Aliado de la causa marítima
Despedida. Eduardo Galeano recibe una copia de ‘El libro del
mar’, de manos del presidente Evo Morales, el 26 de febrero en
Montevideo.
ABI.
El escritor uruguayo Eduardo Galeano brindó, en su
última declaración pública, un espaldarazo a la causa marítima
boliviana al señalar en su casa en Montevideo, que El libro del mar, con
que Bolivia difunde su derecho soberano a una costa, debería
intitularse El libro del mar robado. La sugerencia se la formuló al
presidente boliviano Evo Morales, que le visitó el 26 de febrero.
Ese jueves, Morales compartió un desayuno con Galeano y su familia,
oportunidad en la que le entregó al escritor el documento. El autor, que
mantuvo a lo largo de sus años de escritor una fascinación por Bolivia,
acentuada desde que Morales se instaló en el Palacio de Gobierno, en
2006, sugirió que ese documento debía denominarse El libro del mar
robado, haciendo referencia a la invasión chilena de la que fue víctima
Bolivia en 1879, cuando quedó mediterránea.
Aseveró
ese día que “Bolivia es un ejemplo de dignidad para Latinoamérica”. “La
última aparición pública del escritor tuvo lugar a finales de febrero de
este año y fue para recibir al presidente de Bolivia, Evo Morales. El
mandatario visitó Montevideo con motivo del cambio de mando entre José
Mujica y el ahora presidente Tabaré Vázquez. En las fotos, Galeano
aparecía delgado y sonriente, mientras recibía un libro de manos de
Morales con los argumentos bolivianos para exigir una salida al mar, un
libro que bautizó como el Libro del Mar Robado”, señala un despacho de
su editorial El País de España.
En La Paz, el
gobernante de Bolivia lamentó profundamente la muerte del prolífico
escritor, en una misiva enviada a su colega uruguayo Tabaré Vázquez. “En
momentos de desconsuelo como éste, ante tal partida, no se puede sino
agradecer a Galeano por su inquebrantable lucha por la justicia social y
mejores días para nuestra gente”. De acuerdo con el Mandatario, el
legado de Galeano será “imborrable” en Bolivia; indicó que inspirará a
los pueblos a seguir luchando por la libertad.
“Como
muy pocos, cuando era más fácil callar, tuvo la valentía de denunciar al
imperialismo y mostrar que a pesar de su intento de dejar eternamente
abiertas las venas de América Latina, al punto de buscar quitarle su
dignidad, esta región se mantuvo integra”, agregó en la epístola
póstuma. El presidente de la Cámara de Senadores, José Gonzales, lamentó
el fallecimiento del autor, a quien calificó de aliado a la demanda
marítima de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia.
Un seguidor de Morales
Fascinado
Eduardo Galeano no ocultaba su fascinación por Bolivia y por el
gobierno liderado por Evo Morales, de quien era su amigo. Incluso vino
para su primera posesión como presidente, en 2006, tanto a la ceremonia
originaria que se llevó a cabo en Tiwanaku como al acto en la ciudad de
La Paz.
Murió Galeano, cronista de la contrahistoria de Latinoamérica
Ícono. Eduardo Galeano es el autor del libro ‘Las venas abiertas de América Latina’, publicado en 1971.
AFP.
El escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano,
fallecido ayer a los 74 años, era una de las voces más críticas de la
literatura latinoamericana y entre sus numerosas obras destaca Las venas
abiertas de América Latina, toda una declaración de principios y su
libro más leído.
Un texto que apareció en 1971 y que
es por derecho propio uno de los clásicos de la literatura política en
castellano, en el que analizaba con precisión la historia del continente
hasta ese momento. Tenía poco más de 30 años cuando lo publicó pero ya
tenía una carrera consolidada, que empezó precozmente en 1963 con Los
días siguientes, que apareció cuando el autor contaba con solamente 23
años.
Eduardo Germán María Hughes Galeano nació el 3
de septiembre de 1940 en Montevideo en una familia acomodada, hijo de
Eduardo Hughes Roosen y de Licia Esther Galeano Muñoz, de quien tomó el
apellido para su carrera literaria. Se introdujo en el mundo del
periodismo con 14 años, dibujando caricaturas políticas, cuando Uruguay
era conocido como la “Suiza de América” (un presidente de ese país, Luis
Batlle, bromeaba diciendo que Suiza era el Uruguay de Europa). Firmaba
como Gius y fue parte de la mítica revista Marcha.
Posteriormente fue redactor jefe del semanario (1961-1964), una
publicación en la que colaboraron nombres como el peruano Mario Vargas
Llosa y el uruguayo Mario Benedetti. También fue director del diario
Época (1964-1966) y director de publicaciones de la Universidad de
Uruguay (1964-1973). Ese último año se exilió en la ciudad de Buenos
Aires, donde fundó la revista Crisis, que también dirigió.
“Me fui de Uruguay porque no me gusta estar preso y de Argentina porque
no me gusta estar muerto”, recordaba en las tertulias con sus amigos.
Establecido en Barcelona (España) junto con su esposa Helena Villagra,
continuó su obra con un claro acento latinoamericano que no empañó la
distancia. Aunque sus ancestros fueron europeos, siempre tuvo una fuerte
inclinación por el mundo indígena, de cuya causa fue activo militante.
Su regreso a Uruguay se produjo en 1985, una vez restaurada la
democracia. China (1964), Guatemala, país ocupado (1967); Reportajes
(1967), Los fantasmas del día del león y otros relatos (1967) y Su
majestad el fútbol (1968) fueron sus primeros libros, todos con un gran
contenido político.
Una obra que los críticos
literarios consideran influenciada por los italianos Cesare Pavese y
Vasco Pratolini, los estadounidenses William Faulkner y John Dos Passos y
españoles como Federico García Lorca, Miguel Hernández, Antonio
Machado, Pedro Salinas y Luis Cernuda. El punto de inflexión en su
carrera lo marcó Las venas abiertas de América Latina, que él describía
como “una contrahistoria económica y política con fines de divulgación
de datos desconocidos”, y por el que obtuvo el Premio Casa de las
Américas de Cuba y, dos décadas más tarde (1999), el Premio a la
Libertad Cultural de la Fundación Lannan de Estados Unidos, dedicada a
promocionar la literatura contemporánea y las artes visuales. Un libro
que está ligado a una anécdota: en 2009 el entonces presidente
venezolano, Hugo Chávez, le regaló un ejemplar a su homólogo
estadounidense, Barack Obama, durante la cumbre de la Unasur (Unión de
Naciones Suramericanas).
Estilo. Con un estilo de
difícil clasificación, entre la crónica periodística y la erudición
histórica, Galeano trazó artesanalmente con, en algunos casos,
brevísimos trazos, el perfil de un continente con sus alegrías y
tragedias durante más de cinco siglos. Galeano también publicó Vagamundo
(1973); La canción de nosotros (1975); Días y noches de amor y guerra
(1976) y Los nacimientos (1982), primer volumen de su trilogía Memorias
del fuego, formada por Las caras y las máscaras (1984) y El siglo del
viento (1986). Después llegaron su ensayo El libro de los abrazos
(1989); la novela ilustrada por el grabador brasileño José Francisco
Borges Las palabras andantes (1993); El fútbol a sol y sombra (1995);
Patas arriba (1998); Bocas del tiempo (2004) y sus relatos Espejos. Una
historia casi universal (2008), publicados al año siguiente de que el
escritor superase una operación de cáncer de pulmón.
Recibió, entre otros reconocimientos, el Premio Casa de las Américas
(1975) por su novela La canción de nosotros" el mismo galardón en la
categoría Testimonio en 1977 por Días y noches de amor y de guerra; el
American Book (1991) por su trilogía Memorias del fuego; el Córdoba de
Comunicación Social (2006); Ciudadano Ilustre de Montevideo (2008);
Ciudadano Ilustre por la organización Mercosur (2008) y la Medalla de
Oro del madrileño Círculo de Bellas Artes (2009).
Fue
miembro del jurado del Tribunal Permanente de los Pueblos (1988), que
juzga la política del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco
Mundial (BM), y uno de los promotores de la comisión pro-referéndum de
su país contra la ley de punto final (del 16 abril de 1989).
Curiosamente, y a pesar de que la historia latinoamericana está repleta
de acontecimientos aciagos, los recreó con amor y con una llamada a la
esperanza de lograr un mundo mejor lejos del pesimismo. Aunque nunca
ostentó ningún cargo público, sus obras tienen un marcado carácter
político aunque no descuidó otra de sus grandes pasiones: el fútbol.
“Yo aprendí hace muchos años que la vida consiste en elegir entre
indignos e indignados, y yo estoy siempre con los indignados”, indicó el
uruguayo en una entrevista con la agencia EFE en 2013. La definición
que hizo de Galeano el líder izquierdista Cuauhtémoc Cárdenas en México
cuando ganó el premio Amalia Solórzano en 2012 es la de un “militante
firme por las luchas de la soberanía nacional, la democracia y contra
las dictaduras”, a lo que habría que añadir que amaba las revoluciones.
Fue uno de los primeros en apoyar a los zapatistas en México y en
mostrar su admiración por el comandante Marcos, las revueltas populares
en Oriente Medio y el norte de África le parecieron un “fuego hermoso” y
se mostró feliz con el movimiento de los indignados en España, que
definió como una “pura vitamina de esperanza”, porque demostraba que
“todo puede cambiar”. Y sobre todo respaldó la llegada de la izquierda a
los gobiernos de América Latina, un proceso de cambio que definió como
“profundo”, “diverso” y “hermoso”, pero a la vez “bastante
incomprensibles para el norte del mundo”.
“El miedo
amenaza. Si usted ama tendrá sida, si fuma tendrá cáncer, si respira
tendrá contaminación, si bebe tendrá accidentes, si come tendrá
colesterol, si habla tendrá desempleo, si camina tendrá violencia, si
piensa tendrá angustia, si duda tendrá locura, si siente tendrá
soledad”, señala en un video. Su filosofía de vida era que “para tener
aliento, hay que tener desaliento, para levantarse hay que saber caerse,
para ganar hay que saber perder y hay que saber que la vida es así no
mas y que te caes y te levantas muchas veces”. El autor murió ayer en un
centro hospitalario en el que fue ingresado recientemente debido a una
de las muchas recaídas que venía sufriendo últimamente, precisaron
fuentes familiares.
Dolores. El último acto público
de importancia en el que participó fue la inauguración de la II Bienal
del Libro de Brasilia, en febrero de 2014. Desde entonces sus
apariciones fueron muy pocas, aunque no dejó de escribir hasta el último
momento y de mostrar sus opiniones políticas, futboleras o literarias,
cuando le eran requeridas.
“Hay dolores que se dicen
callando. Se dicen callando, pero duelen igual. Como nos duele la muerte
del Gabo García Márquez”, dijo el 18 de abril del año pasad tras la
muerte del escritor colombiano. Y pidió algo que se puede aplicar ahora
con su fallecimiento: beber “más de una copa a la salud del saludable
Gabo para reírnos juntos, porque vivo seguirá mientras sus palabras
vivan y rían y digan”.
Lo dejó mal un cáncer de pulmón
Estado
En 2007, Eduardo Galeano fue intervenido de un cáncer de pulmón y,
posteriormente, tuvo épocas en las que su estado pareció restablecerse.
No obstante, últimamente había sufrido constantes recaídas.
Influyente
Fue uno de los autores más influyentes de la izquierda y reverenciado
por presidentes como el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael
Correa o el desaparecido líder venezolano Hugo Chávez.
Bolivianos lo recuerdan como un igualitario y un admirador del país
2006. Eduardo Galeano, a la izquierda, en uno de los balcones
del Palacio Legislativo, acompañado por militantes del MAS en la
posesión de Evo Morales.
Fernando Cartagena.
El escritor uruguayo Eduardo Galeno, quien
falleció el lunes, buscaba a través de sus principales obras literarias,
como Las venas abiertas de América Latina y Memorias de fuego, la
igualdad de los pueblos, principalmente de los latinoamericanos. Tenía
una inclinación de izquierda, a pesar de no inmiscuirse directamente con
la política, coincidieron el expresidente Carlos Mesa y el periodista
Carlos Soria Galvarro.
Las necesidades de los pueblos
subyugados y las desigualdades entre los gobernantes y los gobernados
inspiraron al uruguayo a escribir sus piezas literarias y hacer conocer
al mundo sobre las injusticias que se practican en esta parte del mundo.
“Eduardo Galeano era uno de los intelectuales más destacados de América
Latina, un hombre comprometido con dos conceptos, con dos ideas: la
creación literaria inherente a su vida y la militancia política
absolutamente alienada a la izquierda”, puntualizó Mesa a La Razón.
En esa línea, Soria Galvarro resaltó que Galeano siempre hacía conocer
sus observaciones e inquietudes de la forma de gobernar de los
“imperialistas”, gobiernos de turno que solo se aprovechaban de los
pueblos para enriquecerse. “Él ha estado siempre en una actitud
comprometida con los cambios, con las fuerzas de izquierda, ha
denunciado las políticas dominadoras, imperialistas, no solo de Estados
Unidos, sino de Europa. En su tiempo ha sido un comprometido en la lucha
antiimperialista”.
Sectores. El literato tenía una
admiración por Bolivia, no solo por los recientes acontecimientos
políticos con la llegada del “proceso de cambio” del presidente Evo
Morales en 2006, sino por los hechos históricos que envuelven a este
Estado desde las épocas colonial y republicana.
Soria Galvarro manifestó que Galeano apreciaba a Bolivia por la lucha de
los sectores sociales campesinos e indígenas contra los gobiernos
opresores, “su solidaridad con los mineros, el aprecio que le tenía a
Domitila (Chungara), en general era un admirador de la lucha del pueblo
boliviano y como consecuencia de eso también ha apoyado el proceso”.
Consideró que el autor, a pesar de tener una ideología de izquierda,
igual reflejaba en sus obras su posición crítica con aquellos gobiernos
que en vez de buscar la justicia para sus congéneres, se aprovechaban de
los más humildes y necesitados para buscar sus beneficios personales.
La periodista Patricia Flores, quien tuvo un encuentro grato y ameno en
2010 con el escritor en la ciudad de Montevideo, capital del Uruguay,
relató que éste le hizo conocer su alegría por “el proceso que estaba
viviendo Bolivia y América Latina”, por los gobiernos de izquierda y por
las reivindicaciones de los pueblos de esta parte del continente.
El uruguayo visitó Bolivia en varias oportunidades. En la década de los
60 y 70 llegó al país y se dirigió a los departamentos de La Paz,
Oruro, Potosí y Santa Cruz para obtener información y documentación,
para inspirarse en la descripción de las situaciones sociales,
económicas, culturales de las naciones sudamericanas en su libro Las
venas abiertas de América Latina, sostuvo Mesa.
“Para escribir Las venas abiertas de América Latina él hizo un viaje por
varios países y, por supuesto, como una parte fundamental de la obra
está vinculada a la época colonial y al Cerro Rico de Potosí, para
alimentarse en el terreno en el sitio de su lectura de esa etapa de la
historia americana, en este caso (visitó) Potosí, el lago Titicaca o
(las ruinas de) Tiwanaku en La Paz”, complementó.
El
expresidente de Bolivia y actual vocero de la demanda marítima boliviana
rememora que en una de las visitas de Galeano en la década de los 90,
aprovechó para realizarle una entrevista exclusiva en el programa De
cerca, que fue emitido anoche por la red ATB, como un homenaje y
reconocimiento a uno de los intelectuales más destacados de América
Latina.
Mientras que Pablo Groux, exministro de
Culturas, destacó las visitas del reconocido periodista al Presidente.
La primera se remonta hace nueve años cuando Galeano participó de la
primera posesión de Morales. “El 22 de enero de 2006 estuvo en La Paz en
el acto de posesión junto con un montón de personalidades, me acuerdo
que estaba (Ollanta) Humala cuando no era presidente (del Perú) y otros,
independientemente de los mandatarios que llegaron”.
Medalla. En 2013, Galeano llegó por última vez a territorio boliviano
para recibir la medalla Juana Azurduy de Padilla por parte de la
Universidad Andina Simón Bolívar, de Sucre, en Chuquisaca, el 17 de
julio. Un tributo a su aporte a la literatura y a la integración
latinoamericana. Un día antes se reunió con Morales en la residencia
presidencial de la zona de San Jorge de la sede de gobierno, donde por
el lapso de media hora y a puertas cerradas conversaron.
Groux recordó también que Galeano era una persona humilde, sencilla y
con la convicción de luchar por los derechos de los pueblos de América
Latina. Además tenía un interés por conocer las costumbres, las
vestimentas, las culturas y hasta los ritmos musicales de las diferentes
etnias bolivianas. Posteriormente, el uruguayo no pudo estar en la
última posesión de Morales y le envió una carta: “Esta vez no puedo
acompañarte, como quisiera, pero estaré sin estar estando, como siempre a
tu lado y en el mismo camino con Bolivia y contigo”,
Soria Galvarro enfatizó la visita de Morales a Galeano en su casa de la
capital en Uruguay, Montevideo, en febrero, cuando se encontraba
enfermo. Este hecho demostró lo importante que era Bolivia para el
escritor y la admiración que tenía por los procesos revolucionarios
establecidos en la última década. “En lo que hace a Bolivia, él era muy
amigo del país, notable que, por ejemplo, su última actuación pública
haya sido recibir a Evo Morales en su casa cuando estaba muy enfermo, ya
no es una anécdota, él estaba muy entusiasmado con el proceso
boliviano”.
Recuerdos del autor uruguayo
Tristeza
El exministro de Culturas Pablo Groux recibió con mucha tristeza la
noticia del fallecimiento del escritor, y comentó que fue una persona
que aportó mucho a la literatura latinoamericana.
Obras
Tras la muerte del escritor, la periodista Patricia Flores, quien se
encontró con Eduardo Galeano en Uruguay, remarcó su gran admiración por
sus obras escritas.
Vitalidad
Para el expresidente Carlos Mesa, el escritor uruguayo Eduardo Galeano
será recordado por haber tenido mucha vitalidad y una facilidad para
entablar una conversación con cualquier persona, a quien siempre le
demostraba humor y simpatía. Mesa lo recuerda como una persona muy
apasionada por Latinoamérica.
Opiniones
Groux: ‘Demostraba calidad, humildad, gentileza’
Para el exministro de Culturas Pablo Groux, las visitas de Eduardo
Galeano a Bolivia lo dejaron marcado porque demostraba una imagen de
humildad, gentileza, calidad y admiración de quienes de alguna manera
tuvieron la oportunidad de estrechar su mano, más aún de quienes leyeron
sus obras literarias en las que refleja la lucha de los pueblos por
días mejores.
Mesa: ‘Sus obras reflejaban carencias de los oprimidos’
El expresidente Carlos Mesa indicó que sería una buena idea transcribir
y publicar, en medios escritos, la entrevista que él le realizó a
Eduardo Galeano en la década de los 90, como un homenaje a un personaje
de la literatura latinoamericana que a través de sus obras reflejaba las
necesidades y las carencias de los pueblos oprimidos por los gobiernos y
por los cuales luchaba.
Soria: ‘Reforzó vínculos entre países y sectores’
Para el periodista Carlos Soria Galvarro, el escritor uruguayo Eduardo
Galeano, con sus obras, brindó muchos conocimientos, aspectos históricos
y anecdóticos, creando y reforzando los vínculos entre los países
latinoamericanos con los sectores oprimidos, postergados por las
dificultades de sus gobiernos. “Él reclama esos derechos de toda esa
gente”, sostuvo el también historiador.
Flores: ‘La gente lo saludaba con enorme afecto’
En su encuentro con Eduardo Galeano en agosto de 2010, la periodista
Patricia Flores resaltó que, a partir de ese momento, se convirtió en
una seguidora de las obras del escritor. Sostuvo que cuando se encontró
con Galeano pasado el mediodía del 18 de agosto, él vestía una chompa
muy abrigadora y de color fucsia, y llevaba una bolsa con pan. “La gente
lo saludaba con enorme afecto”.
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