lunes, 6 de julio de 2015

Ni los Estados Unidos se gasta las ínfulas imperiales que Chile bajo un gobierno que se dice "socialista" y pretende hablar de hermandad latinoamericana tras su papel durante Malvinas

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Con deshielo EEUU-Cuba, litigio entre Chile y Bolivia pasa a primer plano

El conflicto boliviano-chileno es mucho más antiguo que el que Estados Unidos y Cuba se proponen desactivar. Se remonta al siglo XIX, a una guerra en la que Bolivia perdió una vasta extensión de territorio (120.000 kilómetros cuadrados) y con ella su condición de país ribereño del Pacífico.
Sede. El Palacio de la Paz, donde esta semana Bolivia y Chile presentaron sus alegatos sobre la incompetencia de la Corte.
El Palacio de la Paz, donde Bolivia y Chile presentaron sus alegatos sobre la incompetencia de la Corte. AFKA.
La Razón Digital / Ana Mengotti, EFE / Bogotá
18:53 / 02 de julio de 2015
Con el anunciado restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, que permitirá reabrir las embajadas este mismo mes, las diferencias entre Chile y Bolivia por la demanda marítima pasan a ser el conflicto más enconado en América, sin que se aviste una solución en el horizonte.
Aunque seguirá habiendo fricción entre Washington y La Habana mientras esté vigente el embargo estadounidense a Cuba, la reapertura de las embajadas prevista para el 20 de julio es vista como un paso decisivo hacia la normalización de las relaciones, algo que Bolivia y Chile están por ahora lejos de emular.
Los lazos cubano-estadounidenses, reforzados por la ayuda que EE.UU. prestó a Cuba para independizarse de España en 1898, quedaron rotos en 1961 a causa del alineamiento cubano con el bloque soviético, en plena guerra fría.
Al año siguiente, por motivos muy distintos, Bolivia y Chile suspendieron sus relaciones diplomáticas a nivel de embajadores y, salvo por un paréntesis de tres años (1975-1978), se han mantenido así hasta la fecha.
El conflicto boliviano-chileno es mucho más antiguo que el que Estados Unidos y Cuba se proponen desactivar.
Se remonta al siglo XIX, a una guerra en la que Bolivia perdió una vasta extensión de territorio (120.000 kilómetros cuadrados) y con ella su condición de país ribereño del Pacífico.
Hasta 1879, cuando según su versión tropas chilenas invadieron el país sin una declaración previa de guerra, Bolivia tenía 400 kilómetros de costa.
Ciento treinta y cuatro años después, el Gobierno boliviano sigue reclamando una salida soberana al mar y desde 2013 tiene planteada una demanda ante la Corte Internacional de Justicia en busca de un fallo que "obligue" a Chile a negociar de buena fe una solución.
Sin embargo, Chile no ha cambiado su postura de que el asunto de los límites bilaterales quedó totalmente definido por un acuerdo de paz suscrito libremente por ambos países en 1904 e incluso en su alegato oral ante el tribunal internacional en mayo pasado le ha pedido que se declare incompetente en este caso.
Según la opinión generalizada el proceso de deshielo cubano-estadounidense va a permitir una nueva era en las relaciones de EE.UU. con América Latina, en las que el antagonismo de la superpotencia con el único país comunista del continente ha gravitado de manera notoria.
El expresidente boliviano Carlos Mesa, representante y portavoz oficial de la demanda marítima de su país ante la CIJ, opina que también el litigio de su país con Chile es un obstáculo en las relaciones entre las naciones americanas.
"Si hay una piedra que está entorpeciendo el proceso pleno de integración suramericana es el tema del enclaustramiento forzado de Bolivia", consideró Mesa esta semana precisamente durante una visita a Cuba con el fin de exponer los argumentos bolivianos para reclamar el fin del enclaustramiento geográfico.
Mesa no cree que haber recurrido a la CIJ sea un acto "inamistoso" hacia Chile y apuesta a resolver las cosas por la vía pacífica del diálogo y la negociación.
El regreso a la presidencia de Chile de la socialista Michelle Bachelet en 2014 no ha supuesto una mejora del clima entre los dos países, pese a que ideológicamente ella está más cerca del presidente boliviano, Evo Morales, que su antecesor en La Moneda, el conservador Sebastián Piñera.
Durante su primer gobierno, de 2006 a 2010, Bachelet acordó una agenda con Morales para mejorar las relaciones entre los dos países en la que se mencionaba la necesidad de mantener un diálogo bilateral sobre el tema marítimo desde una perspectiva constructiva.
Sin embargo, no hubo grandes avances y en 2013 Bolivia decidió elevar el asunto ante la Corte de La Haya.
Las diferencias por cuestiones territoriales entre países latinoamericanos han dado pie en los últimos 20 años a numerosas demandas en la CIJ, lo que indica que la región apuesta por las soluciones pacíficas y no por el uso de la fuerza.
Sin embargo, la última guerra librada en América Latina fue por límites. Perú y Ecuador se enfrentaron en enero y febrero de 1995 por una zona de selva de la cordillera del Cóndor, sin que hubiera una declaración formal de guerra.
El conflicto se resolvió con la intervención de los países garantes de un protocolo de paz entre ambos países (Argentina, Chile, Brasil y Estados Unidos) y se zanjó definitivamente con la demarcación definitiva de la frontera.
Tras subrayar que "lo que demanda Bolivia es justicia", el vicepresidente de ese país, Álvaro García Linera, señaló hoy en Santiago que el problema con Chile por el acceso al mar "es una herida que sangra en el cuerpo latinoamericano" y que "ya es tiempo de cerrar esa herida con las herramientas del siglo XXI".


García dice que las autoridades chilenas quieren 'tapar el sol con un dedo' y que la demanda ‘estará siempre presente’

Elo Vicepresidente fue entrevistado por el diario La Tercera en Santiago, donde cumplió una agenda académica a invitación de dos universidades. Reiteró que Bolivia decidió acudir a la CIJ luego de constatar que el diálogo bilateral iniciado en la gestión de Michelle Bachelet no conduciría a ninguna parte.
García Linera durante su presentación con los medios de Chile
García Linera durante su presentación con los medios de Chile Foto: ABI
La Razón Digital / B. Montero / La Paz
08:17 / 03 de julio de 2015
El vicepresidente Álvaro García Linera consideró que las reacciones de las autoridades chilenas respecto a la demanda boliviana de iniciar un diálogo bilateral para tratar la demanda marítima son un intento de “tapar el sol con un dedo” y anticipó que Bolivia acatará el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) sobre este asunto, aunque la demanda “estará siempre presente”.
Hizo las afirmaciones en una entrevista concedida al diario La Tercera de Santiago, donde además  ratificó que Bolivia decidió optar por los tribunales internacionales luego de constatar que el diálogo bilateral con el gobierno chileno no llevaría a ninguna parte.
“Comprendimos que no iba a llegar a nada real, no iba a llegar a nada práctico. Entonces recurrimos a un mecanismo que forma parte de las reglas del siglo XXI, como La Haya. Ya que el diálogo no se dio de manera sincera ni de buena fe, acudimos a La Haya. Podríamos haber tenido el mismo diálogo, pero sin ellos (La Haya). Vimos una dilación cuando tratamos el tema. Nosotros lo planteamos de buena fe”, afirmó.
Cuando La Tercera preguntó a García Linera cómo recibía el gobierno boliviano las reacciones de La Moneda y la cancillería chilena respecto a la insistencia boliviana de diálogo e integración, la autoridad respondió: “Como un intento de tapar el sol con el dedo. No ganan nada con esas reacciones”.
Y dijo que opinaba ello porque con esas actitudes aparecían más agresivos “y cuando uno de enoja, pierde”, advirtió.
García Linera también reiteró que Bolivia acatará el fallo de la CIJ, aunque luego apuntó: “Pero está claro que es un tema histórico que siempre va a estar presente”.
El Vicepresidente viajó ayer a Santiago para cumplir una agenda académica a invitación de dos universidades.



Embajador asegura que el Papa sigue 'atentamente' el curso del diferendo entre Bolivia y Chile

El embajador de Bolivia ante el Vaticano, Armando Loaiza, recordó que en el pasado la Santa Sede se ofreció en la mediación en 1978 y detuvo una guerra entre Argentina y Chile por el Canal de Beagle. En 2013, gracias a la labor diplomática del Vaticano, se logró el histórico acercamiento entre las autoridades de Cuba y Estados Unidos.
El embajador de Bolivia en el Vaticano, Armando Loaiza. Foto: La Razón
El embajador de Bolivia en el Vaticano, Armando Loaiza. Foto: La Razón
La Razón Digital / Angel Guarachi / La Paz
19:01 / 06 de julio de 2015
El embajador de Bolivia en el Vaticano, Armando Loaiza, afirmó hoy que el papa Francisco sigue “atentamente” el curso del litigio marítimo entre Bolivia y Chile y consideró que su posible mediación en la resolución del diferendo solo es posible si ambos Estados lo aceptan.
“El Vaticano está siguiendo muy de cerca la problemática marítima boliviana, pero eso no quiere decir que estemos envueltos en una mediación. Para que haya mediación tiene que haber un acuerdo entre ambas partes”, señaló tras su posesión como nuevo embajador ante la Santa Sede.
Francisco tiene, dijo, “perfecto conocimiento histórico, incluso desde la Guerra del Pacífico, del diferendo con Chile” y sigue, añadió, la evolución del diferendo que hoy se ventila en la Corte Internacional de Justicia (CIJ).
"El Papa sigue atentamente el curso de este diferendo que tiene Bolivia y Chile por la cuestión marítima”, sostuvo el diplomático.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, señaló a El Deber que la posición del Pontífice es instar a los gobiernos de Bolivia y Chile a encontrar una solución pacífica al litigio, que es arrastrado desde 1879 tras la invasión chilena y posterior Guerra del Pacífico.
“El señor Lombardi ha dicho que la presencia del Papa acá, posiblemente, no trate temas políticos, pero el Vaticano está atento -por su trayectoria histórica y conocimiento de este problema irresuelto entre Bolivia y Chile- que debe arreglarse y definirse por principios de la concordia, la solidaridad y complementariedad y conforme al derecho internacional”, indicó Loaiza.
Recordó que en el pasado la Santa Sede ofreció mediar en 1978 y detuvo una guerra entre Argentina y Chile por el Canal de Beagle. En 2013, gracias a la labor diplomática del Vaticano, se logró el histórico acercamiento entre Cuba y Estados Unidos.
Pese a esos antecedentes, Loaiza ve “difícil” que la administración de Michelle Bachelet pueda aceptar una mediación en el conflicto, ya que su país –sostuvo- lo  considera de carácter bilateral.

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