjo en 1985, una vez restaurada la democracia. China (1964), Guatemala, país ocupado (1967); Reportajes (1967), Los fantasmas del día del león y otros relatos (1967) y Su majestad el fútbol (1968) fueron sus primeros libros, todos con un gran contenido político.
Una obra que los críticos literarios consideran influenciada por los italianos Cesare Pavese y Vasco Pratolini, los estadounidenses William Faulkner y John Dos Passos y españoles como Federico García Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado, Pedro Salinas y Luis Cernuda. El punto de inflexión en su carrera lo marcó Las venas abiertas de América Latina, que él describía como “una contrahistoria económica y política con fines de divulgación de datos desconocidos”, y por el que obtuvo el Premio Casa de las Américas de Cuba y, dos décadas más tarde (1999), el Premio a la Libertad Cultural de la Fundación Lannan de Estados Unidos, dedicada a promocionar la literatura contemporánea y las artes visuales. Un libro que está ligado a una anécdota: en 2009 el entonces presidente venezolano, Hugo Chávez, le regaló un ejemplar a su homólogo estadounidense, Barack Obama, durante la cumbre de la Unasur (Unión de Naciones Suramericanas).
Estilo. Con un estilo de difícil clasificación, entre la crónica periodística y la erudición histórica, Galeano trazó artesanalmente con, en algunos casos, brevísimos trazos, el perfil de un continente con sus alegrías y tragedias durante más de cinco siglos. Galeano también publicó Vagamundo (1973); La canción de nosotros (1975); Días y noches de amor y guerra (1976) y Los nacimientos (1982), primer volumen de su trilogía Memorias del fuego, formada por Las caras y las máscaras (1984) y El siglo del viento (1986). Después llegaron su ensayo El libro de los abrazos (1989); la novela ilustrada por el grabador brasileño José Francisco Borges Las palabras andantes (1993); El fútbol a sol y sombra (1995); Patas arriba (1998); Bocas del tiempo (2004) y sus relatos Espejos. Una historia casi universal (2008), publicados al año siguiente de que el escritor superase una operación de cáncer de pulmón.
Recibió, entre otros reconocimientos, el Premio Casa de las Américas (1975) por su novela La canción de nosotros" el mismo galardón en la categoría Testimonio en 1977 por Días y noches de amor y de guerra; el American Book (1991) por su trilogía Memorias del fuego; el Córdoba de Comunicación Social (2006); Ciudadano Ilustre de Montevideo (2008); Ciudadano Ilustre por la organización Mercosur (2008) y la Medalla de Oro del madrileño Círculo de Bellas Artes (2009).
Fue miembro del jurado del Tribunal Permanente de los Pueblos (1988), que juzga la política del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), y uno de los promotores de la comisión pro-referéndum de su país contra la ley de punto final (del 16 abril de 1989).
Curiosamente, y a pesar de que la historia latinoamericana está repleta de acontecimientos aciagos, los recreó con amor y con una llamada a la esperanza de lograr un mundo mejor lejos del pesimismo. Aunque nunca ostentó ningún cargo público, sus obras tienen un marcado carácter político aunque no descuidó otra de sus grandes pasiones: el fútbol.
“Yo aprendí hace muchos años que la vida consiste en elegir entre indignos e indignados, y yo estoy siempre con los indignados”, indicó el uruguayo en una entrevista con la agencia EFE en 2013. La definición que hizo de Galeano el líder izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas en México cuando ganó el premio Amalia Solórzano en 2012 es la de un “militante firme por las luchas de la soberanía nacional, la democracia y contra las dictaduras”, a lo que habría que añadir que amaba las revoluciones.
Fue uno de los primeros en apoyar a los zapatistas en México y en mostrar su admiración por el comandante Marcos, las revueltas populares en Oriente Medio y el norte de África le parecieron un “fuego hermoso” y se mostró feliz con el movimiento de los indignados en España, que definió como una “pura vitamina de esperanza”, porque demostraba que “todo puede cambiar”. Y sobre todo respaldó la llegada de la izquierda a los gobiernos de América Latina, un proceso de cambio que definió como “profundo”, “diverso” y “hermoso”, pero a la vez “bastante incomprensibles para el norte del mundo”.
“El miedo amenaza. Si usted ama tendrá sida, si fuma tendrá cáncer, si respira tendrá contaminación, si bebe tendrá accidentes, si come tendrá colesterol, si habla tendrá desempleo, si camina tendrá violencia, si piensa tendrá angustia, si duda tendrá locura, si siente tendrá soledad”, señala en un video. Su filosofía de vida era que “para tener aliento, hay que tener desaliento, para levantarse hay que saber caerse, para ganar hay que saber perder y hay que saber que la vida es así no mas y que te caes y te levantas muchas veces”. El autor murió ayer en un centro hospitalario en el que fue ingresado recientemente debido a una de las muchas recaídas que venía sufriendo últimamente, precisaron fuentes familiares.
Dolores. El último acto público de importancia en el que participó fue la inauguración de la II Bienal del Libro de Brasilia, en febrero de 2014. Desde entonces sus apariciones fueron muy pocas, aunque no dejó de escribir hasta el último momento y de mostrar sus opiniones políticas, futboleras o literarias, cuando le eran requeridas.
“Hay dolores que se dicen callando. Se dicen callando, pero duelen igual. Como nos duele la muerte del Gabo García Márquez”, dijo el 18 de abril del año pasad tras la muerte del escritor colombiano. Y pidió algo que se puede aplicar ahora con su fallecimiento: beber “más de una copa a la salud del saludable Gabo para reírnos juntos, porque vivo seguirá mientras sus palabras vivan y rían y digan”.
Lo dejó mal un cáncer de pulmón
Estado
En 2007, Eduardo Galeano fue intervenido de un cáncer de pulmón y, posteriormente, tuvo épocas en las que su estado pareció restablecerse. No obstante, últimamente había sufrido constantes recaídas.
Influyente
Fue uno de los autores más influyentes de la izquierda y reverenciado por presidentes como el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael Correa o el desaparecido líder venezolano Hugo Chávez.

Bolivianos lo recuerdan como un igualitario y un admirador del país

Era un obsesionado con la lucha antiimperialista y con los gobiernos de izquierda
2006. Eduardo Galeano, a la izquierda, en uno de los balcones del Palacio Legislativo, acompañado por militantes del MAS en la posesión de Evo Morales.
2006. Eduardo Galeano, a la izquierda, en uno de los balcones del Palacio Legislativo, acompañado por militantes del MAS en la posesión de Evo Morales. Fernando Cartagena.
La Razón (Edición Impresa) / Yuri Flores / La Paz
05:00 / 14 de abril de 2015
El escritor uruguayo Eduardo Galeno, quien falleció el lunes, buscaba a través de sus principales obras literarias, como Las venas abiertas de América Latina y Memorias de fuego, la igualdad de los pueblos, principalmente de los latinoamericanos. Tenía una inclinación de izquierda, a pesar de no inmiscuirse directamente con la política, coincidieron el expresidente Carlos Mesa y el periodista Carlos Soria Galvarro.
Las necesidades de los pueblos subyugados y las desigualdades entre los gobernantes y los gobernados inspiraron al uruguayo a escribir sus piezas literarias y hacer conocer al mundo sobre las injusticias que se practican en esta parte del mundo. “Eduardo Galeano era uno de los intelectuales más destacados de América Latina, un hombre comprometido con dos conceptos, con dos ideas: la creación literaria inherente a su vida y la militancia política absolutamente alienada a la izquierda”, puntualizó Mesa a La Razón.  
En esa línea, Soria Galvarro resaltó que Galeano siempre hacía conocer sus observaciones e inquietudes de la forma de gobernar de los “imperialistas”, gobiernos de turno que solo se aprovechaban de los pueblos para enriquecerse. “Él ha estado siempre en una actitud comprometida con los cambios, con las fuerzas de izquierda, ha denunciado las políticas dominadoras, imperialistas, no solo de Estados Unidos, sino de Europa. En su tiempo ha sido un comprometido en la lucha antiimperialista”.
Sectores. El literato tenía una admiración por Bolivia, no solo por los recientes acontecimientos políticos con la llegada del “proceso de cambio” del presidente Evo Morales en 2006, sino por los hechos históricos que envuelven a este Estado desde las épocas colonial y republicana.
Soria Galvarro manifestó que Galeano apreciaba a Bolivia por la lucha de los sectores sociales campesinos e indígenas contra los gobiernos opresores, “su solidaridad con los mineros, el aprecio que le tenía a Domitila (Chungara), en general era un admirador de la lucha del pueblo boliviano y como consecuencia de eso también ha apoyado el proceso”.
Consideró que el autor, a pesar de tener una ideología de izquierda, igual reflejaba en sus obras su posición crítica con aquellos gobiernos que en vez de buscar la justicia para sus congéneres, se aprovechaban de los más humildes y necesitados para buscar sus beneficios personales.
La periodista Patricia Flores, quien tuvo un encuentro grato y ameno en 2010 con el escritor en la ciudad de Montevideo, capital del Uruguay, relató que éste le hizo conocer su alegría por “el proceso que estaba viviendo Bolivia y América Latina”, por los gobiernos de izquierda y por las reivindicaciones de los pueblos de esta parte del continente. 
El uruguayo visitó Bolivia en varias oportunidades. En la década de los 60 y 70 llegó al país y se dirigió a los departamentos de La Paz, Oruro, Potosí y Santa Cruz para obtener información y documentación, para inspirarse en la descripción de las situaciones sociales, económicas, culturales de las naciones sudamericanas en su libro Las venas abiertas de América Latina, sostuvo Mesa.
“Para escribir Las venas abiertas de América Latina él hizo un viaje por varios países y, por supuesto, como una parte fundamental de la obra está vinculada a la época colonial y al Cerro Rico de Potosí, para alimentarse en el terreno en el sitio de su lectura de esa etapa de la historia americana, en este caso (visitó) Potosí, el lago Titicaca o (las ruinas de) Tiwanaku en La Paz”, complementó.
El expresidente de Bolivia y actual vocero de la demanda marítima boliviana rememora que en una de las visitas de Galeano en la década de los 90, aprovechó para realizarle una entrevista exclusiva en el programa De cerca, que fue emitido anoche por la red ATB, como un homenaje y reconocimiento a uno de los intelectuales más destacados de América Latina.
Mientras que Pablo Groux, exministro de Culturas, destacó las visitas del reconocido periodista al Presidente. La primera se remonta hace nueve años cuando Galeano participó de la primera posesión de Morales. “El 22 de enero de 2006 estuvo en La Paz en el acto de posesión junto con un montón de personalidades, me acuerdo que estaba (Ollanta) Humala cuando no era presidente (del Perú) y otros, independientemente de los mandatarios que llegaron”.
Medalla. En 2013, Galeano llegó por última vez a territorio boliviano  para recibir la medalla Juana Azurduy de Padilla por parte de la Universidad Andina Simón Bolívar, de Sucre, en Chuquisaca, el 17 de julio. Un tributo a su aporte a la literatura y a la integración latinoamericana. Un día antes se reunió con Morales en la residencia presidencial de la zona de San Jorge de la sede de gobierno, donde por el lapso de media hora y a puertas cerradas conversaron.
Groux recordó también que Galeano era una persona humilde, sencilla y con la convicción de luchar por los derechos de los pueblos de América Latina. Además tenía un interés por conocer las costumbres, las vestimentas, las culturas y hasta los ritmos musicales de las diferentes etnias bolivianas. Posteriormente, el uruguayo no pudo estar en la última posesión de Morales y le envió una carta: “Esta vez no puedo acompañarte, como quisiera, pero estaré sin estar estando, como siempre a tu lado y en el mismo camino con Bolivia y contigo”,
Soria Galvarro enfatizó la visita de Morales a Galeano en su casa de la capital en Uruguay, Montevideo, en febrero, cuando se encontraba enfermo. Este hecho demostró lo importante que era Bolivia para el escritor y la admiración que tenía por los procesos revolucionarios establecidos en la última década. “En lo que hace a Bolivia, él era muy amigo del país, notable que, por ejemplo, su última actuación pública haya sido recibir a Evo Morales en su casa cuando estaba muy enfermo, ya no es una anécdota, él estaba muy entusiasmado con el proceso boliviano”. 
Recuerdos del autor uruguayo
Tristeza
El exministro de Culturas Pablo Groux recibió con mucha tristeza la noticia del fallecimiento del escritor, y comentó que fue una persona que aportó mucho a la literatura latinoamericana.
Obras
Tras la muerte del escritor, la periodista Patricia Flores, quien se encontró con Eduardo Galeano en Uruguay, remarcó su gran admiración por sus obras escritas.
Vitalidad
Para el expresidente Carlos Mesa, el escritor uruguayo Eduardo Galeano será recordado por haber tenido mucha vitalidad y una facilidad para entablar una conversación con cualquier persona, a quien siempre le demostraba humor y simpatía. Mesa lo recuerda como una persona muy apasionada por Latinoamérica.
Opiniones
Groux: ‘Demostraba calidad, humildad, gentileza’
Para el exministro de Culturas Pablo Groux, las visitas de Eduardo Galeano a Bolivia lo dejaron marcado porque demostraba una imagen de humildad, gentileza, calidad y admiración de quienes de alguna manera tuvieron la oportunidad de estrechar su mano, más aún de quienes leyeron sus obras literarias en las que refleja la lucha de los pueblos por días mejores. 
Mesa: ‘Sus obras reflejaban carencias de los oprimidos’
El expresidente Carlos Mesa indicó que sería una buena idea transcribir y publicar, en medios escritos, la entrevista que él le realizó a Eduardo Galeano en la década de los 90, como un homenaje a un personaje de la literatura latinoamericana que a través de sus obras reflejaba las necesidades y las carencias de los pueblos oprimidos por los gobiernos y por los cuales luchaba.
Soria: ‘Reforzó vínculos entre países y sectores’
Para el periodista Carlos Soria Galvarro, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, con sus obras, brindó muchos conocimientos, aspectos históricos y anecdóticos, creando y reforzando los vínculos entre los países latinoamericanos con los sectores oprimidos, postergados por las dificultades de sus gobiernos. “Él reclama esos derechos de toda esa gente”, sostuvo el también historiador.  
Flores: ‘La gente lo  saludaba con enorme afecto’
En su encuentro con Eduardo Galeano en agosto de 2010, la periodista Patricia Flores resaltó que, a partir de ese momento, se convirtió en una seguidora de las obras del escritor. Sostuvo que cuando se encontró con Galeano pasado el mediodía del 18 de agosto, él vestía una chompa muy abrigadora y de color fucsia, y llevaba una bolsa con pan. “La gente lo saludaba con enorme afecto”.  
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