miércoles, 4 de diciembre de 2013

Dime de qué presumes y te diré de qué adoleces

El gobierno de Sebastián Piñera con frecuencia ha sido tajante y --tratándose de la relación con un país vecino-- majadero. Frases como "los tratados son para cumplirse" o "Chile cumple sus tratados firmados" ha querido mostrar afuera lo que no ha logrado en casa: despejar dudas acerca de la legalidad y honestidad en el manejo de la cosa pública. A lo laro de la historia, esta falta de respeto al derecho y la propiedad ajena ha sido una estrategia del expansionismo empresarial chileno que desembocó en la invasión y despojo a Bolivia de su territorio marítimo con ayuda de intereses empresariales ajenos a la región. El actual presidente empresario, Sebastián Piñera, fue muy cuestionado desde la manera en que llegó al poder: sus empresas duplicaron su valor nada más ganar las elecciones. Pero la cultura política del Chile post Pinochet permite estos y otros juegos "al filo de la legalidad" y muy por debajo de la honestidad (viveza criolla que le dicen): a las irregularidades y sospechas de negociados en las concesiones mineras de litio, se suma ahora el despojo de tierras a los más pobres entre los pobres chilenos: el pueblo mapuche.

Aquí, una nota con algunas resonancias históricas que nos recuerdan que la historia tiende a repetirse y que el pasado no está tan lejano como la diplomacia del señor Piñera quisiera hacer creer. (FFO)


La comunidad mapuche renunció a tierras ancestrales que ahora se encuentran en manos de Sebastián Piñera.


Exigen mapuches predios prometidos a cambio de tierras ancestrales
Por Enrique Gutiérrez, corresponsal

Santiago. Nuevamente el gobierno aparece en situaciones extrañas, cuando una comunidad mapuche debió renunciar a tierras ancestrales que se encuentran en manos de Sebastián Piñera para poder recibir un terreno agrícola cercano bajo el riesgo de quedarse sin nada.

Según la propia información oficial, cerca de 300 hectáreas serán entregadas a una comunidad de la localidad sureña de Futrono, la cual en un comienzo reclamaba predios que aparecen titulados a nombre de Piñera.

Se trata del proceso de compra de fundos arrebatados a los pueblos originarios que lleva a cabo la Comisión Nacional Indígena (Conadi), que negocia el paño con la sociedad agrícola Rademacher en Paillaco. Los reclamantes, representados en la comunidad José Leal Neimán, reclaman tierras heredadas que les pertenecían en Bahía Coquie de Futrono, hasta que se encontraron que ahora son de Piñera.

La comunidad presentó los títulos de merced de hace dos siglos, otorgadas por los llamados Jueces de Indios de la época, que acreditan su titularidad, pero se toparon con un muro burocrático infranqueable. Finalmente, desistieron de esa reclamación quedando a la espera de que las cerca de 300 hectáreas en Paillaco les sean entregadas.

Al respecto, tanto la tasación como las delimitaciones respectivas ya están listas, faltando sólo una certeza jurídica para adquirir el predio, en este proceso de reivindicación territorial, según confirmó el director regional de Conadi, Ernesto Espinoza.

En tanto, Aleda Leal, presidenta de la comunidad José Leal Neimán, dijo que esperan que el gobierno cumpla con la cesión de este terreno, ya que a su juicio, si el político y empresario se apoderó de las tierras que fueron de sus antepasados, lo mínimo es que sean compensados.

Al respecto, Espinoza respondió dijo que el predio donde tiene su casa e Piñera no tiene nada que ver en este proceso. Pero, la dirigenta replicó que necesitan donde vivir, esperando que este mes ya puedan trasladarse a Paillaco e instalarse para subsistir no de forma holgada, como indicó, sino que de manera digna. Son 36 familias de la comunidad que incluso recurrieron a la Fiscalía NacionalEconómica.

Pero, según Conadi lo peor que podría ocurrir, es que la Fiscalía Nacional Económica ordene una auditoria para subsanar algún tema y tras eso, seguir con la compra.

La Jornada, México (4.12.2013) http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2013/12/04/exigen-mapuches-predios-prometidos-a-cambio-de-tierras-ancestrales-1819.html

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