lunes, 8 de octubre de 2012

Museo Británico: el real de a ocho acuñado en Potosí, primera moneda franca en el mundo

A History of the World in 100 objects

By Neil MacGregor

Pieces of eight
Potosi, Bolivia, AD 1589-1598



The eight reales coin, or 'piece of eight', was the most common silver coin of late sixteenth and seventeenth century Spain. As trade became a global activity for the first time, it became the international currency.

During the fifteenth and sixteenth centuries the powers of Western Europe rapidly expanded setting up colonies overseas and trading across the world. The conquest of Central and South America by Spain opened up vast new resources to exploitation, and the pieces of eight coin is perhaps one of the most potent symbols of this.
Produced using early modern coin-making techniques, the pieces of eight were made with the raw materials and labour of Spain’s colonies in the Americas. In the 1540s silver was found in Mexico and a few years later in a remote part of what is now Bolivia, a barely-inhabited mountainous place called Potosi. Located 12,000 feet above sea level, this cold, harsh place quickly became one of the biggest and richest cities in the world, known as the Silver Mountain.
The flow of silver from the Americas increased at an incredible rate. From 148 kilos in the 1520s, it rose to 300,000 kilos in the 1550s, and nearly 3 million kilos in the 1590s. From the 1570s it increasingly came over to Europe ready-made into pieces of eight.
The production of all this wealth came at a huge cost in human life. At Potosi the native American Indian communities were compelled to allocate a proportion of their young men as forced labour for the mines where conditions were brutal. From around 1600, as the death rate rose among the local communities, tens of thousands of African slaves were brought to Potosi to replace them. They too died in large numbers.
Today, Potosi is an immensely significant site both because of the human suffering experienced in the silver mines and the impact it had on world economic history.
Otras lectura sobre el tema:
A.K. Craig, Spanish Colonial Coins in the Florida Collection (Florida, 2000)
J.H. Elliot, The Count-Duke of Olivares: the Statesman in an Age of Decline (New Haven, 1980)
E.J. Hamilton, American Treasure and the Price Revolution in Spain, 1501-1650 (Cambridge, Massachusetts, 1934)
S. Menzel, Pieces of Eight and Treasure Coins: the Early Spanish-American Mints and their Coinages 1536-1773 (New York, 2004)
S.J. Stein, and B.H., Silver, Trade and War: Spain and America in the Making of Early Modern Europe (Baltimore, 2000)
J.H. TePaske, ‘New World Silver and the Far East (1590-1750)’, in J.F. Richards (ed.), Precious Metals in the Later Medieval and Early Modern World (Durham, NC, 1983)
P. Vilar, A History of Gold and Money (London/New York, 1991)




Wikipedia


Real de plata colonial española de la casa de la moneda de Potosí, Alto Perú (ahora Bolivia). Dominio público por ser moneda y por antiguedad (1768). Incluye los dos hemisferios de la Tierra y las Columnas de Hércules con el lema Plus Ultra


El real de a 8, peso fuerte, peso duro o dólar español fue una moneda de plata con valor de ocho reales acuñada por el Imperio español después de la reforma monetaria de 1497 que estableció el real español. Gracias al amplio uso que tuvo a finales del siglo XVIII en Europa, toda América y el extremo oriente, se convirtió en la primera divisa de uso mundial. Fue la primera moneda de curso legal en los Estados Unidos hasta que una ley de 1857 desautorizó su uso. Muchas de las monedas actuales, tales como el dólar canadiense, el dólar estadounidense o el yuan chino[cita requerida], así como monedas de Hispanoamérica y de Filipinas están basadas en el real de a 8.
Actualmente el término «peso» se usa todavía en ocasiones para referirse al histórico real de a 8. Esto se debe a que los pesos tenían un peso y diámetro similar al real de a 8. No obstante, el término «peso» no aparece en el sistema monetario español hasta 1864, y es más exacto referirse al real de a 8 en el anterior sistema monetario.
En el mundo anglosajón en general y en Estados Unidos en particular, el real de a 8 era conocido como Spanish dollar, pieces of eight o eight real coin. Existen diversas teorías de que el símbolo «$» del peso y el dólar parece tener su origen en las bandas y Columnas de Hércules del escudo español que aparece en el reverso del real de a 8.

Origen
Los reales de a 8 se acuñaban en América dentro de la denominación del real español y se transportaban a granel hacia España, haciendo este transporte un objetivo tentador para los piratas y corsarios del mar. Por otra parte, su uso también se extendió por el sudeste asiático, pues el Galeón de Manila transportaba periódicamente plata en monedas desde México hasta Manila en las Filipinas, donde debía intercambiarse por mercancías chinas y filipinas en tanto la plata era la única mercancía extranjera que China aceptaba como pago. En el comercio oriental, los reales de a 8 españoles fueron a menudo estampados con caracteres chinos, que indicaban que se trataba de monedas originales.
Debido a los enormes yacimientos de plata descubiertos en México (por ejemplo en Taxco y Zacatecas) y Potosí en la actual Bolivia las casas de la moneda de México y Perú comenzaron a acuñar moneda desde el siglo XVI, siendo que millones de reales de a 8 se acuñaron a lo largo de los varios siglos de presencia española.

Apogeo y difusión

Real de 8 con resello de Sudán.
Si bien España impedía el libre comercio entre sus colonias y el resto del mundo, el contrabando de diversos productos se hizo común desde el siglo XVII entre colonias españolas y buques de Gran Bretaña y Holanda; ello permitió que las piezas monetarias acuñadas en las cecas del Imperio español circularan por sitios ajenos a la jurisdicción española. Las Trece Colonias británicas en América del Norte llegaron a utilizar prontamente los reales de a 8 debido a la fineza de su contenido en plata y a su relativa abundancia en el mercado, mayor que la moneda de su propia metrópoli.
El comercio español con China, utilizando como base a las Filipinas, hizo que el real de a 8 se difundiera también en el Sureste asiático. En una época donde el valor de la moneda estaba determinado por su contenido intrínseco de plata u oro, la fineza del real de a 8 hizo que esta pieza se tornara extraoficialmente en la moneda de cambio para el comercio internacional sostenido en Asia Oriental. La llegada de comerciantes estadounidenses a China a fines del siglo XVIII impulsó más el uso del Spanish dollar, como se denominaba en inglés al real de a 8.
Real de a ocho de Felipe V.

El real de a 8 se convirtió entonces en la divisa de más amplia difusión durante el periodo colonial en América, y por su elevado valor intrínseco así como por su fineza, se siguieron usando en Norteamérica y en el Sudeste asiático hasta el siglo XIX. Cuando estas monedas de plata llegaron a Europa, fueron comparadas con las grandes monedas de plata que acuñaba Austria: el thaler (traducido al español como tálero). No obstante su fama en Europa, el tálero austriaco no tenía la difusión del real de a 8 a nivel mundial, pero su nombre en francés y en inglés (thaller y daller), sirvieron para que en Estados Unidos el real de a 8 recibiera el nombre de Spanish daller, del cual derivó posteriormente la denominación Spanish dollar, reducido luego a simplemente dólar.
Una ley estadounidense de 1792 sobre el sistema monetario creó la casa de moneda de los Estados Unidos, aunque los primeros dólares estadounidenses no fueron tan populares como los Spanish dollars, pues estos últimos eran más pesados y estaban hechos de plata más fina. Un real de a 8 tenía un peso nominal de 550,209 granos españoles, que son 27,468 gramos en el Sistema Métrico Decimal; con una pureza de 0,93055% esto significaba que el real de a 8 contenía 25,560 gramos de plata, aunque su peso y pureza varió significativamente entre las distintas casas de la moneda a lo largo de los siglos. En cambio, la citada ley estadounidense de 1792, especificó que el dólar de EE. UU. contendría 27 gramos de peso, de los cuales sólo 24,1 gramos eran de plata.
Los reales de a 8 tenían un valor nominal de 8 reales en España y sus colonias, pero la necesidad de moneda fraccionaria causó que a menudo las piezas fueran cortadas físicamente en cuatro u ocho trozos, para lograr un cambio más pequeño. Fuera del Imperio español era muy difícil obtener monedas españolas de plata con denominaciones menores a las del real de a 8, por lo cual la partición física de la moneda era el único modo de obtener fracciones y posteriormente resellarlas para su uso,[1] cosa que también ocurrió durante las guerras de independencia de las colonias españolas cuando las piezas caían en manos de los insurgentes.[2] [3]

55 dólares estadounidenses (españoles) de 1779.


La moneda española fue moneda de curso legal en los Estados Unidos hasta que en 1857 fue prohibido su uso, y mientras circuló en los EE. UU. el real de a 8 tuvo el valor de un dólar. Como curiosidad cabe indicar, por ejemplo, que el precio de las acciones en el mercado de valores de los Estados Unidos denominado en octavos de dólar perduró hasta el 24 de junio de 1997 cuando el New York Stock Exchange convirtió dicha denominación a dieciseisavos de dólar, aunque poco después se pasó a la notación decimal.


Galería


El Potosí fue una moneda de mucho valor en la época colonial española de Bolivia, tenia una peso económico en su cotización monetaria como ocurre actualmente con el dólar estadounidense y el euro. Esta moneda también fue de carácter o de circulación universal, que por medio de esta unidad monetaria se podría realizar el intercambio con las demás monedas de acuerdo a la equivalencia o el valor, ejemplo una peseta equivalía a un "Potosí", o con un franco francés o una libra esterlina.
Fue una de las monedas más competentes en la economía bancaria. Su primer banco financiero y acuñanización fue en la Casa de la moneda que queda actualmente en la ciudad de Potosí en Bolivia, gracias a ella es por eso que la ciudad de Potosí es donde aquella época desarrolló la gran explotación de minerales como la plata en el Cerro Rico y por medio el gran desarrollo industrial, textil, laboral etc., así también la concentración de la economía mundial que permitió a que la ciudad de Potosí fuese una de las primeras ciudades del planeta, al igual que Nueva York, París, Londres, Madrid, Tokio o Shangai, en convertirse el receptor de inmigrantes que llegaban de diferentes partes del mundo, en busca de buenas oportunidades que podría denominarse el «Sueño potosino». Tal como ocurre actualmente con el dólar o el euro, si una persona de la nobleza en aquellos tiempos sin importar cual era su lugar de origen deseaba comprar un traje de fina calidad y preguntaba cuanto valía ese traje, el vendedor le respondía: «Vale un Potosí».

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