lunes, 12 de octubre de 2015

Juan P. Cárdenas: ‘No nos haría ni un rasguño ceder un paso soberano’ a Bolivia

Juan P. Cárdenas: ‘No nos haría ni un rasguño ceder un paso soberano’ a Bolivia

Juan Pablo Cárdenas explica las fracturas de la política interna y externa de Chile. Por el modo en que se ha venido administrando el Estado, considera que en Chile no hay democracia.
Juan P. Cárdenas.
Juan P. Cárdenas. Foto: Juan Pablo Cárdenas.
La Razón (Edición Impresa) / Ricardo Aguilar Agramont / La Paz
00:03 / 11 de octubre de 2015
El periodista Juan Pablo Cárdenas, respetado académico chileno y Premio Nacional de Periodismo de ese país, habla del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que rechazó la objeción preliminar de competencia presentada por Chile y del momento político de su país, marcado por la falta de credibilidad en la clase política.
— ¿Qué piensa del fallo?
— A todas luces esto es un fracaso para nuestra Cancillería. Aquí existía la certeza de parte de la política en general de que la Corte iba a acoger la excepción de Chile y que el juicio iba a quedar anulado con esa sentencia. Ocurrió exactamente lo contrario: el tribunal rechazó la solicitud de competencia de Chile y se abrió a la posibilidad de tratar el fondo del problema de la demanda boliviana. Es por esto que yo creo que el fallo no tiene doble lectura, la única lectura posible es que a Bolivia le fue muy bien y a Chile le fue muy mal.
— ¿Un fracaso de ese tamaño significaría la renuncia de los responsables?
— Aquí nosotros estamos acostumbrados a que los errores e incluso los delitos que comete la clase política jamás son sancionados. Se mantienen los ministros en sus cargos y se mantienen los diputados y senadores corruptos en sus cargos y no hay quién los mueva a pesar de que, como ustedes saben, la credibilidad de los políticos está por el suelo y no hay ninguna coalición política que tenga más allá de un 15% de confianza. Hay una decepción generalizada por la política y esto se pudo comprobar fehacientemente en las últimas elecciones presidenciales en que hubo un 58% de abstención. Eso habla del desgano que hay en nuestro país respecto a la política y la falta de confianza que se tiene con los referentes políticos y, claro, no extraña entonces que un manifiesto error y falta de cálculo de nuestro canciller Heraldo Muñoz y su equipo no obligue a la Presidenta a cambiar el equipo negociador y, por el contrario, lo haya ratificado en el cargo, supuestamente porque la sentencia del tribunal internacional sería favorable para nosotros.
— ¿Es posible imaginar un cambio de timón, una autocrítica?
— Muy difícil, imposible diría yo. Heraldo Muñoz ha sido absolutamente ratificado, también el comisario Felipe Bulnes. No va a haber cambios, al contrario, la Presidenta ha dicho que va a ampliar el equipo negociador, lo va a reforzar. Ni tampoco veo la disposición del Gobierno chileno de conversar con Bolivia directamente. Se ve que la Presidenta no quiso reunirse con Evo Morales en Nueva York, no hay disposición del Gobierno de tratar el tema bilateralmente. Eso es muy negativo. Por lo menos yo soy de los múltiples chilenos que piensa que deberíamos ir a una solución de controversias con nuestros vecinos y abrirnos a la posibilidad de que Bolivia tenga una salida al mar a través de una negociación entre los dos o tres países, con Perú.
— Usted habla muchas veces de “justicia” de la demanda marítima.
— Yo considero que es justo porque lo que Bolivia perdió de territorio fue producto de una guerra injusta acicateada por los intereses internacionales. Los tratados que existen al respecto son tratados que siempre ponen los vencedores sobre los vencidos; por tanto, en materia de justicia, no de derecho, creo que los bolivianos tienen toda la razón; en materia de derecho probablemente Chile tenga algunas razones, pero en definitiva yo soy de los que cree que prefiere la justicia por encima de las disposiciones legales. Lo único que ha resuelto la Corte es declarar su competencia frente a la demanda boliviana, no ha tratado el fondo del asunto. En este sentido, creo justa la pretensión boliviana de tener una salida soberana al mar, aunque el Tratado de 1929 no lo haya determinado. Pienso que la justicia debe primar sobre los textos y tratados.
— La manera de haber recibido la demanda boliviana en la clase política chilena no es igual a cómo recibió el juicio del Perú.  ¿Hay racismo, menosprecio, hacia el boliviano?
— Hay que reconocerlo claramente, la clase política chilena tiene, claro, ese desprecio por nuestra interioridad también mestiza, por los mapuches. Los pueblos originarios han sufrido en carne propia el desprecio de los diversos gobiernos y de la clase política chilena, no son asuntos solamente con bolivianos y peruanos, sino también con nuestros propios pueblos. En el sur del país estamos viendo una verdadera confrontación, una guerra interna a pesar de todo lo que contribuyó el pueblo mapuche a la independencia nacional. Sin embargo, la historia se ha encargado de separar aguas. En la alta burguesía chilena, en las clases pudientes y la gobernante existe un desprecio hacia los pueblos y países que  tienen una preeminencia indígena, de la cual otros nos sentimos muy orgullosos.
— Por otro lado, ¿qué consecuencias internas ve que pueda tener el fallo en la política?
— Soy optimista en términos de que el país, poco a poco, está tomando conciencia de esta injusticia, de esta mala política exterior que hemos tenido hacia nuestros vecinos. Con todos hemos tenido dificultades. El país comienza a entender que nuestra identidad está muy marcada por la ascendencia que tenemos de nuestros pueblos originarios, mapuches en particular, que es algo que se desconocía. Mucha gente de claros rasgos mapuches no asumía su identidad. Eso ha cambiado muchísimo, incluso yo diría que en el país crecientemente se valora nuestro origen. Eso va a ir cambiando poco a poco la política.
— Pero, ¿hoy?
— Hoy en Chile no tenemos una democracia real, tenemos un régimen político que se hereda de la Constitución de Pinochet y sigue vigente, tenemos un régimen económico social injusto con la mayoría. Tenemos un desequilibrio en el ingreso que es uno de los más escandalosos del mundo; en fin, esto está haciendo crisis en nuestro país. Primero se ha pesado la falta de credibilidad en la política, más adelante pienso que esto va a ser auspicioso para un cambio, porque el descrédito en quienes nos gobiernan, e incluso en la oposición, es generalizado. Ninguno de los dos bloques tiene más allá de 15% de aceptación.
Yo tengo una visión optimista al respecto, creo que el país está tomando conciencia de estas injusticias, de estos errores, de esta discriminación. Chile es un país escindido que perdió su identidad nacional, aquí la pertenencia de cada cual es a su grupo, a su familia. Es muy poco lo que queda de sentimiento nacional, salvo respecto del fútbol y otro tipo de fenómenos que nos unifican, pero no son consistentes con lo que estamos viviendo, los niveles de injusticia interna son altísimos: el hecho de que un parlamentario gane 40 veces más que un trabajador que recibe un salario mínimo es algo que irrita.
— Esta falta de pertenencia que se deja de existir en el fútbol, como dijo, ¿también se suspende en el caso del juicio de Bolivia contra Chile en la gente común?
— Mientras más ignorante es el pueblo chileno, mientras menos formación intelectual y educacional tenga por supuesto que es más chauvinista y nacionalista, pero la gente con más conciencia se da cuenta de estas inequidades y asimetrías que hay en la sociedad y eso es auspicioso. El mundo intelectual, al menos, está reconociendo estos errores y estas injusticias flagrantes en que vivimos. Creo que de no corregirse profundamente nuestra actitud, por ejemplo, respecto a nuestros vecinos, vamos a estar auspiciando un quiebre institucional severo, un estallido social.
Piense que hubo un candidato que estuvo a punto de ser elegido y escribió un libro en el que afirmaba que Chile era un país europeo, pero encalado en un mal barrio, Joaquín Lavín: ésa es la percepción que se tiene en Chile respecto de nuestra condición latinoamericana y tercermundista. En algún momento, el país se creyó este cuento de que éramos un país desarrollado, que habíamos entrado a pertenecer a la gran élite de países desarrollados, pero el país hoy despierta a su verdadera realidad: los salarios siguen deprimidos, las ganancias se las llevan unos pocos, los empresarios siguen siendo los dueños de este país, los militares velan por los intereses de los empresarios y nuestra soberanía sobre el territorio no es tal. No hay soberanía, no hay soberanía en un país en el que el desierto norte está enseñoreado por las empresas extranjeras, no hay autonomía en un país en que todas las aguas, ríos, lagos, son de propiedad extranjera, donde siete familias son las que tienen el dominio y derechos de pesca en todo lo largo de nuestro litoral, ¿de qué autonomía, de qué soberanía nos hablan? El país empieza entender que aquí no hay soberanía alguna, que lo único que falta privatizar es el aire que respiramos.
— ¿Comunistas y socialistas de la coalición de Gobierno y la gente común defendiendo frente a Bolivia una soberanía inexistente?
— Es bochornoso. Un nieto del presidente Allende que vive en Venezuela ha dicho —en nuestro diario digital (Diario UChile)— que el Partido Socialista al que perteneció Allende es un partido neoliberal. La derecha que hoy se proclama democrática sabemos que siempre está en condición de alentar un golpe militar a objeto de defender sus intereses, aquí no tenemos un régimen democrático seguro, seguimos apegados a la legislación que nos heredara Pinochet. Nadie sabe que el Estado chileno, pese a que tiene enormes recursos depositados en el extranjero, no puede hacer inversiones en nuestro país porque la Constitución le prohíbe al Estado invertir, todo por ley tiene que ser privado. Por eso es que las clases pudientes, el empresariado de siempre, defiende con tanto ahinco la Constitución de Pinochet, porque no quieren competir con el Estado, no quieren que el Estado nos lleve a una convivencia más justa.
— Frente a este panorama interno, ¿qué esperar respecto a la demanda?
— Lo que me queda claro es que mientras exista esta demanda boliviana ante el tribunal no hay ninguna posibilidad de diálogo. En la medida en que a Bolivia le vaya bien y Chile empiece a ver el riesgo de un fallo que podría obligarnos a cederle derechos sobre nuestro territorio, ahí recién yo creo que las autoridades políticas van a disponerse a un diálogo. La verdad, el simple hecho de consolidar una zona de paz con bolivianos, peruanos y con argentinos sería muy auspicioso para nuestra economía. Ustedes tienen lo que a nosotros nos falta, y nosotros tenemos un enorme mar que no nos haría ni un rasguño poder cederle un paso soberano a los hermanos bolivianos. Entonces, en todo convendría que haya un acuerdo entre nuestros países, pero aquí los militares son muy fuertes, los intereses implicados en la compra y venta de armas, y el racismo empoderado en las autoridades, hacen muy difícil cualquier diálogo. Entonces, creo que el camino que ha seguido Bolivia, de apelar a un tribunal internacional y al apoyo del mundo, ha sido lo más efectivo que ha hecho, y es tremendamente demoledor para nuestro país.
Datos
Nombre: Juan Pablo Cárdenas
Nació: 1-XII-1949
Profesión: Periodista
Cargo: Director de Diario-Radio UChile
Perfil
Es director de Diario-Radio Universidad de Chile. Es integrante del Senado Universitario.  Cárdenas publicó numerosos libros como: Por un Chile libre; NO a Pinochet; El periodismo comprometido, entre otros.  Obtuvo varios reconocimientos internacionales. Todo lo anterior le ha valido ser una voz respetada en la opinión pública.

No hay comentarios:

Publicar un comentario