Tanto corazón para tan poco mar
Un célebre presidente
sostuvo que “todos llevamos en nuestra sangre el mismo porcentaje
exacto de sal que existe en el océano. Tenemos sal en nuestra sangre, en
nuestro sudor, en nuestras lágrimas. De esta manera estamos unidos al
océano. Y cuando volvemos al mar, ya sea para navegar o simplemente para
mirarlo, volvemos al lugar de donde venimos” (JFK, 1962).
El agua es el elemento más importante para la vida. Según muchos
biólogos, la vida viene del mar, el hombre viene del mar. Algunos
organismos vivos pueden estar compuestos hasta de un 95% de agua. El ser
humano, por ejemplo, está compuesto de un 70% de agua, y sin ir muy
lejos el cerebro humano está compuesto de un 80% de agua, y la sangre
que bombea el corazón está compuesta de un 92% de agua. Si un ser humano
pierde el 10% del agua de su cuerpo, su vida está en riesgo. Es posible
que una persona pueda vivir sin alimento, pero es imposible que
sobreviva sin agua.
El
agua es esencial para el desarrollo de los pueblos, juega un papel clave
en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la
sustentabilidad ambiental. En un paralelo, nuestro planeta está
compuesto, al igual que el ser humano, de un 70% de agua. El 97% se
encuentra en el mar, del cual un 50% se localiza en el océano Pacífico.
Es curioso que a nuestro planeta lo llamemos “Tierra”, cuando la tierra
está completamente rodeada, atravesada y dependiente del agua. Vivimos
en un planeta en el que el agua es responsable de la vida.
De los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas, más del 70% tiene
acceso soberano al mar, es decir, que al menos 40 Estados están privados
de litoral. Así como para un ser humano el agua es un elemento
fundamental para su vida, el acceso soberano al mar es también vital
para la existencia de un Estado.
Bolivia es el corazón hidrográfico del continente. La nación bombea los
cauces de agua hacia los océanos. Por el norte, a través del río
Madera, y por el sur, a través del río Paraguay, se desplaza el agua que
nutre al océano Atlántico; y por el oeste, a través de la Cordillera de
los Andes el agua de los nevados llega al océano Pacífico, pero
paradógicamente Bolivia ha sido privada del mar.
Bolivia enfrenta en los próximos meses una audiencia pública ante el
mayor tribunal de Justicia del mundo, pues ha demandado a Chile ante la
Corte Internacional de Justicia (CIJ), para que este tribunal
internacional declare y resuelva que Chile tiene la obligación de
negociar de buena fe, pronta y formalmente con Bolivia a fin de
otorgarle un acceso plenamente soberano al océano Pacífico. Bolivia va
acompañada del Derecho, el corazón y la razón, por lo que tiene mucha
esperanza de que su demanda sea atendida.
No es casual que el 22 de marzo sea el Día Internacional del Agua y la
jornada siguiente, el 23 de marzo, nuestro Día del Mar. El océano y el
agua son consustanciales con los bolivianos, así, cuando Felipe Delgado,
el personaje de la novela de Jaime Sáenz, conoció el Pacífico ,destacó
que “solo el corazón podrá acoger una significación tan alta y
verdadera, y podrá sobrepasar en hondura estos abismos que se ocultan a
nuestra mirada por un mundo de agua... ¡Tanto corazón para tan poco
mar!”.
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